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miércoles, 8 de mayo de 2019

Un importante estudio sobre la Liturgia. Por Francisco José Fernández de la Cigoña

(La Cigüeña de la torre) Palacios Blanco, Fernando: El Romano Pontífice y la Liturgia. Instituto Teológico San Ildefonso, Toledo, 2018, 613 pgs.

Mis dos últimas lecturas han sido de dos libros escritos por canonistas y no por teólogos, aunque uno de los autores, no el del libro que comento ahora, sea también doctor en Teología. Y personalmente pienso que hoy es mucho más gratificante la lectura de estos trabajos, ambos son muy brillantes tesis doctorales, que los escritos propiamente teológicos. Entiéndaseme: Es mucho más importante la Teología que el Derecho, ni se me ocurre ponerlo en duda. Lo que quiero decir es que la Teología hoy repite lo que ya se sabe, dice herejías y/o estupideces o refuta estas últimas. Con lo que quien tiene conocimientos del tema no descubre nada nuevo sino desbarres de la inteligencia humana o de la falta de ella. No se me ocurre negar la enorme importancia que tiene el saber teológico. Pero ese saber está ya prácticamente concluido. Y las originalidades en ello más bien suele ser antiTeología.

Además, el Derecho canónico no puede prescindir de la ciencia teológica que nutre todas sus páginas con lo que no hay una dicotomía en estos trabajos. El de Fernando Palacios, sacerdote de la archidiócesis de Toledo, lleva como subtítulo, y me parece definitorio, el siguiente: “Estudio histórico-jurídico del ejercicio y desarrolla de la potestad del Papa en materia litúrgica”. Y eso es el libro que desarrolla una investigación completísima realizada desde los muy notables saberes del autor: Doctor en Derecho Canónico por la Universidad romana de la Santa Cruz, licenciado en Teología por el Angelicum y en Derecho por la Universidad Complutense. Hoy es Vicario judicial y Juez del Tribunal Interdiocesano de Lima y profesor de Derecho canónico y Teología de la Facultad de Teología de Lima.

Dos datos creo que ilustraran al lector sobre el mérito del libro. La bibliografía ocupa 63 páginas con más de quince títulos por página. Y el libro viene prologado por el cardenal Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos que se extiende en seis páginas sumamente favorables.

Cierto que en cuestiones históricas nunca cabe la última palabra y todo es susceptible de ser mejorado y ampliado pero este libro deja el listón muy alto para posteriores aportaciones.

La Liturgia es cuestión que está especialmente en el candelero por los intentos dinamitadores de unos y por la defensa que otros ha asumido de la misma. Brava en no pocas ocasiones. Aquí tenéis brillantísimamente expuesta la postura de la Iglesia al respcto aunque no sea la de todos los miembros de la Iglesia. A los que he llamado dinamitadores no les va a gustar el libro. Razón suplementaria para recomendarlo.

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