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martes, 1 de julio de 2025

Mensaje para la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico 2025

«El Señor te bendiga y te proteja» (Num 6,24)


Nuestro cordial saludo

Queridos hermanos y amigos transportistas y conductores: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén siempre con todos vosotros» (2 Cor 13,13).

Un año más, y son ya cincuenta y siete, el primer domingo de julio, día 6, los obispos responsables de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana y Departamento de Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española, con motivo de la 57 Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, os enviamos, con nuestro cordial saludo, unas palabras de aliento y felicitación en este año del Jubileo de la Esperanza.

Lo hacemos en la proximidad de la fiesta de san Cristóbal, día 10 de julio, patrono de los conductores y transportistas e inicio de los desplazamientos con motivo de las masivas vacaciones de verano.

Os saludamos a todos los que estáis relacionados con la movilidad humana y la seguridad vial: DGT, guardia civil, policía de tráfico, camioneros, taxistas, repartidores, conductores de autocar y autobús, ambulancias, bomberos, cofradías de san Cristóbal, asociaciones de transportistas, de víctimas, automovilistas, motoristas, ciclistas… y usuarios de patinetes, que cada vez son más los que se desplazan en ellos.

No olvidamos a quienes trabajan, en ocasiones durante el día y la noche, en los muchos servicios relacionados con la movilidad, como gasolineras, restaurantes, talleres mecánicos, etc.

Saludamos también a los peatones que transitan por los centros urbanos y los animamos al buen uso de los pasos de peatones y aceras, con el fin de evitar posibles accidentes.

Conductores y transportistas

La movilidad, tanto de personas como de mercancías, va en aumento.

Nuestras carreteras, sobre todo en los meses de verano, Navidades y Semana Santa, se llenan de vehículos particulares, donde familias enteras se desplazan por vacaciones, visitas a la familia, celebraciones religiosas o por turismo.

En verano, a los millones de conductores particulares y de turistas que vienen a nuestra tierra, hay que añadir los muchísimos transportistas, nacionales e internacionales, de personas y mercancías, que día y noche circulan por toda la red nacional, prestando un preciosísimo servicio a nuestra sociedad, del cual no siempre somos conscientes ni agradecidos. A todos ellos, sin excepción, va dirigida la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico del día 6 de julio.

Fiesta de san Cristóbal y el Jubileo de 2025

Junto a la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, también celebramos la fiesta lúdica en honor de san Cristóbal, patrono de conductores y transportistas.

Os animamos a todos, tanto a transportistas como a conductores particulares, a participar en vuestras diócesis, parroquia del pueblo o de la ciudad, en los actos que se organizan en honor del santo patrono, principalmente en la eucaristía, procesión y bendición de los vehículos.

«El Señor te bendiga y te proteja» (Num 6,24) y colme tu esperanza

«El Señor te bendiga y te proteja» es la primera parte del lema de la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico del presente año. Está tomado del libro de los Números. Se trata de una fórmula de bendición preciosa que encierra en sí un compromiso de bendecirnos por parte de Dios.

Esta es la fórmula completa de bendición:

El Señor habló a Moisés: «Di a Aarón y a sus hijos, esta fórmula con la que bendeciréis a los hijos de Israel:

«El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz».

Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré (Num 6,22-27).

Hacemos nuestra esta fórmula de bendición del Señor para la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico para animar a todos los conductores y transportistas a ponerse con plena confianza en las manos de Dios, Padre bueno, providente y compasivo, que desea lo mejor para sus hijos y les imparte su copiosa bendición.

Recibir la bendición del Señor

«Las bendiciones —dice el Bendicional de la Iglesia— miran primaria y principalmente a Dios, cuya grandeza y bondad ensalzan; pero, en cuanto que comunican los beneficios de Dios, miran también a los hombres, a los que Dios rige y protege con su providencia; pero también se dirigen a las cosas creadas, con cuya abundancia y variedad Dios bendice a los hombres» [1].

Ponerse en las manos de Dios cuando se inicia el viaje no es magia ni superstición, sino confianza plena en Dios, Padre providente, que desea iluminar la mente y el camino de sus hijos y puedan conducir con prudencia y en las debidas condiciones, tanto del vehículo como del conductor. Solamente así se puede esperar que el Señor bendiga, conceda su favor, muestre su rostro y nos conceda la paz.

El mensaje del año 2023, citando las palabras del salmo 37, decía: «Encomienda tu camino al Señor y él actuará». En esta ocasión, citando las palabras del libro de los Números, es el Señor quien se compromete a bendecir a quienes piden su bendición con la fórmula que él mismo propone: «Así invocarán mi nombre […] y yo los bendeciré» (Num 6,27).

«Cuando es Dios quien bendice, ya sea por sí mismo, ya sea por otros, se promete siempre la ayuda del Señor, se anuncia su gracia, se proclama su fidelidad a la alianza. Cuando son los hombres los que bendicen, lo alaban proclamando su bondad y su misericordia. Dios, en efecto, imparte su bendición comunicando o anunciando su bondad» [2].

Bendecir los vehículos

Es laudable la costumbre de pedir la bendición del Señor sobre las personas, los campos, los animales, los objetos y sobre los vehículos.

Pedir la bendición del Señor sobre un vehículo, sea este para el transporte o para uso privado, es una sana y buena costumbre que se debe potenciar y popularizar aún más en el pueblo cristiano, como de hecho prevé el ritual bendicional de la Iglesia [3].

«Entre los sacramentales, figuran en primer lugar las bendiciones (de personas, de la mesa, de objetos, de lugares, de vehículos). Toda bendición es alabanza de Dios y oración para obtener sus dones. En Cristo, los cristianos son bendecidos por Dios Padre “con toda clase de bendiciones espirituales” (Ef 1,3). Por eso la Iglesia da la bendición invocando el nombre de Jesús y haciendo habitualmente la señal santa de la cruz de Cristo» [4].

«Peregrinos de esperanza», año Jubilar 2025

Estamos en pleno año jubilar «Peregrinos de Esperanza», que el papa Francisco ha inaugurado en San Pedro de la Ciudad del Vaticano, el día 24 de diciembre de 2024, con el sugestivo rito de la apertura de la Puerta Santa.

A la promesa de bendición por parte de Dios del lema «El Señor te bendiga y te proteja» en sintonía con el Año Jubilar de la Esperanza 2025, se ha añadido: «Y colme tu esperanza», «la cual es para nosotros como ancla de salvación» (Heb 6,19) y cuando se está en ruta debe ser una virtud a la cual agarrarse con todas las fuerzas en la convicción de que todo irá bien porque pongo todo el empeño en que así sea. No se puede dejar nada al azar y menos cuando están en juego vidas humanas, comenzando por la del mismo conductor.

Con motivo del año jubilar, invitamos a las diócesis a organizar una peregrinación con los transportistas y conductores a algún santuario o catedral en las fechas cercanas a la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico y de san Cristóbal, o en otras fechas, según las posibilidades de cada lugar.

Paciencia y esperanza

«En la era del Internet, donde el espacio y el tiempo son suplantados por el “aquí y ahora”, la paciencia resulta extraña» [5].

Cuando se conduce, querer ganar tiempo al tiempo saltándose las normas de tráfico y corriendo más de lo permitido es meterse por un callejón sin salida del cual no saldré ileso y daremos una vez más razón al dicho: «Vísteme despacio que tengo prisa».

«La esperanza no defrauda», dice san Pablo, pero no ignora, ni nosotros tampoco debemos ignorar, que «la tribulación produce paciencia, la paciencia, virtud probada, la virtud probada esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rom 5,4-5) «Este entretejido de esperanza y paciencia muestra claramente cómo la vida cristiana es un camino» y «ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida» [6].

No es buena cosa conducir un vehículo ofuscado por las tribulaciones y problemas, pues seguramente nos van a distraer y apartar de la atención debida a la carretera; por eso, como dice san Pablo, se debe recurrir a la virtud probada de la paciencia, de la cual brota la esperanza, y esperar, contra toda esperanza, que el Señor conceda su bendición y protección a quienes llenos de confianza acuden a él. Por todo ello, «redescubrir la paciencia hace mucho bien a uno mismo y a los demás» [7].

El conductor sabe muy bien que, en carretera, por las razones que sean, hay que ser pacientes y mantener la calma cuando los elementos o circunstancias nos son adversos y repetir, una y otra vez, las palabras de santa Teresa de Jesús: «Nada te turbe; nada te espante; todo se pasa; Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta»8. La santa sabía mucho de caminos y contratiempos donde el ejercicio de la paciencia era imprescindible. También el papa Francisco, en la bula de convocación del jubileo del año 2025, nos ofrece estas preciosas palabras: «La paciencia, que también es fruto del Espíritu Santo, mantiene viva la esperanza y la consolida como virtud y estilo de vida. Por lo tanto, aprendamos a pedir con frecuencia la gracia de la paciencia, que es hija de la esperanza y al mismo tiempo la sostiene» [9].

Vías y vehículos

Los miles de siniestros o accidentes de tráfico que anualmente se producen en España, muchos de ellos con muertos, son suficiente motivo para que se circule con la máxima prudencia y respeto, más allá de las posibles multas que un mal comportamiento y uso de las vías y de los vehículos puedan acarrear.

Hay muchas cosas que el dinero puede comprar, incluso pagar una multa elevada por un mal comportamiento y evitar la cárcel; pero hay muchísimas cosas más donde el dinero no sirve. Cuando por una imprudencia y mal uso del vehículo he atropellado y matado a alguna persona, incluso miembros de la propia familia o buenos amigos que se fiaron y montaron conmigo. Con frecuencia son ellos, miembros de la familia, las víctimas. La pesada carga de arrastrar de por vida un peso así, no hay dinero que pueda pagarla.

Los lamentos sirven de poco cuando el accidente ya se ha producido y las graves consecuencias son palpables. Ahora es el tiempo de tomar conciencia de lo que debo o no debo hacer para ser buen conductor, prudente y responsable, y evitar de ese modo cualquier percance.

Alabado seas, mi Señor, por las carreteras y vehículos

Tanto las vías como los vehículos que circulan por ellas cumplen un papel preciosísimo en nuestra sociedad moderna, tanto económico como de relaciones humanas, y solo en un porcentaje muy bajo se convierten en hostiles por el mal uso que se hace tanto de las vías como de los vehículos.

Sabemos que las autopistas, autovías y carreteras secundarias, así como las vías públicas de nuestras ciudades y pueblos, están llenos de peligros y que al menor descuido puede haber un siniestro de tráfico con graves consecuencias. Pero sería injusto ver como peligrosas las vías en sí mismas (que las hay) y los vehículos, y no a los usuarios, sean estos peatones o conductores. En un elevadísimo porcentaje de los siniestros viales está el factor humano.

Por eso, no obstante lo expuesto arriba, creemos que tanto las vías como los vehículos que circulan por ellas, cada vez más seguros técnicamente, son una bendición del Señor y no exageramos, si con el Cántico de las Criaturas de san Francisco de Asís, decimos:

«Alabado seas, mi Señor, por las carreteras, autopistas y autovías, y también por todos los vehículos que transitan por ellas, facilitando así el trabajo, el encuentro de personas y el transporte de mercancías; lo cual, conduciendo con prudencia y responsabilidad, es útil y hermoso para todas tus criaturas».

Bendición de san Francisco

Habíamos comenzado con la oración de bendición del libro de los Números:

El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.

El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz (Num 6,24-26).

Y terminamos con la oración de bendición de san Francisco de Asís a fray León:

El Señor te bendiga y te guarde;
te muestre su faz y tenga misericordia de ti.
Vuelva su rostro a ti y te dé la paz.
El Señor te bendiga, hermano [10].

Conclusión

«Ponerse en camino es un gesto típico de quienes buscan el sentido de la vida» [11]. Por eso insistimos una vez más: sed prudentes y respetuosos con las normas de tráfico y no dejéis de rezar, pedid la bendición del Señor y poned en sus manos vuestro camino, vuestro trabajo y vuestra familia para que os bendiga y colme vuestra «esperanza», «la cual es para nosotros como ancla del alma, segura y firme» (Heb 6,19), pues, «la esperanza, junto con la fe y la caridad, forman el tríptico de las “virtudes teologales”, que expresan la esencia de la vida cristiana» (cf. 1 Cor 13,13; 1 Tes 1,3). En su dinamismo inseparable, la esperanza es la que, por así decirlo, señala la orientación, indica la dirección y la finalidad de la existencia cristiana. Por eso el apóstol Pablo nos invita a «alegrarnos en la esperanza, a ser pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración» (cf. Rom 12,12) [12].

Sabemos que «la esperanza encuentra en la Madre de Dios su testimonio más alto» [13]. Por eso, al iniciar el viaje, nos ponemos en las manos de santa María de la Prudencia y de san Cristóbal, pidiendo por su intercesión la bendición del Señor según su promesa: «Y yo los bendeciré» (Num 6,27).




«Os escribimos esto, para que nuestro gozo sea completo» (1 Jn 1,4).




Madrid, 6 de julio de 2025




Obispos de la Subcomisión Episcopal para

las Migraciones y Movilidad Humana

Departamento de Pastoral de la Carretera de la CEE



[1] Bendicional, orientaciones generales, 7 (EDICE, Madrid 2020).

[2] Idem, n. 6.

[3] Bendición de todo lo relacionado con los desplazamientos humanos. Bendicional, Libros Litúrgicos 2020, Conferencia Episcopal Española, capítulo XIX

[4] Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva edición oficial conforme al texto latino oficial (Asociación de Editores del Catecismo, Bilbao 2005) 1671.

[5] FRANCISCO, Spes non confundit (9-5-2024), 4.

[6] Ibidem, 5.

[7] Ibidem, 4.

[8] SANTA TERESA DE JESÚS, Obras completas (BAC Normal 212; Madrid 2012) 667.

[9] FRANCISCO, Spes non confundit, 4.

[10] SAN FRANCISCO DE ASÍS, Escritos, biografías, documentos de la época (BAC Normal 399; Madrid 1991) 26.

[11] FRANCISCO, Spes non confundit, 5.

[12] FRANCISCO, Spes non confundit, 18.

[13] FRANCISCO, Spes non confundit, 24.

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