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domingo, 13 de abril de 2025

Domingo de Ramos, Domingo de Pasión. Por Joaquín Manuel Serrano Vila













Con la liturgia del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor, nos disponemos para la recta final de esta Cuaresma ya con los ojos puesto en el Santo Triduo Pascual que iniciaremos el Jueves Santo. Acudimos al templo en esta mañana con nuestras mejores galas y con nuestras palmas y ramos buscando expresar exteriormente lo que deberíamos sentir y vivir interiormente, diciéndole al Señor: ''yo quiero entrar contigo a Jerusalén; yo quiero seguir tus pasos y estar cerca de ti en el cenáculo, en el huerto de los olivos, en el pretorio, en el calvario...'' Y está muy bien que también hoy en todas las parroquias de España vivamos más o menos la misma realidad, pues nos ayuda igualmente a caer en la cuenta que el ser humano aunque parezca que ha cambiado mucho en dos mil años con tantos avances, seguimos siendo frágiles, limitados, torpes... 

También el día que Jesús entró en la Ciudad Santa salieron todos a recibirle, pero cinco días después cuando le procesan, condenan y torturan, nadie le conocía; hasta los suyos le negaron, permaneciendo sólo al pie de la cruz Juan y un pequeño grupo de mujeres. Y en la mañana de Pascua de Resurrección, el día más grande de la historia, solamente las mujeres que madrugaron para ir al sepulcro. Esta semana veremos que nos pasa algo parecido: hoy viene todo el mundo, pero según avancen los días sólo llegarán a la meta de la Pascua aquellos a los que el Señor les revela el entendimiento de las cosas grandes, desconocidas para los "sabios y entendidos" de este mundo, pero que bien comprenden las gentes humildes de nuestras parroquias. Hoy es un domingo especial y querido; sí, pero será el próximo cuando todo cobre sentido, cuando la tristeza por todos los seres queridos que se nos han ido se vista de esperanza, cuando nuestra propia vida cobre sentido al ver que nuestra meta no es un sepulcro frío ni una original y decorada urna cineraria. 

No es un día para reproches y riñas; es un día para la ilusión, para comprometernos a hacer el camino de esta Semana al lado de Cristo en los días principales del calendario para un católico. Abramos nuestro corazón al misterio de la fe, dejémonos interpelar por lo trascendente: ¡cuántos ateos han dejado caer las vendas de sus ojos en estos días santos de gracia! Ojalá muchos puedan experimentar lo mismo que el centurión romano al pie de la Cruz, que siendo no sólo incrédulo, sino enemigo del crucificado, supo hacer pública su confesión de fe: ''Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios'', o como dice la actual traducción el leccionario: «Realmente, este hombre era justo». 

¿Y, cómo se nos presenta Jesucristo en estos días? Pues como es Él: ''humilde y sencillo de corazón''. No es un Mesías que avasalla, ni un rey de boato y lujos, ni un profeta que intimide, dogmatice y marque distancias. Cuando le apresan y condenan llevaba una vestimenta tan humilde que fueron a buscar unos mantos para reírse de su realeza divina; en la cruz lo vemos prácticamente desnudo, y resucitado lo imaginamos con una sencilla túnica o sábana. ¿Y, cómo le vemos hoy? pues en la borriquita; nadie entra en una ciudad para asaltarla, para presentarse como monarca ni para profetizar montado en un animal tan sencillo; es ya una muestra de paz, de pobreza, de cercanía a su pueblo. He aquí el hombre que camina con sumisión hacia su destino. Jesús rompe la idea que tantos tenían de Dios y de su Mesías: ni majestuosidad, ni esplendor ni sublimidad... Muchas veces perdemos de vista que ''la fuerza se realiza en la debilidad''. En estos días vislumbraremos cómo en algo tan sencillo como dos maderos que forman una cruz se obró nuestra redención, cómo el amor es más fuerte que la misma muerte, y cómo Dios cumple su promesa. 

Vayamos pues con alegría y gozo igual que los niños hebreos gritando: ''Hosana al Hijo de David, Bendito el que viene en el nombre del Señor''. Los niños son los primeros en descubrir al Mesías, en aclamarlo y honrarlo moviendo sus palmas, pues ellos no tenían una idea prefigurada, su inocencia estaba intacta, por eso se llenaron de alegría y no pudieron reprimir la emoción. También para los niños de Lugones es este un día muy querido, pues ellos escenifican como nadie aquella entrada en Jerusalén que fue sobria, pues los que la hicieron triunfal fueron las palmas y los cantos de los más pequeños e inocentes. Vemos aquí también cómo se cumple la profecía de Isaías: "Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!"

Evangelio + Domingo de Ramos

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas 22, 14 – 23, 56

C. Cuando llegó la hora, se sentó a la mesa y los apóstoles con él y les dijo:
+ «Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer hasta que se cumpla en el reino de Dios».

C. Y, tomando un cáliz, después de pronunciar la acción de gracias, dijo:
+ «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios».

C. Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo:
+ «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía».

C. Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz diciendo:
+ «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros».
+ «Pero mirad: la mano del que me entrega está conmigo, en la mesa. Porque el Hijo del hombre se va, según lo establecido; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!».

C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros sobre quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso.

C. Se produjo también un altercado a propósito de quién de ellos debía ser tenido como el mayor. Pero él les dijo:
+ «Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el mayor entre vosotros se ha de hacer como el menor, y el que gobierna, como el que sirve.
Porque ¿quién es más, el que está a la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo preparo para vosotros el reino como me lo preparó mi Padre a mí, de forma que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel».

+ «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos».

C. Él le dijo:
S. «Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte».

C. Pero él le dijo:
+ «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes de que tres veces hayas negado conocerme».

C. Y les dijo:
+ «Cuando os envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿os faltó algo?».

C. Dijeron:
S. «Nada».

C. Jesús añadió:
+ «Pero ahora, el que tenga bolsa, que la lleve consigo, y lo mismo la alforja; y el que no tenga espada, que venda su manto y compre una. Porque os digo que es necesario que se cumpla en mí lo que está escrito: “Fue contado entre los pecadores”, pues lo que se refiere a mí toca a su fin».

C. Ellos dijeron:
S. «Señor, aquí hay dos espadas».

C. Él les dijo:
+ «Basta».

C. Salió y se encaminó, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo:
+ «Orad, para no caer en tentación».

C. Y se apartó de ellos como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba diciendo:
+ «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz;
pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».

C. Y se le apareció un ángel del cielo, que lo confortaba. En medio de su angustia, oraba con más intensidad. Y le entró un sudor que caía hasta el suelo como si fueran gotas espesas de sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la tristeza, y les dijo:
+ «¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en tentación».

C. Todavía estaba hablando, cuando apareció una turba; iba a la cabeza el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús.
Jesús le dijo:
+ «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?».

C. Viendo los que estaban con él lo que iba a pasar, dijeron:
+ «Señor, ¿herimos con la espada?».

C. Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Jesús intervino diciendo:
+ «Dejadlo, basta».

C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él:
+ «¿Habéis salido con espadas y palos como en busca de un bandido? Estando a diario en el templo con vosotros, no me prendisteis. Pero esta es vuestra hora y la del poder de las tinieblas».

C. Después de prenderlo, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro estaba sentado entre ellos.
Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo:
S. «También este estaba con él».

C. Pero él lo negó diciendo:
S. «No lo conozco, mujer».

C. Poco después, lo vio otro y le dijo:
S. «Tú también eres uno de ellos».

C. Pero Pedro replicó:
S. «Hombre, no lo soy».

C. Y pasada cosa de una hora, otro insistía diciendo:
S. «Sin duda, este también estaba con él, porque es galileo».

C. Pedro dijo:
S. «Hombre, no sé de qué me hablas».

C. Y enseguida, estando todavía él hablando, cantó un gallo. El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces».

Y, saliendo afuera, lloró amargamente.

C. Y los hombres que tenían preso a Jesús se burlaban de él, dándole golpes.
Y, tapándole la cara, le preguntaban diciendo:
S. «Haz de profeta: ¿quién te ha pegado?».

C. E, insultándolo, proferían contra él otras muchas cosas.

C. Cuando se hizo de día, se reunieron los ancianos del pueblo, con los jefes de los sacerdotes y los escribas; lo condujeron ante su Sanedrín, y le dijeron:
S. «Si tú eres el Mesías, dínoslo».

C. Él les dijo:
+ «Si os lo digo, no lo vais a creer; y si os pregunto, no me vais a responder. Pero, desde ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del poder de Dios».

C. Dijeron todos:
S. «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?».

C. Él les dijo:
+ «Vosotros lo decís, yo lo soy».

C. Ellos dijeron:
S. «Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca».

C. Y levantándose toda la asamblea, lo llevaron a presencia de Pilato.

C. Y se pusieron a acusarlo diciendo:
S. «Hemos encontrado que este anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey».

C. Pilato le preguntó:
S. «Eres tú el rey de los judíos?».

C. Él le responde:
+ «Tú lo dices».

C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:
S. «No encuentro ninguna culpa en este hombre».

C. Pero ellos insistían con más fuerza, diciendo:
S. «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde que comenzó en Galilea hasta llegar aquí».

C. Pilato, al oírlo, preguntó si el hombre era galileo; y, al enterarse de que era de la jurisdicción de Herodes, que estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días, se lo remitió.

C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento, pues hacía bastante tiempo que deseaba verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hacía muchas preguntas con abundante verborrea; pero él no le contestó nada.
Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco.
Herodes, con sus soldados, lo trató con desprecio y, después de burlarse de él, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos entre sí Herodes y Pilato, porque antes estaban enemistados entre sí.

C. Pilato, después de convocar a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, les dijo:
S. «Me habéis traído a este hombre como agitador del pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas de que lo acusáis; pero tampoco Herodes, porque nos lo ha devuelto: ya veis que no ha hecho nada digno de muerte. Así que
le daré un escarmiento y lo soltaré».

C. Ellos vociferaron en masa:
S. «¡Quita de en medio a ese! Suéltanos a Barrabás».

C. Este había sido metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.
Pilato volvió a dirigirles la palabra queriendo soltar a Jesús, pero ellos seguían gritando:
S. «¡Crucifícalo, crucifícalo!».

C. Por tercera vez les dijo:
S. «Pues ¿qué mal ha hecho este? No he encontrado en él ninguna culpa que merezca la muerte. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré».

C. Pero ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo su griterío.
Pilato entonces sentenció que se realizara lo que pedían: soltó al que le reclamaban (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su voluntad.

C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.

C. Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él.

C. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
+ «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que vienen días en los que dirán: “Bienaventuradas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado”. Entonces empezarán a decirles a los montes: “Caed sobre nosotros”, y a las colinas: “Cubridnos”; porque, si esto hacen con el leño verde, ¿qué harán con el seco?».

C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.

C. Y cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Jesús decía:
+ «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

C. Hicieron lotes con sus ropas y los echaron a suerte.

C. El pueblo estaba mirando, pero los magistrados le hacían muecas diciendo:
S. «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».

C. Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo:
S. «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».

C. Había también por encima de él un letrero: «Este es el rey de los judíos».

C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
S. «No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».

C. Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
S. «Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo».

C. Y decía:
S. «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».

C. Jesús le dijo:
+ «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

C. Era ya como la hora sexta, y vinieron las tinieblas sobre toda la tierra, hasta la hora nona, porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:
+ «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu».

C. Y, dicho esto, expiró.

C. El centurión, al ver lo ocurrido, daba gloria a Dios diciendo:
S. «Realmente, este hombre era justo».

C. Toda la muchedumbre que había concurrido a este espectáculo, al ver las cosas que habían ocurrido, se volvía dándose golpes de pecho.
Todos sus conocidos y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se mantenían a distancia, viendo todo esto.

C. Había un hombre, llamado José, que era miembro del Sanedrín, hombre bueno y justo (este no había dado su asentimiento ni a la decisión ni a la actuación de ellos); era natural de Arimatea, ciudad de los judíos, y aguardaba el reino de Dios. Este acudió a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca, donde nadie había sido puesto todavía.
Era el día de la Preparación y estaba para empezar el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea lo siguieron, y vieron el sepulcro y cómo había sido colocado su cuerpo. Al regresar, prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron de acuerdo con el precepto.

Palabra del Señor

Dominica in palmis de passione Domini . Por R. H. M.

Iniciamos la Semana Santa con esta liturgia tan hermosa y querida por el pueblo fiel con la que nos adentramos a vivir la conmemoración anual de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Este día es conocido como "Dominica in Palmis de passione Domini" (domingo de ramos en la pasión del Señor) ó, abreviadamente "Dominica Palmarum" (domingo de ramos). La liturgia de este día quiere abrirnos los ojos sobre lo que representa la misión de Jesucristo en nuestro mundo, que nada tenía que ver con las pretensiones políticas del momento, sino que trasciende por completo este mundo, aunque empiece aquí su misión como la de todos los que  formamos la Iglesia. Jesús no vino a ser homenajeado, a triunfar ni dominar, sino ''a tomar la condición de esclavo'', humillarse y despojarse para darnos a nosotros la libertad, levantarnos de nuestras caídas y revestirnos con la vida nueva que nos ganó en la cruz.

La primera idea de este domingo nos lleva a esa entrada mesiánica del Señor en la ciudad de Jerusalén, y lo hace en un pollino o borrico que ni siquiera era suyo, sino que le prestaron para la ocasión para que se cumpliera así lo profetizado por Zacarías: ''Mira, tu rey viene hacia ti, justo, Salvador y humilde''. No es un rey ostentoso, sino sencillo. Ya exteriormente vemos cómo es interiormente su corazón. La bendición de las palmas y ramos no es únicamente un recordatorio de aquel recibimiento apoteósico que le hicieron a Cristo aquel día, es una bendición especialmente para nosotros que queremos acompañar a Jesucristo a lo largo de esta Semana, la cual constituye el epicentro de nuestra fe. Es, además, un anticipo ya de la Pascua eterna que anhelamos. Los Padres de la Iglesia han sabido darle bellísimas interpretaciones al simbolismo del "pollino", por ejemplo que la asna representaría al judaísmo mientras el pollino a los gentiles: en algunas representaciones se representa a Jesús entrando con ambos animales -madre y cría- en la ciudad, la asna con yugo (la Torá) y la cría libre, ya que los gentiles no estaban atados a normas. Pero ambos entran con Jesús por las puertas de la Nueva Jerusalén; es decir, de la Iglesia. 

Los ramos bendecidos que conservamos en nuestros hogares nos recuerdan, por ejemplo, las palmas de los mártires o las coronas de laurel llamadas también de triunfo o laureas, que en la cultura grecolatina se empleaba para premiar los éxitos deportivos, académicos... San Pablo, sin embargo, ya habla en su primera carta a los Corintios ''un atleta se impone toda clase de privaciones; ellos para ganar una corona que se marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita''. 

Domingo de Ramos sí, pero en la pasión del Señor; por ello la lectura solemne de la Pasión, este año según San Lucas, predispone ya nuestro corazón ante la semana que comienza. Jesucristo todo lo hizo con pasión: vivir, servir, amar... Él es el amor mismo entregado, por eso no sólo la Semana Santa es para vivirla apasionadamente, sino toda la vida en clave de fe. También la liturgia eucarística insiste en todo momento en la importancia de la Pasión por encima de la escena triunfalista de las palmas, como nos recuerda no sólo el color litúrgico del día, sino todas las oraciones. El prefacio, por ejemplo, es un resumen perfecto de todo el texto de la Pasión al cantar: ''El cual siendo inocente, se entregó a la muerte por los pecadores, y aceptó la injusticia de ser contado entre los criminales''. Pero es que hasta la misma palabra ''Hosanna'' ha tenido a lo largo de la historia diferentes interpretaciones en lo que se refiere a este día, mientras para algunos ha supuesto un claro grito de victoria: ''¡Viva!''. Otros autores cristianos han defendido también el grito de auxilio del pueblo a su Mesías que le suplica: ''¡sálvanos!''. 

Una mala costumbre en el mundo rural español es la de facilitar en todas las parroquias, por pequeñas que sean, la liturgia del domingo de ramos sin dedicar el mismo interés a la celebración de la Pascua. Muchos sacerdotes es tal el ingente número de celebraciones que tienen el fin de semana propio del domingo de ramos, que con frecuencia sustituyen la proclamación de la pasión por el evangelio de la entrada de Jesús en Jerusalén. A este respecto, la liturgia pide lo siguiente: ''En el Domingo de ramos de la pasión del Señor, para la procesión se han escogido los textos que se refieren a la solemne entrada de Jesús en Jerusalén, tomados de los tres sinópticos; en la misa se lee el relato de la Pasión del Señor'' (Prenotandos del Leccionario nn.97-98). 

La primera parte de la celebración que se suele hacer en el exterior para después entrar al templo en procesión, comienza con el saludo habitual: En el nombre del padre... La breve monición previa a la oración de bendición de los ramos y tras ésta la lectura del evangelio de la entrada en Jerusalén. El misal ofrece tres fórmulas para que el sacerdote anuncie el inicio de la procesión de las palmas: 

1. Queridos hermanos, imitemos a la muchedumbre que aclamaba a Jesús, y vayamos en paz

2. Vayamos en paz

3. En el nombre de Cristo. Amén 

Para el recorrido de la procesión el misal ofrece cuatro himnos apropiados: La antífona ''Los niños hebreros, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, aclamando: Hosanna en el cielo'' intercalada con el salmo 23. La antífona ''Los niños hebreos extendían mantos por el camino y aclamaban: Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor''. La tercera opción es el himno ''¡Gloria, alabanza y honor!¡Gritad Hosanna, y haceos como los niños hebreos al paso del Redentor!¡Gloria y honor al que viene en el nombre del Señor''. Y el cuarto himno es ''Al entrar el Señor en la ciudad santa, los niños hebreos profetizaban la resurrección de Cristo, proclamando, con ramos de palmas: «Hosanna en el cielo».

La segunda fórmula o entrada solemne está pensada para algo más sencillo; esta es la fórmula habitual de las parroquias rurales y urbanas, que consiste en la bendición de los ramos en las proximidades del templo. Tras la bendición y la lectura del evangelio se entra ya en procesión al templo. En este caso se omiten los ritos iniciales de la misa, quedando el acto penitencial a juicio del celebrante, pudiéndose pasar directamente a la oración colecta. 

La tercera fórmula o entrada simple consistiría en la procesión de entrada del sacerdote, para ello se pide que el canto de entrada haga alusión a este hecho y, sino al menos, que el celebrante lea la antífona de entrada propia para esta fórmula. 

La lectura de la Pasión se inicia sin signarse ni incensación. Conviene dejar algún momento de silencio, o al menos invitar a los fieles a arrodillarse en el momento en que se dice: ''expiró''. También se puede hacer un canto apropiado como "Perdón, oh Dios mío", o "Perdona a tu pueblo Señor". A pesar de lo larga que es la Pasión se pide que no se omita la homilía, aunque sea breve. El prefacio de este día es el de la Pasión (página 242 - 243 o 464). El apéndice musicalizado está en la página 1168.

 Advertencia- Para los que hagan la lectura de la Pasión en su versión larga tengan en cuenta dos erratas que contiene el leccionario.

*En la página 166 donde aparece la + ante la frase "Señor, ¿herimos con la espada?" corresponde en realidad al lector que hace de sinagoga. Por tanto tachen a lápiz la + y pongan S.

*Otra errata aparece en la página 171 donde nuevamente aparece la + ante la frase "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". También aquí corresponde a la sinagoga y no al Señor, por ello toca tachar a lápiz la + y poner S.

Estar en la procesión de la vida. Por Monseñor Jesús Sanz Montes O.F.M.

Ha llegado la fecha que aguardábamos un año más. Y ya tenemos a la mano en el horizonte la Semana Santa. Nos lo van recordando los hermanos cofrades que ensayan con sus pasos las procesiones que desfilarán por nuestras calles y plazas sacando a las afueras lo que en el interior de nuestras iglesias celebramos con honda fe en esos días especialmente religiosos. Son dos citas y dos modos de expresar la misma realidad cristiana: la liturgia y la religiosidad popular. Con la entrada de Jesús en Jerusalén entramos de nuevo en la semana grande del año cristiano. Los preparativos de estas cinco semanas precedentes nos han ayudado a esperar y vivir estas fechas que se acercan con una renovada conciencia de que, si bien Cristo ha resucitado, nosotros no, o al menos, no en todo. Tenemos necesidad, pues, de poner en nuestra vida el bálsamo de la misericordia y del perdón que Jesucristo nos ha traído.

En los aledaños del Coliseo de Roma, suele verse un grupo jóvenes vestidos de romanos (de los de antes): casco, espada en ristre, lanza y escudo, capa roja y faldilla a la usanza imperial. Sorprende ver al típico grupo de japoneses (de los de ahora) que se abalanzan eufóricos hasta los romanos para hacerse todo un reportaje fotográfico, que deberán pagar religiosamente. ¿Cómo no presumir después ante quien sea de unas fotos con los héroes supervivientes de la campaña de las Galias? De seguro que se permitirán esta broma. Me viene este pensamiento al recordar que dentro de unos días veremos por nuestras calles también a romanos y nazarenos, a niños hebreos y sibilas cantarinas. ¿Se trata sólo de eso: de una puesta en escena de cosas que sucedieron hace muchos siglos para que los paparazzi nipones nos inmortalicen? ¿Se trata, tal vez, de un piadoso recuerdo que exhibimos en nuestras calles y plazas a golpe de tambor?

Sin duda que nos podrán hacer fotografías, y estaremos encantados. También es cierto que recordamos piadosamente así el mejor sentimiento religioso de nuestra devoción popular. Pero las procesiones de Semana Santa tienen un hondo calado y un mayor significado. Es aquí en donde propiamente podemos cifrar la verdadera hondura de este gesto de procesionar: si lo hacemos simplemente por inercia costumbrista, por folclore de estos días, o como un recuerdo vivo lo que supuso aquella procesión histórica en la que Jesús el Señor recorrió nuestra vía dolorosa para abrirnos a la vía dichosa de la salvación. No se contradicen estos tres motivos: debemos mantener nuestras costumbres y tradiciones, vivir con empeño nuestro folclore religioso, y saber el por qué y el por quién lo hacemos. El problema vendría cuando todo se reduce a costumbre y folclore sin que haya nada ni a Nadie que recordar.

Cuando logramos integrar estas razones, entonces resulta que somos ayudados para continuar de un modo nuevo en la procesión de la vida, esa que a diario recorremos vestidos con nuestros habituales atavíos, acompañados por las personas que nos rodean por motivos familiares, laborales o amistosos, en el vaivén de nuestras cosas. También ahí, en la procesión de la vida, nos encontramos con vías dolorosas y con vías dichosas, sin romanos, aunque algún que otro japonés pueda aparecer. Será la mejor señal de que los cristianos hemos entendido el significado de nuestras procesiones de Semana Santa, si logramos caminar el resto del año al paso de Jesús, convirtiéndonos en cireneos disponibles que ayudan a llevar el peso en tantos de nuestros prójimos hermanos, como hace el Señor con cada uno de nosotros. Esta es la andadura distinta y no distante en la que nos aventuramos al llegar estas calendas entrañables de una Semana Santa realmente inédita. Ojalá nos dejemos sorprender por ese Dios que jamás nos aburre.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm,
Arzobispo de Oviedo

viernes, 11 de abril de 2025

Semana Santa Lugones 2025

 



 ''Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer''  (Lc 22,14)


Viernes de Dolores

"María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón" (Lc. 2,19)

12:00 h. Santa Misa en la Parroquia

20:00 h. Vía Crucis Arciprestal. Salida de la Santa Iglesia Catedral hasta la Parroquia del Carmen de los Padres Carmelitas (C/ Santa Susana)

Sábado de Ramos

''Nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y humillado'' (Is 53,6)

19:00 h. Pregón de la Semana Santa  Lugonense a cargo de Doña Aurora Cienfuegos Prada
 
Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

''He aquí, tu rey viene a ti, justo y dotado de salvación, humilde, montado en un asno''
(Zac 9,9)

11:00 h. Misa de niños con bendición de ramos en el templo

12:00 h. Bendición de ramos en el parque de la Iglesia.

12:30 h. Misa Solemne

13:15 h. Procesión de palmas de Jesús en la Borriquita 
    

Martes Santo

''lo he ungido con óleo sagrado; para que mi mano esté siempre con él'' (Sal 89, 20-21)

11:00 h. Misa Crismal en la Catedral de Oviedo.

19:30 h. Santa Misa en la Parroquia por todos los Cofrades Difuntos.
Miércoles Santo

''En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia'' (Ef 1,7)

18:00 h. Cumplimiento Pascual. Celebración penitencial con confesiones.

19:30 h. Santa Misa


Jueves Santo
                                                    ''si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros''
 (Jn 6,53)

10:30 h. Laudes en la Iglesia
(oración de la mañana).

17:00 h. Misa ‘’in Coena Domini’’. Conmemoración de la institución de la Eucaristía y el Sacerdocio. Lavatorio de los pies. Mandamiento nuevo. Día del amor fraterno.

19:00 h. El párroco y las hermanas del Santo Ángel acercarán la Comunión a los enfermos de la Parroquia.

20:00 h. Hora Santa. Acompañamos a Jesús en el huerto de los Olivos.

21:00 h. Se inician los turnos de vela. El templo permanecerá abierto toda la noche.

              
Viernes Santo

''Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios''. 
(Mt 27,54)

11:30 h.  Laudes (en la Capilla del Buen Suceso)

12:00 h. Vía Crucis (desde el Carbayu)

17:00 h. Oficio. Pasión según San Juan. Oración Universal. Adoración de la Cruz. 

18:00 h. Procesión del Santo Entierro

21:00 h. Procesión de la Soledad

Sábado Santo

''y bajándole de la cruz, le envolvió en el lienzo de lino y le puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca'' (Mc 15,46)

08:00 h. Rosario de la Aurora
(De la Calle Río Nora a la Parroquia)

21:00 h. Vigilia Pascual

Domingo de Pascua

''No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Venid a ver el lugar donde lo pusieron'' (Mt 28,6)

11:00 h. Misa de Niños

12:30 h. Misa Solemne


Vayamos al Cenáculo, al Calvario y al Sepulcro vacío. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Ante el inicio de la Semana Santa 2025


Queridos hermanos:

Con los ojos puestos en la Semana Santa, trataremos de vivirla con el consejo de San Pablo a los cristianos de Roma: "gozosos en la esperanza; pacientes en la tribulación; constantes en la oración" (Rom 12, 12). Que entremos por las puertas de esa bendita Semana no sólo con nuestras palmas, sino con el entusiasmo con el que las gentes de Jerusalén recibieron al Mesías que llegaba a ellos como lo vemos aquí en Lugones, montado en una borrica.

Saboreemos el encanto del Jueves Santo con todo lo que este día de gracia supone: el amor fraterno, la caridad, el sacerdocio y, especialísimamente la eucaristía. San Juan Pablo II en la carta que nos dirigía a todos los sacerdotes en 2004 con motivo de este día, decía: ''Hemos nacido de la Eucaristía. Lo que decimos de toda la Iglesia, es decir, que «de Eucharistia vivit »'' y afirmaba: ''Al atardecer, os veo entrar en el Cenáculo para iniciar el Triduo pascual. Jesús nos invita a volver cada Jueves Santo precisamente a aquella «sala grande» en el piso superior (Lc 22,12), y ahí es donde quiero encontrarme con vosotros, queridos hermanos en el Sacerdocio''. Somos invitados a la mesa del Señor, a su Santa Cena, de la que somos indignos, pero de la que tan necesitados nos sentimos. La noche en vela junto al Señor en el monumento en esa madrugada suya de plegaria en el Huerto de los Olivos prolongará el ambiente de oración de esta jornada.

La profundidad del Viernes Santo, se distingue en nuestra Parroquia como jornada peregrina con el Vía Crucis de la mañana, la procesión del Santo Entierro tras el oficio de la Pasión y la de la noche silenciosa con María en su soledad. Este día convoca a contemplar la cruz y mirar al crucificado. Benedicto XVI explicó con bellísimas palabras lo que es realmente el madero santo: ''La cruz es manantial de vida inmortal; es escuela de justicia y de paz; es patrimonio universal de perdón y de misericordia; es prueba permanente de un amor oblativo e infinito que llevó a Dios a hacerse hombre, vulnerable como nosotros, hasta morir crucificado''. El mundo enmudece en este Viernes que marcará todos los viernes de la historia, y este silencio se prolongará a lo largo de todo el Sábado Santo, el día de María, en que aguardamos expectantes mirando a Nuestra Señora.

Y el inicio del Domingo de Resurrección, ya al comenzar la noche con la solemne Vigilia Pascual, nos hará vibrar recordando aquella Hora Santa en que Jesucristo salió del sepulcro. Y en la mañana del domingo haremos nuestra la sorpresa de las mujeres: "verdaderamente ha resucitado el Señor". Es la jornada para caer en la cuenta que todas las piedras del camino pueden ser superadas, ahí están las palabras del Papa Francisco en la bendición "urbi et orbi" del año pasado: ''Y he aquí el gran descubrimiento de la mañana de Pascua: la piedra, aquella piedra tan grande, ya había sido corrida. El asombro de las mujeres es nuestro asombro. La tumba de Jesús está abierta y vacía. A partir de ahí comienza todo. A través de ese sepulcro vacío pasa el camino nuevo, aquel que ninguno de nosotros sino sólo Dios pudo abrir: el camino de la vida en medio de la muerte, el camino de la paz en medio de la guerra, el camino de la reconciliación en medio del odio, el camino de la fraternidad en medio de la enemistad''.

María nos va a acompañar en esta Semana Santa, de modo muy especial como Madre de Esperanza. En muchos lugares representan esta imagen de Nuestra Señora con un ancla, y es que ese es el símil de la santa virtud, y a Ella nos agarramos hasta el final como el barco en plena tormenta, que para evitar ser arrastrado por la corriente y la tempestad envía al fondo del mar su ancla para aferrarse a las rocas firmes ante el oleaje. También María en su Soledad aguardaba -y meditaba- en su corazón la esperanza de que se cumpliría la promesa de su Hijo, que al tercer día habría de resucitar.

De corazón os deseo a todos una fructífera vivencia de estos días santos para crecer en esperanza por medio de la oración, el ayuno y la limosna: ¡Feliz Semana Santa y gozosa Pascua florida!



Joaquín Manuel Serrano Vila,
Párroco de San Félix de Lugones
Arcipreste de Oviedo
Consiliario del Cristo de la Piedad y la Soledad

Conferencias cuaresmales del Sr. Arzobispo de Oviedo 2025

(I) «Entre el deseo y la mezquindad. Claves de nuestra coyuntura actual»

 

(II) «La comunidad cristiana y el ocaso de los imperios»

miércoles, 9 de abril de 2025

Munilla: «Santiago Cantera es el hombre que ha dado a España la lección moral que necesitaba»

(Rel.) El obispo de Orihuela Alicante, José Ignacio Munilla, ha dedicado parte de su programa Sexto Continente en Radio María a analizar los últimos acontecimientos en torno al Valle de los Caídos y su futuro próximo tras las negociaciones del gobierno socialista de Pedro Sánchez con la Conferencia Episcopal española, que él integra.

El obispo comenzó cuestionando la integridad del gobierno por la filtración de parte de las conclusiones de los acuerdos (que detallamos en Religión en Libertad) con las que, a juicio del obispo, el gobierno pretendía “distraer la opinión pública agitando el anticlericalismo” y así “utilizar a la Iglesia para distraer la atención”.

Denuncia también que el objetivo de dichas filtraciones habría sido “convertir sus derrotas en triunfos”, ya que a juicio del obispo Munilla, las negociaciones finales no serían sino la renuncia del gobierno a sus exigencias originales -desacralización de la basílica, expulsión de los monjes y la eliminación de signos religiosos-, resultando definitivamente en el mantenimiento de los símbolos, la permanencia del monasterio y que la basílica no sea sacralizada.

El obispo lamentó que, sin embargo, las filtraciones del gobierno tendrían una tercera finalidad que sí habrían conseguido, como es “dividir a los católicos”, logrando que “algunos hayan puesto como objetivo a la Conferencia Episcopal, a la Santa Sede o al secretario de Estado, y en vez de manifestarse ante la Moncloa, se manifiestan ante la Iglesia. Este ha sido el triunfo de esas filtraciones”.

Munilla se dirigió a quienes consideran que la Iglesia ha renunciado a su deber de preservar la integridad del conjunto monumental recordando que “es de propiedad estatal y no eclesial”, de modo que “por decisión unilateral, el gobierno podría cerrarlo definitivamente”.

El problema “es que las hemerotecas existen” y el resultado de las negociaciones, por el momento, es a juicio del obispo que “la Iglesia no ha cedido porque ha dicho [al Gobierno] que si quiere un acuerdo, no vamos a ceder” en los tres puntos citados.

Por ello, Munilla se refiere a lo sucedido como “una manipulación”, pues “quieren dar la impresión de que necesitan el consentimiento de la Iglesia para esa resignificación y no es así: ellos pueden hacerla sin ningún tipo de colaboración por nuestra parte, porque la propiedad es suya”.

De este modo, el obispo quiso decir que los obispos se encontrarían con las manos atadas pero que tratarán de “aminorar cualquier intento de manipulación”.

Frente al relato que el gobierno habría logrado transmitir desde los medios, el obispo cree que la verdadera noticia es que “el Gobierno ha tenido que ceder porque la Iglesia ha permanecido firme y dicho que en esto no cedemos”.

Un discurso que, según Munilla, sería de un valor especialmente reseñable teniendo en cuenta la “complicada situación” de un lugar que “es de propiedad estatal”, y que deja a la Iglesia con pocas posibilidades de actuación. Entre ellas, mencionó que se seguirá “rezando en estos espacios por los difuntos, por la reconciliación y por este momento tan delicado de la vida de España”.
Cantera, "maravilloso, potente y luminoso"

El obispo concluyó dirigiendo una “mención especial” al anterior prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, cuyo periodo al frente de la comunidad concluyó en plenas negociaciones y que, a juicio de Munilla, habría “dado un paso a un lado voluntariamente… para que se salve la sacralidad de la basílica y la presencia de los monjes. Es un auténtico testimonio. Me parece maravilloso, potente y luminoso por la gracia de Dios”.

Pata el obispo de Orihuela-Alicante, “Santiago Cantera es el hombre que ha dado a España la lección moral que necesitaba. Porque mientras el mal de España consiste en supeditarlo todo con tal de aferrarse al poder […], el padre Cantera nos ha dado un ejemplo diciendo que, si conviene dar un paso para que el monasterio permanezca, lo hará. Es un testimoniazo”.

Munilla concluyó su intervención admitiendo que “seguro que habrá cosas que se podrían haber hecho mejor”, remarcando al mismo tiempo como algo “totalmente injusto escuchar insultos y ver pintadas contra el cardenal Arzobispo de Madrid contra el presidente de la Conferencia Episcopal o contra el secretario de Estado del Vaticano”.

“Dios nos dé la gracia de que esa cruz salvadora, la cruz salvadora del Señor, reine en nosotros, en nuestras familias, en nuestra sociedad y en el mundo”.

Vaya con el Valle… Por Monseñor Jesús Sanz Montes O.F.M.

En la reciente Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal en Madrid, hemos visto grupos de personas que con buena intención exigían a los obispos un compromiso para evitar la profanación, desmantelamiento y la llamada «resignificación» de aquel espacio monástico presidido por una inmensa cruz. Los obispos fuimos correctos con los que con desigual mesura nos increpaban. Entendemos sus razones y compartimos su preocupación. Pero no era esa la sede en la que exponer sus protestas, exhibir sus pancartas y arengar sus proclamas en un singular piquete informativo. Con respeto los saludábamos al entrar y al salir de la Conferencia, advirtiéndoles que a nosotros también nos importa la deriva que podría tener ese espacio monástico donde la memoria cristiana reza por la paz mientras pide para todos los caídos el eterno descanso.

Muchas veces he podido merodear esa hondonada en la sierra de mi Madrid natal por mis andanzas montañeras. Se alza enhiesta en su espesura una Cruz entre la crestería verde de sus montañas. Sin palabras se desliza su perenne mensaje desde la colina en la que se levanta. Hay una historia muda y dolorosa que siempre acontece cuando un pueblo se declara la guerra en una confrontación civil. Pero esa inmensa Cruz, la más alta que hay en el mundo con más de 152 metros, no es enseña de bandería, no responde a ninguna sigla política, ni es tutora de ideología alguna. Así lo indicó San Juan XXIII al inaugurar la basílica menor, llevando allí una comunidad de monjes benedictinos.

Es remedo de aquella primera Cruz cristiana teniendo a Jesús clavado en ella, con su mensaje bondadoso de lo que supone dar la vida por quienes abrazas en sus heridas y acoges en sus preguntas, sus contradicciones y pecados. Esto hizo Cristo con cada uno de nosotros. Fueron las palabras del Papa en aquel momento: «Se eleva el signo de la redención humana excavado en la inmensa cripta, de modo que en sus entrañas se abre un amplísimo templo, donde se ofrecen sacrificios expiatorios y continuos sufragios por los Caídos en la guerra civil de España, y allí, acabados los padecimientos, terminados los trabajos y aplacadas las luchas, duermen juntos el sueño de la paz, a la vez que se ruega sin cesar por toda la nación española». Un mensaje de reconciliación profunda, sin alusión alguna a un régimen de gobierno ni a ninguna facción política.

Sorprende que algunos se incomoden por esa referencia al amor y la verdad, pero se entiende cuando ellos viven de la insidia y maquinan con la mentira como forma de gobernanza. Se alardea en el ataque a esa Cruz tan visible desde lejos y tan significativa en su mensaje proponiendo como alternativa una tramposa neutralidad religiosa que luego se convierte en laicismo impositivo que, sin inocencia, desenraiza nuestra historia, adultera nuestros símbolos y reprueba nuestro testimonio eclesial al pretender acallar nuestra palabra y eclipsar nuestra presencia cristiana. Tanto la Cruz como esa abadía benedictina nacieron como espacio de reconciliación tras una guerra fratricida que tantas vidas segó. De hecho, allí reposan en paz quienes cayeron detrás de los dos bandos nacionales, bajo las dos banderas identitarias, y en medio de ambas trincheras hermanas. Así ha sido hasta que algunos han perturbado tan sagrado descanso jaleando esa memoria en beneficio propio con sus inhumaciones de encargo e invadiendo indebidamente un espacio protegido «a sagrado». Justamente al contrario de quienes reconocemos en ese ámbito un recinto de paz fraterna, que es hija del perdón sincero y generoso fruto de una sociedad reconciliada, verdadero regalo no suficientemente agradecido ni como tal reconocido socialmente.

Por eso, utilizar a los muertos inhumándolos de aquella manera, queriendo vencer batallas perdidas reabriendo las heridas que tanto nos ha costado cerrar como hermanos, resulta ser una maldad aturdida, que zancadillea la convivencia social mientras excita impunemente una confrontación indeseada. Acaso parezca una vez más una cortina de humo ante los asuntos judiciales en curso en torno a alguna corrupción familiar y de los correligionarios próximos del partido, donde hay prevaricaciones calculadas, malversaciones del erario público que todos pagamos y la dilapidación del necesario equilibrio en la división de poderes en un Estado de derecho, amén de atacar a la prensa libre y a la Iglesia como autoridad moral. No excluimos estas armas de 'distracción masiva', pero hay una fijación ideológica beligerante contra la memoria cristiana en torno a esa Cruz y esa abadía para favorecer otra memoria sesgada y mal llamada «democrática», imponiendo el resentimiento en el trasiego sereno que intenta escribir una historia de paz entre españoles. Querer «resignificar» el sentido que tiene y tuvo desde el principio ese lugar como reclamo de una reconciliación verdadera es enmendar su historia durante estos años, censurando así la conciencia cristiana. Ya conocemos la andanada laicista de algunos gobernantes y sus cachorros votantes a quienes tanto molesta precisamente la Cruz y esa presencia monástica con injerencia de vetos personales, aventurando invadir casi el 90 por ciento de la basílica para levantar allí otra cosa distinta a la reconciliación ensoñada y celebrada en esas naves basilicales durante décadas, junto a los mártires cristianos y a los que duermen allí el sueño de la paz. Hacer en la basílica una especie de pasarela del aeropuerto de sus ideologías para tener que acceder al mínimo espacio que quisieran conceder para la liturgia cristiana, a través del 'duty free' de sus relatos, sus rencores y sus acechanzas, es demasiado obsceno por sabido ya, en un dejà vu que hemos visto demasiadas veces y que nos suena a cercanas dictaduras bananeras no ajenas a estas guisas populistas y esas tiránicas formas.

San Juan XXIII, con belleza y conmovida emoción, describía de otra manera ese lugar de peregrinación en el Valle de los Caídos que tiene como misión rezar por la unidad entre españoles, proponer el perdón cristiano y fundamentar la reconciliación cívica: se yergue «en las cumbres del Guadarrama el signo de la Cruz Redentora, que extiende sus brazos piadosos como alas protectoras, bajo las cuales los muertos gozan el eterno descanso». Hermosa evocación de lo que significa esa Cruz que preside una historia de amor y de esperanza. La comunidad benedictina en ese lugar ora para pedir ese don que no se consensúa con pactos y que sólo Dios concede a quien humildemente lo pide en la plegaria. La Cruz es lo que evoca, los monjes benedictinos lo cantan en la abadía. Es el Valle de los Caídos, no una zanja de bandidos donde se magrea la verdad y la belleza se mancha.

Publicado en la Tercera de ABC

martes, 8 de abril de 2025

Don Manuel Suárez Peñalosa, el bendito Pater cacique de Muñó y La Collá. Por R. H. M.

Quizás suene fuerte lo de "cacique", pero así, con su sorna y chanza se definía él sin rubor: "yo he sido el cura más cacique de la historia, pero bien sabe Dios que siempre por facer el bien"... Y es que el término lo usaba realmente como definición de una buscada  influencia en favor de otros. Así fue parte de la vida de Don Manuel, siempre preocupado por muchos menos de él mismo; bien lo saben sus hermanos sacerdotes, los que fueron sus feligreses, los pobres y necesitados y todas y cada una de las personas que llamaron a su puerta pidiendo ayuda en no pocas situaciones complejas y descabelladas. La vida del Pater Peñalosa es digna no de un libro, sino de toda una enciclopedia, pues su nobleza y manera de ser unida a su peculiar forma de hablar era inconfundible. Su acento asturiano, su gracia e ingenio lo convertían en protagonista diario de las anécdotas más curiosas que uno pueda imaginar.

Nació el pequeño Manuel en Oviedo en el viejo Hospicio Provincial, aunque a las pocas horas ya le llevaron para El Padrun, parroquia de la Rebollá un 7 de enero de 1943 recién pasados los reyes magos; ese fue el regalo de sus padres y el nuestro. Su padre era consumeru, y aquellos años de estraperlo y hambre no fueron fáciles para el cabeza de familia, que en palabras de su hijo "era tan buenu que lu engañaben todos"... Sintió desde muy niño la vocación sacerdotal en su parroquia de Santa María Magdalena de la Rebollada, parroquia martirial por la muerte ejemplar de su párroco Don Luciano Fernández, que muchos años después se dio a conocer por la novela de Martín Vigil "Sexta galería". Otros sacerdotes recordados en la parroquia fueron después Don Dimas Camporro o Don Francisco Díaz. 
Al joven Manolín los estudios se le hicieron siempre muy cuesta arriba, y con mucho humor contaba siendo sacerdote que se había ordenado casi de milagro. (Ya adelantamos que hay muchos datos que hoy tenemos que omitir; quizá dentro de unos años...). Era persona humilde y sincera; siempre consideró su vida y vocación como un regalo. A pesar de ser hijo único tuvo muy claro que su vida sería para el Señor. Le tocaron años difíciles con la gran desbandada postconciliar; de su numeroso curso sólo llegaron a la ordenación trece, y para las bodas de plata ya sólo quedaban Don Corsino Fuentes Concheso, Don José María Lorenzo Pérez, Don Manuel Albino Laruelo García, Don José María Llada Fresno, y él. Para las bodas de oro -en 2019- ya habían fallecido Don Corsino (+03/03/2005) y Don Chema (+ 06/01/2018). Hoy de su curso quedan Don José María Llada, jubilado en su Colunga natal, y Don Albino Laruelo, en activo. 

Recibió la ordenación sacerdotal el 12 de julio de 1969. Estaba entonces la Diócesis vacante tras la marcha de Don Vicente Enrique y Tarancón a principios de año para la sede primada de Toledo, y hasta el 4 de agosto no sería preconizado Don Gabino Díaz Merchán; era administrador diocesano el obispo de Astorga, Don Antonio Briva Miravent, quien le confirió el sacramento del Orden. El primer destino de Don Manuel sería su propia parroquia natal como coadjutor; unos lo presentaron como que lo había solicitado su Párroco, y otros que el Vicario General no lo veía aún preparado para llevar una parroquia. Fue feliz aquel primer año de ministerio junto a su cura, sobrio como buen leonés de Carrizo de la Ribera, pero al mismo tiempo paternal y condescendiente.

Cuando ya llevaba un año de sacerdote fue destinado como Ecónomo de San Román de Casomera, con su filial de San Lorenzo de Río Aller, además del encargo de la parroquia de San Juan de Llamas. Recibió el nombramiento con la mayor ilusión del mundo y, al Alto Aller, fue soñando vivir allí su particular Ars. Don Manuel tenía un aparente defecto para haberse ordenado en 1969 y ser de Mieres, y era la etiqueta de conservador y de derechas que bien pronto le adjudicaron. Quedarse en ese reduccionismo simplista es desconocer a Don Manuel por completo, como más adelante veremos. Sí es cierto que tenía ideas claras que en aquellos años suponían ir contra corriente: en aquellos días parecía muy original ver al cura vestir de vaqueros y camisa de cuadros; el cura de Casomera andaba de sotana o alzacuellos. Si entonces los curas de las Cuencas proponían estar sensibles a la realidad de los sindicatos, pues nuestro cura iba de casa en casa visitando enfermos; que los diarios pujantes de la zona eran "Mundo Obrero" y similares, pues este mierense andaba con su rosario, breviario y vía crucis... Duró poco la alegría en aquella rectoral de Casomera cuando en pleno agosto le llamó Don Gabino para tirarle de las orejas. Al parecer una "teresiana" le había denunciado por un presunto escándalo público, al haber bailado con una mujer en las fiestas del pueblo. Don Manuel sereno y seguro de no haber hecho nada malo se tomó aquella llamada del Arzobispo a broma, lo cual pagaría muy caro:

De verdá que me llama pa llamame la atención, Don Gabino?
Por supuesto; es una vergüenza tu actitud en esa Parroquia, echando por tierra la labor sacerdotal de un venerable pastor que había cuidado con celo esa feligresía...
No lo entiendo, Sr. Arzobispo, yo que mal hice?, yo pensaba que les coses males hacíense de noche, vestiu de cualquier manera y detrás de una sebe. Pero por bailar un pasodoble en la plaza la iglesia, en pleno mediodía y delante de tos los feligreses...?! Además vestiu de sotana: ¿que tien de malo?
No tiene justificación, es un comportamiento impropio de un sacerdote.
Vaya por Dios, Don Gabino; yo que pensaba que llamabame pa felicitame...
¿Felicitarte? ¿A qué asunto?
Home, Don Gabino, tan casándosei los curas con cada adefesio, y encima yo que bailo con la más guapa del pueblo sin perder la vocación ni marchar con ella, y caeme bronca?!...
Mañana a primera hora te quiero ver aquí en el Arzobispado...

A la mañana siguiente Don Manuel estaba puntual en la Corrada del Obispo esperando el tirón de orejas de Don Gabino por el baile tras la misa y procesión de San Roque qué, según la señorita teresiana con la anuencia del Prelado, había ensuciado los años de ministerio del abnegado párroco anterior Don Celestino. Nunca estuvo claro si Don Gabino dio tanta importancia a aquél baile cuando el espíritu de mayo del 68 campaba a sus anchas por la Diócesis con casos muchísimo más escandalosos, o si fue un pretexto porque Don Manuel estorbaba al representar realmente la antítesis del "nuevo" modelo sacerdotal que se iba imponiendo. Otros pensaron que el hijo del consumero estaba detrás de las multas que les caían a los sacerdotes involucrados en los movimientos antifranquistas é incluso, alguno lo tuvo por "topo". Se equivocaron totalmente, pues Don Manuel nunca tuvo doblez para nada ni nadie, y siempre decía las cosas a pecho descubierto: ¿Qué se hacían en aquella época con los curas diocesanos que se les consideraba impropios o rebeldes? Pues aunque suene imposible de creer se les abandonaba en Madrid, no como el perro en la gasolinera, pero sí aparcados en alguna casa para el clero de la Capital. Aquel famoso día de la visita a Don Gabino, mandó al todavía cura de Casomera acompañarle a Madrid; llegados, le dijo que lo esperase en la Casa Sacerdotal de la Mutual del Clero, pero pasaban las horas y ni rastro del Arzobispo de Oviedo... No era algo nuevo, en su día el arzobispo Lauzurica había hecho lo mismo con un tal José Manuel Álvarez Iglesias: ''Pepe el comunista'', al que dejó en Madrid para que se recuperara de la ciática, cuando la ciática del cura estaba mejor que la del Obispo. Don Manuel nunca guardó rencor por aquello, hasta el mismo justificaba en parte la actuación del Prelado reconociendo sus pecados de juventud; eso sí, los últimos años de vida de Don Gabino en que ambos convivieron en la Casa Sacerdotal, el Pater no perdía oportunidad de recordarle al arzobispo emérito: ¿se acuerda cuando usted me abandonó en la Mutual?... Yo un día le pregunté: ¿Y qué contesta Don Gabino? Me decía Don Manuel: se moría de risa, pero yo le remataba: sí, sí; ríase, pero si yo no pregunto a les monxes si acabó la su reunión a estes hores toy toavía esperando por usté allí...

Vuelve de Madrid Don Manuel Suárez Peñalosa y solicita audiencia; lógicamente no se atrevió a reprochar en aquel momento nada al Sr. Arzobispo aunque estaba muy enfadado con él, pero sí quiso preguntarle si podía volver a la parroquia. Don Gabino le comunicó que ya había pensado en un sacerdote para sustituirle, y que para él tenía una misión en Oviedo como adscrito a la Delegación de Cáritas Diocesana. Pero la encomienda que le daba no era un premio en un cómodo despacho, sino que como él mismo contaba ''tuviéronme cargando y descargando sacos de camiones tres años; si no marcho pal Vicariatu Castrense igual seguía hoy purgando aquel baile''... El entonces Delegado de Cáritas era el párroco de Luarca Don Heliodoro Méndez Díaz, que le apenaba mucho la situación tan dura en la que tenían a aquel cura joven sin cargo pastoral, como un peón y siempre mirado con desconfianza, por eso Don Heliodoro le invitaba a comer, lo llevaba a Luarca para las fiestas o le compensaba con alguna propina. Años después, cuando encontraba al actual párroco de Candás, Don Manuel le decía: ''yo siempre te tuve apreciu antes de conocete en persona, pues Don Heliodoro siempre hablaba maravillas de un coadjutor que había tenía, JM, al que quería como un hijo''... Como estaba en tierra de nadie se matriculó en la Escuela de Magisterio, pues siempre tuvo una especial sensibilidad para la pedagogía; eran años también convulsos en el mundo universitario, pero Don Manuel con su personalidad arrolladora acabó siendo amigo tanto del alumnado como del profesorado de toda sensibilidad e ideas. Decidió no seguir con la carrera, pues su corazón añoraba la vida pastoral. Así, finalmente, se marchó de la Diócesis pues tenía claro que mientras Don Gabino fuera el Arzobispo de Oviedo no le tendría en cuenta para nada. 

Con esa humildad y sencillez que Don Manuel tenía, se presenta entonces en aquel Vicariato General Castrense, que era como el cajón de sastre eclesial:  ''allí ibamos los que no valíamos na pa les diócesis: los burros, los torpes, los que no sabíamos cantar, los que no predicábamos bien o no teníamos buena fama''... Hay algo en lo que es necesario incidir para descubrir la psique del Pater Peñalosa: no era pesimista, ni tenía baja autoestima, pero sí consideró todo lo de su vida ministerial como un regalo que le desbordaba y superaba, incluso el castigo de cargar sacos que aceptó sin mayor dificultad. Quizás en otro caso otro sacerdote hubiera dicho: ''me voy para mi casa; yo por ahí no paso, o... ¡dejo el ministerio!..'' Pero como para Don Manuel lo más grande era ser cura y celebrar la eucaristía cada día y anhelaba morir siendo sacerdote, bebió hasta ese amargo cáliz de su descenso de Casomera a estibador de Cáritas. Para Don Manuel despertar cada día siendo sacerdote era motivo de fiesta, alegría y emoción, por eso su personalidad derrochaba felicidad a raudales. Nunca le quitó el sueño ascensos o cargos, títulos o parroquias de renombre. Dirá años después: ''lo más que llegué en la vida fue ser cura de Muñó y La Collá, que hasta grande a mí me quedaba''. Nunca fue párroco sobre el papel, ni en Casomera ni en Siero, pero lo fue con creces en hechos y múltiples realidades por la preocupación por las almas de su grey. Le acogió en el Ordinariato Castrense Monseñor José Ángel López Ortiz, O.S.A. entonces Vicario General Castrense de España y arzobispo titular de Gradum.

Sus comienzos en la vida castrense fueron tan originales como él mismo: llegó a Ceuta como primer destino y le indicaron que debía presentarse al Comandante General en la COMGECEU (Comandancia General de Ceuta) y allá fue el novel Pater a la sala de espera del despacho. Pasó media hora, pasó otra media hora; se acercaba la hora de comer y Don Manuel pensó: ''Tará liau... así que na, voy dir a comer y que me llame po la tarde''. Al poco de marchar Don Manuel a comer salió el Comandante en busca del nuevo Capellán; su secretario le informó de que se había ido, por lo que el Comandante dio orden de arresto del no presentado. Como él mismo contaba con tanta gracia: ''Ya empecé estrellau en la milicia, arrestau na más llegar''... La vida castrense es dura, y muchas veces fría y desangelada, pero Don Manuel con su forma de ser lograba meterse en el bote a todos desde los mandos a soldados, personal de limpieza o cocina, etc... Él nunca miró divisas o empleos, clases sociales, ni colores políticos ni nada parecido. Para él toda persona era digna de nuevas oportunidades; si el primer encuentro no era bueno, intentaba un segundo. Una dificultad se resolvía mejor en una comida que un despacho; su corazón era tan grande como él. 
Tras Ceuta vinieron los destinos en Castilla y León y Andalucía: un año como Capellán de la Academia de Artillería de Segovia de 1977 a 1978, en Córdoba como capellán del Centro de Instrucción de Reclutas C.I.R. nº 4 Ovejo de 1978 a 1979. Y de nuevo al norte de África como Capellán del Grupo de Intendencia de la Comandancia General de Melilla-Agrupación nº 7, de 1979 a 1980. En 1980 es destinado a Brigada Paracaidista y Grupo Logístico-Alcalá de Henares, destino en el que sólo permanece unos meses, aunque los aprovechó para hacer grandes amistades en el Centro Asturiano de Madrid. Al quedar vacante la plaza de Capellán de la 7ª Circunscripción de la Policía Nacional de Oviedo pide ser destinado a su Tierra. Aquí permanece tres años hasta que en 1983 es destinado como Capellán de la 6ª Circunscripción de la Policía Nacional en Bilbao. Eran "los años del plomo" en que presidió una treintena de funerales de víctimas de ETA. Una de las primeras realidades a las que hizo frente Don Manuel en Vizcaya fue solicitar audiencia al entonces obispo Monseñor Luis María de Larrea y Legarreta, al que se quejó de las dificultades que el clero vasco ponía para facilitar sus templos parroquiales para celebrar las exequias de las víctimas del terrorismo, al tiempo que le reprochó su postura equidistante. Don Manuel logró que Monseñor Larrea se comprometiera a mejorar las cosas; no prometió acudir a los funerales, pero sí que enviaría una homilía escrita para cada funeral que hubiera por una víctima. Así se empezó a hacer, aunque el ambiente se volvió más hostil y, en algunas celebraciones, hubo protestas en pleno funeral contra las palabras que había escrito el obispo Larrea. Don Manuel también de forma providencial, salvó la vida cuando le habían puesto una bomba en su propio coche, la cual le explotó a otro sacerdote en lugar de a él. Conscientes de que se había convertido en objetivo de la banda terrorista, el Arzobispo Castrense entonces Monseñor José Manuel Estepa Llaurens, le trasladó a Asturias de nuevo como Capellán al Servicio de la 9ª Región Policial-Guarnición de Oviedo. En su hoja de servicios al Arzobispado Castrense consta en esta fecha el siguiente apunte: ''disponible forzoso''. 

Vivió muy de cerca cómo se gestó y se llevó a cabo la creación en 1990 del SARFAS: Servicio de Asistencia Religiosa en las Fuerzas Armadas, adscrito a la Secretaría de Estado de la Administración Militar. Paralelamente, durante el gobierno socialista de Felipe González fue cuando se lleva a cabo la extinción del Cuerpo Eclesiástico del Ejército (en USA y en la mayoría de países europeos continúa existiendo). Don Manuel siguió con mucho interés aquellas gestiones donde una figura clave por parte del gobierno español en las negociaciones con el Arzobispado Castrense y la Santa Sede fue el entonces Subsecretario de Defensa, el jurista asturiano Gustavo Suárez Pertierra. Desde entonces los sacerdotes que colaboran con el Arzobispado Castrense o se incardinan en éste, ya no tienen empleo militar, sino una asimilación. Don Manuel al haber ingresado al Cuerpo Eclesiástico del Ejercito, no era un asimilado, sino Comandante de empleo: ¿Por qué no llegó a Coronel como Don Aurelio Vigil, Don Elías, Don Plácido o Don Ramón Luis?... En primer lugar, él no tenía aspiraciones; era feliz de poder estar con los suyos tras tantos años de trotamundos, por eso cuando le ofrecieron la posibilidad de ascender, como esto llevaba aparejado la obligación a dejar Asturias, prefirió renunciar al ascenso. Siendo Capellán del Rgtº Príncipe Nº3 (Cabo Noval) participó en misión de Paz bajo el auspicio de la ONU en la guerra de Bosnia, donde el Pater Peñalosa se hizo internacionalmente famoso por unas imágenes del "Telediario de las 3" que llegaron de Bosnia a "Televisión Española" donde salía Don Manuel vestido de comandante de ONU con su boina azul reglamentaria, escanciando culines de sidra para todo el mundo en tierras de la antigua Yugoslavia. De aquella no había redes sociales, "youtube" ni "tiktok"... Hoy aquellas imágenes habrían sido ''trending topic''.

En Oviedo fue feliz de poder disfrutar de sus padres, al tiempo que colaboraba con tantos compañeros y amigos. En 1991 se le encargó la capellanía de la Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo; en este destino fue cuando es ascendido a Comandante el día 5 de junio del citado año, como recoge el BOD «Boletín Oficial de Defensa». Y finalmente, a la capellanía del Regimiento Príncipe Nº3 (Cabo Noval). El Acuartelamiento enclavado en La Espinera, en San Miguel de la Barreda (Siero) fue su segunda casa. Fueron quince años de dedicación, tal fue así, que años después el Pater ya no necesitaba identificación y acreditación para moverse por el lugar pues era absolutamente conocido, y no dejó tras de sí un sólo enemigo. Don Manuel no oraba por los enemigos, hacía algo aún más difícil: los convertía en amigos. Fue un hombre tan confiado que dejaba las llaves de su casa a tantos que alguna vez le costó un disgusto. No era persona que alardeaba de la caridad, pero sus amigos y familia sabían muy bien que a menudo se la daban con queso. Era fácil el cálculo: ¿Cómo un hombre con un sueldo tan bueno, no hacía viajes ni vestía trajes elegantes o frecuentaba restaurantes distinguidos, y a mitad de mes muchas veces ya tenía la cartera pelada?... Pues porque cuando alguien acudía a él diciéndole que no tenían para pagar la hipoteca, para llegar a fin de mes o para pagar la luz, Don Manuel hacía suyo aquel sufrimiento fuera quien fuese. Lo de que no le gustaban los restaurantes importantes lo digo con conocimiento de causa; a él le gustaba los bares de pueblo, la comida casera, lo tradicional... En cierta ocasión un alto mando le invitó a un restaurante vip, de esos en que los platos tienen nombres largos y rimbombantes y cocina de diseño, donde tras varios platos minúsculos salió el Chef a preguntar si les había gustado la comida, y Don Manuel con esa ironía natural suya le soltó: ''los entremeses muy bien fiu, pero que empiece a salir ya la comida''...

Era un sacerdote que cultivaba la fraternidad sacerdotal como pocos, no sólo estaba siempre disponible para cubrir a un hermano o para cualquier quehacer que sus superiores le encargaran, también procuraba compartir con sus hermanos la vida misma con sus alegrías y penas. El arciprestazgo de Siero, el de Oviedo y en gran medida la Casa Sacerdotal eran sus enclaves de vida. En Oviedo, por sus cargos de capellán de la policía y la guardia civil siempre estuvo presente en todo funeral de un miembro de estos Cuerpos, a menudo los párrocos más celosos no siempre le dejaban presidir o predicar, pero él estaba presente como pastor de la grey de los servidores de España. Tuvo gran amistad con Don Fernando Rubio, Don Luis González Moran, Don José Manuel Menéndez ''Pepín'' y tantos y tantos hermanos en el ministerio.

Qué decir de los sacerdotes castrenses asturianos: Don Elías Fernández, Don Plácido García, Don Ramón Luis Guardado, Don Aquilino Tamargo y, especialmente, Don Aurelio Serafín Viña Vigil, quien hizo de su casa del Berrón algo así como el hogar del Maestro Ávila en Montilla. No hacía falta avisar a Don Aurelio para llamar a su puerta, y a la hora que uno fuera era una escena típica encontrar allí a Don Manuel Suárez Peñalosa, a Don Alberto Peña y a algún sacerdote o seminarista compartiendo tertulia, merienda o una partida de cartas al compás de las anécdotas y batallas del clero veterano. 

En aquellos finales de los noventa en que los laicos de Oviedo querían recuperar la maltratada religiosidad popular y devolver a la capital de la Diócesis su Semana Santa, muchos sacerdotes se vieron en una encrucijada: ¿Qué hacer? Hubo una fuerte oposición a la recuperación de la Semana Santa, y no por que los sacerdotes de la ciudad no fueran piadosos, pero les habían hecho tener presente que al Arzobispo Gabino no le entusiasmaba la idea. Peñalosa ahí se plantó del lado de aquellos fieles que querían volver a tener la Semana Santa, y salió en no pocas procesiones. Este hombre que muchos tenían por limitado intelectualmente, tenía la cabeza mejor amueblada que muchos. Algunos les advirtieron: ¡Cuidado Don Manuel, no le vayan a reñir! Pero él respondía: ''¡No pasa ná, soy el cura más libre de Asturias pues cobro de otra empresa y tengo otru jefe!. Parece que desde el Arzobispado de Oviedo sí le pidieron explicaciones por alentar la recuperación de las cofradías, pero él que tenía respuesta para todo, dejó al Vicario interpelante sin argumentos: ''Lleváis treinta años diciendo que ye la hora de los laicos, ¿y ahora que los laicos se ponen a hacer algo, vamos a ser los curas los que digamos que no ye la hora de ellos?..'' 
Colaboró en la refundación de la Cofradía del Silencio y Santa Cruz, de la que era cofrade y de la que fue consiliario. El 3 de Diciembre de 2015, S.M. el Rey D. Felipe VI concede a la Cofradía el titulo de REAL; y en Agosto de 2016 el Arzobispo Castrense de España, D. Juan del Río Martin, concede la medalla del CENTENARIO de la Virgen del Pilar como Patrona de la Guardia Civil a nuestra Real Cofradía. La Cruz Fidelitas que le fue concedida por su servicio al Arzobispado Castrense, la regaló a la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, imagen titular de la Real y Trinitaria Archicofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de Los Dolores en su Inmaculada Concepción. También era un gran devoto de la Virgen de La Flor de Piedracea - Pola de Lena, del Ecce Homo de Noreña, de la Virgen de la Cabeza de Meres, de Santina de Covadonga, del Cristo de Candás, de Nuestra Señora del Pilar, del Cristo del Socorro de Luanco, de la sierva de Dios Práxedes Fernández, del Cristo de Santana de Pola de Siero...

En ese corazón sacerdotal de Don Manuel se reflejaba también en su cariño hacia la jerarquía, hacia los arzobispos castrenses que tuvo: Monseñor Estepa, Monseñor Francisco Pérez (con quien celebró su último cumpleaños el pasado mes de enero) además de Monseñor Sanz, Monseñor Juan del Río y el actual Monseñor Juan Antonio Aznarez. También con los arzobispos de Oviedo: con qué delicadeza acompañaba a Don Gabino por la Casa Sacerdotal en sus últimos años; Don Manuel tenía claro que el que perdona debe olvidar y a él no le gustaba cargar con rencores. Personalmente creo que también Don Gabino pudo descubrir en Peñalosa a un cura que no conocía o no quiso conocer: se equivocó con él, aunque el de la Rebollada no quedó resentido, herido ni quejoso de por vida, sino que supo utilizar aquel golpe para crecer como cura. 

Con Don Carlos Osoro se entendió muy bien, y recibió en 2004 el regalo (si se puede llamar así) de las parroquias de San Juan evangelista de Muñó y San Pedro apóstol de la Collada al quedar vacantes por la enfermedad de Don Bernardino, el cual se vio obligado a jubilarse tras cuatro décadas en ellas por un cáncer de páncreas. En sus últimos años de párroco, Don Bernardino García ya no estaba muy bien y por sus limitaciones dejó algunos desaguisados que tuvo que asumir Don Manuel, sobre todo de gestión administrativa y cementerios. Jamás le escuchamos una palabra mala o negativa hacia su predecesor; es más, cuando falleció Don César Ferrero Martínez en 2019, el amigo del alma de Don Bernardino pues ambos habían sido monjes cistercienses en Cóbreces, Don Manuel se ofreció para ir a darle sepultura al cementerio de La Collada, donde Don Bernardino había facilitado en su día un nicho a Don César.

El mandamiento de honrar padre y madre lo hizo suyo con primor: cuidó y mimó entre algodones a sus padres Isaías y Emilia hasta el último segundo de sus vidas. En un encuentro de sacerdotes en el Seminario, siendo arzobispo de Oviedo Monseñor Osoro, quiso el Prelado ser bromista con Don Manuel y le dijo algo así como: ''aquí está uno de los curas con mejor nómina de la Diócesis'', y Peñalosa con la agilidad mental que tenía para los dobles sentidos le respondió: "sí, Don Carlos, sí: todo lo gasto en muyeres''... Unos curas se rieron, otros pusieron cara seria y el Arzobispo puso cara de desconcierto. Don Manuel explicó que lo gastaba todo en mujeres porque una cuida a mi madre, otra cuida a mi padre, otra cocina y limpia y otra viene y se queda por las noches... Una vez que perdió a sus progenitores, afirmó: ''ahora ya sólo me queda la Iglesia''. 

Solía decir ''yo como no tengo a nadie, déjolo todo pa la Iglesia. La Iglesia diome todo lo que tengo, lo más grande que ye ser cura, pues pa Ella va quedar''.  Lo que él no pudiera conseguir ya se encargaba de acudir a la persona que hiciera falta para conseguirlo. Cuántos sacerdotes de la diócesis acudían a él: ¡Pater que mi sobrino va destinado a Canarias para hacer la mili, a ver si me logras que le toque más cerca... Peña, que necesitaba contactar en Madrid con tal personalidad; D. Manuel mira que me denegaron la licencia de caza... En cierta ocasión un sacerdote de Oviedo le llamó pidiéndole ayuda para que un sobrino que había entrado en el ejército le destinaran al Cabo Noval, Don Manuel hizo la gestión y le dijeron: ''no se preocupe Pater, en seis meses viene para Oviedo''. Don Manuel llamó al sacerdote para decírselo y este se lo tomó fatal: ''¡Aquí termina nuestra amistad, y no me dirijas la palabra más en la vida''... Don Manuel se llevó tal disgusto que según colgó con el cura volvió a hacer gestiones y ese mismo día logró que ni seis meses tuviera que esperar el chaval para venir a Oviedo, aunque su tío tampoco lo agradeció mucho dado que en sus rarezas debía considerar aquello como debido. Es lo que en la vida también tiene hacer favores a ingratos.

Jamás utilizó su poder para imponer nada; siempre pidió todo por favor, y supo agradecer cada servicio con gestos muy concretos de condescendencia. En cierta ocasión, allá por los años noventa había organizado en el Cabo Noval un pequeño "corín" para el día de la Inmaculada. Resultó que era la víspera y un capitán que era algo anticlerical se las apañó para ponerles tarea a los tenores del coro a la misma hora que tenían el ensayo general poniéndolos a barrer una zona del patio de armas junto a otros reclutas. Don Manuel se acercó al lugar y le explicó ''mire capitán, necesitaba que los cabos Fulano, Citano y Mengano vengan conmigo para preparar la celebración de mañana''... Respondió el capitán: ''lo siento Pater, pero tienen tarea para rato''. Don Manuel vuelve a insistir: Por favor capitán, es imprescindible que Fulano, Citano y Mengano ensayen conmigo la liturgia de mañana pues ya está encima... Nueva negativa del capitán: "No es posible Pater, lo primero es lo primero... Tercer intento: No me entendiste hombre -le tutea familiarmente porque bien se conocían- te estoy pidiendo por favor que necesito a Fulano, Citano y Mengano, pues si no no puedo preparar la misa de mañana. Remata el capitán: ''Pater, he dicho que no y no es no''. Entonces Don Manuel se cuadró, frunció el ceño y sacó la vena castrense: Muy bien, pues ahora capitán, como Comandante te ordeno que Fulano, Citano y Mengano estén a la hora indicada en la capilla. Respondió el capitán: ''a sus órdenes mi comandante''... Creo que fue la única orden que dí en mi vida, aclararía tiempo después Peñalosa. 

Ya en vida fue muchísimo lo que gastó debido a la situación en que encontró los edificios de los templos parroquiales de Muñó y La Collada, así como sus respectivas rectorales. De ello pueden dar fe tantos que vieron el antes y el después. Restauró la rectoral de Muñó pensando en quien pudiera venir detrás. Como digo, lo encontró todo bastante deteriorado y eran más los frentes que las posibilidades; la rectoral de Muñó amenazaba ruina hasta el punto que cayó el tejado de la cuadra; el cementerio requería una inversión cuantiosísima, y buena parte de sus ahorros los dejó sólo en la mejora de los templos. Él mismo reconocía que si hubiera llegado más joven y con más salud a las parroquias se hubiera aventurado a lanzarse a grandes empresas, como ampliar el cementerio de Muñó o recuperar la vieja iglesia de La Collada, pero no se atrevió a embarcarse en esas arriesgadas aventuras a su edad por el temor de no lograrlo o quedar a medias, dejando a un compañero problemas. Para poder hacer frente a tantas obras que había pendientes, además de tirar de sus ahorros vendió lotería de las parroquias por media Asturias. Era impresionante la habilidad que tenía para vender lotería, hasta a las personas más ateas o anticlericales. Su forma de ser tan campechana, su bonhomía y espontaneidad, hacían que llegara al corazón de la gente que no le conocía de nada. 

Recuerdo los vinos españoles del día del Pilar en el Cuartel del Rubín vendiendo papeletas de lotería a todo el mundo: que pillaba a la mujer del Delegado de Defensa, a por ella, al camarero que ponía los pinchos, también... Estábamos en uno de esos pincheos y me pidió que le sirviera coca-cola pues tenía sed, en esto pasa una muchacha y le dice: "¿Oye mocina, nunca te dijeron que tas muy curiosa"? Pues diztelo este cura, el cura de Muñó y la Collá. No me compraríes alguna papeletina a ver si arreglo les parroquies que no tengo un duru?... Después de haberle alegrado los oídos a la chica, con "clerygman" y todo logró venderle varias papeletas (era la hija de un coronel). 

Era único e irrepetible. Creo que habría que recopilar todas las anécdotas, historias y ocurrencias de Don Manuel, pues serían un gran instrumento frente a días de bajón o tristeza. En sus parroquias, al menos en lo que conocí de su quehacer en Muñó, se merecía todo un monumento. Era también muy sensible hacia el campo del belenismo, y dejó esta impronta en esas parroquias. Y aunque no tuvo nombramiento oficial, para muchos era el capellán de los belenistas de Oviedo por su defensa y apoyo incondicional a esta tradición tan franciscana como católica de nuestras pascuas navideñas. En estos últimos años también hizo las veces de capellán de la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil, de las Apóstoles de la Divina Misericordia, así como colaboró con las confesiones en el Asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Pola de Siero, de los Cursillos de Cristiandad, de la Hospitalidad de Lourdes y en tantas otras realidades eclesiales, mostrándose siempre disponible y servicial. Su generosidad no conocía límite. En los veranos solía pasar el mes de julio en Luanco, pero las vacaciones de Don Manuel no sé si se podrían llamar exáctamente vacaciones, sino más bien cambio de Localidad: todos los días se le podía ver rezar en la iglesia parroquial de Luanco, en el confesionario, en la santa misa o sustituyendo al Párroco en el lugar  o en alguna parroquia del entorno, donde iba de mil amores.

Por su implicación en el cuidado del patrimonio, sus compañeros sacerdotes del arciprestazgo de Siero siempre pensaban en él para representarlos en la Comisión Sacerdotal de Asuntos Económicos, donde a menudo era el adalid que defendía sin dejarse amedrentar por ninguna directriz (o responsable diocesano) a los sacerdotes rurales que se veían obligados a hacer frente a obras que superaban sus fuerzas y capacidades. Tuvo una especial caridad con los sacerdotes enfermos, y no pocos cerraron los ojos a este mundo estando él delante. De forma muy concreta hay que reconocer el ejemplo que dio como cirineo de Don Alejandro Noval (q.e.p.d.) su último año de vida, acompañándolo en las celebraciones, al hospital, a comprar... Era algo que rompía esquemas; un sacerdote de 55 años que se apagaba poco a poco, y a su lado un sacerdote de 78 años jubilado y con dificultades de movilidad tirando por él, cuando por ley natural debería ser al revés. Aquella generosidad de Don Manuel la captó la gente del Berrón, de Santa Marina, de Hevia y, muy concretamente de Tiñana, donde él se sentía tan a gusto y donde disfrutaba colaborando con sus fiestas, cabalgata de reyes y todo aquello a lo que le invitaran.

Hombre de oración: ese era su secreto, lo tenía muy claro: ''un cura si no reza, acaba siendo cualquier cosa menos cura''. Las secularizaciones de tantos amigos vividas tan de cerca, y más en un ambiente tan particular como la vida militar le llevaron a cuidar muchísimo su vida interior. Nunca olvidaré la primera vez que lo conocí allá por el año 2009; se bajaba de un coche que llevaba en letras tintadas la leyenda ''vehículo de sustitución''... Según bajó del coche alguien le preguntó, pero Pater, ¿Qué armaste? Y él con sonrisa pícara respondió: Na, que el otru aparquelu nuna sebe y luego non quería salir. El Pater Peñalosa hacia aquello que cantaba Mary Popins, y le ponía a todo un poco de azúcar, hasta cuando tenía que decir que no o corregir a un feligrés: sabía hacerlo con gracejo y cariño. Su sólo timbre de voz ya te alegraba, como aquellos feligreses que fueron a pedirle algo fuera de lugar, y él no les dijo que no, pero para evitar cometer una aberración litúrgica les dijo: ''ir al cura del tal parroquia, que esi pagando casabos el viernes santu y hasta os bautiza el perru''. 

No era laxo en la doctrina, y le gustaba preparar las homilías. Recuerdo un domingo por la tarde que comentando la espinosa lectura de San Pablo sobre el divorcio dijo: ''hoy marchánronme tres feligreses de misa; non debió gustaios lo que dije, pero la doctrina de la Iglesia ye la que ye en Muñó y en Sidi Ifni''... Otro detalle curioso fue la visita pastoral del Arzobispo de Oviedo al arciprestazgo de Siero: Don Manuel no anunció la visita del prelado a sus parroquias, y algunos compañeros se lo reprocharon. Él con ese sentido común arrollador que tenía, respondió: ''El obispo cuando va de visita pastoral lo que tién que ver ye la realidad que vivimos los curas cada día; si yo hubiera anunciado a bombo y platillo que venía con carteles po los pueblos que venía el Arzobispo, claro que hubieran estado les mis dos parroquies llenes como estuvieron la mayoría que visitó, pero eso ye un espejismo y ye mentir''...

Otra imagen que viene a mi mente con ternura fue encontrarle a la salida de la Fresneda hacia Pruvia, detenido con el coche. Los que circulábamos en ese sentido, al reconocer su coche nos bajamos veloces pensando que le había pasado algo, y allí estaba él dormido con el breviario apoyado entre su barriga y el volante, abierto su breviario en la "hora intermedia". Cumplió rigurosamente lo que prometió el día de su ordenación: ''estar dispuesto a invocar la misericordia divina con nosotros, en favor del pueblo que te sea encomendado, perseverando en el mandato de orar sin desfallecer''. Solía llevar rosario de anillo para nunca olvidarse de rezarlo. El 18 de Noviembre de 2019 decidió ingresar en la Casa Sacerdotal de Oviedo tras algún pequeño susto de su salud, aunque siguió cuidando de la que fue su vivienda y la de sus padres los últimos años en la ovetense calle Juan Escalante de Mendoza. Una de las últimas anécdotas que le escuché fue precisamente sobre la Casa Sacerdotal al poco de llegar a ella: ¿Qué tal por la Casa?.. Bien, aunque ye muy triste el panorama de tantes cabeces perdides... No sé si exagero si digo que se cuenten con los dedos de la mano los que tan sanos. Y añadió: ''Mira, ayer no taba Montoto y quedé yo encargau de rezar el rosario. Subimos a cenar y llega Montoto y pregunta: ¿cómo fue el rosario?. Y responde un cura: muy bien, la muyer que lo rezó hízolo con mucha unción, pero corría mucho. Y a eso, salto yo: ¡pero si fui yo!... Pa que veas como están eses cabeces''.

Aún en la pasada fiesta de San Juan de Ávila, fue conduciendo desde Oviedo a Covadonga para llevar a tres compañeros de la Casa Sacerdotal a la celebración del Patrono del Clero Español. En las comidas de sacerdotes la mesa donde estuviera Peñalosa era una auténtica fiesta con sus ocurrencias, sus relatos de las cosas más simpáticas que le ocurrían, y cuando se acercaba el café sus chistes cuarteleros, algunos un poco picantes y otros totalmente verdes. Daba igual que estuviera delante un cardenal o la esposa de un general, Don Manuel lograba que hasta la persona más seria terminara riendo a carcajadas. Cuando nadie lo esperaba él arrancaba en seco: ''Esto era un cura que mandaronlo de coadjutor a una parroquia, y casó a unos novios con los que hizo amistad, y los probes por más que lo intentaben no lograben concebir un fiu. Y el obispo mandó al coadjutor a Roma a estudiar y dijo al joven matrimonio: no es preocupeis, que en cuanto llegue a Roma voy a ponei una vela a San Juan XXIII que ye abogau pa tener neños''. Al final el cura hizo en Roma una licenciatura, luego el doctorado, y luego ficharonlu pa trabajar en la Santa Sede, y tras quince años vuelve a la diócesis. Y va el cura a casa de esi matrimoniu amigu y ve rapacinos por tos los laos y pregunta a la muyer: ¿y el tú marido? Y responde ella: mi marido camín de Roma pa apagar la vela''...
 
En cierta ocasión en una fiesta de prau en una de sus parroquias se les ocurrió a la comisión organizar un concurso de chistes y pusieron a Don Manuel en el jurado; eran los chistes tan sosos que alguien comentó: ¡Que cuente el cura alguno!. Tuvo tal éxito que acabaron dándole a él el premio. En otra ocasión fue a celebrar una misa al aire libre en una aldea, y el sacristán había olvidado en casa los ornamentos y los vasos sagrados, lo único que había era megafonía, y como ya tenía que haber empezado la misa hacía cinco minutos, el sacristán tardaba y empezaban ya los resoplidos y malas caras de los asistentes, Don Manuel agarró el micro y empezó a contar chistes, luego cuando llegó el sacristán muchos que no tenían pensado quedar a misa se unieron esperando a ver si en la homilía o al final Don Manuel les regalaba alguno más... Un ejemplo de que el Pater no tenía nada de sectario fue la misa de Santa Apolonia en el verano de 2011; estaba él cojo de una pierna, y como estaba entre el pueblo fiel el entonces alcalde de Siero Guillermo Martínez Suárez, llegado el momento de la procesión explicó Don Manuel que como él no podía caminar mucho, detrás de la Santa iría el Sr. Alcalde: Don Manuel, ¡genio y figura! 

Nunca olvidaré tantas comidas donde el Pater era el "alma mater". En una de estas estaban a la mesa el Cardenal Rouco, Don José Manuel Otero Novas y su esposa Nieves Miranda. En cierto momento de la comida Doña Nieves comentó que ella era de Mieres, y yo le pregunté si de Mieres mismo o de un pueblo, a lo que me respondió que era nacida en la Rebollada. Y yo le indiqué: pues mire, Don Manuel Peñalosa también es de la Rebollada. Y él respondió: ''somos del pueblo del P. Ángel; a propósito, ¿alguien de los presentes me podría decir a qué partido político vota el Padre Ángel?... Logró la carcajada general. 
En los últimos meses su salud se deterioró y comenzó a perder peso y apetito (un grave indicador en él) y su voz empezó a fallar, y con cierta frecuencia sufría alguna caída al perder el equilibrio. Se le veía apagado, como si estuviera perdiendo energía lentamente. Ingresado en el HUCA tras una de esas caídas comenzaron a hacerle pruebas descubriendo una obstrucción en una arteria de la cabeza que parecía ser el origen de su estado. Se le realizó una intervención quirúrgica muy delicada de la cual en principio salió bien, aunque pasaban los días y no acababa de recuperarse. Creyendo los médicos que la recuperación sería lenta, pero que las condiciones físicas aparentemente eran buenas, fue derivado al Hospital Monte Naranco. 

Don Joaquín le visitó el viernes 14 de febero por la mañana y le preguntó: ¿Conócesme; quien soy; soy cara conocida; a que tengo cara de guardia?... Sólo salió de su boca una palabra: ''Joaquín''... Vamos a rezar juntos un poco le dijo Don Joaquín; estaba Don Manuel muy fatigado, pero rezó el padrenuesto, el Ave María y el gloria con toda su alma... En la noche del sábado al domingo sin nadie esperarlo, cuando estaba acompañado por un sacerdote empezó a encontrarse peor y en cuestión de segundos cerró sus ojos para este mundo. Fue el último regalo del Señor para este siervo suyo; si no iba a volver a ser el de siempre, era la hora de ir a la Patria del Cielo. Quiero mencionar la atención que en estos últimos años ha tenido con Peñalosa Don Juan Luis Monzón Viera; fueron grandes amigos en la Casa, a menudo era común verles pasear o tomar café por Oviedo. Las cosas del Señor son así, casi recién llegado Don Juan Luis de capellán al hospital Monte Naranco le ha tocado acompañar de cerca los últimos días del Pater. Cuando llegó la noticia del fallecimiento de Don Manuel estaba presente en el Monte Naranco por otras causas el párroco de Campo de Caso, Don Marcos Argüelles. Don Marcos y Don Juan Luis cuando llegaron a la habitación del Pater y ya se lo habían llevado, pero pidieron el favor de que les permitieran bajar a la morgue a despedirse de este buen amigo. Me imagino la escena bajando ambos en silencio en el ascensor a ese frío lugar donde se muestra en su más cruda realidad las palabras del profeta Job: ''Desnudo vine a este mundo, y desnudo saldré de él''... Ahí pudieron orar por él al tiempo que le daban una última caricia a su cuerpo aún caliente, que empezaba a enfriarse ya envuelto en un pobre sudario de plástico. 

No faltó en su funeral la interpretación por parte de la banda del Regimiento de la pieza ''Tú nos dijiste que la muerte'' del sacerdote Cesáreo Gabaráin, el cual la compuso con motivo de la muerte de Juan Pedro, el joven organista de su parroquia fallecido a los diecisiete años. Desde 1981 es el himno a los Caídos de las Fuerzas Armadas, a iniciativa del teniente general riojano José María Sáenz de Tejada, quien quedó maravillado al escuchar esta canción en el funeral de un conocido al que asistió. Los militares hacen un cambio que también  aplicaron a Don Manuel; no dicen "por un hermano", sino por el ''compañero'' perdido, y Don Manuel lo era. En la BRIPAC (Brigada Paracaidista) son más concretos y cantan de "un paraca perdido"... Querido Pater Peñalosa: tú tampoco quisiste ''servir a otra Bandera, ni andar otro camino, ni supiste vivir de otra manera''... Hoy cobra para ti todo su sentido esa oración que tantas veces tú rezaste por los caídos de la Guardia Civil, la Policía o el Ejército: "¡Que el Señor de la Vida y la Esperanza, fuente de Paz y salvación eterna, te otorgue la Vida que no acaba, en feliz recompensa por tu entrega!"

Lo imagino llegando al cielo con su bastón, su americana y su camisa de "clerygman", asomado en el bolso de ésta un taco de lotería parroquial de Muñó y La Collá... Allá le abrirán la puerta San Pedro Apóstol y San Juan Evangelista, mientras le dicen: ¡Adelante Pater, que hoy sí que le ha tocado al cielo la lotería!...

Descansa en Paz Don Manuel, has sido ''un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor''.

En una conversación retrospectiva con D. Joaquín, Don Manuel le pidió que si le tocaba a él despedirle quería partir 
como los buenos hijos de España y como los compañeros militares con los que sirvió y así despidió, también 
cubierto por nuestra Bandera.