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miércoles, 15 de enero de 2020

Catedral de Oviedo 2021. Por Jorge Juan Fernández Sangrador

Los 1.200 años de la dedicación de la basílica de San Salvador.

Desde el 24 de noviembre, la ciudad de Amiens se viene preparando para la celebración del octavo centenario de la dedicación de su catedral, el templo gótico más amplio de Francia, según dicen. La llaman ''Biblia en piedra''. En el programa que se desarrollará a lo largo de estos meses, hasta el 22 de noviembre de 2020, figuran conciertos, conferencias y vigilias de oración. 

En diciembre, para iniciar la campaña de promoción del jubileo, la catedral fue iluminada, durante tres noches sucesivas, por 5.000 candelas. La empresa Nations 153, especializada en la organización de este tipo de eventos, se encargó de todo. Como ha declarado su presidente, Jean - Baptiste Brejon, la finalidad principal de ese gran despliegue de luces no era otra que la de causar un fuerte impacto por medio de la belleza lumínica en el interior de las personas que no frecuentaban la iglesia. 

Por otra parte, en Burgos, fue constituida en 2017, la ''Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021'', con el fin de coordinar, realizar y financiar los actos conmemorativos de la dedicación del primer templo de aquella diócesis. Se prolongarán hasta 2022. Y, ya de paso, se impulsarán otros entes de máxima importancia cultural y turística: Atapuerca, el Camino de Santiago, el Geoparque de las Loras, la Lengua Castellana, el Camino del Cid y, ¡en Burgos curiosamente!, el Consulado del Mar.

Pues bien, según Cesar García de Castro Valdés, profesor de la Universidad de Oviedo, la dedicación de la Basílica de San Salvador de Oviedo tuvo lugar probablemente el 13 de octubre de 821. El año que viene habría que celebrar, de ser así, en la ciudad de Oviedo y en la diócesis, el duodécimo centenario de la consagración de la Iglesia que devino tabernáculo de la cátedra episcopal ovetense. Se espera, no obstante, que los historiadores arrojen luz sobre la datación, por si hubiese otras opiniones al respecto. 

Se ha dejado pasar la conmemoración de los mil doscientos años de la designación del primer obispo, Adolfo, que, tal como figura en la ''guía diocesana'', aconteció en 811. No se debería dejar caer ahora en el olvido, en puertas del Año Santo Compostelano 2021, una efeméride como la que constituye la de la dedicación de la Basílica de San Salvador de Oviedo, dada su significación espiritual e histórica en los inicios de la peregrinación a la tumba del apóstol Santiago. Tampoco las de la consagración de San Tirso el Real y San Julián de los Prados. 

Y es que, como sostiene Ken Follet, autor de la celebérrima novela ''Los pilares de la tierra'' y autor de la obrita titulada ''Notre-Dame'', publicada recientemente en homenaje al templo parisiense, los basamentos del mundo no son ni los regímenes políticos ni las teorías socioeconómicas, sino las catedrales, que apuntan al cielo, elevando a la humanidad hacia Dios, quien, con la fuerza de su amor, sostiene a la ciudad y a sus habitantes. 

Follet pensaba en las de estilo gótico, que es, al fin y a la postre, del que se revistió la prerrománica basílica de San Salvador de Oviedo, la cual nos reclama, mil doscientos años después de su exclusiva dedicación al culto, a la dispensación de la gracia, al conocimiento del evangelio y a la edificación de la comunidad, que sigamos construyendo, desde ella, la catedral del mañana, con el mismo grado de excelencia que hasta el presente. 

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