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viernes, 30 de junio de 2023

Quedarte sin formas. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) Apenas pongo formas pequeñas en las misas de diario. A ver que hago cuentas: en La Serna, Juana y ya. En Piñuécar, dos religiosas y si acaso una mujer o dos. En Braojos suelen acudir al rosario y a misa cuatro o cinco. En La Serna y en Piñuécar, a diario, no pongo formas pequeñas. Simplemente parto la grande y así comulgamos todos.

En Braojos celebro en la pequeña capilla de la Virgen del Buen Suceso. En la patena, con la forma grande, pongo tres o cuatro pequeñas y es fácil partir si me quedo corto, o consumir si me pasé de largo.

Pues les cuento que este pasado miércoles me quedé sin formas. Preparé todo para la misa calculando las tres o cuatro mujeres de siempre. Sí observé alguna más que de costumbre en el rosario, pero bueno, nos apañamos bien. Comienzo la misa, en esa capilla siempre ad orientem, y de repente, me vuelvo, y ¡leches! once en misa.

Nuestra misa de diario es ciertamente especial. Celebramos en la pequeña y recogida capilla de la Virgen del Buen Suceso y “ad orientem". Nos hemos acostumbrado a cantar sanctus y agnus en latín sin problemas y alguna vez, al final, entonamos un precioso canto a la Virgen nada menos que de Juan del Encina “Pues que tú reyna del cielo tanto vales…”, que es una canción de esas que si las interpreta algún coro especialista en música medieval es una maravilla, pero si la cantan el cura de Braojos y algunas señoras, se convierte en carcundia. Normal. No vamos a comparar a Juan del Encina con “Mientras recorrres la vida".

A lo que vamos. Seis o siete en el rosario y once en misa.

Se comprueba lo tantas veces proclamado: con la iglesia cerrada no acude nadie. Si está abierta, quién sabe.

Tengo mis teorías sobre las cosas. Una de ellas, la de las puertas abiertas. Pero tengo más. Por ejemplo, que a todos se nos ocurre, con frecuencia, preguntarnos qué hacer o dónde ir. Esto es lo que rige la vida de los políticos, los animadores socio culturales. Yo creo que nosotros, como Iglesia, estamos llamados a más, y, curiosamente, quizá más sea menos, y perdón por el trabalenguas. Nuestro más consiste en hacer presente a Cristo y hacer ver en medio de nuestros pueblos que Cristo está presente, que la Iglesia está viva y que cada día se nos llama a ponernos en la presencia de Dios. Puede parecer inutilidad, pero es una inutilidad que hace ver al mundo la vaciedad de tanto hacer y tanto programar.

Decían los antiguos que las campanas son la voz de Dios. Sí. Las campanas, el señor cura que va y viene, las mujeres, y algún hombre, acudiendo al rosario y a misa, también a diario.

¿Pero la gente va? Va. El miércoles me tocó la multiplicación de las formas.

«Es muy hermoso ver nacer la Iglesia»

(Iglesia de Asturias) Este viernes llegó a España Antonio Herrero, el último misionero asturiano en Benín, donde, desde hace más de treinta años (desde 1986) la diócesis tenía una misión, primero en Bembereké, y desde el año 2018, en Gamia, al norte del país, una zona de mayoría musulmana.

Llegó el momento de dejar todo el trabajo realizado a lo largo de los años en manos del clero y los laicos de la zona. Ya lo había manifestado nuestro Arzobispo, Mons. Jesús Sanz, que precisamente había visitado la misión el pasado mes de febrero, donde bendijo el recién construido templo de San Francisco levantado gracias a la colaboración de los asturianos. El pasado mes de julio, con motivo del Día de la Misión Diocesana, afirmó en una carta que «no quisiera perder esa dimensión misionera de nuestra diócesis, y querríamos tener una presencia en Latinoamérica, donde habría más facilidad para que sacerdotes, jóvenes y laicos puedan formar parte de esta experiencia». Se irá viendo el nuevo destino con el tiempo, pero mientras tanto, después de trece años de servicio a la Iglesia en Benín, Antonio Herrero regresa a su diócesis natal, donde a partir del mes de septiembre se hará cargo como párroco de la UP de Teverga y será, además, el nuevo Delegado Episcopal del Clero.

El pasado domingo tenía lugar una gran eucaristía de despedida, pero también de acción de gracias, «con la alegría con la que lo saben vivir ellos», en la que Antonio Herrero decía adiós a los que habían sido sus fieles, durante tantos años. «Yo quise ir avisando con tiempo, sobre todo para poder preparar a los que iban a venir después de mí. Me hubiera gustado marchar discretamente –reconoce–, pero la gente quiere celebrar, y aunque me han dicho que me van a echar de menos y sea realmente difícil vivir estos momentos, ellos quisieron tener la fiesta y así se hizo», dice, y por todo lo alto, ya que asistió el Obispo de la diócesis, el Delegado episcopal de Misiones, Pedro Tardón, sacerdotes, comunidades religiosas y muchos otros que no quisieron perderse el momento. Un momento que Antonio Herrero prefiere ver como «una nueva etapa, como un crecimiento», y recordarles a los fieles de la misión que «hubo un momento donde estuvieron los misioneros, y ahora sois vosotros los que tenéis que tomar el relevo de vivir y anunciar el Evangelio».

No es fácil dejar África, y Antonio Herrero confiesa partir «con el corazón un poco tocado de tanto cariño, haciendo memoria de tantas personas con las que he podido vivir, porque marchar de aquí no es fácil, pero bueno es la fe en Jesús la que nos ha enviado aquí, y Él mismo es quien nos manda marchar. Se mezcla así la alegría con la nostalgia de pensar que probablemente no les volveré a ver», reconoce.

Durante estos casi 40 años en los que nuestra diócesis ha mantenido una misión en Benín, han pasado por ella nueve sacerdotes asturianos, que vieron nacer nuevas comunidades cristianas donde no había nada. «Son ellos los que empezaron la misión, los que construyeron las iglesias y con los frutos de todo lo que ellos hicieron nosotros hemos ido continuando –afirma Antonio Herrero–. Hay muchas cosas que quedan empezadas, a nivel de la fe, sobre todo con la fuerza que da la liberación de Jesús para estar unidos y tirar para adelante. Y en estos años además son muchas otras cosas las que se han trabajado: el agua, los pozos, la educación, la sanidad… Ha habido muchos proyectos para ayudar a personas con minusvalías, ataques de epilepsia, todo lo que integralmente necesita una persona para crecer, desarrollarse y salir adelante».

«Ha sido realmente hermoso ver nacer la Iglesia», reconoce, y explica cómo «al llegar a la zona de Gamia, preferentemente musulmana, las comunidades nacían pues a lo mejor de un seglar que venía del sur, y empezaba a reunir a algunas personas debajo de un árbol en torno al Evangelio, rezaban juntos, después llamaban al sacerdote para que los visitara, se formaba una comunidad, después construían una pequeña iglesia, y así todo se iba desarrollando y tú podías ser testigo de cómo aquellas pequeñas semillas iban dando frutos y es una gran alegría».

Ahora llega una «nueva etapa», como él mismo describe, y por el momento, es consciente de que habrá que adaptarse a una «nueva realidad», para lo que prefiere primero «abrir los ojos, escuchar a la gente y ver con humildad qué servicio puedo ofrecer. Así, con confianza en el Señor, cumplir con los que nos pide la Iglesia. No ir con ideas programadas, sino primero observar y ver cómo puedo hacer esa labor y hacerla con alegría».

jueves, 29 de junio de 2023

Querida Pepita: Descansa en Paz.- Por Joaquín Manuel Serrano Vila

El pasado 18 de junio se iba al Padre Josefa Menéndez Prado: ''Pepita''. Nacida en Lugones, fue bautizada en la capilla del primitivo cementerio que estaba anexo al templo al estar la iglesia antigua destruida y la actual aún sin edificar. Toda su vida de fe estuvo vinculada a nuestra Parroquia en la que incluso fue catequista.

Con su marido José Manuel, natural de Sograndio, construyeron un hogar y una familia. Precisamente por ser ella de Lugones y él de Sograndio, se conocieron Juan y Rosi (la sacristana), cumpliéndose así el dicho de que de una boda sale otra.

Su vida no estuvo exenta de sacrificios, penas y dificultades; sin embargo, ella siempre supo vivir su realidad en clave de fe. Especial mención merece la enfermedad de su marido primero, y la de su hijo, después

La Pepita que yo conocí fue una auténtica madre coraje que cada día hacía lo que hubiera que hacer para subir a ver a su hijo a la residencia, hiciera frío o calor, o cayeran rayos y lloviera chuzos. Era una persona sensible que también amaba a los animales, por eso valoraba mucho la fiesta de San Antón en la Parroquia.

Una devoción muy querida por Pepita era la de Santa Gema, a la que fue fiel durante muchísimos años. Cada 14 de mes en el convento de las pasionistas de Fitoria ella y Juan -su vecino y esposo de Rosi- se encargaban de la recaudación de los donativos. El día de su despedida las Madres Pasionistas enteradas de esta triste noticia se unieron desde su clausura a nuestra celebración con sus plegarias, y así nos lo transmitieron.

Pepita con sus aciertos y errores dió lo mejor de sí; la recuerdo sus últimos años aquí en Lugones quedándose hasta muy tarde a la vela del Santísimo el Jueves Santo, o salir de funerales en Viella y verla esperando en la puerta de la iglesia a que amainara la lluvia para volver de nuevo a pie para su casa... Cuántas veces yo le decía que me avisara y no se pegara esas palizas para llevarla de vuelta a casa en mi coche, pues teníamos la misma ruta y casi la misma misión: rezar por los difuntos y acompañar a las familias. 

Los últimos años su cabeza empezó a fallar, pero sé que seguía acordándose de Lugones y de su Parroquia desde su residencia en Oviedo. La última vez que la visité, la tarde noche de reyes anterior a la pandemia, se convirtió en la persona más feliz del lugar al presumir orgullosa de que el cura de su pueblo la había venido a ver. La pandemia nos aconsejó -y aún se nos aconseja- que sólo la familia más directa visite los geriátricos; sin embargo, por medio de Rosi y de otras personas próximas a su familia he tenido siempre noticia de cómo iba o de cómo estaba, de sus mejoras o empeoramientos.

Cuando una persona sufre en sus últimos años una enfermedad tan compleja como la de Pepita también constatamos otra realidad no menos dura, que no nos morimos solamente cuando dejamos de respirar, sino que también cuando socialmente dejamos de estar en activo recorriendo las calles y haciendo nuestra rutina cotidiana. Estoy convencido que hay muchas personas que conocieron y apreciaron de corazón a Pepita que no se han enterado de su fallecimiento y del día que la despedimos, pero lo que nos importa es que a Dios no se le escapan los suyos ni lo que puede suponer morir de espaldas al mundo, pues ella se cuidó muy mucho de de vivir de cara a Él: Descansa en paz, Pepita.

Santoral del día: Santos Apóstoles Pedro y Pablo

(COPE) Lo más hermoso de Dios es que pudiendo escoger a lo que cuenta, coge lo que no cuenta. Claro ejemplo son los Santos Apóstoles Pedro y Pablo que celebramos hoy con toda Solemnidad y que son las Columnas de la Iglesia. Simón fue llamado Pedro -que se traduce “piedra”- por el Maestro. Oriundo de Cafarnaum era de oficio pescador y hermano del también discípulo Andrés. Este les presentó a los dos y tras una noche en oración, el Señor les escogió para que estuviesen con Él y fuesen sus testigos.

Cuando confiesa en Betsaida a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios Vivo, es puesto como su Vicario y los Papas son sus Sucesores en el tiempo. Forma parte de los tres apóstoles más predilectos que subieron al Tabor para ver la Transfiguración y estuvieron muy cerca de Él en Getsemaní. Tras la negación en la Pasión y su posterior arrepentimiento después de la Resurrección, confiesa su amor al Maestro siendo restablecido en su cometido de Piedra sobre la que se dificará la Iglesia de Dios.

Después de Pentecostés marcha hasta Roma a predicar el Evangelio. Autor de las tras Cartas que llevan su Nombre en el Nuevo Testamento, muere crucificado cabeza abajo porque no se considera digno de morir como su Señor. Saulo, por su parte, es de Tarso de Cilicia. De oficio curtidor es muy culto y se ha educado en la Escuela del fariseo Gamaliel, hombre muy flexible con los cristianos. Cuando Saulo tiene parte en la lapidación de San Esteban, desde su condición de estricto observante de la Ley, marcha a Damasco para detener cristianos.

Entonces se encuentra con Cristo y se cambia su nombre por el de Pablo. Empezando a predicar a los judíos se ve rechazado por lo que se dedica a los alejados y ahí se centra su misión como “Apóstol de los Gentiles”. Funda muchas comunidades a las que refuerza con su Cartas que recoge la Escritura. En sus viajes le acompañarán San Marcos, San Lucas, Silas y Bernabé. Arrestado por seguir al Nazareno, apela al César siendo condenado a morir decapitado.

miércoles, 28 de junio de 2023

Joaquín Navarro-Valls, Mis años con Juan Pablo II. Por Guillermo Juan Morado

Joaquín NAVARRO-VALLS, Mis años con Juan Pablo II. Notas personales, Espasa, Barcelona 2023, 635 p., 29.40 euros.

Joaquín Navarro-Valls (1936-2017), médico y periodista, fue Presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia en 1983 y 1984. Así le conoció Juan Pablo II, quien le pidió asesoramiento para mejorar la comunicación de la Santa Sede y, poco después, le nombró director de la Oficina de Prensa. Fue portavoz papal del 1984 al 2005, con Juan Pablo II, y del 2005 al 2006, con Benedicto XVI.

Un recorrido por el índice del libro nos permite conocer su estructura. Comienza con una “Presentación. Pequeña historia de unas notas”, a cargo de Diego Contreras, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de la Santa Cruz, a la que sigue un “Breve perfil biográfico” de Navarro-Valls. Después vienen los 50 capítulos que recogen los diferentes acontecimientos que han quedado plasmados en estas notas, desde “Un giro inesperado (1984-1986)”, en el que el autor narra cómo tuvo lugar su nombramiento como director de la Sala Stampa hasta “He sido un privilegiado (2005-2006)”, en el que hace un balance final de su experiencia en este puesto. El epílogo del libro, “A su manera”, está escrito por su hermano Rafael Navarro-Valls. Cierra el volumen un amplio apartado de notas y un índice onomástico.

El ya mencionado Diego Contreras expone en su presentación algunas claves de esta obra, que contiene “anotaciones rápidas tomadas casi siempre al hilo de los acontecimientos” que abarcaron los años en los que Navarro-Valls fue portavoz del papa (cf. p. 9). No obstante, hay fechas relevantes que carecen de anotaciones; seguramente explicable, esta carencia, por el volumen y ritmo de trabajo del portavoz. Navarro-Valls veía como un “imperativo moral” la tarea de dar a conocer mejor el perfil humano de Juan Pablo II, verdadero protagonista de este libro. La Facultad de Comunicación de la Universidad de la Santa Cruz asumió la tarea de ordenar esas notas y de prepararlas para la publicación.

Los 50 capítulos siguen un orden cronológico. Algunos tienen un tema común. Por ejemplo, el cuarto, “Una visita al Kremlin (1988)”, que cuenta el viaje de la delegación enviada por el papa a Moscú, del 8 al 13 de junio de 1988, para celebrar el Milenio del comienzo del cristianismo en Rusia. O el capítulo 13, “Gorbachov en el Vaticano (1989)”, que recoge las impresiones causadas en el autor por el encuentro del mandatario soviético con el papa. Por su parte, el capítulo 38, “Cuba (1997-1998)”, está dedicado a la preparación del viaje del papa a Cuba y a la estancia del santo padre en la isla del 21 al 26 de enero de 1998. El capítulo 39, “Tragedia en la noche (1998)”, aborda el asesinato del comandante de la Guardia Suiza y de su esposa y el posterior suicidio del guardia Cédric Tornay. 12 capítulos narran los días de vacaciones veraniegas con el papa en las montañas; períodos en los que el contacto con el pontífice era mucho más espontáneo y cercano. Las grandes preocupaciones del papa, los acontecimientos del mundo, la labor pastoral de gobierno de la Iglesia… y, no en último término, la enfermedad de Juan Pablo II, con los diversos ingresos en el Gemelli, tienen su tratamiento en estas memorias. Particularmente estremecedor es el relato de la última Semana Santa del pontífice (20-27 de marzo de 2005), así como la narración de su muerte.

Navarro-Valls consideraba imprescindible para su trabajo disponer de acceso directo al papa, consciente del vínculo estrecho que une el gobierno y la comunicación. Un propósito no siempre fácil de lograr y que se alcanzaba, normalmente, por vías informales: en las comidas, en las cenas, en los viajes veraniegos, contando con la colaboración del secretario del papa, Stanislaw Dziwisz. Navarro-Valls intentó transcribir del modo más exacto posible las respuestas del papa a las preguntas que se le formulaban, permitiendo así al lector un acceso bastante inmediato a muchas de ellas.

Sobresalen en este libro los rasgos del perfil humano de san Juan Pablo II: su sentido del humor, su abandono en las manos de Dios, su voluntad de poner de su parte todo lo humanamente posible. Asimismo, se destaca su talla humana y espiritual: no hablaba nunca mal de nadie, sabía escuchar como si no tuviese otra cosa que hacer, y confiaba filialmente en la eficacia de la oración. Es también evidente en la lectura de estas notas, que se publicarán años después de la muerte de su autor, el afecto y la admiración que este profesaba al pontífice.

En el capítulo 50, “He sido un privilegiado (2005-2006)”, Navarro-Valls habla de su colaboración con Benedicto XVI, de la presentación de su renuncia como director de la Sala Stampa, así como del viaje del nuevo papa a Polonia (25-28 de mayo de 2006). De cara al discurso que Benedicto XVI iba a pronunciar en Auschwitz, Navarro-Valls le sugirió que incluyese en el texto la palabra “Shoah”. El papa, con gran humildad, aceptó inmediatamente la indicación, causando esta actitud honda impresión en el portavoz.

El último párrafo de este capítulo resume, a modo de balance, la experiencia de todos esos años: “Con Juan Pablo II – en los más de veinte años anteriores – se había establecido una colaboración de confianza, de informalidad, de rapidez, que pasaba por encima de las lentitudes crónicas de la Curia. Con él todo era más fácil, incluso en las ocasiones en que, por la naturaleza los temas, las cosas eran de por sí difíciles. El acceso directo y continuo a su persona me permitía tener el pulso de las cosas y, por lo tanto, poder adaptar lo que se comunicaba en la Sala Stampa a la verdadera realidad de lo que sucedía. Reconozco que esto no es lo normal. He sido un privilegiado. Pero sobre todo soy un privilegiado porque he podido ver de cerca a un hombre santo” (p. 588).

Un libro, por consiguiente, de muy recomendable lectura como testimonio de la vida de un gran pontífice santo, de una época de la historia de la Iglesia y del mundo, y de un oficio, el de director de comunicación, de gran transcendencia en la relación de la Iglesia con la sociedad en su conjunto.

Jornada de Responsabilidad en el tráfico: “Encomienda tu camino al Señor y él actuará”

(C.E.E.) “Encomienda tu camino al Señor y él actuará” (Sal 37,5) es el lema de la Jornada de responsabilidad en el tráfico que la Iglesia en España celebra el primer domingo de julio, este año el día 2. Desde hace 55 años, el departamento de Pastoral de la carretera promueve esta Jornada coincidiendo con el inicio de los desplazamientos masivos por las vacaciones de verano y próxima a la festividad del patrón de los conductores y transportistas, San Cristóbal, el 10 de julio.

¿Cuál es el mensaje de los obispos?

El mensaje de este año, en sintonía con el lema, es una invitación, a cada uno de los conductores, para antes de iniciar el viaje rezar unos momentos al Señor para poner en sus manos “vuestro camino con la seguridad de contar con su ayuda”. La oración, “además de ponernos en relación con Dios, estimula nuestra responsabilidad”.

Los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad humana recuerdan que la Jornada de Responsabilidad en el tráfico tuvo sus inicios en el Día de Oración por la carretera que se instauró en 1970 por los muchos accidentes y muertos que había en la carretera. El propósito de este día, explican, era pedir la ayuda de Dios para todos los que viven, viajan y mueren en carretera y ayudar a despertar en todos el sentido de responsabilidad cristiana en el tráfico.

“Una forma sencilla de orar –recomiendan- es hacer la señal de la cruz”. Un gesto “sencillo, pero de un gran significado de fe”. El padrenuestro, la Salve, el Ángelus, o el rosario son otras oraciones “que rezamos” a lo largo de nuestras vidas en ocasiones y circunstancias muy diversas. “Y, ¿por qué no?, también cuando viajamos las podemos rezar”.

Además, destacan que cada vez más conductores tengan presentes la oración del conductor, la del Cristo de la Carretera, la de la Virgen de la Prudencia o san Cristóbal. Los obispos y el departamento de Pastoral de la carretera precisan «que no se trata de convertir nuestro vehículo en una capilla» pero “nos complace saber” que en muchos vehículos y camiones van colgados signos religiosos o llevan imágenes de algún santo de la devoción del conductor.

“Si estos signos religiosos en el interior o exterior de nuestros vehículos -continúan-nos ayudan a rezar y elevar nuestro corazón a Dios, benditos sean todos ellos”. Porque rezar para tener un buen viaje “nos estimula a poner los cinco sentidos para conducir con responsabilidad y en las debidas condiciones”. Y “creer en el Señor, amigo de la vida (Sab 11,26), exige de nosotros cuidar de esta, la nuestra y la de los demás, con todo mimo y dedicación”.

martes, 27 de junio de 2023

Historia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

(aciprensa) Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es la Patrona de los Padres Redentoristas y cuyo icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso. Esta imagen recuerda el cuidado de la Virgen por Jesús, desde su concepción hasta su muerte, y que hoy sigue protegiendo a sus hijos que acuden a ella.

Se dice que en el siglo XV un comerciante adinerado del Mar Mediterráneo tenía la pintura del Perpetuo Socorro, aunque se desconoce el cómo llegó a sus manos. Para proteger el cuadro de ser destruido, decidió llevarlo a Italia y en la travesía se desató una terrible tormenta.

El comerciante tomó el cuadro en alto, pidió socorro y el mar se calmó. Estando ya en Roma, él tenía un amigo, a quien le mostró el cuadro y le dijo que un día el mundo entero rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Después de un tiempo, el mercader enfermó y, antes de morir, le hizo prometer a su amigo que colocaría la pintura en una iglesia ilustre. Sin embargo, la esposa del amigo se encariño con la pintura y este no realizó su promesa.

Nuestra Señora se le apareció al hombre en varias ocasiones pidiéndole cumpliera, pero al no querer disgustar a su mujer, enfermó y murió. Más adelante la Virgen habló con la hija de seis años y le dio el mismo mensaje de que deseaba que el cuadro fuera puesto en una iglesia. La pequeña fue y se lo contó a su madre.

La mamá se asustó y a una vecina que se burló de lo ocurrido le vinieron unos dolores tan fuertes que solo se alivió cuando invocó arrepentida la ayuda de la Virgen y tocó el cuadro. Nuestra Señora se volvió a aparecer a la niña y le dijo que la pintura debía ser puesta en la iglesia de San Mateo, que quedaba entre las Basílicas Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. Finalmente, así se hizo y se obraron grandes milagros.

Siglos después, Napoleón destruyó muchas iglesias, entre ellas la de San Mateo, pero un padre agustino logró llevarse secretamente el cuadro y más adelante fue colocado en una capilla agustiniana en Posterula.

Los Redentoristas construyen la Iglesia de San Alfonso sobre las ruinas de la iglesia de San Mateo y en sus investigaciones descubrieron que antes ahí estaba el milagroso cuadro de del Perpetuo Socorro y que lo tenían los Agustinos. Gracias a un sacerdote jesuita conocieron el deseo de la Virgen de ser honrada en ese lugar.

Es así que el superior de los Redentoristas solicitó al Beato Pío IX, quien dispuso que el cuadro fuera devuelto a la Iglesia entre Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. Asimismo, encargó a los Redentoristas que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida.

Los Agustinos, una vez que supieron la historia y el deseo del Pontífice, gustosos devolvieron la imagen mariana para complacer a la Virgen.

Hoy en día la devoción a Nuestra Señora del perpetuo Socorro se ha expandido por diversos lugares, construyéndose iglesias y santuarios en su honor. Su retrato es conocido y venerado en todas partes del mundo.

Oración

¡Santísima Virgen María, que para inspirarme confianza habéis querido llamaros Madre del Perpetuo Socorro! Yo os suplico me socorráis en todo tiempo y en todo lugar; en mis tentaciones, después de mis caídas, en mis dificultades, en todas las miserias de la vida y, sobre todo, en el trance de la muerte. Concédeme, ¡oh amorosa Madre!, el pensamiento y la costumbre de recurrir siempre a Vos; porque estoy cierto de que, si soy fiel en invocaros, Vos seréis fiel en socorrerme. Alcanzadme, pues, la gracia de acudir a Vos sin cesar con la confianza de un hijo, a fin de que obtenga vuestro perpetuo socorro y la perseverancia final. Bendecidme y rogad por mí ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.

¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Rogad a Jesús por mí, y salvadme.

De rodillas, Señor, ante el Sagrario. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) La cantidad de tiempo que empleamos en reuniones, programaciones, puestas en común, reflexiones, compartir experiencias, lluvias de ideas. No sé qué pensarán mis amabilísimos lectores, pero mi impresión, la mía, es la de salir de la gran mayoría de esos encuentros con la sensación de tiempo perdido.

A la par que cuento esto, es sorprendente, en estos tiempos de eficacia y secularismo, cómo se propagan las capillas de adoración perpetua, creo que en España ya tenemos setenta, doce de ellas en la comunidad de Madrid.

En estas capillas pude comprobar personalmente, ya saben que la de Tres Olivos fue iniciativa de un servidor y ya ha cumplido diez años, cómo los adoradores habían encontrado lo fundamental: oración, misa, confesiones pero que no eran especialmente entusiastas de demasiadas reuniones.

Pienso que en muchos casos somos los mismos sacerdotes los que tenemos el pie cambiado. Seguimos apostando por lo que menos fruto da, esa catarata insufrible de reuniones que tantos laicos ha quemado -catequista, miembro del consejo parroquial, colaborador en Cáritas, representante de la parroquia en la diócesis y encargado de liturgia- mientras que aquello que produce hondura queda relegado porque no tenemos tiempo.

Recuerdo a un sacerdote que al conocer la capilla de la adoración perpetua de la parroquia de la Beata María Ana Mogas, exclamó: “bueno, esto no está muy en línea con el Vaticano II, pero si a la gente le gusta…". Es decir, reducir la adoración eucarística a una cosa que agrada a algunas personas…

En aquella parroquia de la Beata Mogas donde pudimos inaugurar aquella capilla de adoración perpetua, recuerdo que había gente que me preguntaba por los laicos que pertenecían a los distintos grupos parroquiales. Mi respuesta siempre era la misma: adoradores con hora fija semanal deben andar por los doscientos. Que pasen por la capilla al día muchos más.

En mis pequeños pueblos insisto mucho en la adoración. Es algo que no dejo de ofrecer y recomendar. A veces viene uno, o dos o tres. O nadie. Es igual. Las parroquias se construirán de rodillas, Señor, ante el Santísimo Sacramento.

Uno también tiene sus sueños. Por ejemplo, que la mitad del tiempo que dedicamos a reuniones se empleara en adorar al Santísimo. Lo mismo hasta nos llevábamos una sorpresa. Quién sabe.

lunes, 26 de junio de 2023

Profesión carmelita de fray Pablo María de la Cruz, carmelita.

(www.carmelitas.es) El día 25 de junio de 2023, en la Iglesia de El Carmen de Abajo, Mons. José Luis Retana Gonzalo, Obispo de Salamanca, presidió la profesión carmelita de Pablo María de la Cruz Alonso Hidalgo. Concelebró el M.R.P. Salvador Villota Herrero, Prior provincial de la Provincia carmelita de Aragón, Castilla y Valencia y una veintena de sacerdotes diocesanos y religiosos amigos. La comunidad carmelita del Convento de S. Andrés se encargó de cuidar y animar la celebración litúrgica.

Pablo sentía el anhelo de consagrarse a Dios a través de las manos de la Virgen María y este domingo ha realizado su profesión religiosa en la Orden del Carmen, en el Convento de S. Andrés, lugar donde vivió S. Juan de la Cruz, ilustre hijo del Carmelo. Le acompañaron sus familiares, amigos, y una marea de fieles de la comunidad diocesana, que abarrotaron el templo. Jóvenes amigos de Pablo María de la Cruz del Camino Neocatecumenal, Hakuna, retiros Effetá, JRC llenaron el coro de la Iglesia del Carmen de Abajo. Una auténtica fiesta.

“Lo que vamos a presenciar hoy es un auténtico milagro”, señalaba el P. Desiderio García, minutos antes de comenzar la ceremonia, recordando las palabras de su Superior Mayor, el P. Salvador Villota Herrero, en el rito de ingreso de Pablo en el noviciado carmelita “in articulo mortis” -celebrado en el Hospital Clínica Universitario el pasado 21 de junio-, “algo que sucede una vez cada doscientos años y se da aquí, en el lugar donde el Señor considera que es necesario”, en Salamanca, “porque lo necesita”. Y ha recordado las tres intenciones por las que el nuevo hermano carmelita Pablo María de la Cruz ofrece su vida a Dios: 1) “Por la conversión de los jóvenes, a través del encuentro con Jesús Eucaristía; 2) “su pasión, su amor”; por la unidad de la Iglesia, “que le sale de lo más profundo del corazón”; 3), y, por último, “que la ofrenda de su vida nos ayude a todos a desterrar el miedo a la muerte”. En su fórmula de profesión y en su petición para ingresar en el noviciado anotó: “Por el sufrimiento en la enfermedad me encontré con Dios, y por la muerte en la enfermedad me iré con Él. Y por ello le doy gracias. Quien luchó, no perdió”.

Dios no pone deseos irrealizables en el corazón de sus hijos, y mucho menos cuando estos deseos son santos. Pablo María de la Cruz, en el día de su consagración a Dios en la Orden del Carmen, manifestó como afirma nuestra Regla que desea “vivir en obsequio de Jesucristo”, haciendo voto de pobreza, obediencia y castidad hasta la muerte. Lazos de amor que estrechan, aprisionan y apretujan a Pablo más con nuestro Señor Jesucristo. El Prior Provincial en su homilía le recordó: “Pablo María de la Cruz, qué alegría tenerte entre nosotros. Háblale, dile a Jesús te atas a mí con lazos de amor”.

El Prior General de la Orden del Carmen, Rvdmo. P. Míceál O’Neill envió un mensaje de felicitación a Pablo, a su familia y a todos los asistentes: “Me uno de corazón a la fe de Pablo y a la alegría y generosidad de entrar en el Cielo siendo carmelita. Estoy seguro que su opción y su testimonio viene de Dios, como don para él y para tanta gente. Que Dios y la Virgen lo bendigan a él, a su familia y a su nueva Familia Carmelita. Míceál, O.Carm.

Damos gracias a Dios por el testimonio de fe y de vida que nos ofrece Pablo María de la Cruz. ¡Bendito lío el que has montado, Pablo María. Dios quiera que la entrega de tu vida nos sacuda la modorra, nos despierte de nuestra vida distraída y nos recuerda lo esencial: nuestra meta es el Cielo y solo merece la pena vivir en serio las cosas de Dios, sirviendo a los hombres!

Hermoso testimonio:



Pascal. Por Jorge Juan Fernández Sangrador

El Papa Francisco ha publicado una Carta apostólica con el título “Sublimitas et miseria hominis” (Sublimidad y miseria del hombre), para conmemorar el nacimiento, hace cuatrocientos años, en la localidad francesa de Clermont-Ferrand, del infatigable buscador de la verdad Blaise Pascal (1623-1662). No es la primera que el actual pontífice escribe acerca de una figura notable de la tradición cristiana. Lo hizo anteriormente sobre san Francisco de Sales (2022), san Ireneo de Lyon (2022), Dante Alighieri (2021) y san Jerónimo (2020).

Tengo la impresión de que estas enjundiosas misivas papales se divulgan poco y se leen menos, cuando podrían constituir, en cambio, un acicate para la renovación de los tediosos repertorios de formación en las diócesis, que languidecen por falta de los estímulos intelectuales que se precisan para que la vida espiritual sea vigorosa, gozosa y apostólica.

Pascal es el más preclaro ejemplo de cómo se puede ser pensador, inventor, matemático, físico, escritor y moderno, y, a la par, creer en Jesucristo y formar parte de esa gran familia que es la Iglesia católica. He leído en alguna parte que el Papa no ve mayores dificultades en beatificarlo. No me extraña, porque el relato biográfico de Pascal que escribió su propia hermana, Madame Perier, no puede ser más edificante desde el punto de vista religioso.

En la Carta apostólica “Sublimitas et miseria hominis”, Francisco aborda, no obstante, la cuestión de la relación de Pascal con el jansenismo, un movimiento del siglo XVII que, al hacer frente a las doctrinas pelagianas y semipelagianas de los jesuitas molinistas, se excedió en sentido contrario. Algunas de las proposiciones jansenistas fueron declaradas heréticas por la Iglesia. Aun así, respecto a la vinculación de Pascal con el jansenismo, dice el Papa: «Reconozcámosle la franqueza y la sinceridad de sus intenciones».

Pascal fue un genio. Tenía una facilidad asombrosa para inventar máquinas y artilugios. Y eso que desde los dieciocho años no pasó ni un solo día de su vida sin dolor. Padecía unas jaquecas terribles, tenía problemas de estómago y otras dolencias, que lo condujeron a escribir una extensa oración para el buen uso de las enfermedades.

Su conocida obra “Pensamientos” es un compendio de fragmentos, que, aun en el estado de postración en el que se hallaba, Pascal fue escribiendo cuando le venían a la mente con la intención de desarrollarlos más adelante, si es que lograba recuperar las fuerzas. Esto me parece que es maravilloso y una invitación a que pongamos por escrito las cosas que nos pasan por la mente y las que nos ocurren, porque ya se ve el gran valor que pueden llegar a tener, primeramente, para el autor y, después, quién sabe si algún día también para aquellos a cuyas manos vayan a parar.

Llevaba siempre cosido en el doble de su gabán un trozo de pergamino, en el que plasmó las mociones espirituales de la noche del 23 al 24 de noviembre de 1654, en la que tuvo una intensa experiencia religiosa, que no olvidó jamás. Un “kairós”. A partir de ese momento, Pascal se consagró enteramente al estudio de la biblia y de la teología, a la oración, a la ejercitación de una vida moralmente recta y al servicio de los pobres. Recojo aquí, para los lectores de Prensa Ibérica que no lo conozcan, el testimonio de esa vivencia especialísima, porque es una pieza inigualable. Se le ha dado el nombre de “memorial”:

«Año de gracia de 1654. Lunes, 23 de noviembre, día de san Clemente, papa y mártir, y otros mártires. Víspera de san Crisógono, mártir, y otros. Después de las diez y media de la tarde hasta alrededor de las doce y media de la noche. Fuego. Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos ni de los sabios. Certidumbre. Certidumbre. Sentimiento. Alegría. Paz. Dios de Jesucristo. Deum meum et Deum vestrum. Tu Dios será mi Dios. Olvido del mundo y de todo lo que no sea Dios. Él sólo puede ser encontrado por los caminos que enseña el Evangelio. Grandeza del alma humana. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido. Alegría, alegría, alegría, llantos de alegría. Me he separado de Él. Dereliquerunt me fontem aquae vivae. Dios mío, ¿me abandonarás? Que no me vea eternamente separado de Él. Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, J.C. Jesucristo. Jesucristo. Me separé de Él; lo rehuí, negué y crucifiqué. Que nunca me separe de Él. No se conserva más que por los caminos enseñados en el Evangelio. Renuncia total y dulce. Sumisión total a Jesucristo y a mi director. Eternamente en alegría por un día de ejercitación en la tierra. Non obliviscar sermones tuos. Amén».

De la obra escrita por Pascal, la colección de sus “Pensamientos” es la más conocida. Los han traducido, entre otros, Xabier Zubiri y Alicia Villar. Una edición reciente y muy publicitada es la de Gabriel Albiac. Hay más. Para leer, en el verano que acaba de entrar, servirá cualquiera de ellas y le dará, al período estival, profundidad, espiritualidad y trascendencia, pues su autor fue, como se recordó en el acto de presentación de la Carta apostólica en la Sala Stampa del Vaticano, «el genio más grande que ha tenido la tierra» (Charles Péguy) y «el hombre más profundo de los tiempos modernos» (Friedrich Nietzsche), que encontró la verdad plena, que tanto anheló hallar, en Cristo y en su amor.

''No tengáis miedo a los que matan el cuerpo''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila


Nos encontramos en el Domingo XII del Tiempo Ordinario; la palabra de Dios que interiorizamos en este día nos quiere ayudar a enfocar desde la fe y la esperanza cada situación que se va presentando en el día a día. Los creyentes no afrontamos los problemas de la vida desde nuestras pobres fuerzas, sino apoyados en las santas virtudes que nos permiten enfrentar los hechos desde otros prismas. En el evangelio de este día el Señor envía a sus discípulos, y nos quiere enviar a nosotros también a anunciar a nuestro mundo la buena nueva. Jesús nos enseña y prepara, nos orienta y predispone para que lo que hemos descubierto por Él, con Él y en Él lo demos a conocer. 

I. Pecado y muerte, gracia y vida

Los versículos del capítulo quinto de la epístola de San Pablo a los romanos que proclamamos hoy en la segunda lectura, es un pasaje ciertamente asombroso. Aquí el Apóstol aborda la cuestión del pecado original por medio de una literatura típicamente propia de la "Midrash", donde contrapone lo antiguo con lo nuevo, la humanidad que pasó frente a aquella que llega. San Pablo es un gran catequeta y trata de recordar que la muerte es un hecho es nuestra vida por culpa del pecado; es decir, no se limita a hablarles de Jesús, sino que les compara la pérdida del Paraíso relatado en el Génesis con la redención que Cristo nos obtiene por su entrega. Así nos lo dice él: ''Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron''. El misterio de la muerte no se limita a un hecho biológico, sino que en todos los tiempos y culturas esta realidad toca nuestro corazón y nuestra mente. La muerte del cristiano va más allá de un "tabú", de un hecho del que no queda más remedio que asumir, o de una realidad que tan sólo se puede experimentar con lágrimas; hemos de saber ver la muerte a la luz de la muerte del Señor. Esto es lo que el apóstol de los gentiles nos recuerda: ''no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo''.

II. Acudir al Señor ante el peligro 

En la primera lectura del profeta Jeremías hemos leído el pasaje de su Libro que los biblistas denominan como "las confesiones de Jeremías"; es la parte de sus escritos donde nos habla desde su propia experiencia. Este texto que nos puede resultar complejo, viene muy bien para leer y meditar complementariamente con el evangelio de este domingo donde se aborda la misma cuestión. Hay varios hechos en el aire: la vivencia personal de trato con Dios, nuestra flaqueza frente a la realidad del mundo que a menudo nos oprime, y la necesidad del hombre ya no sólo de buscar a Dios y encontrarlo, sino tras ésto, darlo a conocer a todos. Cada cual tiene su vivencia personal de haberse sentido salvado por el Señor... El profeta nos ha relatado su propia vivencia y sus temores: cuchicheos, pavor, intenciones de delación, traición de los amigos... Para finalmente reconocer que tras acudir al Altísimo y rogarle sintió cómo el Señor estaba con él como fuerte soldado. Y así se pasaron los temores de Jeremías, viendo que tropezarían sus enemigos y no podrían con él; así -en palabras suyas- "se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa". En el caso de Jeremías uno podría pensar que sus problemas le vienen precisamente por haber sido elegido para ser profeta; Dios le ha complicado la vida, y aún así tiene perfectamente claro que el acierto más claro es seguir sus pasos en lugar de hacer otro camino. Por ello afirma con rotundidad: ''Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos''.

III. Temor a Dios y no a los hombres

El evangelio de hoy es bastante complejo, por ello conviene releerlo varias veces y volver sobre aquellos pasajes que necesitan ser interiorizados de modo especial. Este pasaje del capítulo 10 de San Mateo se encuadra dentro del llamado "Discurso Misionero" que el evangelista va estructurando en su redacción. En este diálogo de Jesús con los apóstoles hay dos advertencias claras que se dirigen en este día también a nosotros; primer aviso: ''no tengáis miedo a los hombres'' y, segundo: ''temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo''; es decir, miedo sólo a Dios y nunca a las personas. Los que mejor han entendido este evangelio son los santos y de modo muy especial los mártires de todos los tiempos; todos los días hay mártires en el mundo a causa de la fe en Cristo, y esta es la mejor prueba de que el evangelio sigue floreciendo en el corazón de nuestros contemporáneos. Los mártires han temido a Dios y no a los hombres, por ello no ha habido, hay ni habrá ''nada encubierto que no llegue a descubrirse; nada escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea''. Los mártires son un modelo a imitar, pues no se han reservado ni su propia vida, y aquí en nuestra Parroquia tenemos varios a los que mirar: San Félix, Santa Bárbara, San Cristóbal, el Beato Luis Prado... Ellos no han tenido miedo a los que matan el cuerpo, pues bien sabían que no podían matar el alma. Y luego está el otro aviso de Jesús, que en nuestro mundo moderno suena a algo desfasado: ¿cómo que temer a Dios? Esto algunos cristianos no lo entienden; cómo vamos a tener miedo a nuestro Padre si continuamente estamos diciendo que Él es amor. San Juan en una de sus cartas explica esto muy bien al tratar de decirnos que no hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor. Ese es "el santo temor de Dios'' del que hablamos, que no es tanto temerle a Él, sino temer nuestra fragilidad y posibilidad de ofenderle con nuestros actos y olvidos. 

domingo, 25 de junio de 2023

Evangelio Domingo XII del Tiempo Ordinario

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,26-33):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

Palabra del Señor

sábado, 24 de junio de 2023

Covadonga luce ante la cueva "la cruz del peregrino", del siglo XVII

El abad decidió situar la pieza en un lugar más "visible y seguro" tras llevar varias décadas a la entrada del cementerio del pueblo

(lne/ M. Villoria)  Una robusta y antigua cruz de piedra llama estos días la atención de los visitantes pocos metros antes de llegar al túnel que da acceso a la santa cueva de Covadonga.

Data de 1676 y llevaba varias décadas a la entrada del cementerio de la localidad, aunque originariamente dirigía a los peregrinos al entrar en el entorno del Santuario desde la zona del parque del Príncipe, cerca de donde el abad de Campomanes construyó un siglo después la casa conocida hoy como el Mesón.

"Era como anunciar que el lugar que pisaban era un lugar sagrado, donde se venía a venerar a la Virgen", explica el abad del Real Sitio, Adolfo Mariño, quien avanza que próximamente limpiarán la piedra y se apreciará la inscripción con el año. Fue el propio abad el que planteó su traslado, que se llevó a cabo la pasada semana a una zona más "visible y segura".

"La pusimos en este lugar porque es por donde pasa todo el mundo y nos indica que este lugar es sagrado y llegamos a casa de la madre de Dios", comentó el Abad.

La cruz ya aparece en 1776, cien años después de hacerse y un año antes de la quema de la gruta, pintada en el cuadro de Francisco Reiter sobre Covadonga. "Es un testimonio de que ahí existió esa cruz", comenta Mariño. Y añade que "no tiene nombre", pero en el santuario la denominan "la cruz del peregrino". Pocos pueden evitar la tentación de fotografiar el marco natural que ahora encuadra, a la vez, la cruz, con la basílica y el monte Priena al fondo.

Oración a San Juan Bautista


Sagrado precursor de Cristo, 
que santificado en el vientre de vuestra madre, 
fuiste la admiración del mundo 
en el ejercicio de las virtudes 
y en los privilegios con que te enriqueció Dios. 
Ángel en la castidad,
 apóstol en el celo y predicación, 
y mártir en la constancia con 
que por reprender al incestuoso Herodes 
ofrecisteis la cabeza al cuchillo, 
y en las luces sobrenaturales
 de que te dotó el cielo,
 profeta del que llegó a decir el mismo Cristo
: "Entre los nacidos de mujer ninguno mayor que Juan Bautista"; 
suplica al Señor que:
por tu penitencia me haga mortificado,
por tu soledad, recogido,
por tu silencio, callado,
casto por tu virginidad,
espiritual por tu contemplación,
e invencible a mis pasiones 
por la victoria que tu alcanzaste de tus enemigos,
 para que logre verte en la patria eterna. Amén.

viernes, 23 de junio de 2023

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Levantarse para recomenzar

Estamos cerrando el curso como cada año. Nosotros tenemos una cita ineludible que culmina en ese rincón tan especial como es Covadonga. Allí comenzó una historia cristiana que ha ido surcando los siglos, y que ha llegado hasta nosotros. No hay tramo de esa larga andadura que no tenga como referencia la mirada que se entrecruza en esa hendidura en la roca que llamamos la Santa Cueva. Una oquedad que abre su dureza pétrea para cobijar nuestras preguntas dándonos respuestas que no engañan, enjugar nuestras lágrimas de una madre que hace con ellas su propio llanto y festejar nuestras sonrisas con la alegría que no embarga. Por este motivo Covadonga es siempre el lugar de todo recomienzo, de cualquier momento de descanso, a cuya sombra este pueblo sabe elevar su más sincero agradecimiento y asomarse a sus mejores ensueños con certeza. 

Nos hemos vuelto a reunir un grupo nutrido de cristianos de Asturias: el arzobispo y su consejo episcopal que somos quienes llevamos a diario la animación y el gobierno general de nuestra Diócesis; los arciprestes que están al frente de las zonas pastorales coordinando las comunidades parroquiales en esos trece ámbitos de nuestra geografía diocesana que sabe de kilómetros de costa marinera, de altas cumbres en nuestros valles profundos, de villas y ciudades con todos sus registros humanos y creyentes; también los delegados episcopales de las distintas áreas pastorales con las que acompañamos a nuestra gente: desde la liturgia con la que alabamos a Dios y celebramos sus sacramentos, hasta la catequesis con la que a distinta edad formamos a nuestros hermanos para que den razón de su fe y su esperanza, y la caridad que se hace gesto de paz y de justicia saliendo al encuentro de los más necesitados. Pero también están las tres vocaciones cristianas que constituyen el pueblo santo de Dios: los pastores con su ministerio, los consagrados con sus carismas y los laicos con su compromiso intramundano en la familia, el trabajo y la política. Tres rostros de una presencia amplia y multiforme con la que los cristianos aportamos nuestra cosmovisión para ayudar a construir la ciudad común y plural. 

Hemos revisado nuestro itinerario de un año, en el que nos habíamos marcado objetivos concretos. Siempre sucede que algunos de ellos se cumplen satisfactoriamente, otros siguen su curso inacabado y también existen otros que apenas hemos podido comenzarlos. Así está hecha la vida en su realismo más cotidiano: llegar a la meta, seguir caminando o reconocer que apenas hemos avanzado. Y de ahí, poder vislumbrar lo que por delante se nos abre como reto cercano, ante los desafíos pendientes o los que nos van apareciendo lentamente como reclamo. 

Nos ha ayudado la reflexión en torno al verbo levantarse que cruza el mensaje de Jesús en el Evangelio: María se levantó y fue a prisa a la montaña para encontrar a Isabel su prima. También fue invitado a levantarse el paralítico de Betesda junto a la piscina probática de Siloé. O lo que les dijo Jesús a sus discípulos más íntimos, Pedro, Santiago y Juan: levantaos, les dijo tanto en la gloria luminosa del monte Tabor como en la noche oscurecida del huerto de Getsemaní. Levantarse es una actitud hondamente cristiana que sacude la resignación que nos derrota y nos postra en el pesimismo de una inercia torpe y cansina que nos abate en la inanidad más destructora. 

Levantarse es también salir al encuentro sin el rictus de una batalla perdida en nuestra mirada y en nuestros pasos: salir para hallar la verdad que nos hace libres, la bondad que purifica nuestras maldades, y la belleza que nos reviste de la hermosura no maquillada. De este encuentro somos testigos, porque es siempre la resulta de haber hallado a Jesús que transforma nuestra vida de modo incesante para enviarnos luego a los hermanos. Así encaramos nuestro nuevo curso tras el descanso estival. En Covadonga, siempre recomenzamos.

 + Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

Nombramientos Diocesanos 2023



El Sr. Arzobispo, Mons. Jesús Sanz Montes, ofm, ha procedido a realizar los siguientes nombramientos:

Curia, Catedral, Seminario, Consiliarías y otros organismos diocesanos

Don Antonio Nistal Hernández, Miembro del Consejo episcopal

Don Sergio Martínez Mendaro, Canónigo Prefecto de Música

Don Antonio Herrero Casares, Delegado episcopal del Clero

Don Adolfo Manuel Álvarez Sánchez, Delegado episcopal de Pastoral de la Salud

Don Luis José Fernández Candanedo, Delegado episcopal de Pastoral Vocacional

Don Marcos Argüelles Montes, Delegado episcopal de Causas de los Santos

Don Luis Manuel Alonso González, Delegado episcopal de Piedad Popular

Don José Víctor Martínez Álvarez, Delegado episcopal de Apostolado Seglar

Don José del Riego García-Argüelles, Director del Secretariado de Migraciones y Movilidad Humana

Don Juan Ignacio García Iglesias, Vicerrector del Seminario Metropolitano y Moderador del Diaconado Permanente

Don José Javier Alumbreros López, Director de la Escuela Diocesana de Animación y Educación en el Tiempo Libre y Capellán de la Fundación Educatio Servanda Asturias

Don José María Hevia Álvarez, Consiliario diocesano de Manos Unidas

Don Fermín Riaño Menéndez, Consiliario diocesano de Vida Ascendente

Vicaría de Oviedo-Centro

Arciprestazgo de Oviedo

Don Abelardo Bazó Canelón, Vicario parroquial de San Juan el Real de Oviedo

Don Alfonso López García, Vicario parroquial de San Pablo de Oviedo

Don José María Sauras Vásquez, Vicario parroquial de la Unidad pastoral de San Pedro-La Merced de Oviedo

Don Jesús Porfirio Álvarez Rodríguez, Adscrito a San Isidoro el Real de Oviedo

Don Juan Luis Monzón Viera, Adscrito a la Unidad pastoral de San Lázaro del Camino de Oviedo

Arciprestazgo de Siero

Don José Antonio Bande García, Párroco de Santiago de Pruvia, en la Unidad pastoral de Pruvia-Lugo-La Fresneda

Don Sotero Alperi Colunga, Adscrito a la Unidad pastoral de Pruvia-Lugo-La Fresneda

Don Artemio Grande Bermejo, Diácono adscrito a la Unidad pastoral de La Carrera

Arciprestazgo de El Fresno

Don Antonio Herrero Casares, Párroco de la Unidad pastoral de Teverga

Don Andrés Camilo Cardozo Polanía, Párroco de la Unidad pastoral de Somiedo

Arciprestazgo de El Caudal

Don José Javier Alumbreros López, Párroco de la Unidad pastoral de Turón

Vicaría de Gijón-Oriente

Arciprestazgo de Gijón

Don Maximino Canal García, Párroco de San Salvador de Deva, en la Unidad pastoral de Bernueces

Don Celestino Riesgo Iglesias, Párroco de Santa Eulalia de Cabueñes y Adscrito a San Miguel de Gijón

Arciprestazgo de Llanes

Don Jhon Steven Rivas Betancurt, Párroco de la Unidad Pastoral de Las Peñamelleras (Alta y Baja)

Vicaría de Avilés-Occidente

Arciprestazgo de Avilés

Don Luis López Menéndez, Rector de la Iglesia de San Antonio, en la Unidad pastoral de San Nicolás de Avilés

Don Luis Alberto Pérez López, Párroco de San Martín de Arango y Vicario parroquial de la Unidad pastoral de Pravia

Arciprestazgo de Villaoril

Don Alejandro Fuentevilla Noriega, Párroco de la Unidad pastoral de Castropol

Don Jesús del Riego Ruiz, Párroco de la Unidad pastoral de Navelgas

Arciprestazgo de El Acebo

Don Hermes Osorio Herrera, Párroco in solidum de la Unidad pastoral de Tineo y Don Alfredo de Diego Braga será Párroco Moderador

La entrega de los nombramientos tendrá lugar en el mes de septiembre.

Oviedo, 23 de junio de 2023


El TSJA da la razón al arzobispado de Oviedo y reconoce la discriminación de la asignatura de Religión en Bachillerato

(Infovaticana) El Tribunal Superior de Justicia de Asturias ha estimado un recurso presentado por el Arzobispado de Oviedo contra el decreto autonómico del pasado 30 de agosto, en el que se establecía el currículo de Bachillerato, por entender que discrimina la asignatura de Religión.

La decisión de denunciar este decreto se tomó al considerar que, tal y como estaba articulado, discriminaba a aquellos alumnos o familias que querían elegir libremente la asignatura de Religión en la escuela. “Con este decreto, los alumnos que cursaban la asignatura de Religión tenían que tener 31 horas de clase, mientras que sus compañeros tenían 30”, explica Miguel Ángel Solís, Delegado episcopal de Enseñanza.

“Así las cosas, aquellos alumnos que elegían cursar la asignatura eran prácticamente héroes, por lo que consideramos que se daba una circunstancia claramente disuasoria, porque además en casi todos los sitios se había situado a última hora, aspecto que dificultaba aún más la asistencia porque muchos alumnos tenían que coger el transporte escolar, e incluso se daban situaciones en las que les hacían ir por la tarde solo para esa clase”, describe el Delegado episcopal de Enseñanza.

La aplicación de este decreto durante este curso escolar que ya finaliza ha tenido consecuencias directas en la matrícula de la asignatura de Religión de libre elección pero de obligada oferta, según la ley. “Hemos pasado de 1.150 alumnos matriculados en Bachillerato en el curso 2021-2022, a 475 en este curso, es decir, menos de la mitad”, afirma Miguel Ángel Solís, que explica además, que en segundo de Bachillerato, donde la ley no ha entrado todavía en vigor, la cifra ha aumentado pasando de 1.100 matrículas a 1.400”.

En resumen, desde la Delegación de Enseñanza de la diócesis manifiestan que “no solicitamos nada mejor que los demás, ni pretendemos que se perjudique al resto de los alumnos, ni a los equipos directivos, ni a los centros. No queremos más, pero tampoco queremos menos, sino que la asignatura de Religión sea equiparable al resto de las asignaturas, como dice la ley, y se busque una articulación adecuada para que eso se dé, y no haya discriminación”.

No es la primera vez que, en Asturias gobernada por el PSOE, ha de buscarse la defensa de la asignatura de Religión en los tribunales, al entender que existía un trato discriminatorio a la misma. El abogado José Luis Lafuente es quien ha apoyado jurídicamente al Arzobispado en su defensa por el trato justo a la asignatura en la escuela.

En el fondo nada nuevo bajo el sol, una suerte de “día de la marmota” que se da cada vez que hay una una modificación legislativa. “Siempre que hay un intento de una nueva ley de educación se suelen producir estos problemas, sobre todo cuando es, como casi siempre ha sucedido, una iniciativa legislativa del Partido Socialista”, afirma. “El desarrollo mediante un decreto anterior al que sustituye este que recurrimos, también dio lugar en su día a que tuviéramos que recurrirlo”, reconoce. “En ese caso sí que la sentencia fue desestimatoria en el Principado de Asturias, pero nos lo estimaron en el Tribunal Supremo, en aquel momento precisamente la cuestión a debatir en Bachillerato concretamente, era que se establecía el cursado de la asignatura de Religión en Primero de Bachiller, cuando la jurisprudencia bastante consolidada es que tiene que darse en todos los cursos. Nos dieron la razón en ese sentido”.

La LOMLOE –ley orgánica de modificación de la ley orgánica de educación– es desarrollada reglamentariamente por reales decretos a nivel nacional, que aprueba el gobierno, a nivel de competencias básicas. De esos cuatro decretos de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato, tres de ellos están recurridos ya a través de la CONCAPA (Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos). Además, como las competencias en materia de educación están transferidas a las CC.AA., cada una desarrolla a su vez la LOMLOE mediante decretos aprobados, en el caso de Asturias, por la Consejería de Educación. Además del de Bachillerato, están también pendientes de decisión los decretos correspondientes a Infantil, Primaria y Secundaria, que están recurridos a su vez también por parte de CONCAPA.

“En mi modesta opinión, y desde el punto de vista jurídico, siendo consciente de que tienen juristas mejores que yo –afirma el abogado José Luis Lafuente– creo que la Conferencia Episcopal debía haber recurrido tanto la LOMLOE, aunque esta se ha declarado constitucional, por parte del Tribunal Constitucional encabezado por Cándido Conde Pumpido y sus compañeros, pero por lo menos haber recurrido los decretos de desarrollo, que es lo que nosotros estamos haciendo. No se ha hecho y estamos nosotros buscando la manera de hacerlo”.

Una situación que a nivel de otras diócesis españolas, es dispar. “Quizá por la edad de los obispos, muchos cercanos a la jubilación, o en otros lugares por pensar que el partido político gobernante en esa región iba a respetar los acuerdos verbales o el establecimiento de las normas adecuadas, ha habido distintos desarrollos –explica José Luis Lafuente–. Pero está claro que en Asturias somos punta de lanza porque nuestro Arzobispo, cuando ve que se le plantea un tema jurídicamente que pueda tener defensa y articulación en esta materia de impugnación de normas que puedan ser contrarias a la libertad, en primer lugar, y a la libertad de educación, en segundo lugar, siempre facilita la labor y nos anima a hacerlo.

Por otro lado, nosotros, modestamente, como abogados, a través de la Comisión Jurídica Nacional por la Libertad de Educación, amparados por la Asociación Católica de Propagandistas, intentamos prestar asistencia jurídica tanto a diócesis, como a grupos de padres que quieren demandar al margen de actividades institucionales, en defensa de sus derechos como padres y en defensa de la Constitución. Luchamos por la libertad y por el mejor futuro de nuestros hijos”, afirma.

El futuro de la asignatura en Bachillerato para este próximo curso aún está en el aire. “Quien tiene que mover ficha es la Administración, y hasta que no sepamos los pasos que van a dar, no sabemos si habrá algún cambio o no –manifiesta el Delegado episcopal de Enseñanza, Miguel Ángel Solís–. Entendemos que tendrían que cumplir esta sentencia, pero ellos también pueden recurrir, así que habrá que esperar”.

miércoles, 21 de junio de 2023

Instrumentum Laboris XVI Asamblea ordinaria del Sínodo 2023


Para leer o descargar el Instrumentum Laboris sobre el Sínodo 2023 pinche aquí:

INSTRUMENTUM LABORIS

El próximo mes de octubre tendrá lugar en Roma el Sínodo convocado por el papa Francisco. Se trata de la fase final de un largo proceso de escucha del pueblo de Dios en las Iglesias locales y de las posteriores etapas desarrolladas por parte de las Conferencias Episcopales y Asambleas Continentales.

Fruto de este trabajo, se presenta este mediodía el instrumentum laboris, un instrumento de trabajo para el el discernimiento de los participantes de la etapa de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo. No se trata de un resumen del camino recorrido hasta ahora, sino el resultado de lo que se ha aprendido sobre la naturaleza de la Iglesia sinodal. El documento consta de un texto y quince fichas de trabajo. Juntas reúnen las claves del camino sinodal realizado hasta ahora.

El instrumentum laboris se presenta como una herramienta para el discernimiento de quienes participan en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en octubre de 2023. Este documento invita a profundizar proporcionando algunas intuiciones que han surgido a lo largo del proceso. También pretende favorecer la metodología de la asamblea.

Una consulta al pueblo de Dios en el rango local fue el punto de partida de este documento. Posteriormente, las diócesis recogieron las conclusiones y las hicieron llegar a las Conferencias Episcopales o Sínodos de las Iglesias Católicas Orientales. Éstas las sintetizaron y las enviaron a la Secretaría General del Sínodo en agosto de 2021. Una vez analizadas los expertos elaboraron el Documento de Trabajo para la Etapa Continental (DTC) y dicho documento regresó a las Iglesias locales para poder confrontarlo creando espacios de diálogo en las siete Asambleas Continentales.

La finalidad era identificar las instituciones y tensiones prioritarias de cada continente con el propósito de abordarlas en la Asamblea del Sínodo de octubre de este año. A partir del material que se recogió durante la fase de escucha inicial y los Documentos Finales de las Asambleas Continentales, se redactó el instrumentum laboris que hoy se presenta.

Los tres temas centrales que estarán en el centro de los trabajos de la Asamblea sinodal de octubre de 2023 se relacionan con las tres palabras que constituyen el tema del Sínodo: la cuestión de cómo crecer en comunión acogiendo a todos, en fidelidad al Evangelio; la cuestión de los modos concretos de corresponsabilidad, reconociendo y valorando la aportación de cada bautizado con vistas a la misión común; y la identificación de estructuras y dinámicas de gobierno a través de las cuales articular en el tiempo la participación y la autoridad en una Iglesia sinodal misionera.

El instrumentum laboris consta de un texto y quince fichas de trabajo, que recorren la experiencia de estos dos años del camino sinodal.

En el centro de los trabajos estarán las tres cuestiones prioritarias que constituyen el tema del Sínodo: comunión, misión y participación. En este sentido, se desarrollará cómo crecer en comunión; la aportación a la misión común y las formas de participación de todos en la Iglesia misionera.

Cada ficha presenta una breve reflexión, fruto del discernimiento realizado a lo largo del proceso sinodal. Seguirá una pregunta básica para el discernimiento que se llevará a cabo en las distintas sesiones de trabajo y algunas sugerencias para la oración y la reflexión preparatoria de cada miembro de la asamblea. El IL en su conjunto, pretende que, con estas fichas, cada participante pueda crecer como Iglesia sinodal misionera que anuncia el Evangelio. (Conferencia Episcopal Española)

Santoral del día: San Luis Gonzaga

(COPE) La Santidad es vida y es juventud porque se lleva en la sangre. Hoy celebramos a San Luis Gonzaga, que llevaba en su corazón un ansia especial de Fe y ansia de vivir desde Ella. Nacido en Lombardía, cerca de Mantua (Italia), en 1568, es hijo de los marqueses de Castiglione. Ya de niño mostraba una curiosidad por conocer los entramados del mundo militar, acompañando a su padre en alguna de sus visitas a los soldados.

Pero, por encima de todo, su madre se preocupó de instruirle en la Fe, algo que caló hondamente en el hijo. Y es que a los siete años profesaba una profunda devoción a la Virgen. En plena adolescencia y después de haber aumentado su experiencia de vida cristiana, recibe la Primera Comunión de San Carlos Borromeo. Las súplicas de la madre al Señor pidiéndole que uno de sus hijos fuese llamada a una vocación consagrada fue escuchada en el propio Luis.

Cuando iba a ser designado príncipe dado su carácter primogénito, renunció a este derecho a favor de su hermano. Por eso, cada vez que alguien le llamaba señor en alusión a su Título Nobiliario siempre buscaba ese Pasaje del Evangelio en el que se dice: “No llaméis señor a nadie porque uno sólo es Vuestro Señor: Dios”. Una vez liberado de cualquier atadura humana, ingresó en la Compañía de Jesús, entregándose cada vez más al plan divino de la Providencia sobre él.

Así se dedicó a cuidar a los enfermos en los hospitales. Intuyendo que Dios le marcaba poco tiempo en este mundo se entregó más al Señor, hasta que fue contagiado de una fuerte epidemia que asoló Roma, marchando a las moradas eternas en el año 1591.San Luis Gonzaga es Patrono de los jóvenes, de los enfermos y uno de los Protectores de las Jornadas Mundiales de la Juventud, junto a San Juan Bosco.

martes, 20 de junio de 2023

Notas acerca de la recepción del Magisterio de la Iglesia. Por Rodrigo Menéndez Piñar

Me piden unas líneas sobre uno de los problemas que muchos cristianos experimentan hoy: cómo recibir la enseñanza o el magisterio de los papas, especialmente en los últimos tiempos. Trataré de dar algunas orientaciones divulgativas, sin entrar en discusiones de tipo académico o en precisiones que requerrirían más espacio, aunque serían necesarias para comprender a fondo los puntos que vamos a exponer.

Lo primero que hemos de tener en cuenta es que la Iglesia, fundada en las palabras de nuestro Señor ─como por ejemplo: Quien a vosotros os escucha a mí me escucha, quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza y quien me rechaza a mí rechaza al que me envió (Lc 10, 16)─ tiene el poder de enseñar con autoridad sagrada para poder salvaguardar y transmitir fielmente todo aquello que Dios ha ido revelando a lo largo de la historia. Para poder llevar a cabo su misión de manera eficaz, Jesucristo dotó a la Iglesia de una asistencia especial que la hiciese no fallar en lo esencial de su enseñanza. De lo contario, sería el mismo Jesucristo quien fallaría. Es evidente que esta asistencia especial ─la garantía de la infalibilidad, es decir, que no puede imponer a todos los cristianos una enseñanza errónea─ afecta solamente a aquellos puntos esenciales en los que se juega la doctrina cristiana y no se extiende a todas y cada una de las enseñanzas públicas de los papas o de los obispos.

En virtud de esta autoridad sagrada y de la garantía de la infalibilidad, el cristiano está obligado a asentir a las verdades infalibles enseñadas por la Iglesia para mantenerse «cristiano» ─para conservar la fe teologal─, pues es el medio proporcionado por el mismo Jesucristo para nuestro conocimiento de la Revelación. Las verdades de la fe y las que tienen íntima conexión con ella superan nuestra capacidad de entendimiento, en el sentido de que no podemos llegar a una conclusión sobre ellas con las únicas fuerzas de nuestra luz racional. Necesitamos que Dios las revele (Sagrada Escritura y Sagrada Tradición) y necesitamos un instrumento sobrenatural que nos garantice una correcta comprensión, recepción y tranmisión de las verdades reveladas (Magisterio de la Iglesia).

Cuando la Iglesia enseña o proclama un dogma de fe (una verdad revelada) no hace sino decir al cristiano: «esta es una enseñanza de Dios y, por tanto, ha de creerse» ─esto es la virtud de la fe: creer en Dios. Por eso, si uno rechaza esa doctrina, no cree en Dios y pierde la fe─. También puede haber otras verdades que no aparecen explícitamente reveladas, pero que tienen tal conexión ─sea lógica o sea histórica─ con la doctrina de la fe que sin ellas no puede mantenerse correctamente la propia fe. Siendo esto así, es claro que deben gozar de la misma garantía: la infalibilidad. Estos dos casos o «niveles» constituyen un primer bloque, que no suele ofrecer ningún problema para el cristiano que quiere seguir siendo cristiano. Un ejemplo de verdad revelada: la facultad de perdonar pecados por el sacramento del orden (cf. Jn 20, 23); y un ejemplo de verdad que ha de ser mantenida y que así es enseñada infaliblemente por la Iglesia: sólo los varones pueden recibir el sacramento del orden y, por tanto, la potestad de perdonar pecados.

Un segundo bloque en las enseñanzas de la Iglesia lo forman todas aquellas que no revisten estas características de la infalibilidad, pero que han de ser también consideradas por los cristianos, dada la autoridad sagrada de la Iglesia para enseñar por el encargo del mismo Cristo. Este bloque ha traído numerosos problemas de interpretación y discusiones sobre su valor doctrinal y sobre la obligatoriedad en su adhesión. Lo primero que debemos distinguir es: entre aquellas doctrinas que quieren ser impuestas por la Iglesia en su Magisterio y que, sin constar su revelación o su conexión estrictamente necesaria con ella, se consideran convenientes para la salvaguarda de la propia fe ─es lo que se llama Magisterio simplemente auténtico o no infalible, o no definitivo─. Estas verdades, según la Congregación para la Doctrina de la Fe 

son propuestas para alcanzar una inteligencia más profunda de la revelación, o para mostrar la conformidad de una enseñanza con las verdades de fe, o, finalmente, para poner en guardia contra concesiones incompatibles con estas mismas verdades o contra opiniones peligrosas que pueden llevar al error; y entre aquellas otras enseñanzas que no pretenden ser impuestas, sino ofrecidas a todos los cristianos a manera de reflexión, instrucción, consejo, orientación, etc.

Las primeras son verdades que han sido claramente determinadas (entre A y B, se enseña A y no B) y que reclaman un asentimiento interior por parte del cristiano, aunque este asentimiento no sea definitivo e irreformable (como en el caso de los dos primeros niveles). Este asentimiento es llamado obsequio religioso de la voluntad y el entendimiento por parte del Concilio Vaticano II, aunque ya era reclamado por distintos papas a lo largo del siglo XIX y, especialmente, del XX. Se trata de un «tercer nivel», pero que es tremendamente gradual, según la fuerza y la vinculación con la Revelación que se declare, y cuyo asentimiento es de tipo «prudencial», pues queda abierto a ulteriores precisiones, matizaciones, así como a una eventual definición infalible o, incluso, a un abandono de la doctrina por haber clarificado que no era tal su vinculación con el conjunto de la doctrina cristiana. Podría hablarse, por eso, de muchos niveles a partir de este o de muchos «grados» de este «tercer nivel». Quien quiera conocer en qué consiste este tipo de asentimiento y una explicación más amplia y profunda acerca del Magisterio de la Iglesia, le remito a mi obra: MENÉNDEZ PIÑAR Rodrigo, El obsequio religioso. El asentimiento al Magisterio no definitivo, Toledo (Instituto Superior de Estudios Teológicos San Ildefonso) 2020. Está editada también en Buenos Aires por Ediciones El Alcázar.

Un ejemplo con fuerza, a mi modo de ver ─la enseñanza de la Iglesia ha evitado dar ejemplos de este «tercer nivel» a causa de las dudas que existen respecto a la calificación de este tipo de enseñanza─, podría ser el monogenismo (todos los hombres descienden de una única pareja primigenia), que, sin ser presentado como un dogma de fe ni como una verdad infalible en conexión necesaria con la revelación ─lo cual no significa, como hemos dicho, que no pueda definirse en el futuro como dogma de fe o como verdad infalible de este segundo nivel─, ha de ser mantenido, pues la doctrina del poligenismo se ve, en principio, incompatible con la doctrina cristiana. Aquí el texto de Pío XII en su encíclica Humani Generis según la traducción castellana «oficiosa» de la Web del Vaticano:

Mas, cuando ya se trata de la otra hipótesis, es a saber, la del poligenismo, los hijos de la Iglesia no gozan de la misma libertad, porque los fieles cristianos no pueden abrazar la teoría de que después de Adán hubo en la tierra verdaderos hombres no procedentes del mismo protoparente por natural generación, o bien de que Adán significa el conjunto de muchos primeros padres, pues no se ve claro cómo tal sentencia pueda compaginarse con cuanto las fuentes de la verdad revelada y los documentos del Magisterio de la Iglesia enseñan sobre el pecado original, que procede de un pecado en verdad cometido por un solo Adán individual y moralmente, y que, transmitido a todos los hombres por la generación, es inherente a cada uno de ellos como suyo propio.

El segundo tipo de enseñanza dentro de este seguno bloque de doctrinas no infalibles lo forma todo aquel conjunto grande de interveciones sobre distintos temas y que no manifiestan ningún tipo de imposición. De la calificación de este conjunto el propio Magisterio apenas habla, pues al no querer imponer una enseñanza determinada no reclaman asentimiento interno por parte del cristiano, más allá de un cierto respeto moral de sentido común. Por esta razón, puede decirse que, stricto sensu, no se trata de afirmaciones ni declaraciones magisteriales (en el sentido de que reclamen un asentimiento del cristiano), aunque podrían llamarse enseñanzas del magisterio en un sentido más amplio: en cuanto enseñanzas públicas de los pastores de la Iglesia. La inmensa mayoría del contenido de los documentos magisteriales son de este tipo. Pensemos en las numerosas encíclicas, exhortaciones, discursos... de los papas más contemporáneos, como por ejemplo las miles y miles de páginas de los Insegnamenti de Juan Pablo II. A esto se le puede llamar «enseñanza pública» si se quiere, pero es siempre muy necesario distinguirla del nivel superior.

Después de lo anterior, terminamos con algunas consideraciones para que propiamente podamos hablar de afirmación magisterial y, por tanto, de deber de asentimiento por parte de los fieles.

En primer lugar, para que se reclame algún tipo de asentimiento es necesario que la doctrina sea clara y determinada. Lex dubia, lex nulla, se dice en derecho. Aquí podríamos decir algo análogo: si la enseñanza no está claramente determinada, no puede ser una declaración magisterial. Además, ha de constar la imposición de la Iglesia con su autoridad doctrinal. Aunque una frase esté dentro de un «documento eclesial» (encíclicas, cartas, discursos o, incluso, una constitución de un Concilio Ecuménico), no por ello pasa a ser «magisterio» que reclame asentimiento. Habrá que ver cada caso. Un papa «tan doctrinal» ─si es que esto puede decirse─ como León XIII, escribió una encíclica para conmemorar su jubileo sacerdotal y por muy hermosa y aprovechable espiritualmente que sea, no contiene, evidentemente, afirmaciones magisteriales que reclamen una asentimiento. La inmensa mayoría de las intervenciones pontificias de las últimas décadas son así.

Además, es importante considerar el objeto que pueden tratar estas enseñanzas. La Iglesia tiene potestad sagrada para enseñar toda la Revelación y todo aquello que tiene una vinculación con la Revelación y que es necesario para comprenderla y transmitirla. Es lo que se ha llamado «fe y costumbres». Por tanto, si una afirmación pública trata de asuntos que no están dentro de este objeto, no pueden ser enseñados con autoridad sagrada y, si acaso, serán enseñados como doctor privado y tendrán el valor que tengan a nivel científico, no por ser dichas por un sujeto que tiene potestad sagrada de enseñar. Un ejemplo: si ciertas afirmaciones hablan de la influencia del hombre en el cambio climático, es evidente que tal enseñanza no tiene ningún valor magisterial, y es una opinión, más o menos acertada, que da una persona de manera pública. Otra cosa muy distinta es que el Magisterio pueda hablar de las obligaciones morales de la administración de la Creación, pues el hombre fue puesto por Dios como cabeza de ella.

Por último, creo que es importante, respecto de todas las enseñanzas no infalibles, verlas dentro del conjunto de la doctrina de la fe, pues a ella están ordenadas. Que sean correctas no quiere decir que sean perfectas. Algunas serán deficitarias y nada garantiza que no pueda haber afirmaciones claramente erróneas, incluso en aquellas que quieren imponer un asentimiento ─nunca un asentimiento definitivo e irreformable, pues entonces sí que estaría garantizado por la infalibilidad─. El enfoque podría ser el que se da al conjunto de las enseñanzas de los Santos Padres. Se dice, y con razón, que la unidad moral de los Padres en una enseñanza es criterio de Tradición. Pero es absurdo ponerse a buscar afirmaciones sueltas de tal o cual Padre de la Iglesia sin considerar toda su enseñanza o al margen de la enseñanza del conjunto de todos los Padres y, al encontrarlas erróneas, concluir que se pone en compromiso a la Tradición. Un criterio semejante de hermenéutica debería tenerse en las enseñanzas magisteriales no infalibles de la Iglesia.

Publicado originalmente en el Boletín ''Covadonga''