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sábado, 12 de noviembre de 2022

El obispo de Córdoba denuncia a quienes «se sirven de los pobres para la lucha de clases, sembrando el odio»

(Infovaticana) Con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha recordado en su carta pastoral que «esta pobreza la tenemos a nuestro alrededor en tantos rostros y en el seno de tantas familias que sufren. Muchas adicciones han roto la voluntad de la persona, y eso tiene sus secuelas dramáticas, no sólo para el sujeto sino para toda la familia».

Monseñor Demetrio denuncia que «el egoísmo rompe las relaciones de amor e impone por la violencia relaciones de poder y de injusticia. Muchos están sin trabajo, otros muchos tienen un trabajo precario, otros son explotados en su trabajo. No podemos permanecer indiferentes ante estas y otras formas de pobreza».

Además, añade que la Jornada Mundial de los Pobres «nos invita a mirar a Jesucristo para dejarnos iluminar por el misterio de su vida y de sus enseñanzas. Y él se hizo pobre por nosotros, y nos invita a seguirle por ese camino, como un camino de libertad. En un mundo que vive sobrado de todo, Jesucristo nos invita a despojarnos voluntariamente por amor, para que desde nuestra pobreza podamos enriquecer a muchos».

El obispo de Córdoba incide en que «nadie tiene un mensaje tan liberador y tan enriquecedor como el de Jesús». También arremete contra quien «utiliza a los pobres para crecer ellos», y quienes «se sirven de los pobres para la lucha de clases, sembrando el odio». Demetrio Fernández insiste en que «Jesucristo al entrar en este mundo se despojó de todo por amor, y es ese despojamiento el que enriquece a los demás. Jesucristo nos invita a seguirle por este camino, el de despojarnos por amor para levantar a otros».

«En nuestra diócesis, Caritas y otras instituciones de caridad de la Iglesia, se han lanzado al encuentro de los pobres de nuestro entorno. Los albergues, los lugares de acogida para los sin techo, los comedores sociales donde se recibe mucho más que comida, las múltiples iniciativas de acompañamiento a jóvenes sin rumbo, a inmigrantes desorientados, a personas rotas por sus propios desvaríos o por la injusticia de los demás, especialmente muchas mujeres, a niños a los que ofrecer un futuro mejor», agrega el prelado.

Es por ello, justifica monseñor Demetrio, que «en la tarea de la nueva evangelización estos signos no pueden faltar, son las señales que acompañan al Evangelio, son las credenciales del anuncio auténtico que viene de Cristo. En una comunidad cristiana no puede faltar nunca ese amor que se hacer operativo en múltiples obras de caridad».

Por último, concluye su misiva remarcando que la Jornada Mundial de los Pobres es una ocasión «para abrir los ojos a nuevas realidades que nos están provocando salir al encuentro de las mismas. En definitiva, para poner a los pobres en el centro de la vida de la Iglesia. Os invito a celebrarlo en todas las parroquias, haciendo protagonistas a los pobres de nuestras parroquias y poniendo la imaginación al servicio de la caridad. Gracias a todos los que trabajáis con los pobres y por los pobres».

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