Tenemos hoy un acontecimiento muy especial para los sacerdotes diocesanos y para todo el clero en general, como será la fiesta de "Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote". Al respecto sigo pensando que hay que darle un impulso a la participación en la Misa Crismal, aunque este año ha sido bastante numerosa; decían que más de la mitad o la mitad aproximadamente del Presbiterio. Ya sólo falta lograr los ciento cincuenta restantes aproximadamente, entre los que están casi cincuenta enfermos, aunque cien ausencias no son pocas; ojalá se unan en la próxima cita. Igualmente para la celebración de "San Juan de Ávila", así como también para este jubileo sacerdotal de las bodas de oro y plata que en nuestra Diócesis siempre tienen lugar en esta fiesta de origen español, hoy extendida especialmente en Latinoamérica. Siempre se celebra el jueves posterior a Pentecostés que esta año cae el día 1 de junio.
Desde mi responsabilidad en el Arciprestazgo me gustaría hacer un cariñoso recordatorio también a los fieles de las parroquias de San Juan el Real y los Santos Apóstoles de Oviedo para que tengan presente las bodas de oro sacerdotales de D. Francisco Javier Suárez Fernández y D. José Manuel Rodríguez Fueyo, Párroco-Rector y Vicario-Parroquial respectivamente, de la Basílica de San Juan el Real. Don Javier ejerció anteriormente en el Albergue Cano Mata, Seminario y en la parroquia Santuario del Cristo de las Cadenas; y Don José Manuel en las de San Pablo de la Argañosa y San Lázaro del Camino. También cumple bodas de oro D. Dositeo ("Teo") Méndez Couso, actualmente adscrito a la parroquia de los Santos Apóstoles en el barrio ovetense de Buenavista, y, anteriormente, párroco en las tres comunidades parroquiales del valle de las Caldas, así como previamente en San Francisco Javier de la Tenderina. Y celebrando sus bodas de plata tenemos a D. Juan Manuel Hevia Fisas, párroco actualmente en la Unidad pastoral de Colloto, aunque en su día también ejerció su ministerio en la parroquia de Ventanielles, donde aún es recordado con cariño. Los feligreses de Don Juan Manuel le sorprendieron este miércoles con una hermosa celebración y ágape en el día del aniversario de su ordenación. Igualmente en la Basílica de San Juan el Real de Oviedo celebra sus bodas de plata sacerdotales el último sacerdote que se ha incorporado a dicho equipo sacerdotal: D. Abelardo, originario de la diócesis de La Guaira (Venezuela). En total cinco sacerdotes muy queridos y ligados a nuestro arciprestazgo.
También están de aniversario celebrando bodas de oro D. José Antonio Álvarez Álvarez, el cual ejerció en nuestro Arciprestazgo como coadjutor de la parroquia de Santa María de la Corte en los inicios de sus ministerio, y como párroco de San Antonio de Padua de la Florida, antes de su actual destino. Bodas de oro celebra también Don Jorge L. Fernández Cortés, durante diecinueve años párroco de San Pedro de los Arcos de Oviedo, y seis años como capellán de las Madres Agustinas Recoletas del Monasterio de la Encarnación de Oviedo; y los dos últimos años también fue párroco en Unidad Pastoral en la de Nuestra Señora de La Merced.
Al mismo tiempo quisiera tener un recuerdo para otros cuatro sacerdotes que viven entre nosotros y que cumplen sesenta años de ministerio sacerdotal, y aunque no es costumbre en nuestra diócesis celebrar esta efeméride quiero recordarles por el hito importante que supone y para que sus parroquianos lo tengan en cuenta. Son Don Agustín Hevia, que sigue colaborando en la vida pastoral de la Catedral como canónigo, Don Alfonso Villabona, que colabora en la capellanía de las Agustinas Recoletas de Oviedo y en la Unidad Pastoral de San Pedro de los Arcos-La Merced, Don Manuel Roces Ordíz durante tanta años párroco de Valdecuna y que hoy vive jubilado en Oviedo, y Don José Antonio Couso Fonteriz, durante más de medio siglo párroco de la Felguera, actualmente jubilado entre nosotros y colaborando en la UP de Vallobín-La Florida.
Por último, quisiera traer a la memoria algunos de los sacerdotes difuntos que este año estarían de celebración; no voy a citar sólo a los vinculados de forma más próxima a nuestro Arciprestazgo. Ellos son: Don Antonio Fernández García, fue párroco en la Natividad de Guillén-Lafuerza y José Antonio Rodríguez Alonso, que fue párroco de San Pedro de los Arcos, así como de san Esteban de las Cruces y Bendones; ahora cumplirían 60 años de ministerio. A D. Ángel González Suárez, que fuera párroco de la Unidad Pastoral de Olloniego-Tudela Veguín y, finalmente, adscrito a San José de Pumarín. Y de este curso otros dos sacerdotes fallecidos, ambos vinculados a la parroquia de San Francisco Javier de la Tenderina, como fueron D. Jesús Avelino Blanco Velasco y D. Antonio Rodríguez Francos, todos ellos habrían celebrado este año sus bodas de oro. Finalmente, un recuerdo especial para el único hermano que falta del curso de ordenados en 1998 como es el malogrado D. Jesús Cueva García; además poeta y periodista, habiendo sido adscrito a la parroquia de San Francisco de Asís de Oviedo y miembro del equipo de Medios de Comunicación del Arzobispado: ''Que el Señor les conceda el lugar del consuelo, de la luz y de la paz''.
Breve reseña de los sacerdotes que cumplen bodas de oro y plata en nuestro Arciprestazgo:
Rvdo. Sr. D. Francisco Javier Suárez Fernández. Natural de Villapendi-Turón. Se formó con los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle en su pueblo natal y cursó estudios de Magisterio en la Universidad de Oviedo. Ingresó en el Seminario Metropolitano donde realizó sus estudios de filosofía y teología. Tras su ordenación diaconal fue destinado como adscrito a Santa Eulalia de Luarca en el curso pastoral 1972-1973. Fue ordenado sacerdote en 1973 en su parroquia natal de San Martín de Turón. Su primer destino como sacerdote fue como coadjutor de San Pedro de Grado, profesor en el Instituto de Bachillerato y Ecónomo de San Vicente de Castañedo así como Encargado de Santa María de las Villas y San Cosme y San Damián de Tolinas (1973-1976). Después es destinado a París a cursar estudios de catequética en la Universidad Católica y ejercer allí de capellán de emigrantes como adscrito a la parroquia de Saint-Honoré-d'Eylau. A su regreso de Francia fue nombrado encargado de la sección de Catequesis de Adultos (1979-1982); administrador del Seminario Metropolitano (1982-1986) y Director del Albergue “Cano Mata Vigíl” (1986-1989). Este Albergue con sede en el barrio ovetense de San Lázaro es una obra social que él mismo fundó y puso en marcha con ayuda de las Hijas de la Caridad, las cuales abrirían aquí una comunidad en 1989. De aquella experiencia nació el primer equipo de pastoral penitenciaria de la Diócesis. Fue hasta su jubilación civil profesor en la Escuela de Magisterio Padre Enrique de Ossó y en la Universidad de Oviedo. En 1989 trabajó en el equipo de organización de la visita a Asturias del Papa Juan Pablo II a Asturias. En ese mismo verano es destinado a las Regueras como Párroco de San Martín de Biedes, Santa María de Valsera-El Escamplero y San Julián de Viado-Santullano (1989- 1991). Dos años después es nombrado Párroco del Santo Cristo de las Cadenas de Oviedo (1991-2012). Cabe señalar que fue el primer sacerdote que ostentó el título de Párroco del Cristo, pues los anteriores sacerdotes sólo habían sido ecónomos. En su etapa en esta Parroquia restauró la capilla de Santa Ana de Mexide, que estaba en ruinas; construyó la nueva casa rectoral, realizó importantes mejoras en el Santuario, adquirió unos locales en la calle Fuertes-Acevedo como centro de pastoral y construyó la iglesia de Montecerrao. Siendo párroco del Cristo también fue Arcipreste de Oviedo (1994-1997), capellán de la plaza de toros de Buenavista (1991-2007) y capellán del Centro Médico de Asturias (2007-2012). Durante diversos períodos fue también miembro de la Comisión de sacerdotes para la economía del Arciprestazgo y del Consejo de Asuntos Económicos; miembro designado del Consejo del Presbiterio y representante de los sacerdotes del Arciprestazgo de Oviedo en la Comisión para Asuntos Económicos. Desde 2012 es el Delegado Episcopal de Peregrinaciones que engloba, igualmente, todo lo relacionado con el camino de Santiago. Desde 2012 es párroco de San Juan el Real de Oviedo y consiliario de la Hermandad de Jesús Cautivo. Y desde 2014 "rector" de dicha "Basílica Menor" al lograr de la Santa Sede tal dignidad para este templo. Ha sido capellán de las Siervas de Jesús de la Caridad de Oviedo desde 2012 a 2021 y es actualmente Vicearcipreste de Oviedo.
Rvdo. Sr. D. José Manuel Fueyo Rodríguez. Natural de Sotrondio. Ingresa en el Seminario Metropolitano de Oviedo donde realizó sus estudios de filosofía y teología. Tras la ordenación diaconal fue destinado como adscrito a San Félix de Lugones en el curso pastoral 1972-1973. Fue ordenado sacerdote en 1973 en la Basílica de Covadonga. Su primer destino fue como coadjutor de Santa María de Cangas de Onís (1973-1982), y seis años después se le encomendaba al mismo tiempo la atención de la feligresía de San Pedro de Dego en calidad de encargado (1979-1982). Fue muy querido en esta zona del oriente asturiano donde trabajó codo con codo con el entonces párroco de Cangas de Onís, el recordado Don Juan Bautista Fernández Díaz. Con la jubilación de Don Juan en el verano de 1982 y su retiro a la Casa Sacerdotal de Oviedo, Don José Manuel es destinado a su cuenca natal del Nalón como coadjutor de San Andrés de Linares del Entrego, donde trabajó junto a su querido compañero de curso Don Jesús Avelino Blanco, allerano de Moreda. Tras cinco años en tierra minera es destinado a Oviedo para trabajar en el equipo sacerdotal de la parroquia de San Pablo de la Argañosa, que desde hacía un año atendía el ex Vicario General de la diócesis Don José Manuel Álvarez Iglesias. La fidelidad de "Fueyo" siempre ha propiciado que los sacerdotes que estaban a su lado nunca quisieran verse privados de su ayuda y colaboración, como ocurrió en Cangas de Onís. Saldrá de la comunidad parroquial ovetense al mismo tiempo de la jubilación del Párroco en 1994. Será su cuarto destino la parroquia sierense de Santa María de Tiñana, donde llega para sustituir a un sacerdote que había sido muy apreciado en el lugar como lo fue Don Manuel López Álvarez, conocido por en el presbiterio asturiano cariñosamente como "Don Manolón". Éste había sido un cura que apostó por la periferia, pues siendo cura de la Tenderina pidió ser destinado a Tiñana al mismo tiempo que Don Hermógenes, cura de Ventanielles, que pedía ser destinado a Argüelles; aquello fue un "shock" en la mentalidad del clero de entonces: dos párrocos "de Término" pedían pasar a ser curas de aldea. Al morir Don Manuel quedó la parroquia vacante, encargándose durante un año Don Hermógenes desde Argüelles y Don Jesús Fernández ''Jomezana'' desde Hevia. Don José Manuel pronto se ganó el cariño de los feligreses y se implicó mucho en el pueblo en todas sus realidades. Por su buena mano para la vida pastoral, siempre le mandaban desde el Seminario algún seminarista; quizás el que más recuerdan en Tiñana con el que Don José Manuel formó un buen tanden fue Hilario José Valdés Villanueva, actual párroco de Pumarín de Oviedo. En 1996 con la jubilación de Don José Ovidio asume la parroquia de San Pedro de Granda. Tras seis años tranquilos en este hermoso paraje sierense entre la iglesia parroquial de la Visitación, la capilla del Palacio, el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza y la iglesina de San Pedro de Granda, tiene que hacer las maletas para su siguiente encomienda en tierras pravianas. En el año 2000 fue nombrado párroco de Santa María de Pravia tras la jubilación de Don José Luis Argüelles, y junto a él Don Andrés Fernández Díaz, poleso de nacimiento, como vicario parroquial. Ambos por su talante abierto y afable se ganaron pronto a las gentes de la Villa y Corte. Tras cinco años intensos en el lugar toca de nuevo cambiar de misión y deja así la vida parroquial por la pastoral de la salud, que no sólo se limitó a las personas que atendía a diario, sino que experimentó también la realidad de la fragilidad en su familia y en él mismo. Fue admirable el mimo con el que cuidó siempre a los suyos, en especial a su anciana madre. Durante seis años ejerce como capellán Capellán del Hospital Universitario Central de Asturias (2005-2011) en aquel viejo edificio del Cristo que aún era llamado "el Hospital General" al tiempo que ejerce como adscrito a la parroquia del Cristo de las Cadenas. Por su buen hacer en este campo fue nombrado Director del Secretariado de Pastoral de la Salud, cargo que desempeñó hasta el año 2010. Otra preciosa obra de Don José Manuel en el campo de la salud fue la animación y atención de la Hospitalidad Diocesana de Lourdes que cada año peregrina a Francia. En el año 2011 se le destina al concejo de Sariego, al jubilarse Don Antón, siendo nombrado párroco de Santiago de Sariego, San Román de Sariego y la Concepción de Narzana (2011-2017) y, poco después, se le añade la parroquia de Santo Tomás de Feleches y su filial de San José de Traspando. Se sintió Don José Manuel aquí como pez en el agua siendo el responsable de ese santuario natural que es La Cueva de San Pedrín, sobre cuya bóveda pasaba la línea del ferrocarril que iba de su San Martín del Rey Aurelio natal a Gijón; es decir, le tocó cuidar esa "línea trazá" que cantan en su tierra: ''Hay una línea trazada/ San Martín del Rey Aurelio/ pasa por Lieres arriba/ y atraviesa la Collada"... En estas parroquias permaneció seis años ganándose el corazón de sus gentes, que sintieron muchísimo su partida. Fueyo, con su inconfundible sonrisa regaló en el homenaje de despedida una de sus máximas de vida: ''No se deja sin dolor lo que se quiere con amor'', y es que él siempre se da de corazón. En 2017 es destinado a Oviedo, en concreto como Vicario Parroquial de la Unidad Pastoral de San Lázaro del Camino, San Esteban de las Cruces y Santiago de La Manjoya, donde permanecerá dos cursos (2017-2019). No fue una "degradación", sino que Don José Manuel tenía una idea clara; ya no se sentía con fuerzas para ser el responsable de una comunidad pero sí para seguir trabajando como el que más desde un estatus más discreto. Decir que se ha jubilado sería mentir, pues trabaja como cualquier párroco de la Diócesis, aunque no tenga el nombramiento propio. En la Unidad Pastoral de San Lázaro quiso el Señor que le tocara ser Vicario Parroquial de Don Andrés, el cual había sido su Vicario Parroquial en Pravia y ahora era el párroco de estas tres parroquias. Y desde 2019 es el Vicario Parroquial de San Juan el Real de Oviedo, donde tiene de compañero a otro de sus mejores condiscípulos como es Don Javier Suárez. En estos años también ha sido requerido como Vicearcipreste de Oviedo, y es que Fueyo es un hombre con un gran don para la organización; sabe trabajar con todos y es la persona más disponible del mundo.
Rvdo. Sr. D. Dositeo Méndez Couso. Natural en Negueira de Muñiz -parroquia de San Salvador- en la provincia de Lugo y entonces obispado de Oviedo; allí se crió en el seno de una familia de hondas raíces cristiana. Sexto de siete hermanos, de los cuales otro más se ordenó como sacerdote diocesano de Oviedo y que fue el recordado, Don Celestino Menéndez Couso, el último beneficiado de la Catedral de Oviedo y un gran entendido en derecho canónico, el cual empleó buena parte de su vida al servicio de la vicaría judicial y los tribunales eclesiásticos del Arzobispado de Oviedo. Otros familiares y paisanos suyos de pueblos próximos se formaron igualmente en el Seminario de Oviedo, por lo que Teo no se sintió un gallego extraño en tierras asturianas. Concluidos los estudios de filosofía y teología recibió la ordenación diaconal siendo destinado como adscrito a la parroquia de Santa Eulalia de la Felguera, donde su primo Don José Antonio Couso era párroco. En esta feligresía realiza el diaconado el curso pastoral 1972-1973. Recibe la ordenación sacerdotal el día de San Pedro de 1973 en la catedral ovetense. Su primer destino pastoral es como coadjutor de San Pedro de la Felguera junto a su primo, y el otro coadjutor Don José Antonio Macho. Aquí permanece haciendo una interrupción el curso pastoral 1976-1977 para ser nombrado de nuevo a finales de 1977 coadjutor de la Felguera. En 1984 recibe su segundo destino pastoral, siendo enviado a Oviedo como párroco de San Francisco Javier de la Tenderina, donde trabaja con empeño hasta el año 1996 en que pide ser trasladado a unas parroquias rurales con un ritmo de vida más llevadero; es así nombrado por Monseñor Díaz Merchán párroco de San Juan de Priorio, San Juan Bautista de Caces y San Pelayo de Puerto en el valle ovetense de Las Caldas, lo que antaño fuera el concejo de Ribera de Abajo. Desde su llegada a Oviedo hasta su jubilación a los sesenta y cinco años compaginó su labor pastoral con la docencia como profesor de religión en los institutos de Ventanielles primero, y en el Fleming después, donde se jubiló. Hombre discreto y de gran humanidad, dedicó los últimos veintitrés años de vida activa a la atención de estas tres parroquias en las que dejó un gratísimo recuerdo de su paso y servicio. Supo integrarse en estos pueblos como un vecino más conociendo a todos sus fieles, no sólo los que iban a misa, sino a los que no iban también. Hubiera sido su deseo poder residir "in situ" para ser un pastor realmente en medio de su pueblo, pero las burocracias diocesanas ni dieron luz verde a salvar de la ruina la rectoral de Caces, ni a habilitar una parte de la casa rectoral de Priorio -alquilada a una familia- para poder residir el sacerdote del lugar. A su llegada abordó la situación del tejado de la iglesia de Caces, que por contratiempos ajenos no pudo en este lugar hacer las obras que le hubiera gustado, aunque siempre trató de mimar a todas las sedes por igual, aunque las piquillas de pueblos tan próximos siempre juegan en contra al compartir sacerdote. En Caces logró pintar el interior, cambiar la instalación eléctrica, renovar la megafonía, dotar de servicio higiénico, electrificar las campanas, adquirir una calefacción eléctrica y encargar un drenaje perimetral para tratar de eliminar las humedades. También mejoró mucho la sacristía y dejó un magnífico mueble de castaño para guardar los ornamentos sagrados. En el pueblo de Siones, perteneciente a la parroquia de Caces, logró unir a todos los vecinos, y mediante sextaferias y con escasos medios consiguieron restaurar la capilla-santuario de Nuestra Señora del Carmen (tejado, pintura, bancos nuevos...). Rehabilitó por completo la iglesia de San Pelayo de Puerto renovando el tejado, la pintura interior y exterior, instalación eléctrica nueva y megafonía nueva, servicio higiénico, electrificación de las campanas, vidrieras nuevas y una escollera para la sujeción del talud bajo la iglesia. Especial mención merece su mano en la iglesia de San Juan de Priorio. En este templo debido sus cualidades artísticas se habían hecho unas obras en 1988 no acordes con las normativas, por lo que gracias a los desvelos de D. Teo se consiguió de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias una intervención general (tejado, pavimento, paramentos, restauración de la portada románica y la espadaña barroca, calefacción e instalación eléctrica, drenaje perimetral, restauración de los lienzos barrocos de la Inmaculada y El sueño de San José) y para su inauguración solemne en junio de 2006 -presidida por el entonces arzobispo de Oviedo D. Carlos Osoro Sierra- organizó unas charlas culturales en el centro social de Las Caldas. Además de las obras mencionadas también con los medios de que disponía la parroquia D Teo electrificó las campanas, compró una sede para el presbiterio y muebles para la sacristía, y por último al final de su etapa, un retablo para la Virgen de la Asunción inaugurado el 15 de agosto de 2019. También cuidó mucho de los tres cementerios parroquiales, siendo muy meticuloso con las cuotas, actualizando los títulos de los concesionarios y formando juntas parroquiales para el cuidado de estos en dos de las tres parroquias. En el año 2020 solicitó la renuncia que le fue aceptada, pasando a la situación de jubilado y siendo destinado como adscrito a la parroquia de los Santos Apóstoles, en el barrio ovetense de Buenavista.
Rvdo. Sr. D. Juan Manuel Hevia Fisas. Natural de Villaviciosa (Asturias), tierra mariana y piadosa marcada por su Semana Santa y vida religiosa. Zona que fue de abundantes vocaciones sacerdotales y misioneras, tan vinculada a la Orden Franciscana aún hoy presente en el lugar en el convento de La Purísima de las Hijas de Santa Clara. En esta tierra maliaya crece pasando después a estudiar en la Universidad de Oviedo, donde se licencia en filología clásica. Ingresa en el Seminario Metropolitano donde concluye sus estudios eclesiásticos. Una vez ordenado diácono es destinado como adscrito a la parroquia de San Lázaro del Camino el curso pastoral 1997-1998 junto al bueno de Don Celestino Castañón. Es ordenado en la solemnidad de Pentecostés del año 1998 en la Catedral de Oviedo por Monseñor Díaz Merchán, siendo su primer destino como Vicario Parroquial de la Sagrada Familia de Oviedo. Aquí, en Ventanielles, junto a Don Jesús Porfirio llevó a cabo una importante labor, en especial con la infancia y la juventud del barrio por lo que fue designado por la diócesis en 1999 como consiliario de la JEC -Juventud Estudiante Católica-. Tras cinco años de intenso trabajo en esta parroquia ovetense es nombrado en 2003 por Monseñor Osoro Sierra párroco del Buen Pastor de Gijón. En el momento en que toma posesión la Parroquia tenía su sede en un bajo provisional de la calle alegría 36, y el bajo para la vida pastoral en la calle progreso 41. Don Juan Manuel trabajó con empeño no sólo por potenciar la vida parroquial, sino por lograr el deseado sueño desde la creación de la parroquia en 1970 de contar con templo propio, ya que los primeros ocho años de vida parroquial se utilizó como sede la iglesia colegial del Patronato San José de las Hijas de la Caridad. Y con más deseo aún desde la dedicación del templo provisional de la calle alegría el 15 de octubre de 1978, y que pusiera fin a tanto cambio de domicilio. Fruto del trabajo de Don Juan Manuel y de su insistencia, se convierte en una realidad con la construcción de un templo con vivienda, capilla y locales para la vida pastoral de la comunidad parroquial en la parcela existente entre las calles Francisco Carantoña y Francisco Ferrer y Guardia. El templo fue consagrado por Monseñor Sanz Montes el 10 de octubre del año 2010 concelebrando con él la mayoría de los sacerdotes que pasaron por esa comunidad, destacando entre ellos al entonces obispo de Ciudad Rodrigo, el asturiano cangués Monseñor Atilano Rodríguez Martínez, que fuera párroco de esta comunidad desde 1992 a 1996. Don Juan Manuel fue en este tiempo de párroco del Buen Pastor y arcipreste de Gijón desde 2013 hasta el año 2016. En el año 2016 es destinado al concejo y arciprestazgo de Siero como párroco de San Pedro de Pola de Siero y San Juan de Celles. Al año siguiente de su estancia en Siero se le encomienda la parroquia de Santa Cruz de Marcenado en calidad de párroco, y en 2018 se crea la Unidad Pastoral de Pola de Siero, lo que significó más trabajo al incorporarse a las tres parroquias ya encomendadas las de San Félix de Valdesoto, Santa Eulalia de Vigil, San Juan Evangelista de Muñó, San Pedro de la Collada, San Martín de Vega de Poja, San Esteban de Aramil, Santa Marta de Carbayín Bajo, San Juan de Arena del Coto, Santiago de Arenas de Carbayín Alto y la capellanía de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados de La Pola. Le tocó la ardua tarea de poner en funcionamiento una unidad pastoral de grandes dimensiones, teniendo que conjugar un equipo sacerdotal y unas comunidades parroquiales que hasta ese momento todas contaban con su misa dominical, lo que no fue fácil ni siempre grato. Desde el año 2020 es el párroco de la Unidad Pastoral formada por las parroquias de Santa Eulalia de Colloto, Santa María de Limanes, San Pedro de Granda y San Cipriano de Pando, donde ya le ha tocado afrontar importantes obras como la restauración de las cubiertas del templo antiguo de Colloto -hoy denominada iglesia del Cristo de la Misericordia- así como la gestión del derrumbe de una batería de nichos del cementerio de Limanes, teniendo que conjugar al mismo tiempo la burocracia, las cuestiones sanitarias, materiales y espirituales, y -como no- la fibra sensible de sus fieles, con los que ha tenido un tacto y mimo exquisito. Desde hace años también es profesor de latín del Seminario Metropolitano, sin dejar de atender los grupos de Acción Católica de la Diócesis, donde viene desempeñando un importante apostolado.
Muy recientemente se ha incorporado a nuestra Diócesis y Arciprestazgo el venezolano, Don Abelardo, siendo adscrito a la Basílica de San Juan el Real, y el cual también está de cumpleaños sacerdotal. Fue Vicario Parroquial Catedral San Pedro Apóstol (2014), Canciller de la Curia de La Guaira desde 2019 y Ecónomo de la Diócesis a partir de 2021.
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