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lunes, 7 de noviembre de 2022

En el adiós a las Carmelitas Misioneras de La Corredoria. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

En el año 2008 llegaba a la Parroquia de Lugones; pocas semanas después, terminando el año se me encargaba desde el Arzobispado la atención de la Parroquia de San Juan Bautista de la Corredoria ante el fallecimiento repentino de su párroco Don Jesús Álvarez Feito. Sufrió un infarto fulminante mientras iba de viaje a la altura de Carrión de los Condes (Palencia) impactando contra un árbol posteriormente, pero parece que ni llegó a enterarse. Era 29 de diciembre, y mi encargo duró hasta el 15 de febrero cuando tomó posesión Don Alfonso Abel Vázquez proveniente de parroquias de Teverga. Después, los años siguientes en que Don Alfonso y yo nos dábamos vacaciones mutuamente y nos ayudabamos pastoralmente, fue como pude conocer a las Carmelitas Misioneras del Padre Francisco Palau, familiarmente conocidas como "las monjas de la Corredoria". 

Había llegado esta Congregación a nuestra Diócesis en el año 1949 con el visto bueno para su fundación de Monseñor Benjamín de Arriba y Castro, aunque coincidió su llegada a Oviedo con la marcha del Prelado y la llegada en el mismo abril de Monseñor Lauzurica y Torralba. La primera comunidad vino para asumir la pastoral sanitaria del Sanatorio Blanco. Todo empezó con un prestigioso médico natural de Blimea, el doctor Alfredo Blanco. Entre 1928 a 1933 éste trabajó en el Hospital de Oviedo granjeándose fama de humano, profesional y demandado médico, por lo que a comienzos de los años treinta empieza a recibir de forma privada. Abre un pequeño consultorio en la calle Campoamor con un quirófano, unas camas y hasta rayos X, pero pronto aquello se quedó pequeño y la demanda le obligaba a pensar en grande. Es cuando nace la idea de un centro sanitario privado en Oviedo, el cual abre sus puertas en 1949. "Blanco" era un hombre muy religioso, pues se había formado con los Maristas y los Dominicos, por ello busca una congregación religiosa que llevara el peso fuerte de su centro sanitario. Aquí las Hermanas dieron lo mejor de sí mismas siendo conocidas entonces en Oviedo como "las monjas de Blanco o las monjas blancas". 

En 1980 sin desligarse del trabajo en el mundo sanitario deciden dejar de vivir en el Sanatorio para estar más presentes en medio del mundo, así adquieren unos pisos en el barrio del Cristo de las Cadenas, en concreto en la Avenida que lleva su nombre (Nº 7 - 1º A), integrándose así de forma más directa en la vida y problemática del barrio. En 1990 dejan de forma definitiva su trabajo en el Sanatorio, y al año siguiente fallece el doctor Alfredo Blanco. Fueron cuarenta y un años de servicio a la pastoral de la salud en aquel Centro. 

A partir de 1990 inician un importante trabajo en el campo de lo social con su integración en el voluntariado de ''Proyecto Hombre'', cediendo hasta espacios de su domicilio para los talleres, reuniones y trabajos en favor de los toxicómanos que buscaban salir del mundo de la droga. Tras ocho años de intensa labor en este ámbito, desde el Arzobispado de Oviedo se les encarga el Proyecto de Acogida a los sin techo de Cáritas Diocesana, en el cual las hijas del Padre Palau se entregarán con toda ilusión. En el 2004 aquel el proyecto llega a su fin, y es en ese año también cuando llega su última misión en nuestra tierra dejando atrás el barrio del Cristo, trasladando la comunidad a La Corredoria (a la Calle Ignacio Herrero Garralda 8 - 4º D). 

Dieciocho años de servicio a la Parroquia de San Juan Bautista de la Corredoria, su equipo de Cáritas, consejo pastoral y tantas otras realidades parroquiales: el centro cultural Alfalar, la Asociación Afesa para atención a personas con problemas de salud mental, y hasta se desplazaban a Gijón para colaborar en el Sanatorio Marítimo de los Hermanos de San Juan de Dios, así como a la Parroquia del Carmen de Oviedo a la que se sentían vinculadas por la Orden, y donde colaboraron en la pastoral de enfermos... Su colaboración con los sacerdotes que en estos años han ejercido en esa Parroquia: D. Jesús (+), D. Alfonso, D. José Manuel, D. Iván (adscrito) y D. Bernardo Granda (Párroco actual).

Conmigo personalmente siempre tuvieron un trato exquisito que recuerdo y agradezco profundamente, y me consta que han profesado también un enorme cariño; nunca faltaban sus llamadas felicitando tantas fechas especiales: por navidad o mi santo... Por desgracia, la última llamada fue para comunicarme su partida y el cierre de la Comunidad y los nuevos destinos de las hermanas que han sido enviadas a Burgos, y Bilbao. Me hubiera gustado poder concelebrar la misa de despedida que se celebró en la parroquia de Corredoria, pero la agenda de un sacerdote no es fácil de mover un domingo. En este día en que se celebraba la memoria litúrgica del Beato Francisco Palau, estuvo también mi recuerdo ante al altar por estas hijas suyas; que el Señor les conceda vocaciones para seguir siendo en el mundo tan necesitado hoy de esas místicas en misión que siempre han sido ellas. Es siempre doloroso ver cerrarse una comunidad; que se vaya de nuestra tierra un carisma tan servicial, humano y entregado como el suyo. Las que peor lo estaréis viviendo seréis vosotras mismas; más que ésto, sea también un momento de enriquecimiento interior, como diría vuestro fundador: ''Gran consuelo es para nosotros poder marchar por los caminos del Espíritu bajo forma estable y segura. En esto no dependemos de nadie; somos libres para Dios''.

Muchas Gracias Hermanas por todo y por vuestra presencia, y buen camino bajo la guía de la Estrella del Mar, Reina del Carmelo. 

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