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viernes, 9 de septiembre de 2022

La Natividad de María

(COPE) Hay celebraciones en la Iglesia que aluden a otra porque una es consecuencia de la otra. Hoy, por ejemplo, el día se vista de Tinte Mariano con la Natividad de Nuestra Señora, una Fiesta que tiene lugar justamente nueve meses después de su Inmaculada Concepción. La Celebración ya se conoce desde el siglo VI en Oriente. La Iglesia de Rito Bizantino abría el Ciclo de la Salvación con el Nacimiento de la Virgen, cerrándolo en agosto con su Dormición.

Un siglo más tarde, es asumida como festividad en la Iglesia de Occidente. Para ello, en Roma se hacía una Procesión, cantando Letanías hasta la Basílica de Santa María La Mayor. La tradición señala que María tuvo con seguridad descendencia de David como José. Sobre su Nacimiento, vendos escenarios. Algunos lo sitúan en Belén y no faltan quienes - la corriente griega y armenia- la sitúan en Nazareth.

En el siglo V había un Santuario Mariano junto a la Piscina Probática de Jerusalén. Cerca de allí, junto a la Basílica de Santa Ana, se encontraron unos restos que, perfectamente, podían corresponder a la casa donde la Virgen tuvo su Infancia de la mano de Joaquín y Ana, sus padres. Y es que sigue contando la misma tradición que el padre de nuestra Madre, podrían ser dueño de rebaños de ovejas.

María, concebida sin pecado original, es el orgullo de nuestra raza. Ella es la Hija de Sión que se alegra porque el Señor le ha enriquecido con sus dones. Su Nacimiento es motivo de gozo para la humanidad, pues de ella nacerá Cristo, Salvador y Redentor del género humano. El Nacimiento de María, es, por tanto, el anticipo y el anuncio inmediato de esta obra de la Redención. Así lo expresa en su Homilía, un 8 de septiembre, San Juan Damasceno en la Basílica de Santa Ana. En nuestra diócesis se celebra el 9 de septiembre de forma trasladada. 

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