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martes, 30 de noviembre de 2021
Santoral: San Andrés Apóstol
Necrológica
Con 12 años ingresó en el Seminario de Covadonga concluyendo años después sus estudios de teología en Oviedo.
Fue ordenado sacerdote el 14 de marzo de 1964 por manos de Monseñor Segundo Garcia de Sierra y Mendez el 14 de marzo de 1964.
Sus encomiendas pastorales fueron:
Coadjutor de San Andrés de Linares -El Entrego (1964- 1965)
Regente de San Pedro de Cudillero (1970-1972)
Encargado de San Pedro de Cudillero (1970-1972)
Ecónomo de San Pedro de Cudillero (1972-2021)
Arcipreste de Cudillero (1972-1978)
Miembro electo del Consejo Presbiteral (1976-1978)
Vicario episcopal de la Vicaría Norte (1978-1983)
Párroco consultor (1984-2006)
Arcipreste de Cudillero (1985-1987)
Arcipreste de Pravia (1997-2019)
Miembro del Consejo Pastoral Diocesano (arciprestes) (1997-2000)
Párroco de San Andrés de Faedo (1999-2009)
Párroco de Santa María de Piñera (2006-2021)
Párroco de San Juan de Piñera (2006-2021)
Miembro nato del Consejo Pastoral Diocesano (2011-2015)
Director del Secretariado del Apostolado del Mar (2012-2017)
Consiliario diocesano del Apostolado del Mar (2017-2021)
Fue nombrado Hijo Adoptivo de Cudillero así como recibió la insignia de oro amigos de Cudillero.
D.E.P.
''Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, vivimos para el Señor; y si morimos, morimos para el Señor'' (Rom 14, 7-8) |
lunes, 29 de noviembre de 2021
Experiencia Gamia: El diácono David Álvarez lleva a tu móvil la alegría de labor misionera en Benín
domingo, 28 de noviembre de 2021
''Se acerca vuestra liberación''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila
Queridos hermanos:
Con el Tiempo del Adviento comenzamos el año nuevo litúrgico en el "ciclo C", en el que principalmente haremos nuestro el evangelio de San Lucas en la liturgia de la palabra de estos domingos. Decimos coloquialmente que el adviento es el tiempo de preparación de la Navidad, pero esta afirmación hay que matizarla un poco más. Podríamos decir que este tiempo litúrgico tiene dos partes, la primera es en la que nos encontramos, adentrándonos en la verdad que profesamos y asentimos en "el Credo": y de nuevo vendrá con gloria; y una segunda, en la que nos centraremos más en la primera venida de Cristo.
Los textos de adviento se presentan cargados de esperanza, así el relato de la profecía de Jeremías de la primera lectura nos habla de cómo el Señor es el único justo del que podemos esperar justicia. Si nos adentramos en la vida del autor, descubrimos a un hombre perseguido, con una realidad llena de dificultades, el cual define el nombre de Dios con una anhelada y firme esperanza: ''el Señor nuestra justicia''. Los entendidos piensan que el profeta habla en un momento histórico concreto en el que había interés en el pueblo judío por lograr la restauración del reino de Israel y de Judá. De fondo, más que un proyecto político, hay un anhelo de alianza con Dios; ésta es la invitación que se nos hace también a nosotros este tiempo: ser un tiempo de volver a Dios, de intensificar la oración, de pensar en el día final de nuestra existencia terrenal.
Evangelio Domingo I de Adviento
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
sábado, 27 de noviembre de 2021
Oración a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Rezar tres Avemarías con la jaculatoria: OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI.
viernes, 26 de noviembre de 2021
Tiempo de Adviento. Por Ángel Moreno de Buenafuente
Carta semanal del Sr. Arzobispo
jueves, 25 de noviembre de 2021
Santoral del día: Santa Catalina de Alejandría
miércoles, 24 de noviembre de 2021
Francisco: en San José podemos encontrar «apoyo y una guía fundamental en los momentos de dificultad»
Diez cosas que todo el mundo debería saber sobre el adviento
martes, 23 de noviembre de 2021
Fiesta de Santa Catalina de Alejandría en el Seminario
La Catedral recupera las visitas a la torre e iniciará a primeros de año la obra de mejora de los accesos
lunes, 22 de noviembre de 2021
Santoral del día: Santa Cecilia
domingo, 21 de noviembre de 2021
''Soy Rey''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila
Culminamos este domingo el año litúrgico con la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. Esta celebración quiere ser la meta a la que aspira nuestra vida terrenal para que Cristo sea ya en el aquí y ahora el rey de nuestra vida, para que cuando vuelva en la majestad de su gloria podamos ser partícipes de su triunfo. Es éste un día muy hermoso en que honramos al Señor como lo que es: Rey sobre todos los reyes y Señor de todos los señores. La fiesta de "Cristo Rey", fue incorporada al calendario litúrgico en 1925 por el Papa Pío XI por varios motivos, el primero para subrayar que Él es nuestro origen y nuestro destino; no hay más soberano en toda la Iglesia. Caemos en la cuenta de que hablamos no de un reinado político, sino de un reino que se resume en revelación, salvación y reconciliación. Si nos fijamos en el contexto histórico en que surge esta fiesta, podemos detectar cómo aquél Papa quiso salir al paso de la situación que atravesaba Europa en los años veinte del siglo pasado: los estragos de la primera guerra mundial, el auge del comunismo en Rusia y como consecuencia un notable incremento del ateísmo, la persecución de la Iglesia y la secularización de una sociedad polarizada y manipulable. Así, aprovechando el 1600 aniversario del Concilio de Nicea, nace esta solemnidad como respuesta a la situación de un momento crítico que abordada en la encíclica "Quas Primas". Como podemos comprobar, una situación no muy distinta a la actual...
Todos los textos de este domingo quieren acercarnos a la contemplación del Señor como soberano de todo. La primera lectura del profeta Daniel nos presenta la visión final del Hijo del hombre, al cual se le confía el destino del mundo entero. Este texto del Antiguo Testamento parece una prefiguración de Jesucristo como rey, pues en él se nos habla de una misteriosa figura -la cual nosotros identificamos como Cristo- a la que Dios entregará tanto el poder como el reino, pero no un reino mundano, sino uno que no será destruido jamás; es decir, un reino eterno que supera los límites de nuestro conocimiento y que va más allá de nuestro barro, y en el cual no hay ni corrupción, ni tiranía, ni injusticia. Mirar la historia universal es constatar cómo los reinos, imperios y dinastías, han terminado cayendo dando paso a otras nuevas realidades; es un día para tomar conciencia de que todo lo humano es finito y sólo hemos de tener por infinito lo que procede y es de Dios.
La segunda lectura está tomada del Libro del Apocalipsis; vemos un texto profundamente cristológico donde el autor nos presenta a nuestro Salvador como el testigo fiel, el que es digno de ser alabado como ''príncipe de los reyes de la tierra''. Es el "traspasado" que ha triunfado, un rey que ha sabido anteponer el amor a cualquier interés político, económico o de poder. Un reino que no es como los que conocemos, sino divino, pues como nos dirá luego el propio Señor en el evangelio: ''mi reino no es de este mundo''. Él es un Rey que para nosotros es principio y fin, por eso San Juan recluido en la isla de Patmos recoge en esta visión las palabras que los asturianos entendemos muy bien mirando la cruz de La Victoria: «Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.»
El evangelio de hoy nos presenta si duda cómo es la realeza de Cristo, al cual contemplamos en ese diálogo con Pilato en el Pretorio en la llamada Sala de la fortaleza Antonia, donde comienza el Vía Crucis del Señor. Ahí vemos a un Cristo esposado, maltratado, flagelado y humillado al que interroga un poderoso de su tiempo, siendo el suyo el mayor poder de todos: liberarnos por su entrega de las cadenas del pecado y de la muerte eterna. "¿Eres tú el rey de los judíos?", pregunta Poncio Pilatos. Quizá hoy la pregunta que nos hemos de hacer es: ¿eres Tú, Jesús, el rey de mi vida? ¿Te dejo reinar sobre toda ella, o hay aún parcelas de mí vetadas y que me sigo resistiendo a que poseas?...
Evangelio Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo
En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús:
Jesús le contestó:
Pilato replicó:
Jesús le contestó: