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jueves, 18 de febrero de 2021

Cuaresma: «Cuarenta días para fiarnos de Aquel que no se cansa de esperarnos»

Este Miércoles de Ceniza comenzó en la Catedral de Oviedo con la celebración de la Misa Capitular a las 9,15 h. presidida por nuestro Arzobispo, Mons. Jesús Sanz. En su homilía, recordó que la Iglesia propone, un día como hoy, «los mismos textos y oraciones de la liturgia, año tras año, algo que puede ser motivo de desconcierto», afirmó. «Parece que entramos en un bucle donde no hay novedad, donde parece que lo tenemos todo demasiado sabido pero, como decía el profeta Isaías, a la hora de enumerar nuestros cansancios, yo quiero salvarte». «Tus palabras –decía– pueden sonar torpes y cansinas, pero yo quiero venir a tu encuentro». Un tono de esperanza, que tal y como manifestó el Arzobispo de Oviedo en este Miércoles de Ceniza, «se acompaña con lo que nos dice hoy San Pablo en su carta a los Corintios: Dejáos reconciliar con Dios. Si tiene que haber una reconciliación, significa que tenemos conflictos pendientes, y hoy es el día de vuestra salvación, tal y como terminaba diciendo el Apóstol».

Finalmente, Mons. Sanz recordó que en el Evangelio de hoy se mencionan tres actitudes para esta Cuaresma, y coinciden con los tres gestos que el Papa ha querido subrayar para su mensaje de este año: ayuno, limosna y oración.

«Un ayuno de las cosas que no nos sirven, pero de las que somos fieles usuarios; aquellas cosas que nos enajenan de Dios y nos extrañan ante los hermanos. Una limosna –dijo– que soy yo mismo. Lo que Dios quiere repartir a través de mí, si yo le dejo y pongo mi vida en sus manos. Y finalmente la oración. Probablemente todos los que estamos aquí no negamos a Dios. Pero ¿lo afirmamos siempre?», cuestionó Mons. Sanz.

Son tres actitudes: fe, esperanza y caridad, «que nunca están suficientemente aprendidas».

Y recordando este Miércoles de Ceniza, el Arzobispo de Oviedo explicó que «cenizas no nos han faltado de este año para acá. Cenizas en las estadísticas cotidianas, en las que la desazón parecía debilitar nuestra fe, ceniza, en definitiva, que nos enfría el corazón. Estas cenizas no nos han faltado. Pero la ceniza de este miércoles es distinta: nos recuerda el polvo del que nacimos y la meta hacia la que caminamos. Los cristianos, ya lo he dicho muchas veces –afirmó– no creemos en una vida larga, sino en la vida eterna. Todas estas cosas que están pasando nos afectan, pero no nos destruyen».

Mons. Sanz recordó que en esta última semana ha tenido que despedir a tres sacerdotes fallecidos –D. Senén González Zapico, D. Luis García Pola y D. Ángel González Suárez–, y finalizó manifestando que «La ceniza viene con este gesto humilde, a recordarnos el origen humilde de la meta gloriosa hacia la que caminamos. Cuarenta días para fiarnos de Aquel que no se cansa de esperarnos».

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