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miércoles, 27 de septiembre de 2017

Sobre las Intenciones de Misa











Recordatorio acerca de las intenciones de Misa:

1º Cuando se aplica el Santo Sacrificio de la Misa por un difunto, lo que cuenta no es el número de veces que se nombra al difunto, pues -pongamos por caso- aunque el sacerdote ni lo nombrara, bastaría con "su intención" para  que celebración se aplicase por el alma de éste o aquél difunto. Esta realidad forma parte lo que llamamos el valor salvífico universal de la entrega de Cristo, que se actualiza sobre el Altar.

2º Al celebrar la oración por excelencia de los creyentes por un fallecido, estamos colaborando al bien espiritual de su alma, ya que no tenemos la certeza de que haya alcanzado ya el cielo, por lo que contribuiríamos también a acortar su posible purgatorio. Este es el verdadero sentido y misión de encargar misas por nuestros seres queridos que han partido de este mundo.

3º No podrán aplicarse misas por difuntos ni intenciones particulares en las siguientes fechas: Misa Mayor de Corpus; Solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre); Memoria de Fieles Difuntos (2 de Noviembre), Primeras Comuniones; Confirmaciones; Oficios del Jueves, Viernes y Sábado Santo; Misa de Medianoche (Gallo,24 de diciembre), así como en las Misas mayores de la Fiesta de la Parroquia (San Félix, Buen Suceso y Visitación de María).

4º El Párroco siempre aplica tanto la Misa Mayor del Domingo como las fiestas preceptivas de la diócesis ‘’pro populo’’; es decir, por todos los vivos y difuntos de la parroquia, en cumplimiento del canón 534 del Código de Derecho Canónico.

5º El estipendio se remonta a las ofrendas que los fieles presentaban -desde siempre- durante la celebración eucarística, con las que significaban la incorporación de su propia vida y de su propio sacrificio al del Señor. Junto a este significado, el estipendio es también manifestación de la comunicación de bienes y de la participación en las necesidades de la Iglesia, entre las que se encuentra el sustento de sus ministros. La limosna, es expresión de fe en la mediación eclesial, y, más en concreto, en la del sacerdote que preside la Eucaristía.

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