(Entrevista completa a Monseñor Jesús Sanz Montes O.F.M. Arzobispo de Oviedo/ Pablo Álvarez lne)
Jesús Sanz Montes (Madrid, 1955), religioso franciscano, es arzobispo de Oviedo desde 2009. En la Conferencia Episcopal Española es miembro de la comisión ejecutiva. Una vez más, y van unas cuantas, sus cartas semanales han generado polémicas. Las dos últimas han versado sobre las propiedades de la Iglesia -las controvertidas inmatriculaciones- y la investigación de los abusos de menores en el ámbito eclesiástico. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA en su despacho del Arzobispado, en vísperas de desplazarse a Orihuela para participar en la toma de posesión de José Ignacio Munilla como obispo de Orihuela - Alicante.
-Inmatriculaciones y pederastia. Dos encontronazos seguidos con el Gobierno central. Hay gente que le acusa de hacer mucha política. ¿Es usted consciente?.
-Si, Y además quiero seguir tratando de política. Pero en el sentido más genuino y etimológico de la palabra. Yo hablo de la polis, no de los partidos. La polis es el pueblo del que yo también formo parte, y en el que tenemos cosas compartidas, como la vida, la libertad, la familia, la educación... De esas cuestiones de la polis, siempre tendré el derecho y el deber de hablar.
-Sus críticas no llevan nombre, pero parece que siempre se refieren a los mismos.
-No entro al debate partidista donde hay nombres y siglas. Si entrara, entonces sí estaría tomando una posición que no me es debida. Yo no me presento a las elecciones. Si hablo de la vida, hablo en contra de la muerte, de todo aquello que se esté legislando que favorezca la muerte de un no nacido, un anciano o un enfermo terminal. Si hablo de la familia, hablo de la familia tal y como la entiendo y como la entiende la tradición a la que pertenezco. No porque haya otras visiones yo tengo que censurar mi propia visión de la familia.
-¿Se ha apropiado la Iglesia de más de mil bienes que no le pertenecen?
Esa es la especie que se ha hecho comer. Hasta el siglo XIX no había un registro de la propiedad. Había dos instituciones que tenían propiedades antes de que el registro de la propiedad apareciese en escena: el Estado y la Iglesia católica. Estas propiedades la Iglesia las tenía pacíficamente, pero no podía exhibir un título de propiedad, como tampoco podía hacerlo el Estado.
-Y qué ha pasado...
-Que el gobierno deja en el Parlamento un listado inmenso, de más de 38.000 bienes patrimoniales de la Iglesia Católica, y lo que hacemos es ver, una por una, cuáles nos pertenecen. No quisiéramos tener nada ajeno. Y aparece casi un millar de propiedades en las que hay incidencias, y eso incluye muchos factores. En lo que no es nuestro lo hemos dicho de manera leal y con toda transparencia. Por eso no nos parece que haya sido leal ese titular repetido por parte de las gobernanzas varias y de sus terminales mediáticas de la que la Iglesia ha robado o la Iglesia tiene que devolver. No es justo. La Iglesia no tiene que devolver nada porque no se había apropiado nada.
-En una de sus cartas dice que la reciente visita de Pedro Sánchez a la Conferencia Episcopal le ha gustado poco.
-Pedro Sánchez llamó y nosotros la acogimos a través de nuestro presidente y del secretario general. Era la primera vez que esto se producía , y sí que nos sorprendió. Nos extrañaron la insistencia y la urgencia en hacer esa visita.
-¿Y le gustó o le disgustó?
-Todo lo que pueda tener un cierto oportunismo o un interés demagógico no me suele agradar, porque ves una intencionalidad que puede terminar siendo espuria. Teóricamente, se iba a escenificar una firma, precisamente en este listado de bienes en el que habían trabajado bilateralmente el Gobierno de España y la Conferencia Episcopal. Lo que luego ocurrió fue que nos desayunamos con que se filtró a algunos medios de comunicación y se habían facilitado ya los titulares para anunciarlo.
-¿Pecó de ingenuo el cardenal Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal?
- No creo, porque el Cardenal Omella es listo, en el sentido más amable de la palabra. y es cauto. Te llaman, y vas. Te anuncian una visita, y la acoges.
Aclaremos las cosas: ¿Usted está a favor de investigar los casos de pederastia en el ámbito eclesiástico o de correr un tupido velo?
-Correr un tupido velo, jamás. La pederastia es uno de los crímenes más abominables, lo cometa quien lo cometa y lo sufra quien lo sufra. Por lo tanto, al lado de las víctimas siempre. Y en contra de los victimarios, siempre. Por eso estoy a favor de cualquier tipo de trasparencia que facilite la clarificación, el descubrimiento y la erradicación de este crimen abominable.
-La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lo ha llamado ''errores'' de la Iglesia...
-Pues la pederastia es un delito civil, un pecado moral y un crimen. Las tres cosas. Es una conducta que destruye la inocencia, mancha la dignidad y criminaliza la pacífica convivencia en un mundo que es complicado.
- Existe una estimación de los casos de abusos sexuales a menores en la Iglesia de Asturias?
-En esta diócesis ha habido dos casos, los dos me han tocado a mí y los dos han sido heredados. El primero se trataba de una calumnia, y por tanto lo archivó la fiscalía correspondiente. Y el segundo no era calumnia, y tuve que ir hasta el final con todas las consecuencias, no siempre con el aplauso de los de dentro y los de fuera. Terminó en la mesa del Papa Francisco, a quién no le tembló la mano para firmar inmediatamente su expulsión del sacerdocio y las consecuencias que luego ha tenido.
-¿Puede aclarar de quienes habla?. Uno es el padre Chus...
-Jesús María, padre Chus no me gusta llamarlo porque puede que sea padre de... no precisamente de sus virtudes. Fue sacerdote. Por cierto, la ley canónica es más severa que la civil a la hora de enjuiciar hechos con menores, porque la mayoría de edad para la Iglesia, según nuestro derecho canónico vigente, se sitúa en los 18 años para abajo es trato con menores. En la legislación civil son los 16 años.
-¿Y el otro caso?
-El recientemente fallecido Eustasio Sánchez Fonseca, Tito. Se trataba de una calumnia, como la denunciante reconoció ante la fiscalía de menores y la pericial psicológica que la juez quiso pedir. Y cuando aquella niña dijo que había mentido y que se había inventado todo aquello por otro tipo de motivaciones, la fiscalía de menores y la juez archivaron el caso.
-A usted le llega mañana mismo una denuncia de pederastia en su ámbito de competencia. ¿Qué haría?.
--Estoy abierto a las investigaciones de los abusos. La Iglesia tiene un procedimiento y una oficina en cada diócesis. La nuestra tiene más de un año. La preside el arzobispo, pero no la dirijo yo, sino una mujer laica que es psicóloga. Tenemos psiquiatras, psicólogos especializados, abogados, algunos magistrados como asesores externos, canonistas, sacerdote...Cuando hay una denuncia la recibe, esta persona independiente con respecto a la curia. Y si hay verosimilidad iniciamos un proceso. No estamos mirando para otro lado.
-Esa idea tienen algunos...
-No es cierto. Y no es de recibo esa especia de consigna de que la Iglesia corrompe. Con la consecuencia de perder la autoridad moral y de desplazar la presencia en los colegios con inspiración religiosa. Lo que se ve a las claras es una intencionalidad política de querer señalar que la pederastia es un pecado cristiano en general y clerical en particular, lo cual ni es verdad ni es justo. Hay un acoso y derribo, orquestado con calendario y con hoja de ruta, por parte de quienes están proponiéndolo.
-¿La idea de una investigación en el Congreso de los Diputados?
-Me parece bien la investigación, me parece mal que lo haga un parlamento. El Parlamento no está para chequear, para analizar, para focalizar en las personas o en las entidades sociales o civiles. En un Estado de Derecho, para eso está la judicatura.
-¿Y cómo ve la nueva opción de una comisión de expertos?
-No me parece mal una comisión independiente presidida por el Defensor del Pueblo. Por parte nuestra, habrá una total colaboración. Pero dicho esto, añado que aquí hay un planteamiento sectario. Hay fundaciones y empresas que han estudiado la situación. Save the children ni menciona ya a la Iglesia por ser tan escaso el número de victimarios clérigos. Y, según la fundación ANAR, representamos el 0.2 por ciento de los casos. Entiendo que, porque preocupa la pederastia y se quiere estar al lado de las víctimas, pueda organizarse una investigación al cien por ciento de los casos. Lo que no es de recibo es focalizar y demonizar al 0.2, dejando al pairo al 99.8 por ciento.
-¿Sabe que hay sacerdotes de su diócesis que consideran que usted se mete en demasiados charcos políticos, y casi siempre contra los mismos?.
- A raíz de estas dos últimas cartas he recibido cantidad de comunicaciones. Hay una abrumadora actitud de agradecimiento. También recibo alguna crítica. Lo que ocurre es que el abrumador apoyo y el agradecimiento tienen nombre y apellidos, la gente que me critica se esconde en el anonimato por temor, según se dice, o al menos se publica, a las represalias. Quien me conozca minimamente sabe que, en la distancia corta y en la larga, conmigo se puede hablar. Máxime cuando se trata de compañeros en el ministerio.
-O sea, usted dice que si sale a la palestra un sacerdote de su diócesis y dice que discrepa de usted, no habría represalias...
-Vamos, me duele que haya gente que piense eso, o que utilice eso para esconderse.
-Otros curas dicen, por lo bajini, que usted no está en sintonía con los posicionamientos políticos del Papa Francisco, más amigo de convivir con los partidos de izquierda.
-Jamás, me he posicionado contra el Papa Francisco en esta sensibilidad política que pueda tener. Y no me he sentido criticado, y menos aún amonestado, porque el Papa se dirija a mi para hacerme algún comentario en este sentido.
-¿Le ha dicho al Papa algo sobre esto?
-Hemos hablado muchas veces. Pero de estos temas no hemos hablado jamás. Tanto en la Conferencia Episcopal como en mi relación con el Papa Francisco siempre evitamos tres temas porque pueden tener aristas de conflicto. Nunca hemos hablado de futbol, de política ni de religión (risas).
-¿Cómo vio los 40 minutos de visita sabatina de Yolanda Díaz al Papa Francisco, llenos de regalos, sonrisas y complicidad?
-La vi en la antesala de mi propia visita, junto con otros obispos españoles. De tal manera que había todavía en el habiente ese humus...
-¿Olía bien?
-Había un ambiente de cordialidad, de acogida, que luego comentamos con el Santo Padre.
-¿Quién organizó la visita de la vicepresidenta Díaz por parte de la Iglesia Española?
-Por parte de la Iglesia española, nadie. Me imagino que sería a través de la Embajada ante la Santa Sede. Porque el nuncio no intervino y nuestra Conferencia Episcopal, tampoco.
-Usted acude a la toma de posesión de José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, como obispo de Alicante. Más que un ascenso parece un descenso para un obispo que parecía aspirar a una de las grandes diócesis que quedan vacantes. Le parece una señal de lo que espera a los obispos menos ''alienados'' con las directrices vaticanas?.
-Don José Ignacio Munilla llevaba en San Sebastián lo que yo llevo en Asturias. Es decir, doce años. El entró diez días antes que yo. Ha ido haciendo su labor de pastor como mejor ha sabido, con evidentes frutos en las vocaciones de su seminario y en el apoyo que ha recibido de tantas familias y de no pocos sacerdotes. También ha habido críticas, y había un sector, por no decir reducto, que seguía añorando lo que en la diócesis se ha vivido y lo que quisieran volver a escenificar.
-¿Y el traslado?
-Que lo lleven ahora a Orihuela - Alicante significa que triplica la población de la que tendrá que ser pastor. Lejos de parecerme un descenso o una penalización me parece un regalo que merecidamente se le puede hacer a Munilla. Va a estar muy a gusto. Tiene un buen seminario, un clero bueno y bien formado, y una diócesis serena. Que llegue un obispo celoso, fogoso y con ideas que sabe contar, porque es mediático, es un regalo.
-¿Teme que a usted le pase algo parecido: un traslado a una diócesis de igual o menor rango que Oviedo?
-Temor sólo tengo el santo temor de Dios. ¿Aspirar? Yo al menos no tengo aspiraciones. Ahora si llega el momento en el que el Santo Padre quiera cambiarme de diócesis estoy totalmente disponible para ir a donde él crea que puedo hacer un servicio. Si sigo aquí, estaré feliz, que es lo que deseo. Si quieren cambiarme, que me lo digan. Yo lo escucharé y mi disponibilidad es meridianamente clara. Pero, cualquiera que sea el escenario, no lo entendería ni como una penalización ni como un ascenso.
-Están al borde de la jubilación los cuatro cardenales españoles que dirigen diócesis: Blázquez, Cañizares, Osoro y Omella. ¿Hay cantera para un relevo generacional solvente?.
-Todos estos cardenales han superado la edad canónica de jubilación de los 75 años, algunos con muchas creces. El relevo no creo que tarde. Los que, como el Cardenal Omella, tienen una responsabilidad de primer orden, calculo que seguirá al menos mientras le dure esa encomienda, pero no lo sé. ¿Cantera? Cualquier obispo de los que estamos ahora mismo en España o algunos de los españoles que están fuera de España, podrían suceder a estos cuatro hermanos. Eso depende del Santo Padre y de los círculos de colaboradores de los que se vale para nombrar o trasladar obispos.
-Y una última pregunta, indudablemente dura y conflictiva. En una temporada en la que tiene la plantilla más cara y de mayor calidad, ¿Cómo puede comprenderse la errática trayectoria de su Atlético de Madrid?.
-Es una pregunta muy dolorosa, un golpe bajo (risas). Posiblemente el ciclo del Cholo Simeone esté apuntando alguna caducidad. Porque no solamente caducan los cardenales, también los entrenadores. Siempre queda el equipo, siempre queda la diócesis. Siempre quedará el Atlético de Madrid. Para los que estamos en una responsabilidad coyuntural, con fecha de caducidad, a la vista de los resultados tendremos que asumir las consecuencias. Y posiblemente esa buena plantilla que tiene ahora mismo el equipo no esté dando los resultados que cabría esperar y que los aficionados deseamos.
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