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viernes, 8 de diciembre de 2023

Carta semanal del Sr. Arzobispo

Las musas de Covadonga

Se allegan a Covadonga tantos peregrinos que tenemos contados en un número de millón y medio cada año. La Santina nos acoge y acompaña siempre. Pero hemos querido dar un paso importante con la inauguración del Museo renovado que allí nos cita también desde una perspectiva cultural. Las musas son en la mitología clásica las que inspiraban las artes en el Olimpo griego. Las nueve ninfas doncellas infundían caminos que tenían que ver con la belleza en todas las artes, el amor y la música. De ahí han tomado nombre los museos, como lugares en donde hay una recopilación de ese universo estético en todas sus envergaduras como prolongación del influjo de las musas. 

El nuevo Museo de Covadonga que acabamos de reinaugurar no se agota en este apunte mitológico. Porque esta santa montaña no es el Olimpo ateniense, sino el valle del Auseva donde guardamos arcanos que tienen que ver con la historia y la fe cristiana en un marco natural de primer orden. Covadonga no es solamente un santuario mariano, que primordialmente es lo que es. Sino también un enclave espiritual en medio de una naturaleza tan inmensa como hermosa, y al mismo tiempo es también la sede de otras muchas cosas que de modo transversal aquí se dan cita con amable complicidad. 

El embrujo de los bosques centenarios que aquí guardan miles de secretos, las peñas que desde su altura presiden las miradas, las aguas que discurren cantarinas por acuíferos y arroyos en su marcha al encuentro del bravío mar Cantábrico, hacen de Covadonga un balcón donde asomarse a la belleza más pura de una naturaleza inocente. 

Pero junto al espacio natural como geografía, aquí se ha escrito también una historia cuyo relato se respira en ese sitio emblemático que tiene en Covadonga su punto de partida. Pelayo y sus compañeros en su epopeya vieron nacer un pueblo con tantas reconquistas a lo largo de su historia. Son las reconquistas de lo que nos hace ser mejores devolviéndonos la original imagen y semejanza de quien quiso crearnos parecidos a Él. Covadonga es también el corazón espiritual de ese pueblo cristiano. Podemos decir que no hay intemperie advenediza que nos desmantele dejándonos al relente de las tormentas, cuando hay una casa a la que volver, una casa habitada, que nos rescata de ser náufragos de las pobres cosas cotidianas como recitaba el gran poeta Luis Rosales. 

Son los tres factores que explican todo lo que es Covadonga: naturaleza bella, cuna histórica de un pueblo y corazón que late en la peregrinación de los creyentes. Estos tres factores son también arte que viene a describir el talento de los artistas que volcaron en sus obras su mirada enamorada y su fe piadosa, y la diligencia de abades y capitulares que supieron custodiar este patrimonio singular lleno de ofrenda y de homenaje a la Santina. Esto es lo que recoge el nuevo Museo de Covadonga: la pintura, la escultura, los dibujos, la orfebrería sagrada y profana, la relojería, la numismática, los textiles y ropería, la fotografía también. Todo un abanico de estilos, disciplinas y preciosidades. 

El arte que nos embelesa con el talento de los artistas, la fe que testimonia la importancia de la devoción de nuestro pueblo a la Santina, y el marco natural que nos preside y rodea, hacen de itinerario para el gozo estético, la reflexión ponderada y la expresión religiosa. Son ninfas bondadosas que nos acompañan casi como ángeles para la admiración ante la belleza que en definitiva siempre será la que nos salva, volviendo a la mañana primera cuando vio Dios lo que había hecho y todo lo encontró embellecido y bondadoso. Este es el museo de la vida, dentro de la cual abrimos las puertas a nuestro nuevo Museo de Covadonga con su geografía, su historia y su piedad. La Santina nos permite asomarnos a toda esta realidad. Estamos de enhorabuena.

 + Jesús Sanz Montes, 
Arzobispo de Oviedo

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