Al día siguiente de su elección, el Papa León XIV celebró la misa "pro Ecclesia" en la Capilla Sixtina junto al Colegio Cardenalicio. La sorpresa fue descubrir que el cáliz que se utilizó para esa celebración fue diseño y obra del sacerdote asturiano D. Félix Granda Buylla, natural de Pola de Lena. No está clara la fecha ni quién lo donó o compró, ni cuál fue el motivo. Parece por la documentación conservada en el archivo de los Talleres de Arte Granda que ese cáliz fue realizado entre 1926 y 1936, diseñado y realizado en esa Casa en vida aún de Don Félix Granda, y cuya obra remató el zaragozano Germán Gil Losilla.
Hasta los años 50 cada obra se hacía única; no se hacían copias como ahora. Este cáliz fue ideado por el propio Don Félix Granda, y parece que le ayudó en su realización su hermana Cándida. Este vaso sagrado es toda una obra artesanal en plata dorada con "piedras preciosas y marfiles". Posiblemente fue un regalo al Papa Pío XI, aunque no se sabe con seguridad. Una de las ocasiones en que se utilizó este cáliz fue en la misa de gallo de 1964 por manos del Papa San Pablo VI. El Papa León XIV tiene toda la libertad a la hora de elegir los ornamentos que quiere utilizar o los vasos sagrados con los que quiere celebrar, pues son precisamente sus hermanos Agustinos los que atienden las sacristías del Vaticano desde 1497 por encomienda del Papa Alejandro VI, valenciano de Xátiva.
Parece que el nuevo Pontífice conoce muy bien no sólo España, sino su historia y su arte y, en concreto, conoce las obras de la Casa de Arte Granda. Sin ir más lejos, siendo obispo de Chiclayo acostumbraba a celebrar las solemnidades más importantes en la diócesis con un báculo de entre 1950 a 1960. San Agustín, en "La Ciudad de Dios" nos descubre su idea de la belleza y alaba la creación, pero puntualiza: ''Porque más nos admiran las maravillas que hacen las hormigas y abejas que los disformes cuerpos de las ballenas''. Si nos fijamos el cáliz que utilizó este viernes 9 de mayo, no tenía ballenas sino delfines, un detalle que alegrará, sin duda, a los candasinos, tan orgullosos de su antiguo "Pacto con los delfines", o a los avilesinos, que presumen que la primera ciudad de América fue fundada por su "Adelantado": Don Pedro Menéndez, quien le puso San Agustín de la Florida a esta ciudad en recuerdo del Patrono de su Villa. Hoy los delfines son un símbolo de esta localidad americana de La Florida, pues es tal el número de ellos que en sus costas se divisan que se han convertido en un reclamo turístico de dicha zona.
También en el funeral del Papa Francisco se utilizó un cáliz de Talleres Granda; se trata de una auténtica obra de orfebrería encargado por la Santa Sede como obsequio a San Juan Pablo II con motivo de sus bodas de oro sacerdotales. Este cáliz está decorado en su nudo con el relieve de los cuatro Evangelistas, la flor de la pasión en su base, y con las representaciones de Cristo y los apóstoles en la copa. Aunque más emoción fue ver la casulla que utilizó el Cardenal Re en la misa funeral del Papa Francisco: se trata de un diseño de Talleres de Arte Granda realizada en su taller de textiles para la canonización de los mártires de Vietnam en 1988, celebración que presidió San Juan Pablo II. A muchos seguro que la cruz que lleva bordada en cuatro franjas del galón les recordará a la Cruz de los Ángeles de Oviedo; hay quienes consideran que fue un guiño en recuerdo al origen de Don Félix para esa celebración tan especial en que fue elevado a los altares aquel 19 de junio de 1988 el primer santo asturiano, San Melchor de Quirós. Esa casulla fue también utilizada por Benedicto XVI en el funeral de San Juan Pablo II.
Siendo Obispo de Chiclayo con un báculo de Arte Granda de España
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