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martes, 28 de agosto de 2018

Rouco Varela: «Juan Pablo II defendió una Europa humanista y sin fronteras»

(El Comercio) El cardenal participó en los cursos de La Granda para abordar la visita del Papa a Asturias en agosto de 1989: «Su llegada no tuvo precedentes»

El invitado especial al curso 'Covadonga. Verdad, belleza y bondad de trece siglos (718-2018)' de La Granda fue el cardenal lucense Antonio María Rouco Varela. Su intervención estuvo enfocada en el Papa Juan Pablo II y su visita a Asturias en agosto de 1989. Un viaje que al religioso le tocó vivir de primera mano y que, según sus palabras, dejó una profunda huella en la sociedad asturiana. Durante su homilía, el polaco abogó por una Europa «humanista y sin fronteras», toda una declaración de intenciones teniendo en cuenta el contexto político y social del continente durante aquella época.

«Su llegada no tuvo precedentes. En el momento en el que vino, Europa vivía una profunda crisis en lo político y en lo espiritual, con las protestas del bloque soviético y la represión policial muy presentes», sostuvo Varela. Más allá de lo político, el cardenal hizo referencia a la acusada «crisis de valores» que se empezó a extender por el mundo occidental, con especial hincapié a la despenalización del aborto o a la «difuminación» del concepto de familia.

En lo relativo a la batalla de Covadonga y al papel de Pelayo en la recuperación del cristianismo en la Península, el cardenal afirmó rotundo que Europa no hubiese nacido «como ente unido en lo político y en lo espiritual» de no haber sido por el rey astur. «El papa así lo subrayo durante su homilía», refrendó.

La visita a Asturias del pontífice coincidió con la celebración de las Jornada Mundial de la Juventud en Santiago de Compostela. A la invitación de los religiosos españoles se unieron los distintos gobiernos socialistas que en aquella época gobernaban en Galicia, Asturias y España. Una vez en la Santa Cueva, Juan Pablo II se postró frente a la Santina más de diez minutos. Poco después, realizó un paseo en solitario por los lagos de Covadonga.

Durante la homilía, en la que fue recibido por el entonces príncipe Felipe y el arzobispo de Oviedo, Gabino Díaz Merchán, el polaco se rindió a la Virgen y a sus devotos: «Covadonga y su Virgen, la Santina, constituyen una referencia honda y perdurable para todos los españoles: y de forma muy especial para los asturianos. La devoción hacia este lugar y su patronato es una señal de identidad colectiva que supera cualquier diferencia».

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