Se ha ido un buen hombre, un gran intelectual y quizá una de las personas que con más sencillez ha amado en la Iglesia la realidad lingüística de Asturias, sin hacerlo jamás desde eruditas alturas académicas, sino desde el que "patea" los pueblos y habla con la gente sencilla buscando el patrimonio de las palabras y sus gentes y lo que estas esconden. Era una persona extremadamente humilde, tanto que para él su mayor orgullo no era que le llamaran "Padre" o "reverendo", sino Pepín el de Manuela ó, sencillamente, Pepín de Nembra.
Ingresó en la Orden de Predicadores en la Escuela Apostólica de Corias (Cangas de Narcea) en 1949. Pasó luego al noviciado de Palencia donde emitió sus primeros votos en la Iglesia de San Pedro de esa ciudad, el 31 de agosto de 1954. Estudia la filosofía en el convento de Las Caldas de Besaya (Cantabria) y la teología en el convento de San Esteban de Salamanca. En el renombrado convento salmantino tiene lugar su profesión solemne en 1958 así como su ordenación sacerdotal el 26 de marzo de 1961. Continúa un año más en Salamanca para concluir la licenciatura en teología.
En 1962 marcha a misiones. Su vida estuvo marcada por Nicaragua y Costa Rica. Fue profesor en Chinandega (Nicaragua) en el colegio San Luis Beltrán que los frailes dominicos fundaron en esa ciudad, en el cual llegó a ser director, así como superior de la Comunidad. Su siguiente destino será Rivas (Nicaragua), en una comunidad centrada principalmente en la pastoral parroquial de la localidad. Pasa a Santa Cruz de Guanacaste (Costa Rica) donde sobresalió por su apostolado con grupos de Bíblia. La vida del P. Lobo no se entiende sin el estudio, la lectura y traducción constante de la Sagrada Escritura.
Regresa a Nicaragua en 1979 donde vuelve a ejercer la docencia en Chinandega. Deja la enseñanza en 1984 para centrarse en la pastoral parroquial en San Pedro de Lóvago y el Santuario de la Merced en Chontales (Nicaragua), donde también dedicó su tiempo libre al estudio y la investigación. En 1986 se reincorpora al convento de Rivas, en el que vuelve a ser docente de 1986 a 1994.
Vuelve a España todavía como fraile afiliado a la Provincia de san Vicente Ferrer de Centroamérica, poniéndose al servicio de la diócesis de Oviedo. Ejerció de párroco durante doce años en San Miguel de Bárcena de Monasterio, Santa María de Borres, San Esteban de Bustiello, Santiago de Cerredo, San Roque de Porciles y Santiago de Troncedo-Tineo. Y desde 2002 atendió, además, San Antolín de Obona y San Juan de Sangoñedo. En 2008 al jubilarse de la cura pastoral se incorporó a la dominica Provincia de España, y es destinado al convento de Jesús Obrero de La Felguera. Cuando en el año 2011 tiene lugar el cierre de esta Comunidad es destinado al Convento de Santo Domingo de Oviedo. Se incorpora ya con su salud muy debilitada por serios problemas cardíacos, aunque sus patologías no le impiden seguir estudiando, investigando y echando una mano en las medida de sus posibilidades.
Fue más bien "víctima" -como otros sacerdotes y religiosos asturianos- de la llamada "teología de la liberación"; sus años de misionero en Nicaragua en tiempos de la guerrilla sandinista marcaron de por vida su concepción de la cosas, impregnando de ideología -a mi juicio- toda su vida religiosa. Quizá esa fue la única "debilidad" que yo encontré en el Padre Lobo y que con total cordialidad le comenté en alguna ocasión. Él, con mucha paz, amable y con el cariño de hombre bueno que ya ha parado en todas las estaciones de la vida, me reconocía que sabía perfectamente que no estaba bien vincular el evangelio a una ideología política, pero que él ya tenía estructurada su cabeza y su vida de esa forma. Tal era así, que en una ocasión que le pregunté por qué no veían la luz tantísimos escritos suyos que ya estaban terminados, me contestó: yo cuando tengo unes perruques ahorrades, publico; no quiero editoriales ni demás, que eso ye capitalismo puro y por ahí no paso...
Era un religioso que jamás dejó de ser dominico ni de amar también a la Diócesis; tuvo un gran cariño a los últimos arzobispos de Oviedo, algo que manifestó en su negativa a plasmar su firma en las cartas que el "Foro Gaspar García Laviana" publicó contra Monseñor Osoro. Y a Monseñor Sanz, siempre le agradeció que le permitiera administrar durante un curso las parroquias del Alto Aller y, finalmente, acogerlo en la Casa Sacerdotal de Oviedo a pesar de no ser un sacerdote diocesano,
El P. Lobo fue de las últimas personas en hablar con el guerrillero García Laviana, sin embargo, los ideales y postulados de los que ha hecho gala este Foro y su grupo de cristianos de base, no estaban en completa consonancia con nuestro allerano. Él tenía muy claro, por ejemplo, que la homilía era un comentario de la Palabra de Dios y no un espacio abierto para hablar de los problemas en "Alcoa", o lo que dice el periódico, o lo que pasa en la Isla de Pascua... En esto fue siempre muy fiel al espíritu de la Orden de Predicadores y, a pesar de estar troquelado por su reconocido pensamiento de izquierdas, jamás utilizó los ambones de los templos como lugar de campaña política en este sentido.
Como buen conocedor de la realidad del mundo rural, tanto de Asturias como de Nicaragua, fue muy consciente de que había sido un grave error postconciliar maltratar la religiosidad popular, pues era algo así como afirmar que el "sensum fidelium" del pueblo humilde estaba equivocado. El P. José, siempre cuidó este tipo de manifestaciones populares: novenas, procesiones, fiestas sacramentales... Y qué decir -como buen hijo de Santo Domingo- del rezo del Santo Rosario. Aún hace pocos años publicó un hermoso libreto sobre el rosario en asturiano con reflexiones y cantos adaptados por él mismo.
El único favor que le hizo el "Foro Gaspar García Laviana" fue quizá haber sido el cauce por el que dieron voz a sus escritos semanales sobre la liturgia dominical en asturiano; en lo demás, aparte de haber conocido al propio Gaspar y ser un hombre de izquierdas, su conducta estuvo siempre bastante distante de la mayoría de ese Grupo. El P. Lobo ha sido un ejemplo de respeto y saber estar frente al adversario político o al antagonismo ideológico; de comunión con el Pastor Diocesano, de probado amor a la Iglesia sin crear nunca confrontación e, incluso, de transmitir lo que ésta enseñaba aunque no estuviera internamente de acuerdo en todo. En los pueblos en los que fue párroco fue muy querido, y él mismo impartía la catequesis sin utilizar "libros de colores", sino el "Compendio del Catecismo" de la Conferencia Episcopal, tratando de explicar la doctrina de la forma que mejor sabía a los más pequeños.
Obviamente, también fue un misionero marcado por la pobreza y las injusticias, pero no hablaba simplemente de "justicia social" con un leve barniz de humanismo cristiano, sino que era capaz de ver en el Evangelio la única referencia para los problemas de la vida cotidiana, como aquel que sabe a ciencia cierta que al reino de Dios llegamos no por discursos políticos y mucho menos por las armas, sino por la contemplación, la santidad y ejemplo de vida que nos lleva a amar y a comprometernos con los demás con la misma humildad con que Cristo nos amó primero. Sobre ésto, escribió una profunda reflexión: ''La Iglesia y los derechos humanos'' en la editorial Lascasiana, en 1997.
Ha sido su obra escrita más que valiosa, ojalá pudiéramos ver publicadas tantas traducciones y trabajos del Padre José Álvarez Lobo aún inéditos. Su estudio de la toponimia de su tierra natal, el habla allerana y las costumbres del lugar, merecían haberle hecho hijo predilecto del Concejo. Ni qué decir de los textos bíblicos traducidos al asturiano de Aller (Nehemías, Judit, Isaías o Job) y el conocimiento de la historia de la Cuenca del Caudal. En 1997 vio la luz el libro dedicado a su pueblo, y que tan bien acogido fue por su paisanos: ''Nembra: la xente y sos coses: topónimos, vocabuleriu''. El amor a sus raíces era algo innegable.
Y no fue menor su cariño por el suroccidente asturiano, del que quedó prendado sus años de párroco en Bárcena del Monasterio y las parroquias del entorno en las que publicaba sus hojas parroquiales semanales: “la fueyina”, en el dialecto propio de aquel lugar. En 1999 recopila sus comentarios en asturiano a la palabra de Dios en en un libro que llevó por título: "Nel suilu a como nel ciilu. Dios fala con nosotros nes mises de los domingos".
Su historia personal estaba indefectiblemente unida a la historia martirial de su pueblo, acaecida pocos meses antes de su nacimiento, por eso los escritos que desde el Foro GGL que se publicaron contra la beatificación de sus mártires vecinos no le gustaron nada. Como hombre sereno y de paz miró para otro lado y vivió con el corazón lleno de alegría aquellos días de gozo para la la Diócesis, para el concejo de Aller y para Nembra.
Investigó a fondo sobre la figura del obispo dominico Fray Antonio de Valdivieso O.P. cuya contribución ha sido muy importante a la hora de desenmascarar la leyenda negra de la evangelización de América. En los últimos años la figura de este Prelado, cuyos restos fueron encontrados en 2001 ha adquirido gran relevancia en Nicaragua. En 2006 Edgardo Buitrago publicó en la editorial de la Universidad Nacional Autónoma de León-Nicaragua la obra: ''El Obispo Fray Antonio de Valdivieso O.P.: mártir por los derechos humanos de los indígenas de Nicaragua y por la defensa de la unidad de los pueblos hispanoamericanos frente a las injusticias y frente a la rebelión del neo-feudalismo de los encomenderos en el siglo XVI''. Y en 2010 Clemente Guido Martínez, publicó: ''Valdivieso: el obispo que murió por los Chorotegas''. Ambos apoyados en la obra de Fray José Álvarez Lobo, que no sólo se ocupó de su biografía, sino de sus escritos y cartas traducidas minuciosamente por él
Su hermano Fray Ricardo, además de religioso dominico y misionero en América como Fray José, tenía un gran don para las lenguas; debía de ser algo "de familia". En el año 2000 el P. José plasmó en un libro todo lo que su hermano le había contado sobre los Piros, la tribu indígena peruana del alto amazonas, con los que trabajó su hermano durante más de medio siglo.
Ya jubilado, ayudó en la medida de sus posibilidades en el Arciprestazgo “del Caudal” donde destacó por su colaboración en las parroquias de Nembra, Piñeres y Soto de Aller; luego con la Unidad Pastoral del Bajo Aller a la éstas se incorporaron, así como en la capellanía del Hospital Álvarez Buylla de Mieres.
Su último trabajo fue sobre el Libro del Apocalipsis -no podía ser otro- y sobre el que hizo una profunda reflexión donde trataba de entender la violencia en clave o perspectiva cristiana, algo que le encargaron como pretexto para incoar la causa de beatificación del cura guerrillero Laviana. A veces, cuando se escribe de un amigo no es fácil ser imparcial, y Gaspar -de todos es sabido- que ni santo, ni mártir... El Papa Francisco al respecto ha sido claro: ''la oración es la única arma para cuidar la esperanza en medio de las armas que siembran la muerte".
El P. Lobo había sufrido hace un año una caída que le provocó fractura de cadera, y ante su delicado estado los facultativos optaron por ninguna intervención quirúrgica. Consecuentemente, quedó postrado físicamente y, ante su negativa a abandonar su Asturias del alma, pidió su ingreso en la Casa Sacerdotal de Oviedo en lugar de la enfermería que los Padres Dominicos tienen en La Virgen del Camino (León).
Estos últimos meses fue preparándose para el encuentro definitivo con su Creador, haciendo verdad aquel estilo de vida que caracterizó a Santo Domingo: “hablaba de Dios o con Dios''. Cerró sus ojos para este mundo el pasado día 12 de julio en la referida Casa Sacerdotal de Oviedo. En el cementerio parroquial de su querida Nembra reposan sus restos cinerarios a la espera de la Resurrección para poder alabar, bendecir y predicar, eternamente, las misericordias del Señor...
D. E. P., Padre Lobo.
Yo soy testigo!!!!
ResponderEliminarAl cumplir casi dos años de la muerte física del P. Lovo. Cómo le llamamos siempre sus alumnos en Chinandega Nicaragua.. fué conductor nuestro en lógica y matemáticas. En pastoral, muchos comenzamos a caminar en la Orden de predicadores por su ejemplo y el de los otros frailes.
Recuerdo haber visto su sotana rota y remendada, pobre por amor a los pobres. Su última década fue ejemplo pastoral con los sencillos, allá en su Asturias. Recuerden que nada ha pasado en vano, todo tiene un papel en la historia personal y social. En el plan de Dios, hasta nosotros estamos. Descanse P. José.