Gijón inauguró este pasado sábado una nueva casa de acogida para madres gestantes sin recursos, situada en el barrio del Natahoyo y dirigida por las religiosas Siervas de los Pobres Hijas del Sagrado Corazón. Para celebrarlo, a las siete de la tarde se dio cita un pequeño grupo de voluntarios y amigos de las religiosas, para celebrar juntos la eucaristía, que fue presidida por el señor Arzobispo. «Abrazar la vida, eso es lo que más le importa a Dios» –afirmó Mons. Jesús Sanz–. «La vida del no nacido, la vida del que ha nacido y tiene dificultades, y la vida del que, por enfermedad, o mucha edad, termina sus días. Pero es la vida la que el Señor sostiene, saliendo cada mañana a nuestro encuentro, vendando nuestras heridas, iluminando callejones sin salidas y dando razones de esperanza en todo momento», dijo en el transcurso del acto.
En el transcurso de la celebración tuvo lugar la bendición de todas las instalaciones de la casa, que ocupa un amplio bajo en la calle Pavía de la ciudad, donde, además de cinco pequeños apartamentos para acoger a las madres con sus hijos y un espacio para la comunidad de religiosas, también cuenta con salones donde tienen previsto impartir formación, principalmente para inmigrantes y personas que lo necesiten, en el barrio.
Llevan más de setenta años en la ciudad de Gijón. ¿Qué labores han desempeñado en todo este tiempo?
Empezamos teniendo un colegio y después tuvimos un internado. Más adelante, desapareció el colegio y pusimos una guardería, que funcionó junto con el internado. Después se quitó la guardería y dejamos solo el internado de protección de menores. La razón por la cual hemos terminado quitando el internado e iniciando un proyecto nuevo es, por un lado, que el edificio que teníamos era muy antiguo y estaba muy deteriorado. Además, la sociedad ha cambiado muchísimo y no se parecía en absoluto al internado que nosotros teníamos al principio. Estábamos concertadas con el Principado y veíamos que los principios de la congregación no se podían llevar a cabo, sobre todo con el tema del aborto.
Así que nos planteamos que había que cerrar el internado. Como la casa estaba muy mal, hubo que tirarla. Sin embargo, queríamos seguir teniendo presencia en Gijón, de manera que permutamos la casa que teníamos, y construimos el nuevo proyecto que queríamos realizar en un entresuelo de la calle Pavía número 12.
¿En qué consiste este nuevo proyecto?
Yo digo mucho que brotó del corazón de Jesús, porque ya la congregación había brotado de ese corazón, de ahí que nos llamemos Siervas de los Pobres Hijas del Sagrado Corazón. Lo cierto es que teniendo el internado, hubo un problema con una chica, que terminó abortando. En seguida, sobre todo el Gobierno de la Congregación, vio que nosotras no habíamos nacido de ese Corazón de amor para acompañar a que se destruyera la vida, sino a construirla. Y de ahí salió hacer una residencia para madres gestantes sin recursos y que estaban dispuestas a seguir adelante con su embarazo.
¿Cómo es la nueva casa?
Pues no queríamos que fuese una residencia, ni un internado. Queríamos que se adaptase a familias monoparentales, para que cada una tuviera su casita, por lo que hay cinco apartamentos, con zonas comunes.
La casa es una única planta en la que hay tres apartados: por un lado, los cinco apartamentos de las chicas con zonas comunes; por otro, el lugar para las religiosas con la capilla, y también alguna sala común con las chicas; y luego tenemos otro apartado de formación, que en un principio iba a ser para Cáritas, de alimentos y ropa. Pero con el tiempo nos dimos cuenta de que en Gijón la parte de alimentos y ropa estaba bien atendida y subsanada, sin embargo, veíamos a muchos niños en la calle, gente muy desorientada, principalmente inmigrantes y decidimos poner unos salones de formación para talleres.
Vimos que todo ello podía ser un medio de evangelización, viviendo, amando y ayudando a toda esta gente. Los talleres que se impartirán, irán en función de la demanda. Estamos estudiando qué proyectos de formación nos rodean, para iniciar aquello que advirtamos que no haya. Será, lo que demande la situación del barrio.
Estáis vinculadas al Proyecto Ángel y Proyecto Raquel.
La providencia nos hizo dar con ello, ya que siempre ha ido de nuestra mano. El padre Santiago Martín ofreció un curso sobre “Educar desde los valores del Evangelio”. Nosotras nos enteramos y fuimos a ese curso dos hermanas. Era un curso promocionado por Spei Mater, que es la fundación donde se contienen estos dos proyectos, Ángel, Raquel y también Parroquia Viva, donde estaríamos nosotros. Y al conocerlo pensamos que era ahí donde el Señor nos quería, y decidimos integrarnos en él.
Nuestra congregación nunca se había dedicado a las madres gestantes, de manera que lo primero que hicimos fue convocar un curso de Spei Mater a nivel de congregación, para que todas supieran qué era lo que íbamos a abrir. Entendíamos que este proyecto tenía que estar avalado por un muro de oraciones. Y que era necesario que toda la congregación rezar en la misma dirección para estas madres y este proyecto en concreto.
No es un proyecto pequeño. ¿Cómo tienen pensado sufragar los gastos?
En un principio se lo hemos confiado a la Providencia. No vamos a concertar, dada la experiencia que tenemos. Vamos a hacer propaganda y vamos a invitar a la gente que quiera colaborar para rezar y ayudar al proyecto.
De hecho, ya nos han donado ropa, carritos y todo lo que los niños puedan necesitar. También hemos pedido subvenciones y La Caixa ya ha subvencionado los cinco frigoríficos, televisiones, lavadoras y microondas para cada apartamento. Esperemos que con las subvenciones y con la aportación de todos los que queremos este proyecto, salgamos adelante.
¿Tienen voluntarios?
Sí. Lo cierto es que en paralelo del proyecto ha nacido un grupo de voluntariado donde hay dos abogadas, dos médicos, dos psicólogas, una trabajadora social, una persona que se dedica a la publicidad y más gente. La verdad es que nosotras no habíamos llamado a nadie, sino que la gente se ha enterado y ha venido por su cuenta. Ellos también tendrán formación para llevar a cabo este proyecto desde el carisma de la congregación. La verdad es que a todas estas personas las ha mandado el Señor y quisiera darle las gracias de una manera muy especial. Solas las tres hermanas de la comunidad no hubiéramos podido, pero rodeadas de tanta gente y organizados, creemos que saldrá adelante.
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