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sábado, 20 de mayo de 2017

La Virgen de Fátima y la Parroquia de Lugones. Por Rodrigo Huerta Migoya

Corría el año de 1917 cuando un acontecimiento acaecido en una pequeña localidad portuguesa, pronto revolucionaría no sólo a nuestra península, sino a toda la Iglesia Universal. Las apariciones de Nuestra Señora cada día 13 del mes, entre mayo y octubre de dicho año, convocó a gentes de toda clase y condición para comprobar cada cual con sus propios ojos lo que estaba ocurriendo realmente en esa pequeña aldea del Concejo de Ourém.

Los niños no mentían. La Iglesia, siempre cauta y reacia a reconocer sin fundamentos suficientes estas manifestaciones, pronto aceptó la verdad de las apariciones de Fátima. A los dos años de la primera, el pueblo ya había levantado una capillita. Dos años después, la Diócesis autorizaba la celebración de la Eucaristía en dicho emplazamiento, y tras esperar otros nueve años, el Obispo de esta diócesis publicaba una carta donde reconocía la veracidad de los hechos a los ojos de la fe cristiana, así como autorizaba el culto a la Virgen del Rosario con el sobrenombre de "Fátima".

Su culto y devoción fue un "boom" que tuvo una destacadísima repercusión en nuestro país, donde llegó a vivir entre los años 1928 y 1946 Sor Lucia Dos Santos, la última vidente, que por aquellas fechas era religiosa Dorotea. Sor Lucia vivió en Tui primero y en Pontevedra después, donde en 1925 se le volvió a aparecer la Santísima Virgen. Quiero añadir aquí también, como recuerdo a una mujer que fue feligresa de esta parroquia, "Juanita", que por motivos de salud se encuentra ahora en su Galicia  natal, y que fuera religiosa dorotea en el marco del citado acontecimiento de Pontevedra, el cual marcaría un hito sin retorno en el amor de los gallegos a esta advocación, tan presente en toda su geografía.

Pronto llegará a nuestra tierra la devoción a la Virgen Portuguesa, como las abuelas de entonces la llamaban. Cuando "Fátima" gana el alma de los españoles eran tiempos del nacional-catolicismo, por lo que se le dio un matiz propio. Esto se ejemplificó con la consagración de numerosos pueblos al Corazón de María, los apostolados parroquiales como el ejercito azul de Nuestra Señora o la costumbre de incluir en el rezo del Rosario la salvación de España y conversión de Rusia, que nunca podía faltar, tras el cariñoso recuerdo a las intenciones del Romano Pontífice y que alguno simplificaba al decir: para que el Papa tenga buenas intenciones.

A continuación me permito relatar un par de acontecimientos que en los últimos años han remarcado el amor a Santa María bajo esta querida advocación de Ntra. Sra. de Fátima en la Parroquia y pueblo de Lugones.

Lo primero hay que decir que, después de la guerra, una de las primeras imagenes de la Madre de Dios con que contó nuestro templo fue precisamente la de la Virgen de Fátima, la cual se encontraba en el pequeño retablo mayor a un lado del Sagrario, paralela a la talla del Corazón de Jesús, realzando y acompañando el prooio Sagrario.

Si no me bailan las fechas, creo que fue en el año 1950 cuando tuvo lugar la visita de la milagrosa imagen llegada desde Portugal, cuando ésta recorrió las principales ciudades de nuestra nación en un apoteosis de fervor por respuesta que se denominó "La Gran Misión". En Lugones, la Parroquia quiso sumarse a este efeméride, por lo que se organizó una hermosa carroza donde las niñas y niños del Catecismo representaron con todo lujo de detalles la escena de las apariciones. Aquellos pequeños eran Rosi la de "Marina Floran", haciendo de María; Felicitas, la de "Casa Feliz" y Mari Carmen "Floran" haciendo de Jacinta y Lucía. Y un chiquitillo Juan José, el de "Casa Maria Juan", haciendo de Francissco, cuyo rostro sacamos a simple vista.

Aunque la primera gran peregrinación parroquial fue a Lourdes (Igual que les pasó en la serie "Cuéntame como pasó") el Santuario más importante de Portugal no fue desconocido para las lugoninas devotas del Santo Rosario. Entre ellas hubo algunas intrépidas aventureras que hasta se engolaron en el muro que protege la encina donde se apareció la Señora para hacerse con una caña de ésta con el fin de plantar un retoño de este en su "huertín". Una reliquia viva que nos habla de María.

La devoción a Fátima no ha desaparecido. Con la llegada también de numerosos portugueses a la localidad, han aumentado sus devotos por lo que núnca le faltan flores a lo largo del año, misas y hasta otras donaciones, como un antiquísimo rosario de plata y nácar cedido por una de esas devotas. Su nueva ubicación en el templo también a jugado en su favor. Con la llegada de Don Joaquín a la Parroquia se recuperó el canto de "las flores" en el mes de Mayo, así como se le empezó a honrar con un piadoso triduo los días previos al 13 de mayo.

Una estampa muy familiar en el mes de julio para quien se acercare a nuestro camposanto, sería ver al Rvdo. Don Alfonso Abel (anterior Párroco de La Corredoria) sentado en su coche a la puerta, haciendo tiempo entre sepelio y sepelio, y entre sus manos algún libro sobre el culto de Fátima, a quién tanto amor profesa y de la que tanto conoce por sus servicios ministeriales en el propio Santuario cuando le es posible.

También recientemente, el domingo 11 de septiembre de 2016, recibía cristiana sepultura en nuestro cementerio parroquial el prestigioso escritor D. José Luis Secades Montoto, el cual seguramente ha sido uno de los mayores conocedores de todo lo que encierran los acontecimientos y revelaciones de Cova de Iria.

Era considerado el único español que llegó a tener acceso a los archivos en los que se custodia toda la documentación sobre las apariciones. Fue la misma Sor Lucía la que le eligió para ser el traductor de los escritos del Mensaje de Fátima al español. Además de haber mantenido estrecha relación con la vidente, fue también "la mano derecha" del Vicepostulador de la Causa de canonización de los pastorcitos, el Padre Luis Kondor, religioso de la Congregación del Verbo Divino, que ya había sido nombrado en 1960 para iniciar la causa de beatificación de éstos, por nombramiento Juan XXIII en calidad de ''postulador extra Urbem''.
Esperamos que antes de concluir el Centenario de las apariciones podamos restaurar la Imagen de Nuestra Señora que veneramos en nuestra Parroquia, así como la renovación del amor filial a la Madre del Cielo que nos abrió su corazón en tierras portuguesas:
Reina de Fátima, ruega por nosotros.



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