(Iglesia de Asturias) El pasado mes de mayo, cerca de 300 personas mayores de 18 años recibieron alguno de los tres sacramentos de la iniciación cristiana en la Catedral
Durante estos días, hasta el próximo 15 de octubre, está abierto el plazo de inscripción para participar en el Catecumenado de Adultos, un proceso cada vez más demandado por aquellas personas, mayores de 18 años, que quieren recibir el sacramento de la Confirmación, o incluso el Bautismo o la Primera Comunión. El año pasado participaron en estas catequesis unas 300 personas, que culminaron en el mes de mayo con la gran celebración en la Catedral, presidida por nuestro arzobispo, Mons. Jesús Sanz, en la que recibieron alguno de estos tres sacramentos.
Desde que en el año 2018 el Arzobispo de Oviedo firmara el decreto del Catecumenado de Adultos para la diócesis poniendo así en marcha esta institución específica, las cifras de personas que han ido participando en estos procesos no ha hecho más que aumentar.
Cada año, por tanto, la experiencia va aportando nuevas ideas y la organización se perfecciona, con el objeto de facilitar la asistencia de los adultos a estas catequesis, cuya sede preferentemente sería la parroquia. Este año por previsión, hemos dado un paso más, gracias a la experiencia del año pasado, y a lo largo del verano hemos enviado a los sacerdotes un cartel anunciando el Catecumenado de Adultos”, explica su responsable en la diócesis, Artemio Grande Bermejo.
“Así, el periodo de inscripción comenzó el pasado 1 de septiembre y finalizará el 15 de octubre. El contacto principal será el sacerdote de la parroquia de cada participante, a quien se le entregará la hoja de inscripción y si coincide que en la parroquia hay un grupo de adultos, será allí mismo donde comenzarán las catequesis. Si no fuera así, se facilitará el lugar más cercano del arciprestazgo donde recibir la formación”, explica Artemio.
Una formación que durará un curso para aquellas personas que vayan a recibir el sacramento de la Confirmación, y dos para aquellas personas que no están bautizadas y quieran hacerlo.
Momentos importantes
Las catequesis comienzan en octubre, y en el transcurso de las mismas hay dos momentos importantes que se celebran en la Catedral y que marcan los tiempos en este proceso. El 26 de noviembre tendrá lugar el Rito de Admisión, y el 20 de mayo de 2023, la celebración en la que se administrarán los sacramentos. “Hay otros momentos también –explica el responsable del Catecumenado de Adultos, Artemio Grande Bermejo– como son los escrutinios, que se hacen en la comunidad en la que están, bien sea la parroquia, un movimiento o asociación, etc. Y que son muy entrañables porque es la forma de reconocer a esa comunidad concreta que te acompaña y te hace sentir parte de la familia de la Iglesia”.
Los catequistas también tienen un papel fundamental durante estos meses. Si bien la motivación principal para muchas de las personas que quieren confirmarse es la de poder, con ello, ser padrinos de boda o de bautismo, el resultado final suele ser mucho más profundo. “Mi experiencia personal es que en el fondo, lo que hay es una llamada del Señor a estas personas –afirma Artemio–. Es verdad que esa llamada puede estar un poco camuflada, y quizá hay personas que se acercan porque en su momento no quisieron confirmarse, o quieren ser padrinos o madrinas, o incluso casarse, donde lo razonable también es estar confirmados para ello, y por supuesto bautizados. Mucha gente acude con esa intención, pero el Señor nos llama de mil maneras, y Él nos conoce mejor que nadie, nos motiva y nos llama hacia Él”.
En este proceso de acercamiento especial al Señor juega un papel importante el catequista. En numerosas ocasiones es el propio sacerdote el que tiene ese papel, pero también hay laicos y religiosos, “principalmente personas muy preparadas a nivel de conocimientos del Evangelio y de la Biblia, y con muchos años de experiencia en catequesis, lo cual les permite no tener sólo conocimientos académicos, sino también humanos, sabiendo acoger, aceptar y responder las preguntas y cuestiones que surgen con los catecúmenos”, reconoce Artemio.
“Lo cierto –afirma– es que nosotros somos colaboradores del Señor en esta tarea, y en esta colaboración el Señor nos pide a cada uno, como catequista, que seamos mediadores. Por eso es tan importante la tarea del catequista, porque hacen ver al catecúmeno que merece la pena que la vida esté marcada por el Señor, que Jesús sea el centro de nuestra vida. Esto, ciertamente, no se da de un día para otro. Pero te encuentras con personas que reconocen que el Señor les atrajo a través del sacerdote o de su catequista”.
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