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domingo, 31 de marzo de 2013

La veracidad de la Resurrección

Por el Rvdo. D. Guillermo Juan Morado



 
El domingo de Pascua es el último día del Triduo Pascual. Resuena, en este día, el “kerigma”, el solemne anuncio de la resurrección de Cristo hecho por Pedro el día de Pentecostés: “Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de la resurrección” (Hch 10,40-41).

“Dios lo resucitó al tercer día”. La Resurrección, enseña el Catecismo, “es una intervención trascendente de Dios mismo en la creación y en la historia” (n. 648). Se realiza por el poder del Padre, que “ha resucitado” a su Hijo, introduciendo de manera perfecta su humanidad – con su cuerpo – en la Trinidad. Dios lo ha resucitado, no para que vuelva a morir, sino para que viva para siempre, para que entre en una vida que ya no tendrá fin.

Dios “lo hizo ver”. Jesús “fue visto”, “se dejó ver”, fue mostrado, revelado, por el Padre. No se trató, en ningún caso, de una “ilusión” personal de quienes lo vieron, o de una experiencia mística. La Resurrección no es un hecho que acontece en la subjetividad de los discípulos, sino que se trata de un acontecimiento real, a la vez histórico y trascendente. Histórico, porque tuvo manifestaciones históricamente comprobadas – como el sepulcro vacío y las apariciones -, y trascendente, porque se trata de una actuación divina que trasciende y sobrepasa a la historia.
 


Jesús resucitado no se aparece a cualquiera: “Cristo resucitado no se manifiesta al mundo, sino a sus discípulos” (Catecismo 647). Su manifestación, siendo real, provoca a la fe y exige una respuesta de fe; en definitiva, no dispensa de creer. Cuando irrumpe de este modo la novedad divina, ningún sentido meramente humano es apto para percibirla. No basta sólo con “ver”, aunque el ver sea necesario para los primeros testigos; es preciso, también, “creer”. La adecuada “proporción” entre Dios y el hombre sólo se establece gracias al don de la fe y no únicamente en virtud de cualidades humanas.

Pedro y los apóstoles son los testigos de esta revelación de Dios. Un testimonio que acreditan con la coherencia de sus vidas, rubricado con el martirio y con su predicación. Como afirma el apóstol San Pablo: “Si Cristo no ha resucitado, es vana nuestra fe y es inútil nuestra predicación” (1 Cor 15,14).

Pero el acontecimiento de la Resurrección no afecta sólo a Jesucristo. En el “pro nobis” de la fe descubrimos que Cristo ha resucitado para que nosotros podamos seguir adelante, para que sepamos que el pecado y la muerte han sido vencidos, porque “los que creen en Él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados”.
 


La bellísima secuencia de Pascua nos permite compartir los sentimientos de María Magdalena: “¿Qué has visto de camino, María, en la mañana? A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!”.

Esta certeza de la veracidad de la Resurrección engendra la esperanza. Una esperanza que se deposita en la misericordia de Dios y en el anhelo de participar de su victoria: “Rey vencedor, apiádate de la miseria humana, y da a tus fieles parte en tu victoria santa. Amén. Aleluya”.

Bendición ‘Urbi et Orbi’

 
 
Al finalizar la Misa, el Papa ha felicitado personalmente a cada uno de los cardenales y después en el jeep ha recorrido los pasillos de la plaza de San Pedro para saludar y bendecir a los fieles que abarrotaban la Plaza de San Pedro. Después se ha trasladado a la logia central de la Basílica para impartir la bendición Urbi et Orbi.
El Urbi et Orbi se imparte durante el año sólo en dos ocasiones, el domingo de Pascua y el día de Navidad, 25 de diciembre. Esta bendición confiere la indulgencia plenaria bajo las causas previstas por la iglesia y los efectos se cumplen para los fieles que la reciben con fe y devoción en la Plaza de San Pedro y a todos los que la escuchan a través de los medios de comunicación. El Papa ha sido asistido por el cardenal protodiácono Jean-Louis Tauran y el arcipreste de la Basílica de San Pedro, el cardenal Angelo Comastri.
Así,en su mensaje Urbi et Orbi, Francisco ha pedido por la paz en Oriente Próximo «en particular entre israelíes y palestinos, que tienen dificultades para encontrar el camino de la concordia, para que reanuden las negociaciones con determinación y disponibilidad, con el fin de poner fin a un conflicto que dura ya demasiado tiempo». También ha solicitado la paz para que en «Iraq cese definitivamente toda violencia, y, sobre todo, para la amada Siria, para su población afectada por el conflicto y los tantos refugiados que están esperando ayuda y consuelo».
Además, ha rezado por la paz en África que es «escenario aún de conflictos sangrientos», por Malí «para que vuelva a encontrar unidad y estabilidad», por Nigeria «donde lamentablemente no cesan los atentados, que amenazan gravemente la vida de tantos inocentes, y donde muchas personas, incluso niños, están siendo rehenes de grupos terroristas», por el este de la República Democrática del Congo y laRepública Centroafricana «donde muchos se ven obligados a abandonar sus hogares y viven todavía con miedo»
 
 
 
También, ha solicitado la paz en Asia «sobre todo en la península coreana, para que se superen las divergencias y madure un renovado espíritu de reconciliación». Así, el Papa Francisco ha solicitado por la «paz a todo el mundo, aún tan dividido por la codicia de quienes buscan fáciles ganancias, herido por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, desgarrado por la violencia ligada al tráfico de drogas y de personas y la explotación inicua de los recursos naturales» y ha agregado: «Paz a esta tierra nuestra» para que «Jesús Resucitado traiga consuelo a quienes son víctimas de calamidades naturales» así como ser «custodios responsables de la creación».
El Pontífice ha señalado que es una «gran alegría» al comienzo de su ministerio poder anunciar que «Cristo ha resucitado» y ha destacado que querría «llegar a todas las casas, a todas las familias, especialmente allí donde hay más sufrimiento, en los hospitales, en las cárceles» para llegar «sobre todo al corazón de cada uno, porque es allí donde Dios quiere sembrar esta Buena Nueva».
En este sentido, el Papa ha remarcado «Jesús ha resucitado, hay esperanza para ti, ya no estás bajo el dominio del pecado, del mal. Ha vencido el amor, ha triunfado la misericordia» y ha explicado que el evento de la resurrección significa que «el amor de Dios es más fuerte que el mal y la muerte misma, significa que el amor de Dios puede transformar nuestras vidas y hacer florecer esas zonas de desierto que hay en el corazón».
Además, el Pontífice ha destacado que «Jesús no ha vuelto a su vida anterior, a la vida terrenal, sino que ha entrado en la vida gloriosa de Dios y ha entrado en ella con nuestra humanidad» y así «ha abierto a un futuro de esperanza» porque la Pascua es «el paso del hombre de la esclavitud del pecado, del mal, a la libertad del amor y la bondad. Porque Dios es vida, sólo vida, y su gloria es el hombre vivo».
A su vez, el papa Francisco ha remarcado que como «Cristo murió y resucitó una vez para siempre y por todos, pero el poder de la resurrección, este paso de la esclavitud del mal a la libertad del bien, debe ponerse en práctica en todos los tiempos, en los momentos concretos de la vida, en la vida cotidiana» ya que el ser humano debe atravesar ‘desiertos’ también hoy.
En concreto, el Pontífice ha destacado que el hombre debe atravesar «sobre todo el desierto que está dentro de él, cuando falta el amor de Dios y del prójimo, cuando no se es consciente de ser custodio de todo lo que el Creador ha dado y da» pero ha agregado que «la misericordia de Dios puede hacer florecer hasta la tierra más árida, puede hacer revivir incluso a los huesos secos».
En este sentido, el papa Francisco ha invitado a todos a «acoger la gracia de la Resurrección de Cristo» para dejarse «renovar por la misericordia de Dios». «Dejemos que la fuerza de su amor transforme también nuestras vidas; y hagámonos instrumentos de esta misericordia, cauces a través de los cuales Dios pueda regar la tierra, custodiar toda la creación y hacer florecer la justicia y la paz», ha señalado.
Así, el Pontífice ha pedido a Jesús resucitado transformar «la muerte en vida, que cambie el odio en amor, la venganza en perdón, la guerra en paz. Sí, Cristo es la paz» y ha implorado que por medio de él «la paz para el mundo entero».
 

Cara semanal del Arzobispo

 
Pascua: la Gran Misión
 
Amaneció la luz que no declina nunca, y se hizo hueco la vida dejando para siempre vacío el sepulcro que amordazó con la muerte como intrusa con sus males. Y tal y como dijo el Señor, el Templo de su cuerpo a los tres días fue rehecho con un reestreno tan nuevo como eterno jamás. El Dios infinito que le habitaba y el hombre mortal que Él no desdeñó, se abrazan ahora en esta vida nueva y renovadora que nos silba su canción poniendo letra de esperanza a la música del corazón. Es el himno de la alegría en el que se inspiran los Goethe con sus versos y los Beethoven con sus corales. Dios ha resucitado su humanidad, y en ella ha sido vencida su muerte y la nuestra para un siempre que no podrá caducar.
 
       ¿Cómo contarlo uniéndonos dos mil años después a esta alegría que embargó a los primeros oyentes, a los primeros videntes de esta sorprendente novedad? Entonces corrió de boca en boca. El pecado y sus adláteres ya no tenían la última palabra. El triunfo de Jesús sobre el maligno cerró el discurso con su verbo de bondad, de verdad, y de belleza.
       Y salieron a las encrucijadas de todos los caminos, moviéndose en todas las direcciones, y a los cuatro vientos en todas las lenguas se pusieron a cantar albricias. No somos rehenes de nuestras torpezas, no estamos lisiados en cojeras malditas que impiden que corramos, o mudos con mordaza que no nos deja gritar, o ciegos condenados a la tiniebla cuando la luz nos ha devuelto la vista. Este era y es siempre el milagro. Esta fue y será siempre la Buena Noticia.
       Estamos así de contentos aún en medio de nuestras dificultades, de nuestros retos, de las cosas sin resolver con el don de Dios y su sabiduría. Pero la alegría ya ha comenzado, nuestro callejón tiene salida, y no hay nada ni nadie que pueda arrebatarnos esta dicha, como nos acaba de decir el Papa Francisco: que nadie nos robe la esperanza.
 
 
       Lo celebramos en cada parroquia y en cada comunidad cristiana, y así nos va a durar este momento nada menos que cincuenta días, lo que dura el tiempo de Pascua. Como si un domingo de guardar nos supiera tan a poco que necesitamos estas ocho semanas. Pero además en Asturias vamos a unirnos en Oviedo y en Gijón a un gesto que en otras diócesis españolas y tantas de Europa se va a realizar por iniciativa del Camino Neocatecumenal. Es la llamada Gran Misión de la Pascua por la que queremos contarlo con respeto a quien nos quiera escuchar.
       Se han escogido tres lugares al aire libre, por donde la vida deambula de aquí para allá. Son plazas, son ensanches, son parques. Allí se saluda la vida al verla pasar, allí a veces se evita al reconocer a los rivales, allí se reúne para charlar y gozar en encuentro amistoso, allí se hace piropo y requiebro enamorado, allí se hace juego inocente de nuestros más pequeños o para los más mayores se hace descanso soleado… allí precisamente, por donde la vida pasa, queremos nosotros anunciar que Cristo ha resucitado. Queremos contar sin alharacas ni troníos que esta es la razón por la que estamos alegres, que Dios está a nuestro lado, y que la muerte, el pecado y todos sus chantajes han sido desenmascarados y dominados.
       Rezar a media mañana de estos domingos de Pascua, el canto de alabanza por tan infinita aurora resucitada, y dar luego el testimonio de cómo Cristo cambia la vida si le abrimos la puerta y le damos entrada. Vale la pena sumarse a la iniciativa y participar como hermanos testigos junto a otros hermanos. Gran Misión como testimonio en las plazas y encrucijadas, de una enhorabuena bendita que no tiene trampa. Feliz Pascua.

 
         + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
         Arzobispo de Oviedo

Reflexión para un viernes Santo . Por Rodrigo Huerta Migoya

1 El velo del templo se rasgó

Hermosa paradoja la de las últimas horas del Señor: el que es la luz se ve en tinieblas, el que es el agua que quita la sed pide de beber y el que es la vida se encuentra con la muerte.

Si el nacimiento del redentor lo marcó una estrella, el final lo marca un temblor.

Si nace humilde en un establo hoy muere humillado entre bandidos.

Si en su natividad los magos lo reconocieron como Mesías, hoy Longinos ,el soldado de la lanza lo reconoce como redentor al exclamar : verdaderamente éste hombre era Hijo de Dios.

Por su parte los ladrones representan claramente los dos únicos caminos que hay entre los cuáles el hombre se ha de decantar sólo por uno ,o estar con Dios o sin él . Es lo que se presenta a cada cuál a la hora de vivir y que se nos formula por última vez a la hora de  la muerte . Ateo o creyente , cielo o infierno  , más sencillo imposible ahora el que tenga oídos para oír que oiga .

2 La importancia de orar

Dice San Juan de la Cruz que quién tiene alguien que rece por él es como una ciudad rodeada por una gruesa muralla ,difícilmente la pueden arrasar .La asaltarán , la asediarán , la amenazarán …pero ésta frenará a sus enemigos .Es muy importante en una parroquia por ejemplo hacer actividades ,innovar y recuperar ,pero nada de esto saldrá adelante sin haber pasado largo tiempo orando ante el sagrario .El campamento  , las fiestas que hemos vuelto a celebrar , las convivencias con los chicos del instituto , los logros económicos …no han salido de la nada ,ni por que el cura se empeñara o por que las catequistas hicieran propaganda . Aquí lo que sale bien no es porque nosotros seamos muy buenos, sino porque somos muy confiados en aquel que nunca nos falla .Es el secreto de todo: la oración . Rezar cuesta, y eso se debe a que es un poco como la verdura , a veces no apetece ,más que bien nos hace .

Hay gente que me decía que yo era muy iluso y confiado : comprar un retablo de 800 euros antes de tener el dinero , volver a poner misa de gallo en el siglo XXI , llevar a los jóvenes a la marcha de Covadonga cuando nunca han ido …

Unos dirán que estoy loco, otros que tengo mucha suerte ,pero sólo una cosa es cierta :los méritos son del Señor quién nos ha inspirado y acompañado en tantas empresas llevándolas a buen término. Por esto os pido hoy que volváis a recuperar el amor a la oración , al silencio ,a pisar la Iglesia para algo más que ir a Misa .Es hora de quitar el polvo a aquellos hermosos devocionarios con los que nuestras abuelas vivieron y transmitieron la fe . Como olvidar aquellas reflexiones: 5 minutos con Jesús sacramentado, reflexiones sobre la pasión ,las jaculatorias , el vía crucis personal , la bendición de la mesa …

Esto lo perdimos al llegar a la situación actual o la situación actual tendrá algo que ver con el abandonar el rosario, el confesionario ,la exposición del Santísimo y tantas realidades más.


3 La tierra de Jesús

Quiso la Providencia que su Hijo naciera y muriera  en Palestina ,pero ¿por qué ahí y no en otro lugar? Quizás por ser los más necesitados de Paz . Antes de Cristo había ya disputas ,en tiempo de Jesús el clima de tensión entre el imperio romano y el pueblo oriundo del lugar era más que palpable ; y hoy dos mil años después siguen en situación de enfrentamiento . Por algo dice la escritura vino a los suyos ,y los suyos no le reconocieron . Tuvieron a aquél que es la paz ,la vida y el amor entre ellos ,más no supieron mirar más allá de sus intereses políticos . Hoy la Iglesia nos invita a pedir por la tierra que vio nacer a Jesús , por los cristianos que allí son minoría ,por sus necesidades y dificultades . Ojalá muchos hombres abran sus ojos a la fe al contemplar el sepulcro santo , el monte calvario ,el pretorio …

Quiera el Señor enseñarnos a nosotros a dar testimonio de él ,a no negarle diciendo que no le conocemos , a que que llevemos la cruz en alto como el estandarte del emperador Constantino. Hoy debemos gritar a todo el mundo : ved la Cruz de salvación donde Cristo nos dio la vida ,precio de la redención ,de la humanidad caída . Cruz de Cristo redentor ,te adoramos , sálvanos . Amén

Reflexión para un Jueves Santo. Por Rodrigo Huerta Migoya


En ésta tarde nublosa nos reunimos al banquete del Señor , venimos a formar parte del cenáculo pues como dice ese canto popular : en la mesa del altar hay un sitio para ti.

Muchas son las realidades que hoy protagonizan nuestra liturgia : El recuerdo de la Cena del Señor , el Lavatorio de los pies , el mandato del amor , la institución de la Eucaristía y del sacerdocio … en definitiva lo que llamamos el día del amor fraterno.

 1 No he venido a ser servido, sino a servir

Igual al llegar al preámbulo del banquete en sí nos ocurra lo que a Pedro: ¿Pero Señor, lavarme tú los pies a mí? , hasta que el Señor le advierte de que si no es capaz de hacer algo tan sencillo que le  pide, no tiene nada que ver con su causa .Por ello cuando en nuestro corazón sentimos que Jesús nos pide que dejemos esto, que empecemos aquello, que mejoremos lo de más allá… más nos hacemos sordos por comodidad, nos  alejamos hasta el punto de no tener nada con el Señor. Por ello es momento de agudizar el oído, de ponernos en pie y pedir perdón al Señor por las veces que nos hemos hecho los locos ante su Palabra, poniéndonos en sus manos. Ahí junto con el Santo pescador de Galilea podremos clamar: Señor, no sólo los pies, sino las manos y la cabeza. Es decir: Jesús, no sólo eso, sino más, todo lo que tú dispongas.
Pedimos al Señor que aumenten las vocaciones al ministerio ordenado , pedimos por todos los sacerdotes : los enfermos ,los que padecen la soledad , los ancianos ,los que pasan por un momento de dificultad , por los que se encuentran perdidos , por la santificación de nuestros sacerdotes diocesanos , que sean pastores según el Corazón de Jesús Sacerdote eterno.

 

2 En el hermano vemos al Señor

La Iglesia no es un invento de hombres, sino que es el instrumento que el Señor nos dejó con el que reunir a sus discípulos y enviarlos de dos en dos anunciando a todos los pueblos la buena nueva del evangelio. La Iglesia que es esposa quiere ser reflejo del amado que es Cristo, pretende ser caridad y lo es en cada servir que presta a la humanidad. Cuando un misionero recoge a un niño con el vientre hinchado rodeado de moscas, cuando una religiosa acoge a un transeúnte, a un enfermos de sida en su albergue, cuando un voluntario de Cáritas viste y acoge  a un sin techo, cuando en cada hora la Iglesia lleva a cabo la caridad está actualizando el mandamiento del Señor y repitiendo sus palabras: no hemos venido a ser servidos sino a servir. Quede claro hermanos que el servicio no sólo está en las misiones de  África y las obras sociales de nuestro entorno, el sacerdote que trabaja en las oficinas de la Santa Sede está sirviendo, el obispo que hace las veces de embajador en un país está sirviendo, el párroco que atiende su parroquia está sirviendo… es verdad que hay labor más agradecida que otra ,pero toda es necesaria . ¿Qué labor hace un párroco si no dedica tiempo a la caridad?

 Es verdad, pero ¿qué tiempo? cuando un párroco dedica las 24 horas a su feligresía. He aquí que no podemos ser ligeros  en el juzgar o al comentar que son mejores los misioneros que los que se quedan en España . Ahora pregunto yo ¿Dónde es más difícil evangelizar? , si todos son van al tercer mundo ¿quién anunciará a Cristo?.

3 La joya de nuestra corona

La Iglesia nos invita hoy al recordar los orígenes de la Santa Eucaristía a que  valoremos el misterio de Jesús presente en el tabernáculo ,el cual siempre está ansioso aguardando nuestra visita , nuestro rato de oración . Ojalá las mujeres de la Parroquia siempre fieles en ésta santa costumbre la potencies, en especial en los momentos del día que menos personas entrar a orar en la iglesia por ser horas de trabajo. Así seréis vosotras también Marías de los sagrarios-calvarios acompañando al Señor en su soledad como al pie de la Cruz con las tres marías. A los hombres de la parroquia os invito también a fomentar la devoción al Santísimo, sabedor de que la adoración nocturna masculina en ésta feligresía llegó a ser una de las más destacadas de toda la diócesis .

Que el Beato Manuel González, Obispo del Sagrario abandonado y San José María Rubio llamado por los madrileños el apóstol del Corazón de Jesús intercedan por nuestra comunidad parroquial ante estos mis deseos de que el culto a Jesús Sacramentado vuelva  a lucir como antaño.

Que María , sea nuestro modelo de discípula atenta a la palabra que el Señor nos dirige y dispuestos siempre con un corazón limpio para recibir al  Señor en gracia como ella el día de la Encarnación . Que como el discípulo amado seamos fieles al amor primero, dejando apoyar nuestra cabeza en el hombro del Señor que nos quiere susurra palabras que sólo él sabe dar, palabras de vida eterna.

martes, 26 de marzo de 2013

Horarios


                                                   Jueves Santo
El pan que yo os daré es mi Cuerpo para la vida del mundo.
 
10:30 Laudes (oración de la mañana)
 
17:00 Misa de la Cena del Señor .Conmemoración  de la Institución de la Eucaristía y el sacerdocio. Lavatorio de los pies. Mandamiento nuevo.
Día del amor fraterno.  Traslado del Santísimo al monumento.
 
18.30 VIATICO .El Párroco y las Hermanas del Santo Ángel acercarán la comunión a los enfermos de la Parroquia.
 
20:00 Hora Santa. Acompañamos a Jesús en el huerto de  Getsemani.
(Se organizarán turnos de vela durante toda la noche).
Si quieres ofrecerte para velar en una hora apúntate en sacristía.
Viernes Santo
Entonces el soldado exclamó: verdaderamente éste hombre era Hijo de Dios.
Mt 27,48
 
10:30 Laudes (en  la Capilla del Buen Suceso)
 
11:00 Vía Crucis (Desde el Carbayu a la Parroquia)
 
16:00 Oficio. Pasión según San Juan. Oración Universal. Colecta para Tierra Santa. Adoración de la Cruz. Comunión y reserva.
 
17:15 Procesión del Santo Entierro
 
Sábado Santo
Sola con tú  soledad nos acompañas María
 
08.00 Rosario de la Aurora
 
12:00 Acompañamos a María en su soledad
(himno ,poema, ángelus , Salve e incensación)
 
21:00 Vigilia Pascual
 
23.00 Chocolatada
 
Domingo de Pascua de Resurección
¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? Jn 11 , 25- 26
 
11.00 Misa de niños
 
12:30 Misa Mayor
 
13.30 Regina Caeli , Felicitación de Pascua y vino español
 

Sacramento de la Penitencia

Celebración Penitenciaria de la Penitencia
 
con Confesiones Individuales

 
 
Miercoles Santo día 27
 
a las 18:00 en la Iglesia Parroquial

 
 
 

Absolución general : la escepción que confirma la regla

Por María Lourdes Quinn
 
Nuestro Señor nos dice en el evangelio del V domingo de Cuaresma : “el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna”(Jn. 12, 25). Lo que más debe aborrecer uno de sí mismo son los pecados cometidos contra Dios, cuyo Amor por cada uno de nosotros no tiene igual. Esa contrición personal nos debería de llevar a la confesión sacramental individual.

” 960 La confesión individual e íntegra y la absolución constituyen el único modo ordinario con el que un fiel consciente de que está en pecado grave se reconcilia con Dios y con la Iglesia; sólo la imposibilidad física o moral excusa de esa confesión, en cuyo caso la reconciliación se puede tener también por otros medios.”
¿Y la absolución general o comunitaria sin previa confesión individual?
”Juan Pablo II, en la misma Exhortación Apostólica, ha vuelto a subrayar expresamente este carácter de excepcionalidad: «la reconciliación de varios penitentes con confesión y absolución general asume por sí misma naturaleza de excepción y por lo tanto no se permite a la libre elección, sino que se rige por la disciplina establecida para este caso» (Exhortación Apostólica «Reconciliatio et Paenitentia» (AAS, LXXVII, 1985, p. 267)”
“[…]la confesión individual debe hacerse antes de otra eventual confesión general y debe efectuarse «quam primum», es decir, nada más terminar las circunstancias excepcionales que han provocado el recurso a la absolución colectiva.
 
El Código de Derecho Canónico (961-963) detalla esas circunstancias excepcionales. La primera, el peligro de muerte cuando no hay tiempo para oír confesiones, originó en tiempo de las Guerras Mundiales. La segunda, necesidad grave, se refiere a casos excepcionales en territorios de misión o comunidades de fieles aislados, por ejemplo, pero en éste último caso, deberían de hacer todavía la confesión individual al menos una vez al año y los sacerdotes deberían de oir las confesiones individuales que puedan antes de impartir la absolución general, según “Normas de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la absolución sacramental impartida de modo general” (16 de junio, 1972). Explica ese documento:
“VIII. …no está permitido a quienes tienen conciencia de estar en pecado mortal y tienen a disposición algún confesor eludir intencionalmente, o por negligencia, el cumplir la obligación de la confesión individual, esperando una ocasión en que se dé a muchos la absolución colectiva. […]
XI. Aquel que es motivo actual de escándalo para los fieles, si está sinceramente arrepentido y tiene propósito serio de hacer desaparecer el escándalo, puede recibir, sin duda, la absolución sacramental colectiva con los demás; no podrá, sin embargo, acercarse a la sagrada comunión mientras no haya hecho desaparecer el escándalo a juicio de un confesor, al que debe acudir antes personalmente.”
La absolución general es una excepción que confirma la regla de la confesión sacramental individual. Acudamos al Sacramento en estos  días tan especiales.

Los primeros santos del papa Francisco

(Rome Reports)
 
 
Los nuevos santos son: Antonio Primaldo y 800 compañeros mártires, de Otranto, Italia; la Madre Laura, de Colombia, fundadora de la Congregación de las Religiosas Misioneras de la Bienaventurada Virgen María Inmaculada y de Santa Catalina de Siena y María Guadalupe García Zavala, la mexicana conocida como Madre Lupita, cofundadora de la Congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres.
Antonio Primaldo y sus más de 800 compañeros mártires fueron ejecutados en el siglo XV por no querer convertirse al Islam. La Madre Laura será primera santa de Colombia, dedicó su vida al trabajo con el pueblo indígena. La Madre Lupita se fundó la congregación para el servicio de los enfermos y los pobres.
Será un evento histórico para el papa Francisco y también para la Iglesia universal.

De San Dimas, el buen ladrón, en el día de su festividad

Por D. Luis de Antequera

Jesús y el buen ladrón en la cruz. Tiziano (1563).

Ayer 25 de marzo fue la festividad de San Dimas, que este año pero no todos por mor de la movilidad de las fiestas de la Semana Santa, celebramos en fecha muy idónea, apenas tres días antes del momento en que se produjo su crucifixión y muerte, junto a la de otro personaje importantísimo de la historia humana: Jesús de Nazaret.
Y es que como bien sabemos, Jesús no va sólo al Calvario, sino que lo hace acompañado de otros dos reos, algo en lo que existe acuerdo entre los cuatro evangelistas. A todo ello dedicamos nuestro artículo del pasado 5 de abril (pinche aquí si desea conocerlo) por lo que no conviene reiterarse en ello. Sí insistiremos en que la tradición de llamar “Dimas” al buen ladrón procede de un apócrifo, el Evangelio de Nicodemo, cuyo manuscrito más antiguo conocido data del s. XI, en su sección denominada “Actas de Pilato”, (pues tiene una segunda llamada “El descenso a los Infiernos”) llama “Dimas” al ladrón bueno, y “Gestas” al malo, dando comienzo a una tradición que es la más sólida, por cuya senda continúa otro importante apócrifo del género, la “Declaración de José de Arimatea”, del que se conoce un manuscrito del s. XII, con gran auge en la Edad Media, la cual ofrece un curioso relato de los cargos por los que Dimas habría sido crucificado:
El segundo […] se llamaba Dimas; era de origen galileo y poseía una posada. Atracaba a los ricos, pero a los pobres les favorecía. Aun siendo ladrón, se parecía a Tobit [Tobías], pues solía dar sepultura a los muertos. Se dedicaba a saquear a la turba de los judíos; robó los libros de la ley en Jerusalén, dejó desnuda a la hija de Caifás, que era a la sazón sacerdotisa del santuario, y substrajo incluso el depósito secreto colocado por Salomón. Tales eran sus fechorías” (op. cit. 1, 1-2).
No es sin embargo la única tradición existente sobre su nombre. Algún manuscrito evangélico -no así la Vulgata, versión oficial de los escritos canónicos desde el Concilio de Trento) lo bautiza como Zoathán y al mal ladrón como Chámmata. El “Evangelio árabe de la infancia” denomina Tito al buen ladrón y Dúmaco al malo
Crucifixión. Antonello Da Messina (1475).

Aunque no falten naturalmente excepciones, como la maravillosa “Crucifixión” (National Gallery, 1450) de Andrea del Castagno (n.1423-m.1457), tanto la tradición como la iconografía cristianas han solido imaginar que los ladrones crucificados junto a Jesús fueron atados al madero y no clavados: tal es el caso de la versión de los hechos de las crucifixiones de Louis Alincbrot (Museo del Prado, 1440) o de Antonello Da Messina (Koninklijk Museum voor Schone Kunsten de Amberes, 1475).
Se suele imaginar igualmente que no pasaron por el mismo calvario que pasó él, salvándose desde luego de la coronación de espinas –lo cual no es muy difícil de entender dada la estrecha relación existente entre dicha tortura y el delito que se le imputa a Jesús, proclamarse rey- pero también de la flagelación, pena que acostumbra a formar parte del macabro ritual de la crucifixión, y hasta del paseo por la ciudad cargados con la cruz.
La consolidación de tal tradición obedece a múltiples razones. En primer lugar, la repentina entrada de los ladrones en el relato evangélico, cuando Jesús ya ha sido flagelado, coronado de espinas y escarnecido en varias ocasiones, hace que el lector del Evangelio se quede con la impresión de que los ladrones no hubieran pasado por nada de eso, cuando en realidad, lo único que ocurre es que los cronistas no se refieren a ello porque no interesa al relato. En segundo lugar, el hecho de que para cuando Jesús ya ha muerto, los ladrones aún están vivos en la cruz según relata Juan, invita igualmente a pensar al lector que la pena de los ladrones hubiera sido más “benigna”. Pero en tercer lugar y sobre todo, el hecho de que la pasión de los ladrones sirve también a los evangelistas para poner en valor el aspecto redencional de la pasión de Jesús, que no en balde y contrariamente a lo que ocurre con los ladrones, no padecía por sus propios pecados, sino por los pecados del mundo, según lo expone San Pablo:
“Creemos en Aquel que resucitó de entre los muertos a Jesús Señor nuestro, quien fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra justificación”(Ro. 4, 24-25).
Curiosamente, si cuando se trata del aspecto físico del tormento que padeció Jesús, el de los ladrones suele imaginarse de inferior intensidad del de aquél a quien acompañan en la hora de la muerte, cuando de trata del aspecto humano o psicológico por el contrario, es Jesús el que lleva ventaja, apareciendo en la cruz con una cierta majestad común a toda la iconografía cristiana, con los brazos extendidos, en posición simétrica, con las piernas cerradas, vestido, piadoso, mientras los ladrones aparecen crucificados en posiciones cómicas y asimétricas, retorciéndose en la cruz, desnudos, maledicentes (sobre todo el malo), etc ..
Lo más probable es que salvo determinados aditamentos de la condena de Jesús (la coronación de espinas), y desde luego cierto cebamiento que se pudiera producir sobre su persona derivado de la inquina que el pueblo judío exhibe ante el procurador romano, como demuestra el hecho de que Jesús muriera antes que ellos, los ladrones sufrieran una ejecución muy similar a la que sufrió Jesús y que, en consecuencia, hubieran sido, como él, flagelados, paseados con la cruz por la ciudad, clavados al madero, y en similar postura y vestimenta que Jesús.

lunes, 25 de marzo de 2013

Días de penitencia

Por Rvdo. Sr. D. Jorge González Guadalix
 
Estoy en el confesionario. Una persona se arrodilla y comienza a llorar. Un llanto que acongoja el alma. Yo permanezco en silencio. Hay lágrimas y lagrimas. Las hay de emoción, de alegría, de arrepentimiento, de desesperación, de horror. Las de ayer eran mansas, serenas, hondas, de esas que salen de las entrañas más profundas.
Padre… años y años sin confesarme. Años y años lejos de Dios y de la Iglesia. Supe que habían abierto una capilla de adoración perpetua y vine un día por curiosidad. He vuelto más veces y no puedo más. No puedo mirarle estando así. Por eso estoy aquí…
No puedo añadir más.

Semana Santa 2013



Por D. Carlos J. Díaz Rodríguez

La Semana Santa, es un tiempo “ad hoc” para hacer un alto en el camino, planteándonos o replanteándonos algunas cosas, sobre todo, en el crecimiento de nuestra relación con Dios. Vivimos tan apurados que llegar a conseguir diez o quince minutos de silencio es toda una hazaña. Por esta razón, conviene orar y, desde ahí, reflexionar sobre la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Tres palabras en las que se engloba nuestra salvación y la posibilidad de empezar a vivir -desde hoy- una porción significativa de lo que nos espera en el cielo. Algunos críticos del cristianismo –por ejemplo, Nietzsche- argumentan que la fe cristiana -en lugar de responder a las inquietudes y necesidades del mundo- se queda centrada exageradamente en lo que vendrá después, en la promesa de la otra vida, sin embargo, conviene aclarar que si bien es cierto que la felicidad plena se encuentra en lo que llamamos cielo, no es menos cierto que la fe está comprometida con las sanas aspiraciones del ser humano que se mueve en el mundo. Quien se deja encontrar por la verdad (cf. Jn 8, 31-42), por Cristo, empieza a vivir de otra manera, pues descubre el sentido pleno de su existencia. Es lo que llamamos el cielo en la tierra, ya que cuando se tiene la certeza de Dios, los problemas –aunque dolorosos- se vuelven más ligeros de asumir, de enfrentar, sin perder el realismo de la situación, refugiándose en una espiritualidad evasiva e irracional. Partiendo de esto, nos acercamos al significado de la Semana Santa, dejándonos interpelar por el Espíritu Santo, quien llega a nosotros a través de nuestros sentidos, de las personas y, por supuesto, de las circunstancias que nos rodean, un poco al modo de la inspiración que sorprende a los artistas en un momento dado y que influye en el contenido de sus respectivas obras.

Pasión:
Jesús fue un hombre apasionado, el Dios de la pasión que es un sinónimo de entrega. No nada más se dio en la cruz, sino a lo largo de los 33 años que pasó en el mundo, perteneciendo a una cultura, comunidad y familia. Ante un Dios vivo, palpitante, dinámico y decidido, es importante preguntarnos ¿si realmente somos de esos cristianos que contagian entusiasmo, vitalidad y pasión o, por el contrario, vivimos encerrados en nosotros mismos, amargados, como si estuviéramos muertos en vida? No se trata de tener una sonrisa fingida, sino de vivir intensamente, dejándonos tocar por la pasión que trae consigo la verdad. Dentro de la Iglesia, también existe la frialdad, la indiferencia, el aburrimiento, las caras largas, cuando en realidad tenemos un Dios que se dio en todo sentido. La cruz (cf. 1 Co 1, 18) -el signo de la eterna contradicción para extraños e incluso para propios- implica darnos sin medida, donarnos, pero con buen humor, amando las cosas sencillas y agradables de la vida como una caminata a orillas del mar o una plática de sobremesa. La Semana Santa nos habla de pasión, de entrega generosa, para hacernos despertar, tomar conciencia y atrevernos a construir el proyecto de Cristo. ¿Vivimos con ilusión?, ¿nos despertamos con ganas de cambiar el mundo empezando por nosotros mismos?
Muerte:
Jesús murió en la cruz, entregándose por completo, sin embargo, ¡no se quedó ahí, sino que resucitó de entre los muertos! Como sus amigos, tenemos que morir a todas aquellas actitudes que nos separan de su palabra. Renunciar a la mentira, para poder vivir en la verdad que libera y humaniza. ¡Cuántos se dejan llevar por una serie de propuestas vacías, incapaces de dar paso a la felicidad! De ahí que nos corresponda hacer a un lado al hombre viejo, para que llegue el nuevo. Fuera de Dios, hay muerte y desencanto, pues desaparece la trascendencia, la oportunidad de ir más allá de la vida biológica. En cambio, cuando nos dejamos transformar por Jesús, comenzamos a caminar hacia la meta que es la eternidad con la que Dios es eterno. La vida terrenal se parece a una sala de espera VIP con la que cuentan muchas aerolíneas de común acuerdo con diferentes instituciones bancarias. Mientras llega la hora del vuelo, se tiene acceso a un sinnúmero de comodidades que bien valen la pena, lo que se parece a nuestra estancia en el mundo, pues se encuentra enriquecido por la naturaleza, dotándonos de lo necesario para vivir con calidad, sin embargo, aún cuando es muy agradable disfrutar de lo sano que la vida nos ofrece, sucede que –al igual que en aquellas salas de espera- por muchos beneficios que se tengan, sigue dándose en nosotros la nostalgia o el ansia por llegar al destino final. Así es la vida. Aunque tenemos muchas cosas bellas, sentimos la necesidad de ir más allá, de llegar a nuestra verdadera casa, al cielo. Algo nos empuja a seguir adelante. En el mundo no esperamos un avión, sino la muerte natural, el puente que nos llevará al encuentro con Dios y con nuestros seres queridos. Por lo tanto, es un tiempo para reflexionar, ¿cómo queremos presentarnos ante el rostro cercano y cariñoso del Padre Celestial?, ¿con las manos llenas, vencidas por el egoísmo o, en su caso, después de haberlo dado todo por amor? No se trata de obsesionarse con la muerte, sino de saber vivir responsablemente.
Resurrección:
No seguimos a un dios abstracto y mitológico, sino a un Dios vivo (cf. Lc 24, 1,12) que resucitó a la vista de un sinnúmero de personas. El evangelio nos lo narra a modo de testimonio histórico y espiritual. Por lo tanto, el cristianismo no es la religión de la muerte o de la tristeza, sino de la vida. ¿Cómo podemos saber que Jesús es la verdad? A través del misterio de la resurrección con el que se abre el tiempo litúrgico de la pascua. Jesús resucitado es la certeza que tenemos para vivir intensamente y llegar a la meta de nuestra salvación.
Que la Semana Santa -a través de los textos y de los ritos que nos propone la liturgia- sea un espacio para enraizar nuestra fe en el Dios que nos llama a reconocer la cruz, haciendo de ella la llave o la clave de la verdadera felicidad, tanto en el más allá, como en el más acá.

A la Misa Crismal . Por Rodrigo Huerta Migoya


Sacerdotes, oleos, sacerdotes y oleos

Con la llegada de la Semana Santa parece que se cumple con exactitud nuestro ciclo vital tan ligado al litúrgico. Tras hacerse con las palmas, ramos y cañas las sacristanas y sacristanes de nuestras parroquias se afanan en éstos días en quemar los viejos oleos y dejar como una patena las crismeras con las que los párrocos recogerán los nuevos de éste año. He aquí un puntal de la fraternidad sacerdotal: la Misa Crismal.

Celebración que aunque marcada para la mañana del Jueves Santo ,se viene celebrando el Martes Santo para facilitar a los sacerdotes su asistencia, en especial para aquellos párrocos que atienden casi un vicariato apostólico . Muchos asistirán, muchos la salud no jugará en su favor, otros tendrán que  dar sepultura, celebrar su misa diaria, atender capellanías o simplemente se quedarán en casa; más ese día todos están citados a las 11 de la mañana en la Iglesia madre de la diócesis, la Catedral.

Pocas veces se convoca a todo el clero del lugar, es verdad que el sacerdotes seculares no están llamados a vivir la convivencia característica de los sacerdotes regulares; más esto no es excusa para que no haya comunión, hermandad y relación entre los curas de un mismo presbiterio los cuáles acaban viéndose cuatro veces al año: en las bodas de oro sacerdotales, la novena de Covadonga, cuando muere un cura y  en la Misa Crismal. También los religiosos con encargos pastorales en la diócesis están llamados a asistir a dicha celebración, ya que ésta pone en relieve la comunión entre el Obispo ordinario del lugar y sus colaboradores más directos. No es un acto de gustos pues hay quienes comentan escusas como: yo con Don Gabino iba, con éste no porque no me convence .Error, esto no es cosa de gustos, sino de corazón. Qué sentido tiene la vida ministerial para una persona que no renueva las mismas promesas sacerdotales que hizo el día de su ordenación, como se hace en éste día.

Ni todo lo viejo es bueno ni todo lo nuevo malo y viceversa, término medio y sentido común. Hay iglesias antiguas en las que da gusto rezar, y otras modernas que realmente llevan a Dios con sus formas .Aquí debemos dar una excepción: el problema no es lo moderno sino lo que por su poca calidad es indigno de prestar servicio al culto. Esto es lo que pasa hoy con las nuevas  crismeras fabricadas por diversas casas de artículos religiosos .Lo malo no es el estilo, sino más bien en que al cabo de pocos meses estas están impresentables, oxidadas, ennegrecidas… ¿Tan poco valor damos al Santo Crisma y a los óleos?. Antiguamente había venerables curas de pueblos que tanto respeto rendían a los Santos oleos que llegaban a guardar las ánforas en el sagrario. Esto no sería lo más apropiado pero me sirvo del ejemplo para comparar el poco amor que hoy en nuestras parroquias se manifiesta al respecto. Parroquias donde hace treinta años que no cambian los óleos, otras donde éstos se guardan en el trastero o el cajón de las herramientas etc.

Sé de un Arcipreste que hubo en la diócesis que cuando  los curas  de su zona  iban a buscar los óleos los iba anotando en una lista, y al pasar un mes los que aún no había aparecido a buscarlos los llamaba a capitulo o les acercaba los óleos él mismo en el caso de que éstos no pudieran.
Luego está el caso de un cura que todos los años va a buscar los óleos en botes de farmacia de los de pruebas de orina, comprendo que será más cómodo y barato, pero…la verdad que pone la piel de gallina.Con éstas letricas quiero tan sólo reflexionar una cosa: ¿Cómo tratamos las cosas de Dios?
¿Qué valor les damos? ¿nos ha llevado la rutina a ver con ojos mundanos lo que no es del mundo?

domingo, 24 de marzo de 2013

Horarios


Martes  Santo
Encontré a David, mi siervo, y le ungido con oleo sagrado para que mi alma esté siempre con él.
 
11:00 Misa Crismal en la S.I.C.B.M. del Salvador de Oviedo dónde el Sr. Arzobispo bendice los óleos, consagra el crisma y se renuevan las promesas de la ordenación sacerdotal. Signo de comunión de los presbíteros con su prelado.
 
18:00  Conferencia El Dios de la fe cristiana
a cargo del Rvdo. Sr. D. Constantino Bada Prendes de la Granda
 
19:30 Santa Misa
 
Miércoles  Santo
Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que muertos al pecado,
 vivamos para la justicia .Sus heridas nos han curado.
 
12:00 Film La última cima  (Locales de la Parroquia)
 
18:00 Cumplimiento Pascual. Celebración penitencial (con confesiones).
 
19:30 Santa Misa