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martes, 28 de mayo de 2013

Cardenal Rouco: «La causa más profunda de esta crisis no es otra que el olvido de Dios»

 
(Arch Madrid/InfoCatólica) El cardenal cree que dichas causas deben «llevarnos a un profundo examen de conciencia», tras el cual «será necesario en muchas ocasiones un cambio de vida y de conducta en nuestras relaciones familiares, profesionales, sociales, económicas, políticas y culturales, de forma que cada uno haga un uso más justo, más humano y más fraterno de la libertad personal».
«La causa más profunda –a mi juicio- de esta crisis; la razón última de lo que nos sucede», afirma, «no es otra que el olvido de Dios». «Sin embargo, Cristo, por su misericordia infinita, acude una y otra vez, constantemente, a nuestro encuentro. Cristo esta aquí; Cristo está con nosotros y nos busca sin cesar. Nos tiende los brazos y nos llama desde cada Sagrario, invitándonos a la conversión. La solemnidad del Corpus Christi nos muestra, de forma plástica e inolvidable, el amor paternal de un Dios que ha querido quedarse con nosotros en la Eucaristía, y que camina por nuestras calles para estar aún más cerca de nosotros».
«La fiesta del Corpus Christi, Día de la Caridad fraterna, se nos revela en su más profundo sentido y con su urgencia más radical, en consonancia con el mensaje cristiano que los fieles de nuestra diócesis están difundiendo durante este Año de la Fe con motivo de la Misión Madrid. Sufrimos numerosas carencias materiales y, por ello, la Iglesia, por medio de Cáritas y otras instituciones, se afana en aliviar y socorrer a los más pobres y necesitados, continuando una tradición de caridad cristiana que se remonta a los tiempos apostólicos». Pero, afirma, «lo que nos falta es, sobre todo, Cristo».
«Nos reconforta pensar que Nuestro Salvador sigue llamando, en su locura de amor divino, a las puertas de nuestra alma. Confiados en su misericordia, roguemos a Dios que, con motivo de esta Solemnidad del Corpus Christi, muchas personas de nuestra ciudad decidan abrirle sus vidas, con el propósito firme de acoger la gracia divina en su alma, mediante la recepción frecuente del Sacramento de la Penitencia y de la Eucaristía».
«Por ese camino de conversión, de arrepentimiento de los errores personales y de encuentro íntimo con Jesús en la Eucaristía, encontraremos razones para vivir; consuelo y sentido a la hora del dolor; fuerza para luchar por la paz y la justicia; aliento para construir una sociedad más solidaria» y «una energía renovada para afrontar los grandes retos humanos y espirituales de nuestra época. Así seremos eficaces testigos y servidores de la verdad».
Invita a todos –sacerdotes, laicos, consagrados/as- a participar en la Misa y en la procesión «acompañando a Jesús-Eucaristía, Cristo-con-nosotros, por las calles de Madrid». «Cristo está aquí: nos está esperando y cuenta con nosotros para hacer llegar a todos los hombres el mismo amor de Dios, que les llene de consuelo, de fortaleza y de felicidad».

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