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lunes, 30 de septiembre de 2019

El Papa instituye el «Domingo de la Palabra de Dios» por el Motu Propio «Aperuit illis»













(InfoCatólica) En su carta, el Pontífice asegura que «la relación entre el Resucitado, la comunidad de creyentes y la Sagrada Escritura es intensamente vital para nuestra identidad».

El Papa recuerda que ya sugirió la idea de instituir un domingo del año para el fin decretado con la actual carta apostólica:

«Tras la conclusión del Jubileo extraordinario de la misericordia, pedí que se pensara en «un domingo completamente dedicado a la Palabra de Dios, para comprender la riqueza inagotable que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo» (Carta ap. Misericordia et misera, 7). Dedicar concretamente un domingo del Año litúrgico a la Palabra de Dios nos permite, sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable».

Igualmente recuerda que «el Concilio Ecuménico Vaticano II dio un gran impulso al redescubrimiento de la Palabra de Dios con la Constitución dogmática Dei Verbum» y, por tanto, «es bueno que nunca falte en la vida de nuestro pueblo esta relación decisiva con la Palabra viva que el Señor nunca se cansa de dirigir a su Esposa, para que pueda crecer en el amor y en el testimonio de fe».

En el punto 3 de la carta apostólica decreta: «Así pues, establezco que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios. Este Domingo de la Palabra de Dios se colocará en un momento oportuno de ese periodo del año, en el que estamos invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos. No se trata de una mera coincidencia temporal: celebrar el Domingo de la Palabra de Dios expresa un valor ecuménico, porque la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de escucha el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad.

Tras recordar el pasaje bíblico que describe a todo el pueblo de Israel escuchando la palabra de Dios tras regresar del exilio babilónico, afirma: «La Biblia no puede ser sólo patrimonio de algunos, y mucho menos una colección de libros para unos pocos privilegiados. Pertenece, en primer lugar, al pueblo convocado para escucharla y reconocerse en esa Palabra. A menudo se dan tendencias que intentan monopolizar el texto sagrado relegándolo a ciertos círculos o grupos escogidos. No puede ser así. La Biblia es el libro del pueblo del Señor que al escucharlo pasa de la dispersión y la división a la unidad. La Palabra de Dios une a los creyentes y los convierte en un solo pueblo».

Papel de los pastores


El Pontífice recuerda que «los Pastores son los primeros que tienen la gran responsabilidad de explicar y permitir que todos entiendan la Sagrada Escritura. Puesto que es el libro del pueblo, los que tienen la vocación de ser ministros de la Palabra deben sentir con fuerza la necesidad de hacerla accesible a su comunidad».

Y añade: «La homilía, en particular, tiene una función muy peculiar, porque posee «un carácter cuasi sacramental» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 142). Ayudar a profundizar en la Palabra de Dios, con un lenguaje sencillo y adecuado para el que escucha, le permite al sacerdote mostrar también la «belleza de las imágenes que el Señor utilizaba para estimular a la práctica del bien» (ibíd.). Esta es una oportunidad pastoral que hay que aprovechar».

El Papa advierte que «es necesario dedicar el tiempo apropiado para la preparación de la homilía. No se puede improvisar el comentario de las lecturas sagradas». Y respecto a los catequistas, dice: «Es bueno que también los catequistas, por el ministerio que realizan de ayudar a crecer en la fe, sientan la urgencia de renovarse a través de la familiaridad y el estudio de la Sagrada Escritura, para favorecer un verdadero diálogo entre quienes los escuchan y la Palabra de Dios».

La muerte y resurrección de Cristo no son un mito


El Santo Padre declara que «puesto que las Escrituras hablan de Cristo, nos ayudan a creer que su muerte y resurrección no pertenecen a la mitología, sino a la historia y se encuentran en el centro de la fe de sus discípulos».

Biblia y fe

Igualmente explica que «es profundo el vínculo entre la Sagrada Escritura y la fe de los creyentes. Porque la fe proviene de la escucha y la escucha está centrada en la palabra de Cristo (cf. Rm 10,17), la invitación que surge es la urgencia y la importancia que los creyentes tienen que dar a la escucha de la Palabra del Señor tanto en la acción litúrgica como en la oración y la reflexión personal».

Biblia y Eucaristía


Tras recordar «el inseparable vínculo entre la Sagrada Escritura y la Eucaristía», el Pontífice constata que «la Sagrada Escritura y los Sacramentos no se pueden separar. Cuando los Sacramentos son introducidos e iluminados por la Palabra, se manifiestan más claramente como la meta de un camino en el que Cristo mismo abre la mente y el corazón al reconocimiento de su acción salvadora».

La Biblia es más que mera historia

El Papa afirma que «la Biblia no es una colección de libros de historia, ni de crónicas, sino que está totalmente dirigida a la salvación integral de la persona. El innegable fundamento histórico de los libros contenidos en el texto sagrado no debe hacernos olvidar esta finalidad primordial: nuestra salvación».

Un texto nunca antiguo

Francisco indica que «cuando la Sagrada Escritura se lee con el mismo Espíritu que fue escrita, permanece siempre nueva. El Antiguo Testamento no es nunca viejo en cuanto que es parte del Nuevo, porque todo es transformado por el único Espíritu que lo inspira».

María, primera en creer


Por último, el Pontífice explica que «en el camino de escucha de la Palabra de Dios, nos acompaña la Madre del Señor, reconocida como bienaventurada porque creyó en el cumplimiento de lo que el Señor le había dicho». Y añade: «Ningún pobre es bienaventurado porque es pobre; lo será si, como María, cree en el cumplimiento de la Palabra de Dios. Lo recuerda un gran discípulo y maestro de la Sagrada Escritura, san Agustín: «Entre la multitud ciertas personas dijeron admiradas: «Feliz el vientre que te llevó»; y Él: «Más bien, felices quienes oyen y custodian la Palabra de Dios». Esto equivale a decir: también mi madre, a quien habéis calificado de feliz, es feliz precisamente porque custodia la Palabra de Dios; no porque en ella la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, sino porque custodia la Palabra misma de Dios mediante la que ha sido hecha y que en ella se hizo carne» (Tratados sobre el evangelio de Juan, 10,3)».

Para leer el documento completo pincha aquí:

Con las gentes del mar. Por Jorge Juan Fernández Sangrador

El 4 de octubre de 1920 se constituyó en Glasgow, una obra de la Iglesia Católica dirigida a servir a los trabajadores de los puertos marítimos o los que se hallan a bordo de las embarcaciones, así como a sus familias: el apostolado del mar. 

Anteriormente, la Sociedad de San Vicente de Paúl había abierto diversos centros para la asistencia de marineros católicos en distintos puertos de Europa, América y Oceanía, y el obispo italiano Giovanni Battista Scalabrini había confiado a algunos sacerdotes la misión de acompañar a los emigrantes que se dirigían en barco a América y destinado a otros, como capellanes, a los puertos de Génova y Nueva York.

En Londres, a su vez, fue creado un comité, dentro de la sociedad católica de la verdad (Catholic Truth Society), que debía proveer de libros formativos a los tripulantes de los barcos de la marina real, mercante, pesquera y hospitalaria, mientras que, en Francia, los Agustinos de la Asunción fundaron la Societé des Oeuvres del Mer. 

Fue, sin embargo, un jesuita, John Gretton, quien, en 1895, abrió una sección del apostolado de la oración dedicada al apostolado del mar, y otro jesuita, Joseph Eggers, quién inauguró, en 1899, un centro del apostolado del mar en el puerto de Clydeside, que se mantuvo sumamente activo hasta 1907.

Años después, el 4 de octubre de 1920, un grupo de personas reunidas en Glasgow reactivaron aquella obra del apostolado del mar y le asignaron, además de la de orar, las funciones de asistencia social y de formación espiritual y moral, confiriéndose la fisonomía que actualmente conocemos. 

En esa misma ciudad de Escocia tendrá lugar, desde el 29 de septiembre hasta el 4 de octubre de 2020, el congreso internacional con el que serán clausurados los actos que, a partir de la semana que viene, se celebrarán en todo el mundo. Téngase en cuenta que el Apostolado del mar se halla presente en 261 puertos de 55 países y cuenta con más de 200 capellanes y centenares de voluntarios al servicio de los navegantes y de sus familias. 

Ángel Cuartas Cristóbal, seminarista mártir, beatificado el pasado mes de marzo en la Catedral de Oviedo junto con otros compañeros igualmente mártires, pertenecía a una de esas familias que viven en el mar y de la mar. Era de Lastres. Su hermana Elvira contaba que lo llevaba de noche con ella, cuando llegaban las barcas, para que la ayudase en el proceso de tratamiento del pescado, al que se dedicaba una empresa radicada en Lastres, antes de introducirlo en las latas de conserva. 

Eran humildes y necesitaban el dinero. Todos tenían que arrimar el hombro para poder sobrevivir. Él, con tan sólo 11 o 12 años, también, y cuando volvía desde el seminario de Valdediós a Lastres, para pasar las vacaciones en casa, iba a la mar con su padre. ''Era un miedoso, porque nada más que había un poco de viento se agarraba se agarraba al banco donde iba sentado'', declaró su hermana en el proceso de beatificación. El adolescente Ángel sabía bien cuáles eran los riesgos que corrían los pescadores cuando salían a faenar a la mar. 

Y es que la vida de los navegantes puede parecer atractiva, porque se viaja y se conocen lugares nuevos, pero la realidad es que, en alta mar, pasan temporadas increíblemente largas lejos de sus familias, sin salir del barco; tienen dificultades para la comunicación a causa de la variedad de nacionalidades y culturas a bordo, surcan aguas controladas por piratas y padecen injusticias infligidas por empresarios o por la aplicación de leyes supranacionales claramente perjudiciales para sus intereses. 

Es, en fin, una brega dura, y en ocasiones fatal, en la que nunca faltan, sin embargo, la presencia, el aliento y el amparo de ese Santo Cristo que sabe de zarandeos provocados por una galerna y cuya imagen han portado las olas hasta el rebalaje de la playa. Y ya en su ermita, desde el lugar en el que escucha las súplicas de quienes acuden a él, desesperanzados de recibir cualquier otra suerte de socorro que no sea el suyo, es Santo Cristo, con amorosa providencia, conforta y auxilia, sabedor de todas sus cuitas, a las gentes del mar.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Evangelio Domingo XVI del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,19-31):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.

Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.

Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.

Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:

“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.

Pero Abrahán le dijo:

«Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”.

Él dijo:

“Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”.

Abrahán le dice:

“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”. Pero él le dijo:

“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”.

Abrahán le dijo:

«Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».

Palabra del Señor

El rico Epulón y el pobre Lázaro. Por Fernando Llenín Iglesias

Es una bella y triste historia ejemplar imaginaria, que invita a la conversión. El evangelista subraya fuertemente el contraste entre ricos y pobres y su destino final respectivo. Resuena el eco del Magníficat (a los hambrientos colma de bienes, a los ricos despide vacíos) y de las Bienaventuranzas (bienaventurados los pobres… Ay de los ricos).

El rico epulón y el pobre Lázaro parece como que nunca se encuentran cara a cara. El rico no tiene nombre, en contraste con el pobre, llamado Lázaro, que significa “Dios ayuda”, “sentado a su puerta”, y al que ni siquiera ve. En este mundo sucede al revés. Pero ambos inevitablemente comparten la misma suerte final: la muerte. Entonces su situación se invierte. El rico se convierte en mendigo y pide un alivio a las llamas y a la sed. Pide que Lázaro haga con él lo que él no hizo en vida.

La parábola, sin embargo, no tiene como objetivo hablarnos de los muertos, sino de los vivos: estamos aún a tiempo de convertirnos. Después de la muerte, es imposible ya cambiar nada. Su realidad personal está definitivamente hecha. El Evangelio nos invita a los oyentes a aprender la lección y a modificar nuestra conducta.

El rico epulón es un “paradigma” de la opulencia ciega para Dios y para los pobres, y sordo a su Palabra. A la dureza del corazón le corresponde la sordera hacia la palabra de Dios. Ciegos y sordos en un mundo opulento e indiferente a Dios y al prójimo. ¿Cómo se salvará esta sociedad y esta generación?

La parábola nos sitúa frente a la estulticia oculta en la forma de vida de los ricos que conduce a un fracaso total y radical. El ateísmo práctico que, en realidad, sólo cree en la materialidad de esta vida y en la facticidad del presente, carente de toda ética y moral fraterna, caritativa y solidaria, conduce inexorablemente al fracaso total.

La sociedad opulenta, rica, atea, indiferente al sufrimiento de los pobres, es inhumana y, en realidad, degradante. Se corrompe a sí misma y fracasa inevitablemente. En el fondo, todos lo perciben y, por eso, se autojustifican con falsas “caridades” o falsas “causas solidarias”, que no logran ocultar ni modificar el egoísmo materialista que la degrada.

La sociedad occidental vive en gran medida en el materialismo, el ateísmo y el laicismo, ciego y sordo para Dios y el prójimo. En los años de abundancia económica muchos se lanzaron al despilfarro y a “la orgía de los disolutos”. Nadie, dijeron, vio venir la “crisis”. Pero estaba claro: los pobres se alzarán y juzgarán esta generación. Llamaron a sus puertas, vinieron de todas partes y esta sociedad materialista y opulenta está colapsando.

El materialismo ateo y laicista es intrínsecamente débil. Son ya muchos los que se dan cuenta del escándalo de la profunda perversión y corrupción ética y social que anega nuestra sociedad. Por eso, proponen una regeneración radical y urgente. Pero es muy difícil, porque sólo tiene la propia voluntad y el hombre está dañado por el pecado original y la concupiscencia, el amor propio. Es muy difícil convencer o “convertir” a nadie sólo con voluntarismo o con ideas altruistas, sin una profunda regeneración espiritual que transforme el “corazón” de las personas. “No creerán ni aunque resucite un muerto”.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Las campanas de la Iglesia. Por el P. Christian Viña

Una es de bronce, y otra de hierro. Una fue fundida en el taller de Astillero Río Santiago, y la otra en el de un reconocido herrero del barrio; que, con su partida, agregó otra baja a un oficio que, lamentablemente, se va extinguiendo entre nosotros. No hay registros oficiales de cuándo y cómo fueron instaladas, y bendecidas. Sí se sabe, por referencias de los vecinos, que eso ocurrió hace pocas décadas. Uno de los entonces jóvenes, que participó de su colocación, acaba de fallecer. Y su viuda me confió que siempre recordaba aquel momento. Había sido –me dijo- uno de los hechos más importantes de su vida.

Son pequeñas pero lo suficientemente sonoras, para dar debida cuenta del llamado de Dios, a la oración, desde Sagrado Corazón de Jesús, de Cambaceres. Están ubicadas en lo alto de un poste metálico para alumbrado público; y cubiertas, de algún modo, con un pequeño techito de chapa. Por supuesto, deben ser tocadas a mano; con un alambre unido a los dos badajos. Y, aunque no sean pesadas, demandan del párroco, y de algún otro voluntario, músculos y, sobre todo, corazón, bien dispuestos…

Llaman a la Santa Misa, algunos minutos antes del Santo Sacrificio. Y, por supuesto, brindan su aporte al propio desarrollo de la celebración; cuando las rúbricas mandan hacer sonarlas, por ejemplo, en la Vigilia Pascual. Cosechan las miradas llenas de asombro de los más pequeñitos; que suelen quedarse extasiados contemplando su poder sonoro. Reciben gestos de aprobación de circunstanciales transeúntes que, presas de graves preocupaciones de la vida, son elevados, por unos instantes, a un Cielo anticipado. Y, también, son alabadas por adultos mayores; que recuerdan con emoción sus tiempos como monaguillos, o en la catequesis.

Por cierto, no reciben únicamente elogios. Especialmente, el Domingo por la mañana, al sonar para la Misa de las nueve, suelen ser bañadas por una catarata de insultos; como rebote de los improperios dirigidos al cura. El párroco escucha sin chistar las ofensas a su extinta madre; y ofrece ese momento, claro está, por la conversión de los pecadores, y el regreso o la llegada de quienes no están… La potente voz de Dios que llama; y que, con frecuencia, no quiere ser escuchada, demuestra entonces que nunca es indiferente.

Las metálicas piezas, cinceladas de cielo y tierra, fueron testigos, también, de la reconciliación con la Iglesia –y, de paso, también, con el cura- de esos vecinos exaltados. Hoy, al menos, nadie sale a la puerta de su casa a gritar… Es más: jóvenes vecinos, atrapados por distintos vicios y esclavitudes, me expresan, una y otra vez, cómo –aun estando bajo los efectos del alcohol, u otras sustancias- sienten que algo se les revuelve en el interior, con su nítido canto. No puede ocurrir de otro modo: Dios, que está en lo más íntimo de nuestro ser, siempre se las ingenia para hacernos sentir que, pase lo que pase, nunca nos abandona.

Uno de los momentos más conmovedores que las tuvieron como testigos fue un gélido y lluvioso Domingo, de un crudísimo invierno. Después de hacerlas sonar, me dirigí rumbo al confesonario; y me encontré, en la calle, sentado en el cordón de la vereda, absolutamente empapado, con un joven que las miraba con lágrimas abundantes. Lloraba como un niño, desconsolado… En casos como esos prefiero no decir palabra; para que mi abrazo silencioso sea referencia al cuidado del Señor… Fueron unos segundos cargados de dolor; pero, también, de sereno consuelo. ¡Gracias, padre –me dijo el muchacho, mientras lo llevaba a tomar algo caliente, y darle ropa limpia y seca-. Las campanas me hicieron volver a sentir que Dios me ama, y está conmigo… Me frenaron a tiempo… ¡Estaba a punto de cometer una locura…!.

Luego de la Misa –a la que el joven asistió después de años- me sentí impulsado a leer, en el Ritual Romano, la bendición de una campana. Sabiamente, la Santa Madre Iglesia, muestra en dicha fórmula todo su significado. En referencia a la Antigua Alianza, recuerda que Dios decretó por medio del santo Moisés, tu siervo y legislador, que se crearan e hicieran sonar trompetas de plata en el momento del sacrificio, para recordar al pueblo a través de sus claros tonos que se prepare para tu adoración, y se reúnan para su celebración… Concédenos, te imploramos, que esta campana, destinada para tu santa Iglesia, sea santificada por el Espíritu Santo a través de nuestro humilde ministerio, de forma que cuando repique y taña, los fieles sean invitados a la casa de Dios y la recompensa eterna.

Y, más adelante, enfatiza: Que la fe y la piedad del pueblo crezcan cada vez más fuertes siempre que escuche su melodioso repique. Que su sonido aleje a todo espíritu maligno; que se desvanezcan trueno y rayo, granizo y tormenta; que el poder de tu mano someta a los malignos poderes del aire, que tiemblen con el sonido de esta campana, y huyan acto seguido ante la visión de la santa cruz grabada en ella… Siempre que suene, huya el enemigo del bien, que el pueblo cristiano escuche la llamada a la fe, que aterrorice al imperio de Satán, que tu pueblo se fortalezca al ser llamado al unirse al Señor, y que el Espíritu Santo esté con los fieles, igual que se deleitaba de estar con David cuando tocaba su arpa… Y al igual que una vez el trueno en el aire ahuyentó una horda de enemigos, cuando Samuel sacrificaba un cordero lactante como holocausto al Rey eterno, así cuando el repique de esta campana resuene en las nubes traiga una legión de ángeles que vigile la asamblea de tu Iglesia…

Desde aquella mañana, cada vez que las hago sonar, vuelvo a vivir la intensidad de aquel llamado inicial que me hizo el Señor el día glorioso de mi bautismo; fortalecido en la Confirmación, y coronado en mi Ordenación Sacerdotal. De ese llamado que, gracias a Dios, me estremece, cada vez más. Y que me permite, por pura gracia, ser humilde instrumento del misericordioso amor del Padre. Que más nos hace sentir su voz, cuanto más buscamos taparnos los oídos…

Orar con el Salmo del Día

Sal 42,1.2.3.4
R/. Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío»

Hazme justicia, oh Dios,
defiende mi causa contra gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y malvado.

Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo?

Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada.

Que yo me acerque al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la citara,
Dios, Dios mío.

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Sea la luz en Covadonga

Hace unos días hemos vivido un momento sencillo y entrañable en Covadonga. Me acordé de las primeras palabras de la Biblia: Era la mañana primera de la creación. Nos dice la Escritura santa que todo lo envolvía un caos, lo llenaba el vacío y la oscuridad cubría la faz de la tierra. Entonces Dios quiso pintar las cosas llamándolas una por una. La primera obra en la que Él se empeñó, fue precisamente esa: “haya luz”… Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena. La luz es la que antes mostró la bondad con la que Dios firmó su obra creadora. Y los colores fueron llegando, y las formas de esa belleza nos cantaron bondadosamente el encanto de las cosas creadas. 

Recuerdo lo que escuché en el sur de España a la salida de una magnífica catedral, cuando con unos compañeros fuimos a visitar su arte. Una mujer que pedía limosna, al “sentir” que nos acercábamos, me dijo aquel soneto del poeta mexicano Francisco de Icaza: “Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser, ciego en Granada”. Es el soneto que se encuentra también en una de las murallas del acceso a la Alcazaba. Y así me dijo aquella buena mujer: “écheme una moneda, señorito”, para decirme luego sus versos. Todos fuimos generosos con ella. 

Pero en la vida hay tantas cosas que siendo bellas, no alcanza nuestra mirada a reconocerlas. Ojos distraídos, ojos apagados, ojos secuestrados por lo que no vale la pena y nos roban la mirada. Y tantas veces, quizás demasiadas, no tenemos esa luz bendita con la que Dios hizo las cosas para que mis ojos las vieran, para que mi corazón se llenase de alegría, para que la esperanza renacida fuera el brindis agradecido con el que cuento a todos, a pesar de todo, que la vida es bella. 

La arquitectura románica tuvo una intuición en sus artistas: acoger a quienes entraban en los templos, y que venían deslumbrados por sus cegueras, ofreciéndoles una humilde penumbra respetuosa y casi tímida, apuntando luego por dónde amanecía cada mañana ese sol que nace de lo alto, signo de Cristo vencedor de la muerte. No son oscuras las iglesias románicas, sino que sus tenues penumbras nos acompañan hasta la luz que no declina. La Basílica de Covadonga tiene ese estilo neorrománico. Desde aquel 1901 en que fue inaugurada, ha ofrecido esa pedagogía que juega con la luz discreta y la penumbra bendita acertando a acompañar nuestra vida con su acogida. 

Precisamente, desde que hace más de un siglo los científicos Joseph Swan y Thomas Edison dieran a luz sus célebres filamentos de carbono para las primeras bombillas, la luz ha iluminado también las iglesias románicas, precisamente para mostrar la escondida belleza que nos invita a asomarnos a la luz que jamás tramonta. Nuestra Basílica estaba necesitada de una iluminación de calidad y con calidez, que dejara ver mejor los colores y las formas de una iglesia acogedora en los ojos tiernos de la Santina que nos preside en Covadonga. 

Hace ya unos dos años, que pude iniciar los primeros contactos para llevar a cabo esta urgente tarea de cambiar la iluminación. Con diligencia y profesionalidad en la Fundación Endesa se pusieron generosamente a la obra que hemos tenido el gozo de inaugurar hace unos días. Todo nuestro agradecimiento a las personas que como directivos, técnicos y trabajadores han puesto lo mejor de sí para poder iluminar como se debe, sin eclipsarlo, este rincón tan especial para nosotros, que coincide con la cuna de España, como cantamos en el himno a la Santina de Covadonga. 

Que esta luz que devuelve los colores a estas formas hermosas, nos acoja también a nosotros y nos acompañe en la aventura de mirar la vida desde el lado más bello para que también asombrados como en la mañana primera, podamos decir con el Creador, que las cosas eran buenas.

+ Fray Jesús Sanz Montes O. F. M.
Arzobispo de Oviedo

martes, 24 de septiembre de 2019

Un Beato para Sograndio. Por Rodrigo Huerta Migoya

Sograndio es un pueblo de solera y "solellero" en el concejo de Oviedo, famoso por su hermosa iglesia románica, declarada monumento histórico- artístico.

Pueblo de hondas raíces cristianas, llegó a tener dos sacerdotes en plantilla para su atención y, aunque quede un ya tanto en el olvido, hasta un convento de frailes. 

El último párroco que vivió en la localidad fue el Rvdo. D. Pedro López Bolaño, valdesano de Ayones, el cual ejerció el sacerdocio en esta localidad desde 1976 (tras la renuncia del hasta entonces párroco, D. Luis Jenaro Pérez-Marañón Basterrechea, que llevaba en la parroquia desde 1940) hasta 1991 que se jubiló, falleciendo dos años después.

Tras Don Pedro llegó Don José Luis Alonso Fernández, el cual por problemas de salud nunca llegó a residir en Sograndio sino en Oviedo junto con su hermana; además, compaginaba la labor pastoral con la docencia en el Seminario como profesor de psicología, por lo que el arzobispo para liberarle del cumplimiento den canon de "residencia" no le nombró párroco sino administrador parroquial. En 2003 asume Sograndio D. Luis González, que la atenderá desde San Claudio junto con  Loriana y Piedramuelle como UPAP. Y desde 2017 el párroco de estas cuatro ya constituidas como Unidad Pastoral, es Don Abundio Martínez Malagón.


A esta hermosa parroquia ovetense dedico con cariño estas cuatro letras, y, de forma especial, a mi amigo Juan José Fernández García, oriundo y orgulloso hijo de dicha localidad, residente desde su matrimonio en Lugones y que junto con su esposa, Rosario Menéndez Prendes, ejercen de sacristanes en esta última Parroquia.


Beato Crescencio García Pobo

Corre el año 1935 y el 17 de Septiembre llegan los primeros frailes a la localidad para hacerse cargo de la dirección del "Reformatorio" (así llamado entonces) Nuestra Señora de Covadonga. Había unos treinta  muchachos internos en camarillas individuales. Uno de los primeros religiosos en llegar a Sograndio fue el P. Crescencio García Pobo, un hombre de Dios y del que trataremos de introducirnos en los avatares de su vida.

Nació Crescencio en Celadas (Teruel) el 5 de Abril de 1903. Siendo muy niño, su padre, Lorenzo, muere; y su madre, María, al no poder hacerse cargo del niño lo envía al orfanato San Nicolás de Bari de Teruel, regentado entonces por los Padre Terciarios Capuchinos.

Cuando ya adolescente podía irse del Asilo de San Nicolás de Teruel para niños, Crescencio pide ingresar en la congregación, pues tantos años viendo la buena obra de los frailes con los muchachos, no sólo le sirvió para darse cuenta de que Dios le llamaba a consagrarse sino a dedicarse a la juventud en ese carisma concreto.

Profesa sus primeros votos el 15 de Septiembre de 1921 -Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores- a la edad de dieciocho años, y seis años más tarde, otro 15 de Septiembre pero de 1927 tuvo lugar su profesión solemne, recibiendo sus votos perpetuos. Un año después es ordenado sacerdote de manos del Padre Fundador de la Congregación, Monseñor Luis Amigó y Ferrer. 

-El Padre Amigó, era valenciano de Masamagrell, una localidad de la huerta norte levantina que le vió nacer en 1854. Sintió la vocación muy joven ingresando en el Seminario de Valencia, más pronto se dio cuenta que lo suyo no era ser diocesano sino religioso, por lo que ingresó en la Orden de Frailes Menores Capuchinos. Hizo el noviciado en Bayona (Francia) y después regresó a su tierra, siendo destinado al convento de Montehano, en Escalante (Cantabria) donde los frailes realizaban una importante labor de atención espiritual a los presos del penal del Dueso, en Santoña. Ese año de 1879 en que regresó a España, recibió la ordenación sacerdotal con tan sólo 24 años en Montehano. En 1881 fue destinado al convento de su pueblo natal de Masamagrell, donde fundará la Orden Franciscana Seglar. Con 30 años, en 1885 funda la Congregación Femenina de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia y, cuatro años después, funda la rama masculina de la Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores. Acompañado de una fructífera vida apostólica a sus espaldas, contando cincuenta y dos años, le comunican que el Papa le había preconizado obispo de Solsona, y tras seis años en tierras catalanas es trasladado a la sede de Segorbe en 1913. Murió en Godella (Valencia) en 1934 en la Casa Madre de los Hermanos y fue sepultado en la homónima de las Hermanas, en su pueblo natal de Masamagrell-.

Volviendo al P. Crescencio, no podemos omitir que su ordenación sacerdotal tuvo lugar el 16 de Septiembre -al día siguiente de la Virgen de los Dolores, Madre de la Congregación -en la Iglesia de San José, del Convento de Godella-. Dentro de la Congregación toda la vida sacerdotal del P. Crescencio estaría centrada en la reeducación de jóvenes con problemas de conducta, donde hizo suya la parábola del Señor de dejar a las noventa y nueve ovejas para ir en busca de la descarriada. 

En 1928 es destinado a Madrid, y con su recién estrenado sacerdocio es enviado a trabajar en los reformatorios de Santa Rita y Príncipe de Asturias, ambos ubicados en Carabanchel Bajo. Tras siete intensos años en la capital de España, pasa a tierras asturianas para fundar una nueva comunidad Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores -hoy popularmente conocidos como Amigonianos- en el pueblo ovetense de Sograndio. Aquí vivirá el P. Crescencio uno de los momentos más plenos y felices de su vida de consagrado y sacerdote, aunque en el escaso año que pudo vivir aquí. 

No olvidemos que estamos en 1935 y mientras en la enseñanza pública y en todos los órdenes de la sociedad española estaban asumidos los correctivos mediante la fuerza y la violencia de educadores sobre alumnos e internos rebeldes, el P. Crescencio siempre aborreció esos métodos. Fue un adelantado a su tiempo, pues estaba convencido que la mejor forma de reinserción era la comprensión, la dulzura y la humanidad. Recuperaba a los muchachos que se consideraban "desechos" de la sociedad, no a base de castigos físicos sino con muchas horas de diálogo, reflexión, escucha y paciencia. Buscaba el origen de las heridas espirituales y del alma que alteraban sus conductas y que arrastraban los muchachos para tratar de levantarles de sus miserias y encauzarlos por un camino nuevo en el que Dios siempre estuviera presente. Su entrega sin límites, su vida sacrificada y ofrecida a los demás en las causas de los jóvenes hizo que su paso por Sograndio no fuera en balde. Todos los que le trataban ya no le podrían olvidar, e incluso aún hoy se conservan testimonios orales y gráficos del paso del P. Crescencio por Sograndio. 

Aquel fraile moreno y enérgico de mediana estatura y cara redonda, de barba capuchina y gracia aragonesa, era un fraile fuera de lo común. Austero y mortificado como el que más, siguió las huellas de San Francisco buscando la perfecta configuración con el crucificado.

Cuando los milicianos tomaron el reformatorio, aunque respetaron a los religiosos y no les hicieron nada conscientes de la gran labor social que estaban realizando con aquellos muchachos denominados "problemáticos", sí les pidieron que abandonaran el edificio y la provincia por su bien. Así lo hicieron. Comunicada la situación a sus superiores, fueron repartidos por otras casas de la Congregación, pero en concreto el Padre Crescencio fue reclamado por sus superiores para ir destinado ese mismo año a la comunidad de Carabanchel Bajo, donde tras llegar de Asturias se encontraba a punto estallar la guerra en la capital de España.

Iniciada la guerra, el P. Cresencio encontró cobijo en una pensión que había en la Plaza del Ángel, propiedad de una piadosa mujer llamada Doña Pilar Torres. Vestido de seglar, Doña Pilar lo presentaba a todo el mundo como un estudiante de medicina. El escondite sólo duró hasta el 2 de Agosto cuando fue denunciado como "fraile" -seguramente por su barba- en plena calle Carretas de Madrid. Le pidieron la documentación y al no llevar nada encima fue conducido a la Dirección General de Seguridad donde se ordenó su arresto, siendo conducido a la cárcel de Ventas. Ese día que se le detuvo se tramó también la condena de muerte de este hijo de San Francisco. Era la fiesta de la Virgen de los Ángeles -la Porcíngula- . No están muy claras las fechas, pues otras biografías señalan que fue detenido el 23 de Julio, lo que sí se conserva es un documento de la "Checa de Fomento" con la orden de su entrega y condena a muerte. 

Desde su ingreso en prisión recibe maltratos, torturas y palizas por negarse a renegar de su fe y por su condición de sacerdote y religioso. Viendo los milicianos que no era un fraile cualquiera sino que era un hombre estudiado y perspicaz, le trasladan una zona de la cárcel donde tenían a los llamados presos listos o departamento carcelario de intelectuales. Aquí el P. Crescencio conoció y compartió su arresto entre otros con Ramiro de Maeztu. El 3 de Octubre, sin apenas fuerzas por la falta de alimento y el cuerpo lleno de golpes y heridas, es sacado de la prisión de Ventas y trasladado en un camión con otra multitud presos a Paracuellos de Jarama, donde murió martirizado a tiros sin piedad.

Fue beatificado por San Juan Pablo II el día 11 de Marzo del año 2001 junto a otros 232 mártires de la "Persecución Religiosa Española". Su fiesta litúrgica se celebra el 3 de Octubre.

Que el Beato Crescencio García Pobo interceda por la Parroquia de Sograndio, por los jóvenes con problemas y por todos nosotros. 

Se hizo la luz en Covadonga

(lne/ Covadonga, M.M.)  
La basílica de Covadonga luce desde ayer en todo su esplendor. Su riqueza arquitectónica y artística se puede apreciar ahora mejor que nunca. Es gracias a la una renovación integral de la iluminación interior del templo que ha sido posible gracias a la Fundación Endesa. 

El objetivo es reducir el consumo energético y conseguir una mejor calidad lumínica en el interior de la basílica, que se ha centrando en destacar los elementos con valor arquitectónico y litúrgico, como son, por ejemplo, el altar, las capillas o el atrio. Es sistema utilizado son luces led de alta eficiencia.

La reducción de consumo de energía que se logrará es de un 70 por ciento con respecto a una instalación convencional. Además, evita la emisión de 2,8 toneladas de CO2 a la atmósfera al año. Así lo explicó Juan Sánchez-Calero Guilarte, presidente de la Fundación Endesa, quien inauguró el sistema de iluminación junto con el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, y el abad de Covadonga, Adolfo Mariño. También asistió al acto el alcalde de Cangas de Onís, José Manuel González.

Se han instalado 133 proyectores, 64 lámparas, 45 lineales, tira led y 20 apliques de emergencia, con su correspondiente cableado. "Nos sentimos profundamente orgullosos de poder aportar un poco más de luz a esta joya de nuestro patrimonio histórico-artístico y de contribuir a la preservación de su entorno natural reduciendo significativamente el consumo energético y las emisiones de CO2", destacó Sánchez-Calero.

El abad apuntó que han sustituído una instalación que se había quedado obsoleta y que tenía en penumbra a la basílica por otra más moderla, que permite "contemplar hasta los rincones más insospechados". Es más económica y menos contaminante. Ya se puede contemplar "la belleza que siempre existió, pero que estaba en penumbra", por lo que ahora "se verá lo que antes pasaba desapercibido", insistió Mariño.

"Esta basílica estaba necesitada de una iluminación así", subrayó el arzobispo de Oviedo, tras recordar que, precisamente, la luz representa en la Biblia la grandeza de la obra creadora de Dios, según la tradición católica. Así que hace dos años, Jesús Sanz Montes se puso a trabajar para conseguir que la Fundación Endesa tuviera en cuenta su petición y, al igual que obró Dios en el mundo, también hiciera la luz, pero en la basílica. Y lo consiguió. Este nuevo sistema resaltará aún más "las formas hermosas" de este templo con la advocación a Santa María la Real de Covadonga.

La Fundación Endesa, comprometida con la cultura, tiene vocación por iluminar y restaurar el patrimonio artístico y arquitectónico español. Entendió que esta intervención en el corazón de Asturias era necesaria para encumbrar una de las obras neorrománticas más emblemáticas. Ha desarrollado ya unos 700 proyectos de iluminación en otras joyas patrimoniales y artísticas, como la basílica de Santa María la Mayor (Roma), la ciudad califal de Medina Azahara (Córdoba) y la Sala Capitular de la Catedral de Toledo.

La Fundación Endesa también intervino en templos asturianos como la catedral y la parroquia de Santa María la Real de la Corte de Oviedo, la ermita de Santa Cristina de Lena, la parroquia de San Martín de Laspra y la iglesia San Román de Naveces de Castrillón.

lunes, 23 de septiembre de 2019

La romería del Cristo. Por Julián Herrojo Rodríguez

(www.cristodelascadenas.es) El imponente tejo de la Capilla de Sta. Ana de Mexide -uno de los veinte más grandes de Asturias- es testigo de varios siglos de piedad cristiana en esta colina de Oviedo, ahora plenamente urbanizada, donde se sitúa el Santuario del Cristo de las Cadenas perteneciente primeramente a la parroquia de S. Pedro de los Arcos, más tarde (desde 1958) a la de S. Francisco, hasta llegar finalmente a constituirse en Parroquia independiente en 1972. 

Desde el siglo XIX consta la popularísima romería que el último domingo de septiembre convocaba una multitud de fieles, que desde Oviedo y media Asturias, traían sus exvotos en acción de gracias. Una fotografía de 1890 muestra una imagen de Cristo con un faldón decimonónico, hasta que el reciente cambio de su estética lo ha dejado más acorde con los cánones clásicos. 

Como aquella romería atraía tal cantidad de gente, en los años 70 pasó a celebrarse el domingo siguiente a S. Mateo, para convertirse en el cierre de estas fiestas, tal y como éstas habían pasado a ser el cierre de las fiestas de la Sta. Cruz. 

Para explicar el origen de las cadenas circula desde antiguo una rimada historia romántica de un soldado que, encarcelado en un país lejano, hace llegar unas cadenas a su amada por medio de un fraile, y son ofrecidas al Cristo por su libertad. 

Toda esa leyenda deja entrever, y oculta al mismo tiempo, el probable origen de tales cadenas: la lejana guerra, la prolongada prisión y el fraile que las trae a Oviedo encajan perfectamente en la ofrenda, como exvoto, de un cristiano cautivo en el Norte de Africa, liberado finalmente. Hasta el fraile evoca a los mercedarios que tenían tal encomienda. 

Hay otros casos en España con este origen. De ahí, que con la nueva estética introducida en 2013, las cadenas aparezcan ahora visiblemente rotas, y no envolviendo el cuerpo o los brazos de Cristo, como antiguamente, sino colgando de sus manos en expresión visible de la Redención obrada en la Cruz, pues como cantan el Te Deum y el Pregón Pascual, “Cristo rompió las cadenas de la muerte”.

Este el sentido de la romería del Cristo de las Cadenas: una prolongación de la Pascua Redentora, de la Victoria de Cristo, una fiesta que anticipa, en este mundo, la fiesta sin fin en el reino de los cielos. Y es que nadie nos puede arrebatar la fiesta de nuestra libertad.

Seminaristas en la Parroquia

Nuevos seminaristas entre nosotros

Se incorporan a la pastoral de la Parroquia este curso los seminaristas del "Seminario Redemptoris Mater" -de izquierda a derecha en la foto- Joao Otávio Da Silva, natural de Poços de Caldas, cerca de São Paulo (Brasil) y Jonathan Solano, nacido en Cartago (Costa Rica).

Les acogemos con cariño y deseamos que se encuentren agusto en nuestra Comunidad Parroquial, y que el tiempo que pasen en ella sea fructífero para su formación y para todos nosotros: ¡Bienvenidos!

Agradecimiento a los Seminaristas de este pasado curso 

El pasado curso nos acompañaron dos seminaristas del Seminario "Redemptoris Mater" -en la foto, de izquierda a derecha- José Alberto y Luis Guillermo, que este curso servirán a Dios en otras circunstancias y lugares.

Les agradecemos sus servicios y pedimos oración para ellos; que el Señor que es quien construye La Casa ilumine a sus "albañiles" con la fuerza del Espíritu Santo allá donde se encuentren para que sigan siendo sus testigos.

Próximamente presentaremos a otros dos nuevos hermanos que igualmente en procedencia se incorporarán a la pastoral de la Parroquia este curso.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Evangelio Domingo XXV del Tiempo Ordinario












Lectura del santo evangelio según san Lucas (16,1-13):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:

“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando».

El administrador se puso a decir para sí:

“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:

“¿Cuánto debes a mi amo?”.

Este respondió:

“Cien barriles de aceite”.

Él le dijo:

“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.

Luego dijo a otro:

“Y tú, ¿cuánto debes?”.

Él contestó:

“Cien fanegas de trigo”.

Le dice:

“Toma tu recibo y escribe ochenta”.

Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz.

Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

Palabra del Señor

sábado, 21 de septiembre de 2019

¡Con el dinero no se juega!: Otra lectura del dicho. Por Miguel de Burgos Núñez

El evangelio de hoy es uno de los momentos más sociales de la obra de Lucas, en consonancia con el mensaje del profeta Amós. Corresponde este texto a la primera parte de Lc 16, y quiere mostrar el planteamiento nuevo de cómo los discípulos tienen que comportarse en este mundo, en el que uno de los valores más deseados por todos es la riqueza (lo que es lo más estimable para los hombres). El ejemplo del administrador sagaz, listo, inteligente, que no injusto propiamente hablando, es el punto de partida de toda la enseñanza de los vv. 9-13 (que es lo que se propone propiamente para el evangelio de hoy, en que se puede omitir la lectura de la parábola, aunque es ésta la que debía explicarse en profundidad); aquí se desestabiliza prácticamente la tradición representada por los fariseos, justificada desde hacía tiempo por la tesis de que la riqueza era considerada como una bendición de Dios (Cf Prov 3,16; 8,18; 10,22; 11,16; 21, 17; 22,4), olvidando la crítica profética contra los que amontonan poder y riquezas.

Al final de la parábola del administrador sagaz, el v.8 plantea el interrogante de cómo ha podido ser alabado un hombre que ha actuado de forma y manera que la fortuna del "hombre rico" va a quedar reducida, ya que los dos casos que se nos presentan solamente sirven de modelo paradigmático de todos los deudores - "y llamando a cada uno de los deudores de su señor" v.5, es decir a “todos”. La parábola, muy probablemente, ha sido transformada desde una historia singular de un administrador de un hombre rico, a una narración en la que indirectamente está presente Dios como "señor", quien ha puesto las riquezas de la creación al servicio de los hombres, y nosotros solamente somos administradores que un día debemos dar cuentas de nuestra actuación. Todo lo que sea acumular riquezas es una injusticia, una falsedad. Esa es la razón por la cual es alabado el ad¬ministrador tras haber sido informado "el señor" de su proceder. Porque este Señor de la parábola no es un vulgar terrateniente, que acumula riquezas injustamente, sino el dueño del mundo. La acusación o difamación que se había hecho de este ecónomo, se va a volver en contra de los mismos difamadores. Este hombre es el que ha entendido de verdad la forma en que deben tratarse y usarse las riquezas en este mundo: con equidad. Por eso, el hombre rico de esta parábola ha pasado a ser el Señor, el juez de todos los hombres ricos de este mundo, que en vez de ser administradores "que actúan sagazmente", se han quedado en ser ricos, acumulando riquezas, endeudando a los pobres cada vez más y exigiéndoles más de lo que pueden dar.

El administrador, por el contrario, es un ejemplo. Él ha podido enriquecerse sin medida y, sin embargo, a la hora de entregar las cuentas de su administración, se encuentra con las manos vacías. En lo único en que puede confiar es en haber actuado con prudencia, con sagacidad, con sabiduría y equidad con los deudores. La aplicación del v.9 : "y yo os digo: haceos amigos con el Mammona (dinero) de la injusticia, para que cuando venga a faltar os reciban en las moradas eternas", es lo mismo que ha hecho el administrador de la parábola, según la reflexión que él mismo se hace en el v. 4. El v. 9, siempre ha planteado problemas de traducción: pero lo que llanamente se quiere decir es que en vez de hacerse con las riquezas, que son engañosas, lo que debemos es preocuparnos de hacer amigos, es decir, hacer el bien con ellas, cuando se poseen o se administran. Con las riquezas, lo que uno debe pretender es hacerse amigos, haciendo el bien, en vez de acumular poder. Esto es, en verdad lo más práctico (phrónimos), lo más justo y lo más positivo que los cristianos deben hacer con los bienes que Dios nos ha encomendado en este mundo. No se puede hacer amigos, si no es compartiendo con ellos los bienes; es la mejor manera de usar las riquezas. Lo contrario, además de ser un escándalo en la perspectiva del Reino, nos cierra el futuro que está en las manos de Dios.

Podemos entender ahora que “el señor” –que claramente en la parábola no puede ser más que Dios-, haya felicitado al gerente, porque ha sabido actuar de manera que las riquezas no vengan a ser injustas o engañosas. Casi todos consideran las riquezas en este mundo como el futuro más seguro, y debe ser verdad, si no fuera porque un día debemos enfrentarnos con la realidad de que tenemos que desprendernos de todo y dar cuentas al Señor. Se hace mención de Mammona, que es un juego de palabras; en su raíz aramea expresa esa seguridad, y de ahí su injusticia, porque ellas roban toda la armonía, la equidad y la sabiduría humana. Un día hay que dejarlo todo; por eso, lo verdaderamente inteligente es hacer lo que hizo el administrador, quien, al contrario de los criterios de los que sirven a dos señores, a Dios y a la seguridad del dinero, ha preferido servir a su señor, usando las riquezas que se le han encomendado para hacerse amigo de los hombres, en vez de contribuir a acumular riquezas engañosas para él o para el señor.

Se dice que la imagen de la comunidad lucana es un reflejo del objetivo social concreto que afecta a toda su obra: el equilibrio económico intracomunitario. Ello no significa, sin embargo, que tuviera "in mente" un programa de tipo socio-político para toda la sociedad. Los intereses profundos que mueven a Lucas se reducen a planteamientos de una ética que se implica en el seguimiento, en el discipulado cristiano; tratando, por otra parte, de dar respuesta a problemas concretos de las relaciones entre ricos y pobres, y de las opciones que debía tomar su comunidad respecto de las riquezas para vivir de acuerdo con los criterios del Reino de Dios. Lucas lo tiene claro: no se puede servir a Dios y al dinero.

Mes misionero extraordinario en la diócesis de Oviedo

(Delegación de misiones - Oviedo) El Papa Francisco ha establecido que octubre de 2019 sea un Mes Misionero Extraordinario, con el fin de celebrar el centenario de la Carta Apostólica Maximum Illud del Papa Benedicto XV.

Se trata de despertar la conciencia de la missio ad gentes y retomar con nuevo impulso la responsabilidad de proclamar el Evangelio de todos, sabiendo que "la salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia.

El Santo Padre ha asignado a este mes especial, el tema “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”.

Vivamos el camino de preparación y realización del Mes Misionero Extraordinario a través de estas cuatro dimensiones que plantea el Papa Francisco y que podemos desarrollar a lo largo de las cuatro semanas del mes de Octubre.

PROGRAMA 

1ª Semana: El encuentro personal con Jesucristo vivo en su Iglesia, semana de la Oración Misionera.

El 29 de Septiembre Inauguración del Mes Misionero Extraordinario, en el Monasterio de Carmelitas Descalzas Ntra. Sra. del Carmen y S. José en la Providencia de Gijón

17,30 h Vísperas y Eucaristías. Preside el Sr. Arzobispo D. Jesús Sanz.

Bendición y entrega de cruces misioneras.

Os Proponemos a todas las parroquias que busquéis momentos de oración en el mes de octubre, para rezar el rosario misionero en las comunidades para que sigamos siendo misioneros en nuestros ambientes. Y testigos del Evangelio

2ª Semana El testimonio Misionero, Mártires de la misión y confesores de la fe que son Expresión de las iglesias repartidas por el mundo.

Se realizó durante el mes de julio y agosto una exposición misionera en Covadonga, Mártires misioneros Asturianos. 

Fue una forma de preparación para este Mes Misionero Extraordinario

Hubo Charlas de experiencias misioneras en distintas parroquias de Asturias en torno a las Novenas que se han ido desarrollando por nuestra geografía de Asturias.

Habrá misioneros a disposición de vuestras parroquias. Contactar con la delegación

3ª Semana La formación misionera, Catequesis, espiritualidad y teología sobre la “missio ad Gentes “
10 y 11 de septiembre tuvo lugar en la Semana de Formación un curso sobre Profundizar en la Fe y Vocación Misionera Laical, dirigida por Don Roberto Calvo Pérez, Catedrático de Teología pastoral y director del instituto misionero de la facultad de Teología de Burgos.

4ª semana La Caridad misionera; como apoyo material al inmenso trabajo de la evangelización y de la “Missio ad Gentes “y de la formación de las iglesias más necesitadas.

La diócesis de Oviedo, como gesto de solidaridad, y con la ayuda de benefactores y gente generosa, hemos programado construir una iglesia en Boura, pueblo de la nueva misión de Gamia

Desde la delegación de Misiones queremos proponeros algunas actividades para crear ese ambiente misionero que nos pide el Papa Francisco para nuestra Diócesis,

Del 14 al 18 octubre: Experiencias Misioneras

Tendremos a los misioneros:

Francisco Javier Escorza (FMVD)
Pilar Boves, Hija de María Madre dela Iglesia
animando la dimensión misionera en colegios y parroquias

Día 16 de octubre: presentación de la campaña del DOMUND en la delegación de misiones

Don Jesús Sanz Montes arzobispo de Oviedo
Francisco Javier Escorza (FMVD)
Hna. Pilar Boves (Hijas de Mª Madre dela Iglesia)

Día 17 de octubre: Día internacional para la erradicación de la pobreza. Es una invitación a trabajar los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda de la ONU, para reivindicar el “Día Internacional de la erradicación de la pobreza” con el fin de que nuestros niños y jóvenes tomemos conciencia Evangélica del cumplimiento de estos objetivos .

Día 19 de octubre: Vigilia de Oración DOMUD 2019

21 h En la Parroquia de Nuestra Señora de Begoña en Gijon (Padres Carmelitas) .

Oración - Testimonios misioneros

Dia 20 de octubre: DOMUND “Bautizados y Enviados “.

sábado 26 de octubre: Hemos programado 1ª peregrinación al santuario de san Melchor , saldríamos de la Cobertoria, serían unos 11 km para llegar al santuario, terminaríamos con una oración misionera. 

El 29 de febrero de 2020: tendríamos en Gijón el festival de la Canción Misionera.

Orar con el salmo del día


















Sal 48
R/. Dichosos los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate?

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

jueves, 19 de septiembre de 2019

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Llamados y enviados: 
un pueblo en marcha

Hace sólo unos días vimos llena, con sorpresa y agradecimiento, nuestra Catedral de Oviedo. Se trataba de una celebración que podremos repetir al inicio de cada curso. Toda la Iglesia diocesana estaba allí presente con sus diversas vocaciones: arzobispo, consejo episcopal, delegados episcopales, arciprestes, vida consagrada, seminarios diocesanos, y muchos laicos. De todos los lares de nuestra tierra: las villas y ciudades, los valles y las costas, los pueblos de interior, de la marina y la montaña. Y toda la realidad pastoral que llevamos adelante: catequesis con niños y jóvenes, adultos y ancianos, familias, centros penitenciarios y hospitales, enseñanza y universidad, Cáritas, inmigrantes, patrimonio cultural, medios de comunicación social, misiones y tantos otros ámbitos.

Quisimos dar comienzo al curso pastoral con ese escenario verdaderamente eclesial y familiar. Podríamos haberlo hecho discretamente, pero hemos preferido hacerlo así, con la mirada de nuestra madre la Santina que el pasado día 8 de septiembre celebramos en Covadonga, como si allí cada año tuviésemos nuestro punto de partida.

Nos ponemos en la presencia del Señor que acompaña nuestra historia, esa que tiene los años de nuestra edad y el reto de nuestros desafíos, para pedirle que llene nuestro corazón y que con su Iglesia nos envíe después, sabedores de nuestros límites, conociendo nuestros desgastes y cansancios, nuestras pequeñas trampas y tramas que nos hacen lentos y huidizos, no siempre disponibles de veras para la tarea que el Señor en su Iglesia nos ha encomendado. Pero estuvimos allí, sinceramente, queriendo recomenzar con la ilusión añeja de quien tiene la osadía de fiarse de otro más grande, volviendo a nuestra tarea cotidiana como ciudadanos de esta sociedad, con responsabilidad cristiana.

Porque también Dios conoce nuestro empeño, y que queremos mirar de frente los desafíos, con una evangélica creatividad ante los retos pastorales que ahora reclaman el coraje confiado que nos permita dar respuesta a la nueva evangelización siempre inconclusa cuando acercamos a nuestra generación la Buena Noticia. Precisamente por la novedad que esto entraña, y para sacudirnos ciertas inercias que se amparan en la costumbre habitual del “siempre se hizo así” inmovilista, o en la pereza del “no nos moverán” de nuestras seguridades, necesitamos esa conversión pastoral a la que el papa Francisco convoca y reclama (cf. Evangelii Gaudium, 25-26), zambulléndonos en la novedad sabrosa de quien se deja sorprender y de quien evangélicamente se deja llevar.

Las líneas pastorales que encauzarán nuestra labor cristiana en este curso que ahora comienza son el fruto de la comunión fraterna entre los sacerdotes, los consagrados y los laicos. En esa soleada mañana, en la iglesia madre de nuestra Diócesis que es la Catedral, tuvo así lugar el envío por parte del Obispo a quienes están comprometidos e implicados en la tarea evangelizadora como catequistas y agentes varios de pastoral. No somos francotiradores, sino discípulos que se saben enviados por la Iglesia, consintiendo que Jesús ponga en nuestros pobres labios una Palabra de Vida, y que reparta con nuestras pequeñas manos la gracia que trae la paz, la gracia y la alegría. Esta es la certeza de la comunión que nos une: que siendo distintos por tantos motivos, podemos vivir complementariamente nuestra identidad y tarea particular, dejando que el Espíritu nos haga a todos una verdadera comunidad cristiana.

Feliz comienzo del curso pastoral, hermoso envío así escenificado, de una Iglesia que sigue siendo misionera dentro y fuera de nuestras fronteras, como comunidad que nació en la Pascua y que se sabe acompañada por el Buen Dios y todos sus santos.


+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

Santoral del día: San Jenaro

(Mercaba.org) San Genaro, patrón de Nápoles, es famoso por el milagro que generalmente ocurre cada año desde hace siglos, el día de su fiesta, el 19 de septiembre. Su sangre, se licúa ante la presencia de todos los testigos que deseen asistir. 

Nápoles y Benevento (donde fue obispo) se disputan el nacimiento de San Genaro y Benevento.

Durante la persecución de Dioclesiano, fueron detenidos en Pozzuoli, por orden del gobernador de Campania, Sosso, diácono de Miseno, Próculo, diácono de Pozzuoli, y los laicos Euticio y Acucio. El delito era haber públicamente confesado su fe.

Cuando San Genaro tuvo noticias de que su amigo Sosso y sus compañeros habían caído en manos de los perseguidores, decidió ir a visitarlos y a darles consuelo y aliento en la prisión. Como era de esperarse, sus visitas no pasaron inadvertidas y los carceleros dieron cuenta a sus superiores de que un hombre de Benevento iba con frecuencia a hablar con los cristianos. El gobernador mandó que le aprehendieran y lo llevaran a su presencia. El obispo Genaro, Festo, su diácono y Desiderio, un lector de su iglesia, fueron detenidos dos días más tarde y conducidos a Nola, donde se hallaba el gobernador.

Los tres soportaron con entereza los interrogatorios y las torturas a que fueron sometidos. Poco tiempo después el gobernador se trasladó a Pozzuoli y los tres confesores, cargado con pesadas cadenas, fueron forzados a caminar delante de su carro. En Pozzuoli fueron arrojados a la misma prisión en que se hallaban sus cuatro amigos. Estos últimos habían sido echados a las fieras un día antes de la llegada de San Genaro y sus dos compañeros, pero las bestias no los atacaron. Condenaron entonces a todo el grupo a ser echados a las fieras. Los siete condenados fueron conducidos a la arena del anfiteatro y, para decepción del público, las fieras hambrientas y provocadas no hicieron otra cosa que rugir mansamente, sin acercarse siquiera a sus presuntas víctimas.

El pueblo, arrastrado y cegado por las pasiones que se alimentan de la violencia, imputó a la magia la mansedumbre de las fieras ante los cristianos y a gritos pedía que los mataran. Ahí mismo los siete confesores fueron condenados a morir decapitados. La sentencia se ejecutó cerca de Pozzuoli, y en el mismo sitio fueron enterrados.

Los cristianos de Nápoles obtuvieron las reliquias de San Genaro que, en el siglo quinto, fueron trasladadas desde la pequeña iglesia de San Genaro, vecina a la Solfatara, donde se hallaban sepultadas. Durante las guerras de los normandos, los restos del santo fueron llevados a Benevento y, poco después, al monasterio del Monte Vergine, pero en 1497, se trasladaron con toda solemnidad a Nápoles que, desde entonces, honra y venera a San Genaro como su patrono principal.

Muchos se cuestionan la autenticidad de los hechos arriba mencionados y de la misma reliquia porque no hay registros sobre el culto a San Genaro anteriores al año 431. Pero es significante que ya en esa época el sacerdote Uranio relata sobre el obispo Genaro en términos que indican claramente que le consideraba como a un santo reconocido. Los frescos pintados en el siglo quinto en la «catacumba de san Genaro», en Nápoles, lo representan con una aureola. En los calendarios más antiguos del oriente y el occidente figura su nombre.

El milagro permanente

Mientras que muchos se cuestionan sobre la historicidad de San Genaro, nadie se puede explicar el milagro permanente que ocurre con la reliquia del santo que se conserva en la Capilla del Tesoro de la Iglesia Catedral de Nápoles. Se trata de un suceso maravilloso que ocurre periódicamente desde hace cuatrocientos años. La sangre del santo experimenta la licuefacción (se hace líquida).

La reliquia es una masa sólida de color oscuro que llena hasta la mitad un recipiente de cristal sostenido por un relicario de metal. En varias ocasiones durante el año, relacionadas con el santo: la traslación de los restos a Nápoles, (el sábado anterior al primer domingo de Mayo); la fiesta del santo (19 de septiembre) y el aniversario de su intervención para evitar los efectos de una erupción del Vesubio en 1631 (16 de diciembre), un sacerdote expone la famosa reliquia sobre el altar, frente a la urna que contiene la cabeza de san Genaro.

Los fieles llenan la iglesia en esas fechas. Es de notar entre ellos un grupo de mujeres pobres conocidas como zie di San Gennaro (tías de San Genaro). En un lapso de tiempo que varía por lo general entre los dos minutos y una hora, el sacerdote agita el relicario, lo vuelve cabeza abajo y la masa que era negra, sólida, seca y que se adheria al fondo del frasco, se desprende y se mueve, se torna líquida y adquiere un color rojizo, a veces burbujea y siempre aumenta de volumen. Todo ocurre a la vista de los visitantes. Algunos de ellos santuario pueden observar el milagro a menos de un metro de distancia. Entonces el sacerdote anuncia con toda solemnidad: «¡Ha ocurrido el milagro!», se canta el Te Deum y la reliquia es venerada por la congregación y por el clero.
El milagro ha sido minuciosamente examinado por personas de opiniones opuestas. Se han ofrecido muchas explicaciones, pero basado en las rigurosas investigaciones, se puede afirmar que no se trata de ningún truco y que tampoco hay, hasta ahora, alguna explicación racionalista satisfactoria. En la actualidad ningún investigador honesto con experiencia, por racionalista que sea, se atreve a decir que no sucede lo que se asegura que ocurre. 

Sin embargo, antes de que un milagro sea reconocido con absoluta certeza, deben agotarse todas las explicaciones naturales, y todas las interrogantes deben tener su respuesta. Es por eso que la Iglesia no se opone a la investigación.

Fruto de las investigaciones.

Entre los elementos positivamente ciertos en relación con esta reliquia, figuran los siguientes:

1 -La substancia oscura que se dice ser la sangre de San Genaro (la que, desde hace más de 300 años permanece herméticamente encerrada dentro del recipiente de cristal que está sujeta y sellada por el armazón metálico del relicario) no ocupa siempre el mismo volumen dentro del recipiente que la contiene. Algunas veces, la masa dura y negra ha llenado casi por completo el recipiente y, en otras ocasiones, ha dejado vacío un espacio equivalente a más de una tercera parte de su tamaño.

2 -Al mismo tiempo que se produce esta variación en el volumen, se registra una variante en el peso que, en los últimos años, ha sido verificada en una balanza rigurosamente precisa. Entre el peso máximo y el mínimo se ha llegado a registrar una diferencia de hasta 27 gramos.

3 -El tiempo más o menos rápido en que se produce la licuefacción, no parece estar vinculado con la temperatura ambiente. Hubo ocasiones en que la atmósfera tenía una temperatura media de más de 30º centígrados y transcurrieron dos horas antes de que se observaran signos de licuefacción. Por otra parte, en temperaturas de 5º a 8º centígrados más bajas, la completa licuefacción se produjo en un lapso de 10 a 15 minutos.

4 -No siempre tiene lugar la licuefacción de la misma manera. Se han registrado casos en que el contenido líquido burbujea, se agita y adquiere un color carmesí muy vivo, en otras oportunidades, su color es opaco y su consistencia pastosa.

Aunque no se ha podido descubrir razón natural para el fenómeno, la Iglesia no descarta que pueda haberlo. La Iglesia no se opone a la investigación porque ella busca la verdad. La fe católica enseña que Dios es todopoderoso y que todo cuanto existe es fruto de su creación. Pero la Iglesia es cuidadosa en determinar si un particular fenómeno es, en efecto, de origen sobrenatural . 

La Iglesia pide prudencia para no asentir ni rechazar prematuramente los fenómenos. Reconoce la competencia de la ciencia para hacer investigación en la búsqueda de la verdad, cuenta con el conocimiento de los expertos.

Una vez que la investigación establece la certeza de un milagro fuera de toda duda posible, da motivo para animar nuestra fe e invitarnos a la alabanza. En el caso de los santos, el milagro también tienen por fin exaltar la gloria de Dios que nos da pruebas de su elección y las maravillas que El hace en los humildes.

El milagro de licuefacción también ocurre con la sangre de San Pantaleón