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jueves, 2 de junio de 2016

Jubileo de los sacerdotes con el Santo Padre



“El sacerdote como ministro de la misericordia”. Tema del Retiro Espiritual dirigido a los seminaristas y presbíteros de todo el mundo que participan en el Jubileo de los Sacerdotes. – AFP

(RV).- “La gente más simple, los pecadores, los enfermos, los endemoniados, son exaltados inmediatamente por el Señor, que los hace pasar de la exclusión a la inclusión plena, de la distancia a la fiesta. Esta es la expresión: la misericordia nos hace pasar de la distancia a la fiesta”, lo dijo el Papa Francisco en la primera meditación del Retiro Espiritual dirigido a los seminaristas y presbíteros de todo el mundo que participan en el Jubileo de los Sacerdotes, sobre el tema: “El sacerdote como ministro de la misericordia”. Este evento jubilar inició el 1 de junio en Roma y concluirá el 3 de junio con la celebración Eucarística presidida por el Santo Padre en el día del 160° Aniversario de la institución de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús en la Plaza de San Pedro.

En su primera meditación el Obispo de Roma recordó que “la misericordia es tanto el fruto de una ‘alianza’ como un ‘acto’ gratuito de benignidad y bondad que brota de nuestra psicología más profunda y se traduce en una obra externa”. Por ello, el Pontífice señaló que esta obra se manifiesta en la actitud de “compadecerse del que sufre, conmoverse ante el necesitado, indignarse, que se revuelvan las tripas ante una injusticia patente y ponerse inmediatamente a hacer algo concreto, con respeto y ternura, para remediar la situación”.

Y, partiendo de este sentimiento visceral, el Sucesor de Pedro invitó a los sacerdotes a mirar a Dios desde la perspectiva de este atributo primero y último con el que Jesús lo ha querido revelar para nosotros, es decir que el nombre de Dios es Misericordia. “Nada une más con Dios que un acto de misericordia, agrego el Papa, ya sea que se trate de la misericordia con que el Señor nos perdona nuestros pecados, ya sea de la gracia que nos da para practicar las obras de misericordia en su nombre”.

En este sentido, el Sucesor de Pedro propuso para la meditación la parábola del Padre misericordioso narrado en el Evangelio de San Lucas, (Cfr. Lc15,11-31). En esta parábola, afirmó el Papa, nos situamos en el ámbito del misterio del Padre. Y sin preámbulos, podemos pasar de la distancia a la fiesta, como en la parábola del Hijo Pródigo, y utilizar como receptáculo de la misericordia nuestro propio pecado. En este sentido invitó el Papa Francisco a los sacerdotes, “la misericordia nos impulsa a pasar de lo personal a lo comunitario”.

(Renato Martinez – Radio Vaticano)

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