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lunes, 28 de febrero de 2022

Las benedictinas de Zhytomyr. Por Jorge Juan Fernández Sangrador

En Zhytomyr, ciudad situada a 150 kilómetros de la frontera con Bielorrusia, se halla el monasterio de la Inmaculada Concepción, en el que hay diez monjas, que, a causa de los bombardeos, han debido refugiarse en el sótano de la casa.

A oscuras, cantan el Oficio Divino y dicen no sentirse en absoluto solas, ya que tienen una píxide con la Eucaristía, que han retirado de la iglesia, por lo que pudiera suceder. Saber que Jesús está allí abajo con ellas les da fortaleza y serenidad.

Han enviado a las hermanas enfermas a Leópolis, pero las que se valen bien por sí mismas han decidido permanecer en el monasterio. Pasan la noche en oración, con el temor de que caiga sobre ellas un misil, pero, aun así, no pierden la calma.

Han acogido con ellas a dos familias, que no tienen a dónde ir, al igual que las monjas benedictinas de Leópolis, que están recibiendo en su monasterio a quienes huyen del país con el propósito de llegar a Polonia.

Y, en ese oscuro sótano de Zhytomyr, unas monjas, de las cuales dos son rusas y otras dos son bielorrusas, tratan, sabiéndose esposas de Cristo, de mantenerse en el espíritu de oración, en la estabilidad y en la fraternidad que distinguen a quienes siguen la Regla de san Benito.

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