Páginas
lunes, 31 de julio de 2023
Ignatieff y los salmos. Por Jorge Juan Fernández Sangrador
Celebración patronal, con misa solemne y procesión
domingo, 30 de julio de 2023
Homilía en la Festividad de San Félix Mártir + Patrono de Lugones (30/07/2023)
Querida junta directiva de la cofradía del Carbayu,
Evangelio Domingo XVII del Tiempo Ordinario
sábado, 29 de julio de 2023
Fray Pablo esperaba una «noche oscura» y llegó días antes de morir: pero «el Señor hizo su obra»
viernes, 28 de julio de 2023
Vamos niños al sagrario. Por Jorge González Guadalix
San Melchor de Quirós, nuestro Santo Asturiano. Por Adolfo Álvarez
jueves, 27 de julio de 2023
Manjar de monjas, un postre facilísimo, con 5 ingredientes
1. Mezcla la harina y el azúcar
Coloca la harina de arroz y el azúcar en un cuenco y remueve bien con unas varillas hasta que queden bien mezclados.
2. Añade la leche
Incorpora un poco de leche y ve removiendo hasta que esté bien integrada y no queden grumos.
3. Cocina en una cazuela
Vierte la mezcla en una cazuela, agrega el resto de leche y las ramitas de canela y cocina a fuego medio, removiendo de vez en cuando, durante 8 minutos o hasta que la mezcla haya espesado.
4. Sirve en cuencos
Reparte el manjar en diferentes cuencos. Agrega un chorrito de miel en cada cuenco y espolvorea con un poco de canela en polvo. Deja enfriar y sirve.
En recuerdo de José Manuel Álvarez Díaz ‘’Rubiera’’. Por Joaquín Manuel Serrano Vila
José Manuel, Pepe el de Casa Rubiera, o
sencillamente Rubiera, disfrutaba sumergiéndose en la historia a través de los
olvidados recuerdos de prensa donde rescataba sucesos, anécdotas y datos más que
interesantes. Allí, en tierras de Llampaxuga, parroquia de Loriana, a la vera
de su San Claudio natal -y de su esposa María Jesús, que es de Maxa- vivía con
orgullo presumiendo de estar en el pueblo natal de su madre donde su familia
era conocida como ‘’los bolsones’’. Allí tenía su pequeño santuario del saber por medio de su valioso archivo personal que a lo largo de toda una vida fue recopilando.
Aunque su domicilio habitual lo tenía entre nosotros en la Avenida de Gijón.
Trabajador de artes gráficas; enamorado de la topografía, la cartografía y el mundo del papel impreso. En
su paso por el periódico "La Voz de Asturias" pudo recabar mucho material acerca de
fechas memorables de la historia reciente de Asturias, como la llegada del
ferrocarril. Le propusieron ser liberado de UGT, aunque él quería seguir trabajando
por ese concepto honesto y cabal que caracteriza a pocos y que por desgracia se está perdiendo en el mundo
laboral. Tras un año al paro, logró encontrar trabajo como montador en el museo
de bellas artes de Oviedo donde se jubiló. El tiempo libre lo dedicó a sus complementarias vocaciones: la investigación y a la política.
Su amor por las cosas de antes no sólo se
hizo palpable en las incontables ‘’ayalgues’’ que iba recogiendo, sino hasta en
auténticas reliquias del mundo de la
imprenta que rescató del olvido como mimeógrafos, multicopistas y demás
herramientas de maquetación. Fue muy requerido no sólo para ilustrar con sus
documentos muchos libros de fiestas y romerías, incluso también para hacerlos completamente él
mismo en su ordenador. Se interesó especialmente por toda la historia del
movimiento obrero asturiano, lo que dejó reflejado en más de 40.000
documentos que recopiló en un fichero para la Fundación Barreiro. Es un tema del que tuve conocimiento gracias a mi paisano y amigo Jesús Jerónimo Rodríguez González, el cual es, sin lugar a dudas, el mayor experto del movimiento obrero y la cultura sindical: los llamados "Socorros Mutuos" o la transición
democrática asturiana.
José Manuel por su parte, sencillo y
discreto, a veces se limitaba a firmar únicamente con el nombre del pueblo que
le vio nacer: ‘’Rubiera’’. Independientemente de ideas políticas, era hombre cordial y dialogante, tendiendo su mano a todos y muy voluntarioso para ayudar en lo que se le solicitara. En su personalidad silenciosa, era hombre prudente a sabiendas y en contraposición de otros correligionarios, que prefería ser rey de sus silencios que esclavo de frases y palabras.
Supo separar perfectamente el ámbito personal
de las creencias de cada cual, sin considerar desde sus principios a la religión como un enemigo a combatir, y mucho menos a eliminar. En no pocas ocasiones compartió bellas noticias del pasado de
nuestra parroquia y templo de Lugones como una realidad histórica importante en la presencia e identidad de nuestro pueblo. Podría haber pasado por alto u omitido -como hacen maniqueamente algunos- los aspectos
de tipo religioso, pero no lo hizo, lo cual desde mi punto de vista le ennoblece profundamente. Un amigo me citaba el ensayo del
historiador D. Fernando Díaz-Plaja titulado: ‘’Francia 1789. España 1936, dos
revoluciones y un paralelo’’, donde el autor afirma: ‘’En nombre de la trinidad ‘’non
sancta’’ de ‘’liberté, égalité et fraternité’’... Los revolucionarios franceses y
rusos arrebataron a los cristianos la libertad y discriminaron y persiguieron a estos históricamente en nombre de la igualdad, y así asesinaron a muchos cristianos en nombre de su "fraternidad". José Manuel fue un hombre libre y amigo de la libertad, y eso lo supo vivir desde la verdad y el continuo respeto a los que pensaban de forma diferente. De esta forma no tuvo problema en ser participe en los años ochenta de la bonita tradición de que un matrimonio joven de Lugones acudiera a la misa
mayor del día de Navidad vestidos de María y San José, con su "niño" en brazos, siendo llevada la madre durante muchos años hasta la puerta del templo en una burra.
Cenando en una ocasión con el ex alcalde de
la Coruña, el apreciado Paco Vázquez, me decía con tristeza cómo se estaba
instalando en nuestro país la intolerancia hacia la fe de los que se decían adalides
de la libertad, hasta el punto de querer imponer un laicismo beligerante y excluyente de la religión y de la cultura religiosa, de la que paradójicamente emanan en la mayoría de los casos por medio de la religiosidad popular, las raíces y señas de identidad los pueblos de España. El Presidente Adrián Barbón, igualmente conciliador, decía que Rubiera fue un
ejemplo de socialista: discreto, dialogante, poco amigo de guerras y
confrontaciones. El fundador del PSOE afirmaba: ‘’No sólo
hacen adeptos los partidos con sus ideologías, sino con buenos ejemplos y la
recta conducta de sus miembros’’. Algo que he compartido varias veces en mesa y mantel con otros buenos amigos sin que ellos tuvieran nunca ningún problema por mi situación y condición, como Antonio Trevín (que ya fuera maestro mío en Primaria) y el vecino de Lugones Guillermo Martínez, que fuese Viceconsejero de Presidencia en uno de los últimos gobiernos socialistas en el Principado. Al hilo, posiblemente muchos lectores tampoco sepan que mi abuelo materno después de sortear de entrada una "pena de muerte" y después una "cadena perpetua", pasó nueve años en cárceles franquistas por "rojo". El motivo de las pretendidas condenas las pusieron y propusieron, como siempre, las mismas inquinas, necedades, envidias e ignorancias que a tantos otros...
Rubiera, por meticuloso, organizado y culto, era persona que tuvo la sabiduría filosófica de la distinción tomista, por eso hizo una labor archivística digna de absoluto reconocimiento. Ojalá se ponga en valor todo ese minucioso quehacer, el cual debería ser no sólo potenciado y custodiado seriamente, sino digitalizado y dado a conocer por los ayuntamientos de Oviedo y de Siero, así como puesto a disposición de tantas personas que se podrían enriquecer con su obra: ¿Cómo un hombre de tanta cultura y conocimiento como José Manuel no se prodigó en publicar grandes libros, dar conferencias o regalar su saber con mayor presencia en las calles y vida pública? Seguramente porque como hombre inteligente tenía perfectamente claro que la gente de mente más corta suele tener la lengua más larga; Rubiera fue justamente lo contrario.
Descanse en paz
Geórgicas inmortales. Por Jorge Juan Fernández Sangrador
martes, 25 de julio de 2023
P. José Blanco, misionero de la cercanía. Por Joaquín Manuel Serrano Vila, Arcipreste de Oviedo
Santiago Apóstol, transmisor de la Fe en España
lunes, 24 de julio de 2023
A punto de partir hacia la JMJ
Necrológica
Falleció el P. José Blanco Sanabria C.M.F.
El trigo y la cizaña. Por Joaquín Manuel Serrano Vila
En este domingo XVI del Tiempo Ordinario el evangelio presenta tres parábolas entrelazadas que se apoyan en elementos del campo, y es que Jesucristo quiso revelarnos los misterios de la eternidad a través de ejemplos muy sencillos consciente de que los pequeños, los pobres e iletrados son a menudo los que mejor disposición tienen para recibir, comprender y hacer suyo el evangelio. Tan bueno es el Señor con nosotros que no nos deja a la intemperie para la comprensión de su verdad, sino que nos da su Palabra de vida a nuestra altura, con una pedagogía magistral inserta en nuestras realidades.
La parábola en la que nos detenemos hoy es la del trigo y la cizaña, donde Jesús trata de decirnos muchas cosas, más quedémonos al menos con tres con las que hacer nuestro este pasaje: En primer lugar hemos de tener claro que el trigo crece junto a la cizaña, y la cizaña junto al trigo; es decir, siempre hay bueno y malo, y está mezclado. En el análisis surge una tentación muy común en la que caemos constantemente, y es tratar de delimitar o separar con juicios donde termina uno y empieza otro. Los de este grupo son uno y los del otro lo contrario... Es un error, en todos los grupos y gentes hay trigo y cizaña; el mal y el bien conviven y crecen juntos, y no debemos jamás generalizar, pues pasaría que terminaríamos equivocándonos y obteniendo el resultados fallidos. No llamemos cizaña a lo que puede ser trigo. Todos nosotros en nuestro interior tenemos parte de uno y de otro, y nadie tiene derecho a hacer juicios de valor sobre otros que pueden ser temerarios; es más, el que realmente en sí mismo logra que haya más trigo que cizaña, jamás saldrá de su boca una sentencia sobre otro.
Otra realidad que tenemos de tener presente es lo dificilísimo que es distinguir uno de otro. Si nos fijamos en una espiga de trigo y una espiga de cizaña son prácticamente idénticas, pero no lo son, ciertamente, y esto lo saben muy bien los agricultores. Así nos ocurre a nosotros cuando estamos convencidos de que debemos de adoptar una actitud concreta hacia una persona y, por ejemplo, le negamos el saludo o ponemos zancadillas haciéndole "la vida imposible". Y pensamos: ''lo estoy haciendo bien, pues como es cizaña debo contribuir a arrancale''... Nos obcecamos, y queriendo actuar en justicia resulta que nosotros mismos nos convertimos en cizaña, y los que nos están padeciendo son en verdad el trigo. Pero claro, lo más difícil para las personas es reconocer los propios errores, rectificar y ser capaz de ver que hasta la persona que me parece la más mala tiene su lado bueno que yo nunca he descubierto o querido ver.
Ante ello, ¿cuál es la misión que tenemos en la vida como cristianos?... Hay personas que piensan que su misión es acabar con los malos a modo de terrible justiciero. Esto es común por desgracia también dentro de nuestra Iglesia y en todos los ámbitos sociales y culturales, lo que en nosotros supone un terrible antitestimonio. Laicos que piensan que sólo ellos son buenos y el resto de la parroquia son todos unos ateos y malos; sacerdotes o religiosas que piensan que sólo ellos hacen bien todo y los demás son una calamidad, o conservadores y progresistas que se agotan en señalar al contrario como la cizaña... Esto es uno de los mayores fracasos del cristianismo: jugar a ser segadores de cizaña. Hay que ser muy atrevidos para hacer batalla a los malos, cuando uno mismo en sí tiene mucho mal que combatir. La mejor forma de que aumente el trigo en nuestra Iglesia es hacer esta lucha en nuestro propio interior, quemando nuestra propia cizaña y cuidando también del buen trigo. Ojalá sepamos hacer nuestras estas parábolas, y así algún día brille para nosotros el sol en el reino de nuestro padre.