(COPE) El Padre Pío nació en Pietrelcina (Italia) en 1887. Siendo niño, ya experimenta fenómenos místicos, como apariciones de Jesús y la Virgen. Siendo joven y deseando entregarse del todo al Señor, solicita su ingreso en la Orden de los capuchinos, donde también es ordenado sacerdote. Poco tiempo después, marcha al convento de la Orden en la localidad de San Giovanni Rotondo, lugar donde ejercería su apostolado hasta la muerte.
Si por algo se caracterizó su vida fue por los dones extraordinarios que le dio el Señor. Además de la experiencia de encuentro con Cristo y su Madre, Pío recibió el don de conocer almas. Mucha gente lo notó y peregrinó al Convento en busca del venerable religioso.
Otro don que recibió era la bilocación, pudiendo estar en dos sitios a la vez. Pero la cosa no queda ahí. Un día, al terminar la Santa Misa, le aparecen las llagas de la Pasión del Señor, que permanecerían en sus manos, pies y costado hasta poco antes de su muerte, en septiembre de 1968. El Padre Pío se cubría las llagas, ya que su deseo de una vida de sencillez le llevaba a intentar no destacar.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, que concediste a san Pío, presbítero,
la gracia singular de participar en la cruz de tu Hijo,
y por su ministerio renovaste las maravillas de tu misericordia,
concédenos, por su intercesión,
que, asociados siempre a los sufrimientos de Cristo,
lleguemos felizmente a la gloria de la resurrección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario