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viernes, 31 de mayo de 2013

Un poema al Amor de los amores

 
Oh Divina magestad
que en el Santo Sacramento
sois amor ,paz y sustento
pan vivo de eternidad.
Oh Dios de toda bondad,
danos hoy tú bendición
y haz que nuestro corazón
ante tantas maravillas
caiga a tus pies de rodillas
en perpetua adoración.
 
José Mª Zandueta
 

miércoles, 29 de mayo de 2013

Carta semanal del Sr. Arzobispo

 
La única caricia digna de fe
 
Hace unos días tuvo lugar un encuentro entre el Papa Francisco y Cáritas Internacional. Lo que en tan poco tiempo nos ha testimoniado como Sucesor de Pedro, es algo que nos llena de gratitud y de esperanza. Nuestro Papa es una ventana de aire fresco que nos pone a todos ante el quicio de lo que realmente es importante: amar a Dios y amar lo que Dios ama. Y lo que ama el Señor son sus hijos, nuestros hermanos, de modo especial quienes están necesitados de una cercanía que se traduzca en gestos de amor, capaces de anunciar una Buena Noticia mientras denuncian las noticias que genera el pecado de egoísmo, de injusticia y violencia.
En ese encuentro tuvo palabras bellísimas, sencillas y elocuentes. A los responsables de Cáritas en todo el mundo, les dijo: «tened esperanza mirando hacia adelante. Porque cuando miramos atrás siempre quedamos aprisionados por la dificultad de las tribulaciones, los problemas y esas cosas que suceden en la vida y que nos hacen sufrir. Muchas gracias por lo que estáis haciendo, porque Cáritas es parte esencial de la Iglesia. Una Iglesia sin la caridad no existe. Y Cáritas es la institución del amor de la Iglesia. Por eso Cáritas tiene esa doble dimensión: una dimensión de acción social en el sentido más amplio de la palabra. Y una dimensión mística, es decir, metida en el corazón de la Iglesia. Cáritas es la caricia de la Iglesia a su pueblo. La caricia de la Madre Iglesia a sus hijos, la ternura, la cercanía. Cáritas es directa, es el amor de la Madre Iglesia que se acerca, acaricia, ama. En este sentido, me permito deciros que sois los testigos primarios e institucionalizados del amor de la Iglesia. Y deseo que podáis seguir haciendo esto. Y porque siento esta responsabilidad de confirmaros en este camino es por lo que quise recibiros, que no os fueseis de Roma sin un diálogo con el obispo de Roma. Es decir, para confirmaros en la fe».
 
 
Son muy hermosas esas palabras, que no representan un piadoso brindis al sol, sino el compromiso en primera persona por quien diciéndonos esto nos está a todos confirmando en la fe. Este domingo que celebramos el día del Corpus Christi, tenemos dos procesiones que cruzaran nuestros caminos: la procesión del Señor en su santa Eucaristía y la procesión de los pobres que siempre estarán a nuestro lado. Si somos cristianos de verdad no podemos prescindir de ninguna de las dos, y en cada una de ellas hemos de saber situarnos. Ante Jesús en la Eucaristía, con nuestra rendida adoración de quien pide la gracia de saber amarle y de amar a los hermanos. Ante el hermano pobre de cualquier pobreza, con quien compartimos con ternura, con entrega, nuestro afecto, nuestro tiempo, nuestros bienes, construyendo desde el amor un mundo nuevo.
Cáritas es la Iglesia que sale al encuentro de los más desfavorecidos. Sus puertas tienen siempre una aldaba a la que llamar, unos goznes que jamás se oxidan ni bloquean, y una entraña llena de cristiana humanidad que espera y acoge. Los nombres de las pobrezas son tantos como los rostros de los pobres. Hoy los encontramos de tantos modos: hambrientos, enfermos, solos y abandonados, sin techo y desahuciados, parados, inmigrantes, amenazados, víctimas de toda violencia y terror, perseguidos y extorsionados, condenados a morir antes de nacer o cuando no tocaba naturalmente todavía. Lo que hicisteis o dejasteis de hacer con ellos, dijo el Maestro, lo habéis hecho conmigo. Cáritas nos testimonia y nos educa en este amor preferencial por quienes Dios mismo sigue prefiriendo. Es la única caricia digna de fe.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

martes, 28 de mayo de 2013

Cardenal Rouco: «La causa más profunda de esta crisis no es otra que el olvido de Dios»

 
(Arch Madrid/InfoCatólica) El cardenal cree que dichas causas deben «llevarnos a un profundo examen de conciencia», tras el cual «será necesario en muchas ocasiones un cambio de vida y de conducta en nuestras relaciones familiares, profesionales, sociales, económicas, políticas y culturales, de forma que cada uno haga un uso más justo, más humano y más fraterno de la libertad personal».
«La causa más profunda –a mi juicio- de esta crisis; la razón última de lo que nos sucede», afirma, «no es otra que el olvido de Dios». «Sin embargo, Cristo, por su misericordia infinita, acude una y otra vez, constantemente, a nuestro encuentro. Cristo esta aquí; Cristo está con nosotros y nos busca sin cesar. Nos tiende los brazos y nos llama desde cada Sagrario, invitándonos a la conversión. La solemnidad del Corpus Christi nos muestra, de forma plástica e inolvidable, el amor paternal de un Dios que ha querido quedarse con nosotros en la Eucaristía, y que camina por nuestras calles para estar aún más cerca de nosotros».
«La fiesta del Corpus Christi, Día de la Caridad fraterna, se nos revela en su más profundo sentido y con su urgencia más radical, en consonancia con el mensaje cristiano que los fieles de nuestra diócesis están difundiendo durante este Año de la Fe con motivo de la Misión Madrid. Sufrimos numerosas carencias materiales y, por ello, la Iglesia, por medio de Cáritas y otras instituciones, se afana en aliviar y socorrer a los más pobres y necesitados, continuando una tradición de caridad cristiana que se remonta a los tiempos apostólicos». Pero, afirma, «lo que nos falta es, sobre todo, Cristo».
«Nos reconforta pensar que Nuestro Salvador sigue llamando, en su locura de amor divino, a las puertas de nuestra alma. Confiados en su misericordia, roguemos a Dios que, con motivo de esta Solemnidad del Corpus Christi, muchas personas de nuestra ciudad decidan abrirle sus vidas, con el propósito firme de acoger la gracia divina en su alma, mediante la recepción frecuente del Sacramento de la Penitencia y de la Eucaristía».
«Por ese camino de conversión, de arrepentimiento de los errores personales y de encuentro íntimo con Jesús en la Eucaristía, encontraremos razones para vivir; consuelo y sentido a la hora del dolor; fuerza para luchar por la paz y la justicia; aliento para construir una sociedad más solidaria» y «una energía renovada para afrontar los grandes retos humanos y espirituales de nuestra época. Así seremos eficaces testigos y servidores de la verdad».
Invita a todos –sacerdotes, laicos, consagrados/as- a participar en la Misa y en la procesión «acompañando a Jesús-Eucaristía, Cristo-con-nosotros, por las calles de Madrid». «Cristo está aquí: nos está esperando y cuenta con nosotros para hacer llegar a todos los hombres el mismo amor de Dios, que les llene de consuelo, de fortaleza y de felicidad».

Madre Angélica, la mujer católica más influyente del mundo, cumple 90 años


 

Irondale, Alabama. Zona altamente protestante. Año 1961. La madre Angélica llega para fundar el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles y cumplir así una promesa a Dios tras el éxito de la riesgosa operación de la columna a la que había sido sometida.

Rita Antoinette Francis Rizzo, mejor conocida como «Madre Angélica», nació en Ohio, en 1923, en el seno de una familia de ascendencia italiana. Sus padres se desentendieron de ella –hija única– aunque la volvieron a tomar en serio cuando en la adolescencia descubrió su vocación religiosa e ingresó en un monasterio de Clarisas Pobres de la Adoración Perpetua, en Cleveland, pese a la oposición familiar.

Ya como religiosa, desde los años setenta, comenzó a escribir libros espirituales y, dado el éxito, el monasterio donde vivía adquirió máquinas impresoras, iniciando la labor difusiva de más libros y folletos. Poco a poco la madre Angélica recibió invitaciones para dar conferencias. No pasó mucho cuando ya se encontraba grabando una serie de programas de televisión para una cadena local. Pero al enterarse de que el canal de televisión transmitiría una película blasfema, decide retirar sus programas de la estación y arreglárselas para construir el propio en el garaje del monasterio.


¿Otro antecedente? Sí que lo hubo. Cuando 1978 visitó el canal 38 de Chicago, una canal de tevé baptista, musitó: «Señor, tengo que tener uno como estos». Y cuando supo que el estudio costaba más de 950.000 dólares de aquel entonces, expresó: «¿Eso es todo? Yo quiero uno».

Ciertamente cuando madre Angélica fundó el monasterio jamás pensó en un canal de televisión. En una carta de 1957 escribía su intención original: «Hacer todo lo que estuviera en mi poder para promover una comunidad de clausura entre los negros. Estaría dedicada al apostolado entre los negros por medio de la oración, la adoración, el sacrificio y la unión con Dios. Se haría penitencia constante por todos los insultos y persecuciones que sufre esa raza, implorando las bendiciones y las gracias de Dios sobre este pueblo tan querido para el Sagrado Corazón».

Cambio de planes: EWTN emitió su primera señal al aire el 15 de agosto de 1981 desde Birmingham, Alabama, en Estados Unidos. Su objetivo estaba claro: promover la verdad según la había definido el Magisterio de la Iglesia católica apostólica y romana, y servir las creencias y enseñanzas formales de la Iglesia según son promulgadas por el Sumo Pontífice y sus predecesores.

Hoy por hoy cuenta con una programación ininterrumpida las 24 horas del día, los siete días de la semana. 3,400 cable-operadores, estaciones repetidoras, satélites, televisión abierta e internet difunden su programación. Emite señales en tres idiomas: inglés español y alemán.     

En la recta final de Mayo

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN.

(De San Luis Gonzaga.)


¡Oh María! ¡Soberana y Señora nuestra! En vuestro misericordioso seno me arrojo con confianza, y bajo vuestra Santa custodia pongo sin reserva por todos los días de mi vida, y a la hora de mi muerte, mi alma, mi cuerpo, mi esperanza y mi consuelo, mis penas y mis miserias, mi alegría y mi felicidad, para que mis pensamientos, mis palabras y mis obras sean dirigidas según vuestra voluntad y la de vuestro adorable Hijo. Amén.

Lema episcopal de don Juan Antonio Menéndez


 
“Escudo del obispo auxiliar de Oviedo contiene los siguientes campos: primero, de azur, la Cruz de la Victoria, de oro. Segundo de azur. Un sol de custodia de oro, con el Santísimo Sacramento en la Sagrada Hostia; en punta de la diestra, una estrella de diez puntas, de plata. El tercero de los campos, de púrpura, presenta un báculo de oro.

Acolado, un astil con cruz procesional, de oro. Al timbre, capelo episcopal, de sinople, adornado con cordones del mismo color entrelazados y distribuidos en seis nudos y borlas por lado. En punta, una cinta de plata, con el lema en letras de sable: “Sanctificetur nomen tuum”.

Se utiliza la Cruz de la Victoria en el primer campo, como representación de la tierra asturiana, donde ejercerá su ministerio. El sol de custodia representa al Santísimo Sacramento o Nuestro Señor Jesucristo en la eucaristía. La estrella alude a la Virgen María, como madre de Jesús.
El color azul hace alusión a los cielos, mientas que el báculo episcopal expresa la misión del Obispo y la dignidad de que ha sido investido”, en descripción del profesor Agustín Hevia Ballina.

sábado, 25 de mayo de 2013

Jornada Pro orantibus

 
¿Qué es la jormada pro orantibus?



La Iglesia dedica un día del calendario para fomentar el conocimiento y la oración por todos aquellos religiosos y religiosas dedicados a la vida consagrada contemplativa. Ésta es una vocación poco conocida y entendida en el mundo de hoy, tan aferrado a sus comodidades, su libertad de movimientos y su utilitarismo.

¿Qué tenemos que hacer los católicos en el día Pro orantibus?

Orar a favor de los religiosos y religiosas de vida contemplativa, como expresión de reconocimiento, estima y gratitud por lo que representan ellos y ellas, y el rico patrimonio espiritual de sus institutos en la Iglesia
.




La Vida consagrada, una gracia de Dios.

Las diversas formas de Vida Consagrada son para todo el Pueblo de Dios una gracia con la que el Señor nos bendice a cada generación cristiana. Efectivamente, son visibles y palpables los espacios en los que el ardor misionero de una evangelización eclesial explícita, el trabajo educativo con niños y jóvenes,
la solicitud caritativa hacia los pobres, los enfermos o los ancianos, llenan hermosas páginas de testimonio evangélico. Pero hay una presencia especial que por su peculiar índole, la Iglesia quiere subrayar de un modo particular: los monjes
y monjas contemplativos. Para todas las formas de Vida Consagrada tenemos ya una jornada mundial común el día 2 de febrero, pero para los contemplativos la Iglesia señala una fecha propia, celebrada –y no por casualidad– el domingo de la Santísima Trinidad: es la Jornada Pro Orantibus, la Jornada por aquellos que oran. Se trata de una cita discreta y silenciosa con cuantos discreta y silenciosamente oran por toda la Iglesia y la Humanidad
.

La Santísima Trinidad

 
Por el Rvdo. Sr. D. Guillermo Juan Morado
 
En la oración colecta de la Misa de la solemnidad de la Santísima Trinidad pedimos a Dios “profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su Unidad todopoderosa”.
Profesar la fe verdadera es confesarla, dejando que la palabra externa signifique lo que concibe la mente. En el Bautismo, se invita al que va a ser bautizado, o a sus padres y padrinos, a confesar la fe de la Iglesia. En el centro de esta confesión está el misterio de Dios: “La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad”, decía San Cesáreo de Arles. Y San Gregorio Nacianceno, al instruir a los catecúmenos de Constantinopla, afirmaba, sobre la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo: “Os la doy [esta profesión] como compañera y patrona de toda vuestra vida”.
La Iglesia, entregándonos el Símbolo, pone en nuestros labios las palabras adecuadas para que podamos creer y hablar (cf 2 Co 4,13): “Creo en Dios, Padre todopoderoso”, “creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor”, “Creo en el Espíritu Santo”. Como escribe San Atanasio en una de sus cartas: “En la Iglesia se predica un solo Dios, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. Lo trasciende todo, en cuanto Padre, principio y fuente; lo penetra todo, por su Palabra; lo invade todo, en el Espíritu Santo”.
 
 
Conocer la gloria de la eterna Trinidad equivale a contemplar, con la mirada de la fe, la manifestación que Dios hace de Sí mismo en la creación del mundo y en la historia de la salvación. Una manifestación que llega a su plenitud con el envío del Hijo y del Espíritu Santo, cuya prolongación es la misión de la Iglesia. “Todo lo que tiene el Padre es mío”, nos dice Jesús, y el Espíritu Santo “recibirá de lo mío y os lo anunciará” (cf Jn 16,12-15). El Espíritu Santo nos introduce así en la realidad de la comunicación divina, en el diálogo que mantienen las tres Personas del único Dios.
El conocimiento de Dios es inseparable de la comunión con Él. Y en ese proceso de conocimiento y comunión crecientes consiste la vida cristiana. Dejándonos atraer por el Padre y movidos por el Espíritu Santo, seguimos a Cristo, nuestro Señor. Se trata de un verdadero itinerario que conduce a Dios, a entrar en su unidad, y que es capaz de vencer cualquier tribulación: “hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda”, nos dice San Pablo (cf Rm 5,1-5).

Profesar, conocer y adorar. La adoración es la forma más profunda del conocimiento de Dios. Al adorarlo, reconocemos a Dios, desde el respeto y la sumisión, como Dios. María nos enseña esta profunda ciencia de lo divino. En el Magníficat proclama la grandeza del Señor y reconoce las maravillas que Dios ha obrado en su propia vida y en la historia de los hombres. Que también cada uno de nosotros tributemos, desde el fondo del alma, este homenaje al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, a Dios Único y Todopoderoso.

Evangelio dominical

 
Lectura del santo evangelio según san Juan 16, 12-15:
 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará. »
 
Palabra del Señor

viernes, 24 de mayo de 2013

Plan Pastoral Diocesano

 
Una cita del libro de los Hechos de los Apóstoles, con la que termina su exhortación postsinodal el arzobispo don Jesús Sanz, servirá de título al Plan Pastoral Diocesano 2013-2018 para Iglesia en Asturias.

El texto que se hará público en las próximas semanas con ocasión del pleno del Consejo Pastoral Diocesano, ha venido elaborándose por un grupo de trabajo y recoge un objetivo general y otros específicos derivados de las propuestas del Sínodo diocesano celebrado en 2011.

El Vicario general del Arzobispado, Jorge Juan F. Sangrador, espera que el plan logre articular la evangelización en base a cuatro áreas fundamentales: la transmisión de la fe, la comunión eclesial, la caridad y el servicio, y la cultura y comunicación.

Para Fernández Sangrador el Plan no busca un “mecanicismo pragmático de la pastoral, sino la adhesión existencial y gozosa del creyente a la propuesta de vida cristiana”.

jueves, 23 de mayo de 2013

Jesucristo ,Sumo y Eterno Sacerdote

 
Este jueves inmediato a Pentecostés celebramos la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, contemplamos el sacerdocio redentor de Jesucristo como la cumbre y compendio de su acción salvadora en el mundo. Jesús es el sacerdote de la nueva alianza que nos ha reconciliado con Dios y nos ha llamado a formar parte de su Iglesia haciéndonos hijos del Padre. Nos ha comunicado una nueva vida en el Espíritu Santo y nos ha convertido en Pueblo sacerdotal, participes de su sacerdocio para extender el reino de Dios a todos los hombres.

En medio de este pueblo sacerdotal, Dios, por medio de la Iglesia, elige a algunos de los hermanos para que desempeñen el sacerdocio ministerial y santifiquen al pueblo de Dios. Como cristianos en Cristo y por Cristo ellos ofrecen vida, gozos y sufrimientos, con alegría en el altar. Ellos, llamados a desempeñar el sacerdocio ministerial, se unen de modo singular a Cristo, Sacerdote, Cabeza y Pastor: "Sólo el sacramento del Orden atribuye al ministerio ordenado una peculiar participación en el oficio de Cristo Cabeza y Pastor y en su sacerdocio eterno" (Christifideles laici, 23). La misión del sacerdote ordenado es perpetuar el sacerdocio único de Jesucristo.

Por otro lado, así como Jesús une en su mediación los dos aspectos de la relación con Dios y con los hombres, y esto es lo que lo constituye sumo sacerdote, así nosotros debemos unir en nuestras vidas la fe que nos acerca a Dios y la solidaridad que nos une a nuestros hermanos
.




Nosotros debemos integrar la relación con Dios en el centro de nuestra vida, haciendo que nuestro culto sea la propia vida entregada y no como una realidad aparte; entrar en relación con Dios y confrontarnos constantemente con su voluntad, y acercar a nuestros hermanos a Dios. Y esto sólo podemos realizarlo estando unidos a Cristo por los sacramentos, que no son observancias rituales, sino medios de unión con Él. En esto consiste nuestro sacerdocio común, en unir toda la realidad de nuestra vida y de nuestra muerte, a la realidad de la vida y de la muerte de Cristo en favor de nuestros hermanos.

Esta festividad de origen española, obtuvo aprobación de la Santa Sede en 1971. Fue incluida en el calendario litúrgico en 1974, y desde 1996, se incorporaron textos propios en la liturgia de las horas, enviados desde Madrid por Juan Pablo II, en conmemoración de sus bodas de oro sacerdotales.


Hoy fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, por la intercesión de Santísima Virgen, Reina y Madre de cada uno y de la Iglesia entera, oremos por los sacerdotes, para que sean dignos ministros de Nuestro Señor: hombres de oración, amantes del sacrificio, encendidos de celo por la salvación de las almas. Y en especial oremos por el Papa Benedicto XVI, que con tanta entrega y docilidad a Dios ha recibido la carga del Sumo Pontificado, para que el Señor le haga muy santo y llene de eficacia su labor en servicio de la Iglesia y de la humanidad.

Carta semanal del Sr. Arzobispo de Oviedo


Centinelas de algo verdadero
 
Siempre me han atraído las personas que dicen las cosas con hondura, con belleza, con sencillez. Especialmente cuando eso que dicen o escriben te abre un horizonte en donde de pronto de puedes asomar a algo que te corresponde, algo que quizás sin saberlo explicar lo habías esperado y soñado desde siempre. Ahí están los buenos escritores, los buenos poetas, que traducen en palabras lo que tu vida no deja de contar.
No es tan usual encontrar a quienes te digan palabras de verdad, palabras que no engañan, palabras que escuchándolas tu vida crece y se llena de alegría y de paz. Y esto fue lo que ocurrió con cuantos se agolpaban para oír al maestro Jesús de Nazaret. Porque así atestiguaban tras cualquiera de sus momentos de palabra o de presencia en medio de aquellas muchedumbres: todos se quedaron asombrados, llenos de estupor, porque hablaba como quien tiene autoridad.
Es una preciosa forma de definir los signos y milagros, las palabras y parábolas que oían y veían en ese nuevo maestro. Estaban acostumbrados, pero no resignados, a otro tipo de lenguaje que les sofocaba, les acorralaba, les aplastaba. De pronto, vino Jesús, y se encontraron con una novedad inesperada que llenaba de alegría sus vidas, que encendía su esperanza y sus ganas de seguir adelante en medio de tantas penurias y dificultades. La misma palabra “autoridad” (a no confundir jamás con su patología: el autoritarismo) ya es por sí misma muy significativa: porque quiere decir que la persona que habla con autoridad permite que sus oyentes crezcan, maduren, lleguen a su sazón.
Andamos a vueltas con un exceso de palabras que terminan en verborrea vacía en su esfuerzo de darle impenitentemente a la lengua. No son palabras que tienen detrás la hondura de la reflexión, ni el arte humilde de la escucha previa, sino que lanzan su catarata de incontinente charlatanería para no decirnos absolutamente nada jamás. Sucede lo mismo cuando la presencia de alguien no supone ver que acompaña nuestra vida, que la abraza y la sostiene, sino muchas veces responde al interés de quien pone precio –de cualquier tipo– a su compañía. Hay palabras y presencias que no nos permiten crecer ni sabernos de verdad acompañados en lo que más podemos estar necesitando. No en vano algunos prefieren no prestar su oído a palabras vacías, ni dejar espacio a presencias que no acompañan.
Este domingo después de Pentecostés, con motivo de la festividad de la Santísima Trinidad, los cristianos somos invitados a dirigir nuestra mirada hacia unos hermanos concretos: los contemplativos, los monjes y las monjas que en sus claustros hacen profesión de silencio y soledad. No es el mutismo, sino el silencio. No es el aislamiento, sino la soledad. Porque en torno a ese silencio ellos cuidan una palabra: la que escuchan en su corazón cuando se la susurra Dios y la que fraternamente comparten con bondad. Y en torno a esa soledad ellos cuidan una presencia: la que adoran en la belleza de Dios y la que fraternamente se ofrecen como una amable compañía. En nuestra Diócesis tenemos estos lugares a los que vale la pena acudir para aprender la escucha y la adoración de estos buenos hermanos que nos ofrecen en tiempos revueltos un ejemplo verdadero de palabras que no pasan y de presencias que no engañan.
La escucha orante llena de sentido su silencio, y la adoración vigilante llena de belleza su soledad. Sus comunidades son una referencia creíble de auténtica humanidad. Gracias por nuestros monasterios, centinelas de una palabra y una presencia que nos dicen algo que vale la pena oír y contemplar.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

Carta del Obispo emérito de Hong Kong, pidiendo oración por la Iglesia de China



 
Esta es la carta que el obispo emérito de Hong Kong, José Cardenal Zen, ha escrito pidiendo oración por la Iglesia de China:
 
1 de mayo 2013, Hong Kong



Eminencias, Excelencias.
Señores Arzobispos y Obispos,
¡Os deseo la Paz en Cristo Resucitado!

Su Santidad, nuestro Papa emérito Benedicto XVI, escribió en el año 2007 una carta para la Iglesia en la República Popular China, donde establece como día para que la Iglesia universal eleve su oración por la Iglesia en China el 24 de mayo, fiesta de María, Auxilio de los Cristianos.
Su Santidad incluso compuso una hermosa oración dedicada a María Auxiliadora, venerada en el Santuario de Sheshan, ubicado en Shanghai.
La situación de la Iglesia en China es cada vez más complicada. Los enemigos de la Iglesia están realizando todos los esfuerzos posibles por someter a nuestros obispos y sacerdotes a fin de fortalecer una Iglesia independiente de la autoridad del Santo Padre.
Me tomo el atrevimiento de enviaros unas pocas copias de la oración que compuso Benedicto XVI. Por favor, reproducidla y distribuidla entre vuestros fieles, pidiéndoles que recen por sus hermanos en China.
Que el Señor os recompense a vosotros y a vuestras Comunidades Diocesanas con abundantes gracias.
José Cardenal Zen
Obispo emérito de Hong Kong

Oración a Santa Rita de Casia


Oh Dios omnipotente, que te dignaste conceder a Santa Rita tanta gracia, que amase a sus enemigos y llevase impresa en su corazón y en su frente la señal de tu pasión, y fuese ejemplo digno de ser imitado en los diferentes estados de la vida cristiana. Concédenos, por su intercesión, cumplir fielmente las obligaciones de nuestro propio estado para que un día podamos vivir felices con ella en tu reino. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

Peregrinación veraniega de la Parroquia .Viaje a la Noruega Cristiana

 
DIA 3 DE JULIO.- AEROPUERTO DE ASTURIAS – BERGEN MP

Presentación en el aeropuerto de Asturias 2 horas antes para, tras los trámites de facturación y embarque, salir a las 07:35 horas en vuelo con destino BERGEN, vía Barcelona. Llegada a las 15:15 horas a la capital de los “Fiordos del Sur” y traslado al hotel. Primeros contactos con la ciudad, fundada hacia 1070 por Olav Kyrre, podremos recorrer sus pintorescas calles estrechas que nos deleitarán con sus preciosas casitas de madera de coloridas fachadas. Cena y Alojamiento.

DIA 4 DE JULIO.- BERGEN PC

Desayuno buffet. Visita panorámica de la ciudad, veremos las casas y almacenes del barrio  Bryggen de la época Hanseática, que son Patrimonio de la Humanidad y símbolo de Bergen, el  Viejo Puerto de Bryggen con el famoso "Fiskotorget" mercado de pescado al aire libre. Pasearemos por el barrio de Nordness, donde se encuentra la calle más fotografiada de la ciudad. Almuerzo. Por la tarde, subiremos a la Fløyfjellet en funicular, para apreciar un soberbio panorama de la ciudad y su fiordo. Cena y Alojamiento.
 
 
DIA 5 DE JULIO.- BERGE – VALLE DEL VOSS PC
 
Desayuno buffet.Nos dirigiremos al Gamle Bergen con entrada incluida, museo al aire libre en el que podremos observar construcciones del siglo XVIII que fueron trasladadas desde el centro de la ciudad. Continuaremos junto al Fiordo hasta Troldhaugen, para poder contemplar la residencia de Edvard Grieg, famoso compositor noruego. Almuerzo y salida hacia el Valle del Voss. Realizaremos un espectacular recorrido en el tren de Flam, una obra maestra de la ingenieria.Cena y Alojamiento en este bonito valle.

DIA 6 DE JULIO.- VALLE DE VOSS - REGION DE LOS FIORDOS PC

Desayuno Buffet .A la hora indicada salida hacia GUDVANGEN donde embarcaremos en un Crucero por el más profundo y fantástico fiordo conocido: el FIORDO DE LOS SUEÑOS (200km de largo, alturas de 2045m y profundidades hasta 1308m). Durante el recorrido podremos admirar los paisajes más salvajes europeos. Desembarque en KAUPANGER. Continuación por la Región de los Fiordos a nuestro hotel. Cena y Alojamiento.
 
 
DIA 7 DE JULIO.- REGION DE LOS FIORDOS – ALESUND PC

Desayuno Buffet. xcursión a uno de los más importantes Glaciares de la región: el de Nigards o el de Briksdal, a 2000m sobre el nivel del mar, donde observaremos cómo se formaron estos glaciares y la coloración azul del hielo. Salida hacia el Fiordo del  GEIRANGER, donde disfrutaremos de un espectacular Crucero. Continuación hasta llegar  a Alesund, bella ciudad reconstruida en Art Nouveau tras su incendio de 1904. Cena y alojamiento.

DIA 8 DE JULIO.- ALESUND - LILLEHAMMER – HAMNMAR PC

Desayuno buffet salida por el valle de Gudbrandsdal hacia la pequeña ciudad de LILLEHAMMER, que fue sede de los XVII Juegos Olímpicos de Invierno de 1994. Breve tiempo libre .Continuación haca Hamnmar. Cena y Alojamiento.

 
DÍA 9 DE JULIO.- OSLO PC

Desayuno buffet. Salida hacia OSLO y visita panorámica de la capital noruega, fundada por el rey vikingo Harald el Fuerte en 1050: Parque Frogner con las esculturas en bronce y granito de Gustav Vigeland; el Ayuntamiento, la Universidad, Palacio Real, el Parlamento, el Castillo de Akershus: desde donde obtendrán una bonita vista sobre el Ayuntamiento y el puerto. Almuerzo. Por la tarde, podremos pasear por sus calles más conocidas, como la Karl-Johäns, arteria principal de la ciudad o disfrutar del ambiente de su moderno puerto Anker Brygge. Cena y Alojamiento.
DIA 10 DE JULIO.- OSLO MUSEOS PC

Desayuno buffet. Salida para hacer una excursión a la península de Bygdoy para visitar el Museo Kon-Tiki/Ra, con las balsas que realizaron las expediciones oceánicas del mismo nombre.
Visitaremos también el Museo del Barco Polar “Fram”, construido en 1892 y con el que hicieron sus expediciones los intrépidos Amundsen, Nansen y Sverdrup. Almuerzo. Por la tarde, iremos al Museo Nórdico de arte Popular, al aire libre para conocer la iglesia de madera de Gol. TiempO libre hasta la hora de la cena para realizar compras en la calle comercial de Bogstad.Cena y alojamiento.

DIA 11 DE JULIO.- OSLO- AEROPUERTO DE ASTURIAS AD
 
Desayuno buffet y tiempo libre hasta la hora del traslado al aeropuerto para salir a las 16:00 horas en el vuelo Oslo-Asturias, vía Barcelona. Llegada al aeropuerto de Asturias a las 22:15 horas. FIN DEL V IAJE Y DE NUESTROS SERVICIOS.

lunes, 20 de mayo de 2013

Un primer estudio en Italia demuestra el «efecto Francisco» en confesionarios y parroquias

 
La insistencia en la capacidad de Dios para perdonarnos es una de las enseñanzas importantes que ha dejado el Papa Francisco en los dos meses que lleva en el solio pontificio.

Jorge Mario Bergoglio ya consideraba cuando era cardenal que la misericordia constituye uno de los pilares de la fe cristiana y ahora, como obispo de Roma, no se cansa de pedir a los fieles que «hagan las paces» con Dios y renueven así su vida espiritual.

Estas continuas invitaciones, unidas a la excelente acogida que le han brindado a Francisco todos los católicos, incluidos los alejados, están teniendo ya sus primeras consecuencias tangibles: los confesionarios vuelven a estar llenos.


En Italia ya han intentado contabilizar el «efecto Francisco». La asociación de laicos Alianza Católica, junto al Centro de Estudios sobre las Nuevas Religiones (Cesnur), realizó el mes pasado una investigación que arroja resultados que corroboran este fenómeno.

Un 64,2% de los sacerdotes y religiosos que participaron en el estudio aseguran que han aumentado las confesiones en sus parroquias, mientras que un 53% afirma que ha crecido en sus comunidades el número de personas que volvían a interesarse por la Iglesia. En la investigación también fueron preguntados laicos.

Un 41,8% de los encuestados sostenía haber notado en las parroquias a más fieles que querían confesarse respecto a antes de que fuera elegido Bergoglio como Papa.

El sociólogo Massimo Introvigne, director del Cesnur, considera que estos datos son «muy significativos» y que, si se trasladan a escala nacional, significarían que, sólo en Italia, cientos de miles de personas están volviendo a la Iglesia por las invitaciones que lanza Francisco.

Dos nuevos sacerdotes para la Iglesia asturiana

D. Celestino (de Sta. Cruz de Mieres) y D. Miguel (de la Argañosa ,Oviedo)
junto al Sr. Arzobispo de Oviedo tras la Misa de Ordenación .

El Espíritu Santo

 
Por D. Guillermo Juan Morado
 
La Liturgia ha escogido, como antífona de entrada de la Misa del Domingo de Pentecostés, unas palabras del libro de la Sabiduría: “El Espíritu del Señor llena la tierra y, como da consistencia al universo, no ignora ningún sonido” (Sab 1,7). La persona inefable del Espíritu Santo, el Soplo de Dios, está en el origen del ser y de la vida de toda criatura. Él da consistencia al universo y es capaz de percibir los gemidos de la creación entera y nuestros propios gemidos interiores, que manifiestan el ansia de la redención (cf Rm 8, 22-23).
Para poder escuchar a Dios, para no ignorar ningún sonido que nos hable de Él, necesitamos el estímulo del Espíritu Santo. Los ojos, privados de la luz, no pueden ver. Los oídos no pueden oír, si el sonido no es transmitido por el aire. El olfato no puede oler si no hay aromas o sustancias que lo activen. San Hilario emplea esta comparación con los sentidos corporales para explicar que también nuestra alma necesita ser avivada por el Espíritu Santo para llegar al conocimiento de Dios: nuestra alma “si no recibe por la fe el Don que es el Espíritu, tendrá ciertamente una naturaleza capaz de entender a Dios, pero le faltará la luz para llegar a ese conocimiento”.
Dios nos habla en la creación, a través de la belleza del universo. Nos habla también en nuestro interior, y nos empuja a buscar la verdad y el bien. Nos ha hablado en Cristo, su Hijo, la Palabra encarnada, que se ha dejado ver y oír. Pero, para que podamos escuchar atentamente esta Palabra, y para que se conserve en nuestra mente y en nuestro corazón, el Padre y el Hijo envían al Espíritu Santo: “Él será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho” (Jn 14,26).
 
 
El Espíritu Santo es, por así decir, la atmósfera que sostiene el diálogo del Padre con el Hijo. En ese diálogo, en la intimidad de la vida de Dios, nos introduce el Espíritu Santo. Él crea la sintonía adecuada para que nosotros podamos escuchar a Dios y podamos hablarle. Y ésta es la realidad de la Iglesia: la primicia de una sinfonía divina en la que logramos escuchar a Dios, que nos habla en Cristo, y en la que llegamos a entendernos unos a otros, como si cada uno hablase la lengua nativa del otro (cf Hch 2,1-11). Pentecostés es la fiesta de la creación y de la humanidad reconciliada en la Iglesia, en la que, si nos dejamos transformar por la fuerza del amor de Dios, no se nos escapará ningún sonido.
San Pablo, en la Carta a los Romanos, explica las consecuencias que, para cada uno de nosotros, entraña el haber recibido el Espíritu Santo: “Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: “¡Abba!” (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con Él para ser también con Él glorificados” (Rm 8,15-17).
En la celebración de la Eucaristía ese clamor que suscita el Espíritu Santo resuena en el cielo y se nos da, en anticipo, la herencia. Toda la creación amada por Dios es presentada al Padre a través de la muerte y resurrección de Cristo y, como proclama el prefacio de la Misa, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de la gloria de Dios, tres veces Santo.
 
 

viernes, 17 de mayo de 2013

Un rato de oración

Vigilia de Pentecostés
 
Sábado 18  a las 20:45

 
en la Iglesia de San Juan el Real
Presidida por D. Joaquín M. Serrano Vila , Párroco de Lugones

Los mejores regalos para la Primera Comunión

Por María Lourdes Quinn
 
[Todavía era esa semana cuando se redactó el post]: “El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn. 14, 23). De forma particular se cumple esa promesa en nuestras almas cuando recibimos la Santa Comunión.
Por eso, el día de la Primera Comunión es uno de gran gozo para los bautizados y para sus parientes y amigos, que quizá se pregunten lo que sería el mejor regalo para tal ocasión, sobre todo ante la gran variedad disponible: rosarios, crucifijos, Biblias, libros religiosos, medallas, imágenes, etc.

Si el que recibe su Primera Comunión se ha formado bien en la fe, lo más probable es que no necesite nada de eso, a pesar de lo comendable que serían como regalos. Ya tendría algún crucifijo en su hogar para recordarle el Amor de Dios, alguna imagen de su Ssma. Madre, la Virgen María, algún rosario que haya estado rezando ya, una Biblia católica en el hogar cuyas historias le serían muy familiares por haberlas oído en Misas dominicales, algún libro de oraciones que ya ha estado aprendiendo… En fin, que ya habría emprendido un camino espiritual animado a desear de todo corazón recibir a Dios Todopoderoso en la Eucaristía.
Pues entonces, ¿qué sería un buen regalo? Sabemos que el mejor regalo para la Primera Comunión es Dios mismo, Quien se da con Amor Infinito. Por eso, el mejor regalo que los parientes y amigos de los que van a hacer su Primera Comunión podrían ofrecerles es comprometerse a hacer todo lo posible para que ese hijo o hija de Dios Le pueda seguir recibiendo en gracia con Dios (ayuda mucho la confesión sacramental regular) y con frecuencia (al menos cada domingo y día de precepto).

Breve regla de vida cristiana según San Juan de Ávila




1) “tener dos ratos buenos entre día y noche diputados para oración. El de la mañana, para pensar en el misterio de la pasión; y el de la noche, para acordarse de la muerte”

2) “trabaje por traer siempre su memoria en algún buen pensamiento, porque el demonio le halle siempre ocupado, y ande siempre con una memoria que Dios le mira, trabajando de andar siempre compuesto con reverencia delante tan gran Señor, gozándose de que su Majestad sea en sí mismo tan lleno de gloria como es.”

3) “trabaje de confesar y comulgar a menudo”

4) “asiente en su corazón muy fijo que si al cielo quiere ir, que ha de pasar muchos trabajos, y que ha de ser escarnecido y perseguido de muchos, conforme a aquel dicho de nuestro Redentor: Si a mí persiguieron, a vosotros perseguirán; para que, estando así armado, no le aparten de sus buenos ejercicios”

5) “ponga siempre sus ojos en sus faltas, y deje de mirar las ajenas, conforme aquel dicho de nuestro Señor: Hipócrita, ¿por qué miras la paja en el ojo de tu hermano, y no consideras tú la viga que tienes atravesada en el tuyo?

6) “trabaje lo más que pudiere por hacer alguna caridad cada día a algún prójimo, acordándose de aquella sentencia del Redemptor que dice: En esto conocerán todos si sois mis discípulos, si os amáredes unos a otros. Y conforme a esto debe también tener memoria cada día de rogar a Dios por la Iglesia, que con tanta costa redimió.”

7) “pida siempre a Dios perseverancia, acordándose del dicho de nuestro Redemptor, que el que perseverare hasta el fin será salvo.”

8) “en todas sus obras busque la gloria de Dios, y no su consuelo ni su provecho, para que, aunque se halle seca su alma y desconsolada, no por eso deje sus santos ejercicios, con que Dios se glorifica y se sirve.”

9) “huiga muy de raíz toda compañía que no le trajere provecho, porque de ella sale todo el mal que a nuestra ánima lastima.”

10) “de tal manera obre bien, que ponga sus ojos y confianza en los merecimientos de Jesucristo, no mirando a lo que hace, sino a la muerte y pasión del Redentor, porque sin él todo es poco lo que hacemos.” (Preliminares, “Audi Filia”)

¿Que es eso del Apostolado Seglar?

 
Éste fin de semana la Iglesia Española celebra la Jornada del Apostolado seglar .
Pero ¿que es eso del Apostolado Seglar ?
 
Ha sido mérito del Concilio Vaticano II desatar definitivamente las ligaduras que tuvieron recluido al laicado cristiano en un discreto e irrelevante segundo plano de la vida eclesial. A raíz de la paz constantiniana y de la irrupción de los pueblos bárbaros en la Iglesia, se generó una relación dialéctica entre los espirituales (monjes y clero) por una parte, y el resto (los laicos) considerados como los carnales, por otra. Esta tensión, típica de la situación de cristiandad, sustituyó a la que toda la comunidad cristiana -laicado y ministerio ordenado- había mantenido con el mundo durante la época de los mártires. Al contrario de lo que ocurría en Oriente, "laico" o "lego", en el Occidente cristiano, llegó a ser sinónimo de inculto (illitteratus o idiotes), y la compilación legislativa de Graciano (hacia el 1140), hecha para el uso escolástico y por ello de notable influjo, consagró durante siglos la disociación entre clérigos y laicos en el famoso canon que comienza: duo sunt genera christianorum (hay dos clases de cristianos). De acuerdo con él, a los clérigos y monjes, su condición eclesial les brindaba un camino real para el encuentro con Dios; a los otros, su condición laical más parecía un estorbo que una ayuda para encontrar a Dios. Los laicos, considerados durante siglos como "Iglesia discente" (la Iglesia que ha de escuchar y aprender), no parecían aptos para llevar a puerto la misión de la Iglesia, que resultó ser encomienda practicamente exclusiva de clérigos y monjes. (Para la evolución histórica del laicado en la Iglesia, vid. FORTE, B. en
Diccionario teológico interdisciplinar, voz "laicado", p. 252-269).



Bien es verdad que se siguieron promoviendo iniciativas laicales dentro de la vida de la Iglesia. Prueba de ello son las cofradías y terceras órdenes que surgen en plena edad media, los montes de piedad del siglo XIV, las fraternitates de la devotio moderna (en los Países Bajos), y más tarde, las escuelas de la doctrina cristiana (Milán 1536), las congregaciones marianas, los oratorios al gusto de San Felipe Neri y otras obras semejantes en la edad moderna. Pero habrá que llegar a los albores del siglo XX, con la emergencia de la Acción Católica, para encontrar textos autorizados que atribuyan al laicado una verdadera tarea apostólica. Pío X (II fermo proposito) señala que el ámbito de la acción de los seglares abarca "todo lo que directa o indirectamente pertenece a la misión de la Iglesia..., es decir, guiar a las almas a Dios y restaurar todas las cosas en Cristo" (Cf. ESCART(N, P., Apuntes para la historia de la Acción Católica Española, en "La Acción Católica Española. Documentos", Madrid 1996, p. 151 ss.
 
El apostolado de los seglares, tal como lo describe el Concilio Vaticano II, da carta de naturaleza dentro de la misión de la Iglesia a la iniciativa apostólica del laicado, la cual en las décadas previas al Concilio había cuajado en diversas organizaciones, entre las que resaltan con particular fuerza y significación las de la ya citada Acción Católica.
Para el Concilio Vaticano II, la misión de la Iglesia consiste en propagar el reino de Dios, haciendo a todos los hombres partícipes de la redención, y ordenando todo el mundo hacia Cristo. A toda esta tarea la llama apostolado, y dice que la Iglesia la ejerce a través de todos sus miembros de diversas maneras (AA 2. LG 5. 31). Por lo tanto, el apostolado de los laicos o apostolado seglar es la participación del laicado, de forma individual o asociada, en la misión de la Iglesia antes descrita. Sin embargo, en virtud del principio que sanciona la unidad de misión y diversidad de tareas en la Iglesia (LG 7, 32, 33. AA 2), es el propio Concilio quien señala algunas peculiaridades al apostolado de los laicos, que corresponden precisamente a su carácter secular, es decir, a aquella condición laical que siglos atrás había constituido un posible obstáculo para el encuentro de los seglares (seculares) con Dios.
 
Ese carácter secular, con el que está tejida la existencia del laico, no es otra cosa que el conjunto de actividades y condicionamientos que comporta la vida familiar, profesional, social, vecinal, cultural, política, etc., que los laicos cristianos, a un tiempo, protagonizan y comparten con sus conciudadanos. En ese "lugar" son llamados por Dios para que vivan su existencia "guiándose por el espíritu evangélico, de modo que, igual que la levadura, contribuyan desde dentro a la santificación del mundo y de este modo descubran a Cristo a los demás, brillando, ante todo, con el testimonio de su vida, fe, esperanza y caridad". Así es como los laicos cristianos realizan un aspecto peculiar del apostolado, hoy particularmente necesario: "hacer presente y operante a la Iglesia en los lugares y condiciones donde ella no puede ser sal de la tierra si no es a través de ellos" (LG 31, 33).
El papa Juan Pablo II, en su exhortación apostólica fruto del Sínodo de 1987 sobre los laicos, hace notar que "el ser y actuar en el mundo", es decir, la índole secular del laico cristiano "no es sólo una realidad antropológica y sociológica, sino también, y específicamente, una realidad teológica y eclesial", o dicho de otro modo, el cáracter secular tiene sentido teologal puesto que es en ese "lugar" donde Dios les llama a la santidad y al apostolado. Además, el Papa reivindica la prioridad, en el momento presente, de esta dimensión secular del apostolado seglar, dada la actual proclividad de muchos laicos a consentir en dos tentaciones: la de prestar más atención a las tareas eclesiales que a las responsabilidades apostólicas en el campo profesional, social, económico, cultural y político; y la de legitimar el divorcio entre fe y vida, que ya había denunciado el Concilio Vaticano II (ChL 15, 17, 2).
 
El apostolado seglar es verdadera participación de los laicos cristianos en la misión de la Iglesia. Ellos toman parte no por concesión de los pastores, sino en virtud de su ser cristianos "incorporados a Cristo por el bautismo, constituidos en pueblo de Dios y hechos partícipes a su manera de la función sacerdotal, profética y real de Jesucristo" (LG 31). Este apostolado tiene por objeto, como ya se ha dicho, todo lo que constituye la misión de la Iglesia: "evangelizar y santificar a los hombres" y "saturar del espíritu del Evangelio las diversas comunidades y los diversos ambientes" (AA 20). Las actividades en las que los laicos han de implicarse para realizar esa tarea son muy variadas y se orientan, por una parte a impregnar la comunidad humana con los valores del Evangelio, tarea "primera e inmediata" que les compete (EN 70. ChL 34-35). Y por la otra, a cooperar en la edificación de la Iglesia como hogar; para ello toman parte activa en el servicio catequético, litúrgico-oracional, caritativo-social-asistencial y organizativo de las comunidades eclesiales (LG 33. AA 10), pudiendo adquirir en algunos casos un cierto carácter ministerial (ministerios laicales sin orden sagrado); sin embargo, hay que advertir que "el ejercicio de estas tareas no hace del fiel laico un pastor" (EN 73. ChL 23. Sobre la colaboración directa de los laicos en las tareas específicas de los pastores, véase Instrucción sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes, agosto 1997, procedente de forma conjunta de ocho dicasterios de la Curia Romana), por lo que es preciso saber ejercerlas desde la peculiaridad que comporta el carácter secular.
 
La actual carencia de vocaciones sacerdotales ha llevado, en diversas Iglesias de Europa, a encomendar a los laicos, bajo la coordinación de un presbítero que actúa como moderador, tareas de animación pastoral en sectores especializados (como la pastoral con jóvenes o dentro de un hospital, etc.) o de ayudante parroquial como una colaboración más global en la parroquia o en la animación de comunidades sin sacerdote. Se trata de compromisos estables por parte de los laicos, al menos durante un período de varios años, con dedicación a tiempo pleno o a media jornada, y con remuneración económica. Estas experiencias abocan a un modelo diferente de organización pastoral, no ajeno a las posibilidades abiertas por el Concilio Vaticano II y por el vigente Código de Derecho Canónico. Sin embargo, no será inútil advertir un riesgo: que esta vía de participación laical en la misión de la Iglesia aminore la presencia misionera de los laicos en el mundo. Y siempre hay que recordar que, sean cuales fueren las responsabilidades que el laico asuma, debe anunciar a Jesucristo, "brillando, ante todo, con el testimonio de su vida, fe, esperanza y caridad" (LG 31. cf. EN 21-22) a través de unas u otras tareas (cf. BORRAS, A., Des laics en responsabilité pastorale? Accueillir de nouveaux ministéres. Les Editions du Cerf, París 1998. Se trata de una reflexión teológico-canónica, realizada por un grupo de trabajo de canonistas francófonos, a partir de experiencias instauradas en Iglesias de Francia y de Bélgica).

 
 
La necesidad del apostolado seglar surge del ser y misión de la Iglesia como pueblo de Dios, en el que "se da una verdadera igualdad entre todos en lo referente a la dignidad y a la acción común de todos los fieles para la edificación del Cuerpo de Cristo" (LG 32). Las peculiares circunstancias del cambio cultural, ya iniciado en la década de los sesenta, y la escasez de los sacerdotes y limitaciones a que se ven sometidos en muchas regiones son, además, motivos complementarios que el Concilio Vaticano II invocó para urgir la intervención de los laicos en la misión de la Iglesia. Veinte años más tarde, en la exhortación postsinodal Christifideles laici, el papa Juan Pablo II ha vuelto a dirigirse a los laicos con la invitación evangélica "Id también vosotros a mi viña", en el contexto de la apremiante necesidad de una nueva evangelización. Y los Obispos españoles, por su parte, concluyen su más reciente documento sobre el apostolado seglar con estas palabras:





"En un mundo secular los laicos -hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos- son los nuevos samaritanos, protagonistas de la nueva evangelización, con el Espíritu Santo que se les ha dado. La nueva evangelización se hará, sobre todo, por los laicos o no se hará" (CLIM 148).
 

 
Siendo propio del estado de los laicos el vivir en medio del mundo y de los negocios temporales, ellos son llamados por Dios para que, fervientes en el espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de fermento. Los cristianos seglares obtienen el derecho y la obligación del apostolado por su unión con Cristo Cabeza.
 
Ya que insertos en el bautismo en el Cuerpo Místico de Cristo, robustecidos por la Confirmación en la fortaleza del Espíritu Santo, son destinados al apostolado por el mismo Señor. Son consagrados como sacerdocio real y gente santa (Cf. 1 Pe., 2,4-10) para ofrecer hostias espirituales por medio de todas sus obras, y para dar testimonio de Cristo en todas las partes del mundo. La caridad, que es como el alma de todo apostolado, se comunica y mantiene con los Sacramentos, sobre todo de la Eucaristía. (Concilio Vaticano II, Decreto sobre el Apostolado de los laicos, nn. 2-3.
 
 
Ejemplos de grupos y movimientos de Apostolado Seglar
 
Comunión y Liberación
Camino Neocatecumenal
Comunidades de vida cristiana CVX
Acción Catolica
Junior
Cursillos de Cristiandad
Cooperadores Salesianos
Movimiento de familias cristianas
Frater ( fraternidad cristiana de personas con discapacidad)
HOAC (Hermandad Obrera de Acción Catolica)
JOC (Juventud obrera catolica)
JMV (Juventudes Marianas Vicencianas)
Legión de María
Renovación Carismatica
Scouts Catolicos
Talleres de Oración y Vida
Unión Eucaristica Reparadora
JEC (Juventud estudiante catolica)
Vida Ascendente
 
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