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viernes, 27 de diciembre de 2019

Experiencia «Pausa» de Cáritas Asturias

(Iglesia de Asturias) Hace años que el equipo de Cáritas en Asturias denuncia la existencia del fenómeno de la transmisión intergeneracional de la pobreza, que no es otra cosa que la herencia de las situaciones de exclusión que va pasando de padres a hijos. En el acompañamiento que hacen a familias con menores a cargo, desde el pasado curso pusieron en marcha una experiencia que denominaron “Pausa”, para ayudar a que las personas pudieran salir, por su propio pie, de situaciones que les mantienen en la exclusión. Dos trabajadoras del proyecto de Menores y Familia y una usuaria de “Pausa” explican en qué consiste esta experiencia:

¿Cómo llegáis a la certeza de la transmisión intergeneracional de la pobreza?

Sara Álvarez: Vemos que atendemos a los hijos de padres que ya estuvieron con nosotros. Al final forman parte de una misma rueda, de hacer las cosas de la misma manera. Ahí se ve que las personas no salen de un mismo estilo de vida, o un ambiente concreto. Especialmente mal lo pasan las familias monoparentales, porque toda la situación difícil la vive una sola persona, no tiene con quién compartirla. Es más, a veces esa figura con quien se debería compartir, en vez de ayudar, genera más conflicto. Cuando tienes muchos problemas encima y además nadie te ha enseñado a canalizar tus emociones, a pensar de una manera determinada etc., al final hay un conflicto entre la pareja que suma a todo lo demás.

Contadnos en qué consiste esta experiencia de “Pausa”.

Lorena Neira: Desde el programa Menores y Familia hace años que se empezó a trabajar con los padres además de con los menores, con formatos como escuelas de padres, etc. La idea era acompañarles en ese camino que es la crianza. Pero nos dimos cuenta de que, además de ser padres y madres, son personas con sus propias inquietudes y vivencias que a veces les dificultan aún más esa crianza. Fuimos poniendo un poco más el foco de atención en ellos, y comenzamos a ver a la familia como el sujeto directo de nuestra acción.

¿De dónde viene este nombre, “Pausa”?

Lorena Neira: El nombre representa lo que queríamos dar a entender, que era parar, coger aire, mirar un poco cómo está la persona internamente para continuar en el camino. Parar para poder seguir avanzando.

¿Y en qué consiste? 

Lorena Neira: La idea es poder crear un espacio en el que acompañamos a una serie de personas, participantes de otros programas de Cáritas. Les acompañamos en un proceso de introspección, de mirada hacia el interior, a cómo se siente la persona en los diferentes aspectos de su vida, analizar qué cosas no le dejan avanzar y a partir de ahí generar cambios.

¿Qué tipo de problemas son los que les impiden avanzar?

Sara Álvarez: Nosotros decimos que hay lugares comunes en todas las personas. Da igual de dónde se parta, porque al final lo que hacemos es reproducir el mismo modelo que hemos experimentado con nuestra propia familia. Todo eso al final acaba generando una dinámica en la que de repente uno nota que no está a gusto, de que las cosas van mal, de que los problemas se repiten. Empieza a haber un montón de síntomas pero que no son interpretados como una llamada al cambio. Por eso, desde “Pausa” se pone de relieve que las cosas pasan para algo, esa es nuestra clave. Son problemas que afectan a todas las dimensiones de la persona: desde relaciones familiares deterioradas, el hecho de no tener una red de amistades –porque a veces las personas en los procesos de exclusión lo primero que pierden son la red de amistades–, o sí que tienen amigos, pero con los mismos problemas que ellos, lo cual les impide poder salir de situaciones complicadas, etc. Cuando tú cambias internamente, todos tus escenarios de vida van cambiando, pero para que se produzca, el cambio tiene que empezar desde dentro, no desde fuera.

¿Es fácil generar ese cambio?

Sara Álvarez: Más de lo que parece. Generar un espacio ya te permite tomar consciencia de que el camino que tú vienes utilizando no funciona porque te ha llevado al camino en el que estás, que no te hace sentir bien.

¿Dónde ha tenido lugar esta experiencia? 

Lorena Neira: Lo hemos hecho en Gijón, Oviedo, Avilés y Mieres, de manera simultánea, han participado unas cuarenta personas.

¿Cómo viven los niños de las familias estos cambios? 

Hay frases reveladoras, como ¿qué le estáis haciendo a mi madre? Ellos notan, y si estás con ellos en centros de día u otros proyectos y les sigues, ves que tienen esa sensación de que algo está pasando.

¿Cómo ha sido tu vivencia con “Pausa, Noelia? 

Noelia Martínez: Participar en “Pausa” me ha cambiado totalmente la vida. Llegué con la autoestima muy baja, me ayudaron a subirla, a cambiar la imagen que tenía de mí y me dieron fuerza. Tengo un niño de 6 años, y ahora me ve alegre, porque me veía muy pasiva, con miedo, y ahora todo lo contrario. El mundo me parecía hostil y ahora me parece amigable. Me cambió todo.

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