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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Nochevieja Lugonina


Se nos llena la boca con Lugones , pero cuando llega nochevieja escapamos para Gijón , Oviedo , Madrid ... Que se note que somos de Lugones , las uvas aquí saben mejor . Hoy a las 12.00 de la noche cuartos y campanadas de fin de año frente a la torre del reloj de la Parroquia . Empieza en Año Nuevo con los de Casa.

108.690 seres humanos fueron asesinados antes de nacer en España durante el año 2013


(InfoCatólica) Los motivos por los que las mujeres abortan siguen siendo los mismos. La mayoría, el 89,93%, se realizaron durante las primeras ocho semanas de gestación del feto, y se hicieron a petición de la madre sin aportar razón alguna. El grave riesgo para la embarazada ocupa el segundo lugar con un 6,94%, seguido de las graves anomalías en el feto, con un 2,84% y la enfermedad fetal extremadamente grave o incompatible con la vida, 0,28%.

La mayoría de mujeres que mataron a sus hijos antes de nacer admitieron no haber utilizado ningún tipo de método anticonceptivo.

Además, es también mayoritario el número de mujeres que abortaron que vivían en pareja pero no tenían ningún hijo ni habían pasado por otro aborto voluntario anteriormente.

Por edades, la mayoría, el 19,43% de quienes decidieron abortar, tenían entre 20 y 24 años. La minoría, el 3,92%, más de 40. No hay cifras específicas sobre menores de edad, excepto en el caso de las menores de 15 años. La tabla del Ministerio de Sanidad solo indica que del total de abortos el 12,23% fueron de «19 y menos años». Sí aparece el número deintervenciones en chicas de 15 años, que ha aumentado ligeramente, situándose en 503

sábado, 27 de diciembre de 2014

Evangelio Dominical . Festividad de la Sagrada Familia de Nazaret


Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» .

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

- «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.

Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre:

- «Mira, éste está  puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años CASADA, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor.

Oremos por la FAMILIA


Este domingo  28 de diciembre se celebra la Jornada de la Sagrada Familia. Con este motivo, los obispos miembros de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida han escrito conjuntamente un mensaje en relación a la familia y al lema de este año: “La alegría del Evangelio de la Familia”.

En este mensaje se proclama la vocación al amor como centro del Evangelio de la Familia y la alegría del Evangelio de la Familia; todo ello para comprender la importancia de la transmisión de la Fe de padres a hijos y que ésta sea “una Fe viva, testimonial y alegre, traspasada por la esperanza y la caridad.”

Hoy a las 19.30 en la Parroquia


MISA TE DEUM LAUDAMUS de PEROSSI 

A cargo de la Capilla Clásica de Luanco 

Terminada la Eucaristía tendrá lugar un pequeño concierto navideño 

viernes, 26 de diciembre de 2014

Dime, Niño, de quién eres...


Alguien dijo que los Evangelios fueron escritos para formular una pregunta e iluminar su respuesta. La pregunta no es otra que la siguiente: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (cfr. Mt 16, 15; Mc 8, 29; Lc 9, 20). Mientras que la respuesta se sintetiza en las palabras de San Pedro: “Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16).

Por su parte, la fe popular, con tanta intuición como belleza, ha situado esta pregunta y esta respuesta, en el mismo momento del nacimiento de Jesús: “Dime, Niño, de quién eres, todo vestidito de blanco... Soy de la Virgen María y del Espíritu Santo”. Esta fe popular expresada en los villancicos, no es sino un eco de la liturgia de Navidad, en la que se ilumina de forma maravillosa el misterio de Jesucristo: “Porque en el misterio santo que hoy celebramos, Cristo, el Señor, sin dejar la gloria del Padre, se hace presente entre nosotros de un modo nuevo: el que era invisible en su naturaleza se hace visible al adoptar la nuestra; el eterno, engendrado antes del tiempo, comparte nuestra vida temporal para asumir en sí todo lo creado, para reconstruir lo que estaba caído y restaurar de este modo el universo”.

A lo largo de estos dos mil años, la Iglesia ha hecho frente a tres tipos de errores cristológicos, por entender que dan una respuesta equivocada a la pregunta sobre la identidad de Jesucristo: La primera de las herejías cristológicas, conocida como “gnosticismo” o “docetismo”, consistió en negar o minusvalorar la humanidad de Jesús. Jesucristo sería Dios con apariencia humana, pero no verdadero hombre como nosotros. La segunda de las herejías cristológicas, conocida con el nombre de “arrianismo”, negaba —más o menos explícitamente— la divinidad de Jesucristo: Jesús sería considerado Dios solamente en un sentido metafórico, pero no ontológico. Y, finalmente, el tercer tipo de herejía cristológica, conocida como “nestorianismo”, consiste en entender equivocadamente la conjunción de la humanidad y la divinidad de Jesucristo, comprendiendo a Jesús como mitad hombre y mitad dios, como si en él hubiese dos personas: una humana y otra divina.

Una pregunta que procede hacer en este día de Navidad sería la siguiente: ¿cuál de estos errores cristológicos es el que está más presente en nuestros días? O dicho de otro modo, ¿qué aspecto del misterio de Cristo es el que corre el riesgo de quedarse arrinconado, desdibujado, cuando no negado? Sin duda alguna, en el momento presente son más frecuentes las desviaciones ligadas al segundo y al tercero de los errores señalados: la negación o el oscurecimiento de la divinidad de Jesucristo (creer en Jesús como hombre, pero no como Dios); y al mismo tiempo, la incorrecta formulación del misterio de Cristo, refiriéndonos a la humanidad de Jesucristo sin tener en cuenta suficientemente su singularidad. Analicemos algunos indicios de la presencia de estos errores:

En primer lugar, es sintomático el desuso hoy en día, de los títulos cristológicos presentes en la misma Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia: "Cristo", "Jesucristo", “Señor”, "Hijo de Dios", etc. Corremos el riesgo de sustituir la “Cristología” por una mera “Jesusología”. Incluso, en ocasiones, escuchamos expresiones del tipo "Jesús es un hombre que llegó a ser Dios" o "un hombre en quien Dios habita de una forma especial", en vez de afirmar explícitamente la divinidad del Señor: Jesucristo es Dios, es el Verbo hecho carne, es el Hijo único del Padre, etc.

Al mismo tiempo, hoy no son infrecuentes las referencias a Jesús como una persona humana, olvidando que en Jesús no hay dos personas (humana y divina), sino una única persona divina. La experiencia nos dice que no debemos prescindir de los términos “persona” y “naturaleza”, utilizados por los concilios cristológicos, so pena de desdibujar nuestra fe en Jesús de Nazaret. Él es una de las personas divinas, la segunda persona de la Santísima Trinidad (el Hijo), y tiene dos naturalezas: divina y humana. Por ello, le confesamos como verdadero Dios y verdadero hombre. Así lo proclama el Credo de la liturgia dominical de la Iglesia. Y no está de más recordar que esta formulación de la fe en Jesucristo nos une tanto a las iglesias protestantes como a las ortodoxas, que están también plenamente adheridas a la fe cristológica de los concilios del primer milenio de la Iglesia.

La conocida “ley del péndulo” tiene también su incidencia en lo que se refiere a la percepción de la figura de Jesucristo. Si en el preconcilio se corría el peligro opuesto de la tendencia “monofisita”, en la que la confesión de la divinidad de Jesucristo anula en la práctica la riqueza de la humanidad de Jesús; posteriormente hemos pasado al riesgo contrario. Cito un párrafo de la conferencia pronunciada en 1995 por Joseph Ratzinger en los Cursos de Verano de El Escorial: “Nuestro peligro actual es el de una cristología unilateral de la separación (nestorianismo), donde la atención centrada en la humanidad de Jesucristo va haciendo desaparecer la divinidad, la unidad de la persona se disgrega y dominan las reconstrucciones de Jesús como mero hombre, que reflejan más las ideas de nuestro tiempo que la verdadero figura de nuestro Señor”.

La superación de esta ley del péndulo, que responde a una falsa dialéctica entre la humanidad y la divinidad, solo la han podido lograr los enamorados del Señor Jesús, es decir, los santos. Estamos celebrando los 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, una auténtica enamorada de la humanidad de Jesucristo, que entendió perfectamente que esa humanidad temblorosa que se nos muestra en el pesebre de Belén, es la puerta para penetrar en el misterio trinitario.

¡Os deseo una feliz y santa Pascua de Navidad, y un próspero Año Nuevo!

Monseñor José Ignacio Munilla

NO TE OLVIDES



HOY 24 DE DICIEMBRE

MISA DE GALLO 

A LAS 12:00 DE LA NOCHE

EN LA PARROQUIA 

martes, 23 de diciembre de 2014

Como Gaby, Fofó y Miliki


Hay gente que se debe pensar que la liturgia de la Iglesia son rúbricas colocadas al tun tun y que las fórmulas que se emplean no son más que la ocurrencia de un mindundi. Movidos de tan perspicaz apreciación –je- hay gente que no tiene reparo en modificarlas a su antojo convencidos de que su originalidad, profundidad teológica y sentido pastoral sobran para dar sopas con honda a toda la tradición de la Iglesia, desde Agustín a Tomás de Aquino, desde Éfeso al Vaticano II, desde los primeros misales al último de Pablo VI.

Nada es por casualidad. Y cada fórmula teológica o litúrgica es fruto en muchas ocasiones de siglos de matices, concilios, sínodos, decretos y praxis litúrgica y pastoral. Pues nada, hasta que llega el cura Pepe y las cambia a su antojo convencido de que así sus fieles entrarán mucho mejor en el misterio de Cristo y celebrarán los sacramentos con una fe renovada, actualizada, conciliar y democrática. Les voy a poner ejemplos de esos que me cuentan los lectores y que no tienen desperdicio.

Caso 1. Primeras comuniones en un colegio. Renovación de las promesas del bautismo. El celebrante: ¿Creéis en Jesús de Nazaret, que era bueno con todos, hizo el bien y era amigo de todos y especialmente de los niños? Respuesta de un asistente por lo bajinis… anda, como Gaby, Fofó y Miliki.

Caso 2. Bautizo en iglesia de pueblo. Pregunta el celebrante: ¿Al pedir el bautismo para vuestros hijos sabéis que os obligáis a educarlos para que sean buenas personas? Me decía el que lo escuchó: a ver qué se entiende por ser buena persona, porque para un terrorista cuantos más matas, mejor eres…

Caso 3. Boda en ermita semi abandonada. Compromiso matrimonial. Ahí va la fórmula (es esa porque se la dieron escrita en el folleto de la celebración: “ahora que estamos aquí, quiero comprometerme a ser tu compañera fiel, tu amiga incondicional, y tu amante eterna, atrévete a construir nuestro destino, porque sé que tanto tú como yo, estamos convencidos que juntos somos mejor que separados”.

¿Se ha mejorado algo? No. A ver si encuentran la diferencia:

Caso 1. Ritual: ¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos, y está sentado a la derecha del Padre?

Caso 2. Ritual: ¿Sabéis que al pedir el bautismo para vuestro hijo, os obligáis a educarlo en la fe, para que este niño, guardando los mandamientos de Dios, ame a Dios y al prójimo como Cristo nos enseña en el evangelio?

Caso 3. Ritual: Yo, N., te recibo a ti, N., como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

Pues eso. Ahora me dicen si en aquellas primeras comuniones, en el bautizo del pueblo o en la boda de la ermita, al cambiar el ritual se mejoró o se descafeinó completamente el asunto.

Por cierto, también me cuentan de una parroquia donde hace tiempo que a Dios se le ha quitado el atributo de todopoderoso. Debe ser teológicamente más exacto y pastoralmente la leche. Y si está en el credo apostólico y en las demás fórmulas de fe, y el cura de turno ha decidido que no, pues nada, con dos narices.

Jorge Glez. Guadalix 

Sobre el Sacramento del Bautismo


El bautismo es para todos los seres humanos. El Código de Derecho Canónico no especifica la necesidad de documentos para recibir el bautismo. Es común que algunas parroquias pidan ciertos documentos, a fin de llevar un registro preciso y cierto en el archivo parroquial.

Para poder bautizar a un niño es necesario contar con el consentimiento de los padres o al menos de uno de los dos, y que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la fe católica. De acuerdo con el canon 868 § 1, para poder bautizar a un niño es necesario contar con el consentimiento de los padres o al menos de uno de los dos, y que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la fe católica. Este es el tenor literal de dicho canon:

Canon 868 § 1: Para bautizar lícitamente a un niño se requiere:

1º que den su consentimiento los padres, o al menos uno de los dos, o quienes hagan legítimamente sus veces.

2º que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica; si falta por completo esa esperanza, debe diferirse el bautismo, según las disposiciones del derecho particular, haciendo saber la razón a sus padres.

El canon 97 § 2 define hasta qué edad se debe considerar niño a una persona; según este canon, es niño (infans, en latín) quien no ha cumplido siete años de edad; el canon 99 previene que quien carece de uso de razón se equipara a los niños a estos efectos.Por lo tanto, para poder bautizar a un niño hasta los siete años de edad sólo se piden estos dos requisitos enunciados: que consienta al menos uno de los dos padres, y que haya esperanzas fundadas de que va a ser educado en la fe de la Iglesia.

Como se puede observar, el Código no exige ningún requisito referente a la, digamos, calidad moral de la relación de los padres. Si a los padres les une una relación contraria a las enseñanzas de la Iglesia, el Código no les prohíbe pedir el bautizo de su hijo; si los padres no están casados, o han atentado matrimonio civil, o sólo pide el bautizo la madre porque el padre no aparece, por el derecho universal de la Iglesia puede ser bautizado, con tal que esté garantizada de algún modo la educación cristiana del hijo.

No se puede juzgar a nadie; no es el objetivo de este artículo juzgar la conciencia de quienes se encuentren en las situaciones morales descritas arriba, o en otras similares, en contradicción con las enseñanzas del Magisterio. Por eso, si se habla aquí de culpa o incluso de pecado, se hace sólo en referencia al hecho objetivo de que tales conductas son contrarias a la doctrina de la Iglesia. Pero no es nuestra intención juzgar la culpabilidad de cada uno, pues sólo Dios juzga.

El criterio de la Iglesia en este precepto es el de no castigar al hijo por la conducta de los padres. Se debe tener en cuenta que el bautismo es el sacramento que abre la puerta a los demás sacramentos (cfr. canon 849), y que por ser sacramento, confiere la gracia. Que los padres hayan cometido una culpa no debe impedir que los hijos puedan acceder a las fuentes de la gracia. Por lo tanto, la norma de derecho universal permite que estos niños puedan incorporarse a la Iglesia. Para mayor abundancia, hay que observar que el Código ni siquiera exige que los padres estén bautizados.

Es más, el bautizo que piden puede ser una ocasión para que el párroco hable con los padres, y les anime a que reemprendan su vida cristiana. Probablemente actúe mal el pastor que recibe a estos padres, y ni siquiera les recuerde -con caridad y comprensión, intentando ayudar- que su modo de vida es contrario a las indicaciones de la Iglesia. Pero tampoco debe olvidar el párroco que el bautismo que piden es una oportunidad que se le presenta para intentar acercar a esos padres a Dios.

Sin embargo, no se debe obviar un matiz: el párroco -autoridad competente como norma general, por el canon 857 § 2- debe tener esperanzas fundadas de la educación cristina de los niños que le presentan para ser bautizados; se trata de un mandato del Código de difícil interpretación en la práctica, dada la variedad de situaciones en que se debe aplicar el Código a lo largo de la Iglesia universal. Por eso, se remite el canon a las disposiciones de derecho particular. Puede haber indicaciones de derecho particular, que den criterios a los párrocos al respecto. Lo cual tiene gran interés pastoral, para poder unificar criterios en una nación, territorio o diócesis. Pocas cosas causan tanto daño a los fieles como la disparidad de criterios entre los sacerdotes de unas parroquias o de otras, frente al mismo problema pastoral.

Y entre estas disposiciones de derecho particular, puede haber normas que indiquen cómo debe actuar un párroco si le pide el bautizo unos padres en una de las situaciones indicadas arriba, contrarias a las enseñanzas de la Iglesia. En ese caso, el párroco deberá atenerse a la legislación particular en vigor en su diócesis. Supuestas estas normas, el párroco no podrá bautizar al niño, o deberá pedir garantías adicionales de la educación cristiana. Entonces el párroco legítimamente podrá diferir el bautismo del niño.

Sobre los documentos requeridos

Algunas parroquias solicitan ciertos documentos civiles o celesiásticos para cumplir con los trámites notariales en la misma parroquia. De este modo, es común que se requiera el acta de nacimiento del niño, el acta de matrimonio de los padrinos (si son pareja) etc. Debemos decir que en el Código de Derecho canónico no se especifica la presentación de ningún documento para recibir el bautismo válidamente. Por lo tanto, la entrega de documentos no es un requisito indispensable para recibir los sacramentos.

Sin embargo, el párroco tiene la obligación de registrar a los bautizados en el registro notarial de su demarcación. En este ámbito, el párroco tiene derecho a pedir los documentos que considere necesarios para llevar un registro claro en los archivos. Los documentos que se requieren son especificados en la oficina de cada parroquia. Generalmente se pide un certificado de nacimiento para que los nombres en todos los documentos sean los mismos y creibles. De todos modos, no especificamos ningún documento en este artículo, pues pueden variar de parroquia en parroquia.

Luego de celebrado el bautismo, la parroquia emite una fe de bautismo con los datos del bautizado, padres, padrinos, fecha, etc. Es importante conservarlo para agilizar los trámites de futuros sacramentos como el matrimonio o la confirmación. La fe de bautismo, como su nombre lo indica, es el certificado qu eseñala cuándo tuvo lugar el sacramento.

La validez de los estipendios económicos

Muchas personas se indignan cuando se enteran que para celebrar el sacramento del bautismo hay que cooperar con una cuota económica. No se puede decir que esto sea el precio del sacramento, ya que los sacramentos son fruto de la gracia divina, la cual no admite un pago material: Dios la regala según su caridad. Esta cuota debe tomarse como una cooperación para los gastos del sacerdote y de la parroquia, pues los sacerdotes, por su trabajo, tienen derecho a alimentarse y a disfrutar de la generosidad de los demás.

Recordemos que la parroquia tiene gastos como el mantenimienyo del templo y de los empleados que trabajan en la notaría parroquial. La cuota pedida se justifica un tanto por la obtención de la fe de bautismo, no obstante, recordemos que este documento no es un contrato de compra-venta, sino sólo un certificado eclesiástico.

Por demás, el sacerdote tiene los popularmente llamados “derechos de estola”. Esto está presente en el cánon 281 § 1: “Los clérigos dedicados al ministerio eclesiástico merecen una retribución conveniente a su condición, teniendo en cuenta tanto la naturaleza del oficio que desempeñan como las circunstancias del lugar y tiempo, de manera que puedan proveer a sus propias necesidades y a la justa remuneración de aquellas personas cuyo servicio necesitan.”

lunes, 22 de diciembre de 2014

Necrológica Diocesana


Fallece el sacerdote Don Daniel Presa Alonso 

El sacerdote Daniel Presa Alonso, (Jove-Gijón, 1932) ha fallecido esta mañana. 
Ordenado en 1957, comenzó su ministerio sacerdotal como ecónomo de Santa María de Suares (Nava), donde permaneció hasta 1961.

 Desde allí, pasó a ser párroco de San Salvador de Priesca (Villaviciosa) así como de San Cosme de Tornón (Villaviciosa) y encargado de San Antolín de Llera (Colunga), parroquias de las que actualmente se ocupaba. Entre 1995 y 1996, además, se ocupó de la administración de la parroquia de Santa Eulalia de Selorio y Santa Eulalia de Carda. 

El funeral será mañana, martes 23 de diciembre, a las 16,00 h., en la parroquia de San Salvador de Priesca (Villaviciosa).

D.E.P.




sábado, 20 de diciembre de 2014

Evangelio Domingo IV de Adviento – Ciclo B

Anunciação de Nossa Senhora e Encarnação do Verbo

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
– «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú eres entre las mujeres.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
– «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel
– «¿Cómo será eso pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
– «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
– «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor

viernes, 19 de diciembre de 2014

Creer no es fácil, pero tampoco excesivamente difícil


Creer, en sentido teológico, es confiar en Dios y aceptar como verdadero lo que Él nos ha comunicado. No me parece excesivamente difícil aceptar que Dios existe. Lo que hay, al menos la realidad a la que tenemos acceso, es suficientemente “milagrosa”, sorprendente, como para sospechar que no ha podido surgir por casualidad.

Entre lo que llamamos “milagro” – en principio, algo extraordinario – y el más ordinario de los hechos la diferencia es más sutil de lo que parece. ¿Es milagroso u ordinario que pueda seguir respirando?, ¿es milagroso u ordinario que un avión no se caiga – y no me bastan las teorías de fluidos, sino que me remito a la experiencia de quien sube a un avión - ?, ¿es milagroso u ordinario que alguien ponga delante el bien de otro antes del propio? Todo queda remitido, en cierto modo, al propio juicio, a la idea que nos hagamos del mundo, tan complejo y, a la vez, tan simple.

Si escuchamos nuestra voz interior, si entramos en nosotros mismos, hay indicios suficientes como para formular la misma pregunta y para tomar en serio similares indicios que apuntan a Alguien más allá de nuestro propio yo. Algunas cosas nos parecen buenas o malas o, quizá, permitidas o prohibidas. Tal vez no sepamos muy bien por qué, pero sabemos – con un saber muy cercano a la vivencia – que es así.

Es posible que nadie, o casi nadie, me pueda demostrar que es un absurdo lógico matar a un inocente, pongamos por caso. Es posible idear razones o motivos que lo justifiquen – matar a un inocente -. Pueden ser – según qué inocentes – una carga insoportable, un lastre para el grupo, un freno para el despliegue de la propia personalidad. Pero, pese a todo, algo me dice, una voz que he de tomar muy en serio si quiero ser fiel a mí mismo, que no se puede matar a un ser humano inocente.

Para mí, en suma, el teísmo no es excesivamente difícil. Me parece más razonable aceptar la existencia de Dios que negarla. Por motivos que, a lo que se me alcanza, son puramente racionales.

Mucho más difícil es admitir la Encarnación. Todos los primeros concilios cristológicos - al menos desde el de Nicea hasta el concilio IV de Constantinopla - , por decir algo, versan sobre lo mismo: el realismo de la Encarnación. Una cosa es aceptar que Dios existe y, otra, relacionada con la primera, pero más difícil, es reconocer que Dios nos sale al paso, que llega hasta nosotros. Joseph Ratzinger-Benedicto XVI se preguntaba en uno de sus libros dedicados a Jesús de Nazaret: “¿Qué nos trae Jesús?”. Y contestaba: “Nos trae a Dios”.

Jesús nos trae a Dios, pero no como quien nos trae una mercancía venida del más allá. No. Él nos trae a Dios porque Él mismo es Dios, el Hijo de Dios hecho hombre, el Verbo encarnado. Podría parecer una pretensión excesiva. Pero solo lo sería si Jesucristo no fuese veraz, ni creíble. No obstante, toda su vida y su muerte, y su resurrección, nos sitúan ante un dilema que, si se entra hasta el fondo, no es tan sencillo de esquivar: ¿Es un impostor o dice la verdad?. Yo creo, con buenas razones, que dice la verdad.

Pero, ¿cómo sabemos de Cristo, de su vida, de su pasión, de muerte, de su resurrección? Solo cabe apelar a la Iglesia y a su testimonio. Y casi, aplicando el principio de razón suficiente o de reducción al absurdo, cabe creer –es creíble – que algo así ha pasado. Si no, si nada hubiese pasado, la misma existencia de la Iglesia sería, casi literalmente, inexplicable.

Y luego está la vida de cada día. Y nuestra historia personal. Y los vericuetos que han podido acercarnos a la fe o alejarnos de ella. Y está, como en todo lo humano, la ambigüedad de lo humano, su grandeza y su miseria. El eco de la creación y de la gloria, y la huella del pecado.

Creer es fácil y difícil. Aunque no tan difícil. ¿Qué se nos pide para creer? Se nos pide, y es lógico que así sea, una depuración de las mediaciones que, sin negarlas, porque como humanos necesitamos la mediación, las pongamos en su sitio, en su justo puesto.

La meta de la fe es Dios. Su fundamento es Dios. Su razón de ser es Dios. Todo lo que, con la ambigüedad de lo humano, nos ha llevado a Dios, ha cumplido su papel. No le pidamos más a lo humano. No exijamos que toda mediación humana, aparente o real, tenga la pureza de la humanidad de Cristo o la garantía que el mismo Cristo asegura a su Esposa, la Iglesia.

Uno puede llegar a la meta hasta por error, pero la meta es la meta. Y esa es una sola: Dios. No es fácil, ni tampoco tan difícil. Dios nos ha destinado a ello y, si no nos empecinamos en contra, no nos faltará su ayuda.

Pero no confudamos los atajos con los caminos. Ni los caminos con el Camino. Ni a Jesucristo con sus posibles- probables - testigos. Si esos testigos son tales nos llevarán a Cristo a través de su Iglesia. Si son tales, jamás nos apartarán de Cristo y de su Iglesia. Y, tampoco, dicho sea de paso, de la conciencia, de la razón y del sentido común.

Guillermo Juan Morado.

“Una reja para abrir”. Por Rodrigo Huerta Migoya


Puede parecer una paradoja, más no se trata de ninguna errata (esta vez); el título es el que es y está bien. Pero ¿Cómo puede abrir una reja?, ¿no será una contradicción? Con frecuencia asimilamos esta palabra con una prisión, la cerca de una finca, un convento de clausura…, es decir; barreras para el hombre.

No es el caso, la reja que se ha instalado en el templo no es para hacer de la iglesia un edificio inaccesible sino abierto de par en par como con tanta insistencia nos pide el Papa Francisco: La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. De este modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas.

El solar dónde se ubica nuestra Iglesia es un punto estratégico y privilegiado en el plano de Lugones, y esto bien lo saben unos y otros. Las escaleras frente a la fachada, la travesía tras la casa rectoral, el parque o la rampa de la calle de la Iglesia son espacios de atajo, paso y camino en el corazón del pueblo. Con la reja se facilita la oración ante el Santísimo, especialmente los lunes durante todo el día y, por semana, desde las 13:00a las 16:00 de la tarde en que el templo permanece cerrado. Estas horas del mediodía son esenciales para tantos que salen del trabajo, del colegio y de sus quehaceres, cuando camino de casa para comer pueden hacerle un guiño al Señor que espera con ansia nuestro saludo.

Todo un acierto sin duda, D. Joaquín, y una solución que desde hacía tiempo se venía barajando como remedio a las cuantiosas humedades que asolan los muros laterales de templo. Otra opción hubiera sido comprar una docena de des-unificadores, pero, aparte del gasto que se evita de este modo, como los métodos naturales, ninguno.

He oído que en general ha gustado bastante a los feligreses, y eso que nunca se pueden hacer las cosas al gusto de todos ni tampoco dejar de hacerlas por prejucios y escrúpulos de unos pocos, una prueba irrefutable del mencionado éxito es que la hermana gemela de nuestra Iglesia (la de San Jorge de Nueva de Llanes idéntica en todo a ésta) luce también en su portada una reja bien parecida (me he molestado en comprobarlo).

Que el tiempo de Adviento en el que nos adentramos sea momento de ventilar, de dejar transpirar y secar nuestras humedades. Que cuando el Niño Dios llegue se encuentre un pajar seco y mullido en nuestro corazón, donde Él podrá recostarse.

Al terminar este año 2014 que pasará a la historia por ser el año de los papas santos quiero recuperar esa hermosa oración que el Papa San Juan XXIII escribió al Niño Jesús para que cada familia la rece en sus hogares. Dice así:

“Dulce Niño de Belén, haz que penetremos con toda el alma en este profundo misterio de la Navidad. Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan, a veces con tanta violencia, y que tú sólo puedes dar. Ayúdales a conocerse mejor y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre. Descúbreles también tu hermosura, tu santidad y tu pureza. Despierta en su corazón el amor y la gratitud a tu infinita bondad; únelos en tu caridad y danos a todos tu celeste paz. Amén.”

jueves, 18 de diciembre de 2014

El Papa la pieza clave en la resolución del conflicto entre Estados Unidos y Cuba

​Papa Francisco jugó papel clave en acercamiento entre EE.UU y Cuba


ABC
El Papa Francisco jugó un papel clave en los contactos secretos que mantuvieron durante meses delegaciones de EE.UU. y Cuba para iniciar un proceso de normalización de las relaciones bilaterales, rotas desde 1961, dijeron hoy altos cargos de la Casa Blanca a condición de anonimato.

El Sumo Pontífice «se complace vivamente» por el anuncio del restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, «con el fin de superar, por el interés de los respectivos ciudadanos, las dificultades que han marcado su historia».

Así lo confirmó hoy el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, en un comunicado remitido a los medios minutos después de que los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro, agradecieran el apoyo del pontífice para facilitar el diálogo entre ambos países.

Obama destacó hoy la implicación «personal» del Papa Francisco en el proceso de negociaciones entre su país y Cuba para iniciar una normalización de las relaciones diplomáticas bilaterales.

Carta del Sr. Arzobispo


De viajes beleneros, de huidas y pateras 

En estos días previos de Navidad, recordamos aquel viaje célebre para un empadronamiento casi vulgar. Nada de especial. Cumplimiento legal de un edicto que puso a no pocos de aquí para allá al retortero de tener que inscribirse en el lugar de su respectivo nacimiento. Y así hemos tenido noticia del viaje que desde Nazaret de Galilea tuvieron que hacer hasta Belén de Judá aquel artesano bueno y discreto que acompañaba a su prometida embarazada de modo misterioso, por aquellos andurriales de Dios. Los artistas nos han pintado y esculpido esa escena, y no pocos escritores y músicos han puesto en prosa y en solfa la trama de aquel viaje bendito de un Dios en trance de nacer. El hecho es que no encontraron posada, por más que fueron de puerta en puerta pidiendo un pequeño rincón para pernoctar y donde colocar en aquella noche avanzada la Luz más grande que hizo todo y que venía con aquellas trazas a alumbrar si la dejaban encender su chispa y su lumbre que traía como Mesías esperado a la humanidad.

Hoy los viajes son otros, aunque Dios mismo siga en medio de nuestros pucheros y cocidos, como con gracejo nos recuerda en su año jubilar cinco veces centenario nuestra santa andariega Teresa de Ávila. Otros viajes, sí. Los vemos deambular de aquí para allá cuando nos asomamos a las noticias que por repetitivas dejan ya de conmovernos. Colchones enrollados que llevan sobre sus cabezas, como queriendo llevar consigo los sueños que allí durmieron y que acabaron en tremenda pesadilla. Maletas maltrechas que a duras penas contienen los pocos enseres que en un envoltijo se pueden meter. Bolsas antiguas, rasgadas, sin cremallera viva, por donde asoman telas y trapos con los que cubrir tanto miedo, tanto llanto y tanta orfandad. Así los vemos a esos cristianos que en el Líbano, en Irak tienen que ir huyendo de su tierra, de su patria, de su hogar. En nombre del terror más subvencionado a golpe de pistola y a siega de cuchillo, te echan de lo tuyo y te separan de los tuyos, como concesión benévola ante la alternativa que te quita la vida si no te quitas de en medio. El único delito conocido y esgrimido: que los fugitivos… son cristianos.

Tenemos otros viajes que no tienen en este caso la profesión de fe cristiana. Lo que les mueve a salir por pies con engaño, mafias, peligros y meta incierta, es el hambre de tantas cosas: de pan, de dignidad, de libertad, de cultura. África les queda detrás en su huida, África está al sur de sus espaldas tronchadas y mojadas. Sus pateras y cayucos no entrarán jamás por la bocana de nuestros excesos, ni tendrán nunca permiso para aparcar en nuestros puertos de lujo cuyas aguas no podrán fondear. Los vemos encaramados en las fronteras de la insolidaridad, arracimados en las alambradas esperando la oportunidad para saltar. Vienen los hambrientos, los mugrientos, los asustados, los infectados, los injustamente ajusticiados en el tribunal de la fortuna. Pero se cuelan también otros que vienen con otros intereses y pretensiones.

Son los viajes de aquí para allá, como el de hace dos mil años, que los hombres y mujeres, los niños, incluso en gestación en el vientre de sus madres, se tienen que poner en movimiento en busca de una posada. Además del nacimiento belenista que nos recuerda lo que ocurrió con José y María llevando a su pequeño Jesús a nacer, hemos de poner otros nacimientos en la vida, porque la humanidad sigue sufriendo más cerca de lo que nos parece la insolidaridad de siempre. Esto también nos prepara a la verdadera Navidad.


+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

Carta a mi bebé que se fue al cielo: has valido la pena

Bambino su seno

Aleteia

Impactante testimonio de una mamá cuyo bebé, enfermo, murió al poco de nacer

Muchas mujeres embarazadas reciben la terrible noticia de que su hijo viene con alguna malformación o problema de salud. ¿Qué hacer? ¿La salida es el aborto? ¿Es una "injusticia" seguir adelante con el embarazo, como dicen muchos profesionales sanitarios?

Cuando les dijeron a Alfonso y Susi, un matrimonio español que su pequeño Ismael venía con cardiopatía grave y que no iba a vivir, el golpe fue tremendo. Pero aceptaron esto como voluntad de Dios, y siguieron adelante con el embarazo, a pesar de las fuertes presiones para que abortaran. Finalmente, Ismael vino al mundo, el 8 de diciembre, fue bautizado y, después de dos días, murió tranquilito junto al corazón de su mamá.

Ella le ha escrito esta carta:

Mi pequeño gran Angel, Ismael.

Tu paso por nuestras vidas ha sido un brisa suave. He sido afortunada de llevarte estos 7 meses en mis entrañas, sufrir contigo y por ti, rezar a Dios por no tener que despedirme nunca de ti. Amarte sin importarme como serias, acompañarte sabiendo lo que me iba doler tu pérdida.

Naciste el día de la inmaculada y te fuiste con la virgen de Loreto. Ahora que ya no te siento dentro de mi, ni puedo volver a tomarte en mis brazos, volver a besarte....el dolor y el vacío de mi corazón es inmenso. Pero volvería a pasar de nuevo por todo esto, el conocerte, el amarte, el esperar sin esperanza...... el acunarte en mis brazos y bañar tu pequeño rostro de lágrimas.

Has sido una bendición para nosotros, nos has dado una lección de amor de sencillez de humildad, de lucha por la vida y de entrega impresionante. Cuando al cogerte en mis brazos , abriste tus pequeños ojos para mirarme, me demostraste que todo ha valido la pena. Dayenu. El dolor que siento ahora es muy fuerte pero el amor que te tengo es mayor. Me siento la madre mas afortunada del mundo por haber tenido un hijo como tú.

¡Que grande has sido y que pequeño a la vez! Siempre estarás en nuestro corazón. Mi mayor consuelo es saber que algún día volveré a estar contigo y que esta vez para siempre. Te quiero hijo de mi alma. ¡Cuanto fruto ha dado tu corta vida, mi amor!. Doy gracias ha Dios por pensar en mi para llevar a este Angel en mi seno. Reza por nosotros hijo para que nunca nadie me quite de mi corazón este sello que tu me has dejado.

Luz de Navidad


la razón
Estamos, de nuevo, un año más, en los umbrales de la Navidad. Todo se ilumina en ella. Las luces de las calles brillan rutilantes y dan a nuestros pueblos y ciudades un aire de fiesta, de gozo y alegría. Esas luces son un pálido destello de la Luz grande que en la Navidad luce más que el sol e ilumina a todo hombre que viene a este mundo: es la Luz del Amor, Dios, el Hijo de Dios vivo que se hace carne, que se hace niño, que se hace hombre. Todo converge ahí; todo adquiere sentido desde ahí. Ahí está la gran esperanza y la luz que todo lo ilumina. En Belén la noche oscura se hace día radiante y la fragilidad de un Niño recién nacido en la más radical pobreza de un establo se convierte en fuerza de todos los débiles y esperanza para todos los hombres y todos los pueblos.

Ha sido un verdadero derroche de amor el que el Hijo de Dios se haga carne de nuestra carne, nazca en condiciones dignas del último de los pobres. Se nos ha aproximado hasta el extremo la cercanía suprema de Dios: se ha hecho uno de los nuestros para elevarnos en grandeza y dignidad que jamás cabría pensar. El hombre deja de ser incomprensible para sí mismo por esta cercanía inefable, porque se le ha revelado el Amor, se ha encontrado con el Amor, Dios mismo, lo experimenta y lo hace propio. A pesar de que el consumismo, el paganismo rampante de hoy y la increyente pretensión de quedarse con las formas bellas y arrojar fuera su contenido religioso, parece que quieran «robarnos o secuestrarnos» la Navidad –y casi diría que lo consiguen–, estas fiestas siguen conservando su fondo, que nos apunta a lo más verdadero de ellas: la ternura de un Dios que ama al hombre y no «pasa» de largo de su desgracia, de su abandono o de su soledad. En un mundo roto y malherido por la violencia y por la guerra, por la división y el enfrentamiento, por la pobreza, el hambre y la falta de hogar, por el desprecio de la vida y envuelto en la oscuridad de una cultura de la
muerte y del «eclipse» de Dios, nos encontramos en estos días con el acontecimiento irrevocable, «el mismo hoy, ayer y siempre», que llena la Tierra de luz y la abre a la esperanza: Cristo Jesús, que «siendo de condición divina se despoja de su rango, toma la condición de esclavo, se rebaja hasta lo último», por puro amor, y para levantarnos con El sobre toda muerte, para reponernos en nuestra dignidad robada y establecernos en la abundancia de la reconciliación y la paz. «El cristiano que lo es de veras sabe que Dios el Padre nos ofrece un hogar en un mundo de aspereza tan terrible que para muchos es como un simple cruce de sendas perdidas en un bosque sin claros. Ese hogar es Dios mismo. El cristiano vive su experiencia de Dios como su hogar, particularmente en los días de la Navidad. Entonces goza de la ternura y de la cercanía de Dios en el Niño en brazos de su Madre» (A. Palenzuela). Esa luz que brota de tal ternura y cercanía del Niño nos conduce a la gran esperanza del Emmanuel –Dios-connosotros–, Dios en favor del hombre de una vez para siempre y sin vuelta atrás. Así esta Luz grande disipa la oscuridad del miedo y de los temores ante el futuro. La Encarnación y Nacimiento de Jesús en Belén de Judá hacen desvanecer todos esos temores. Ahí el hombre vuelve a encontrar la
dignidad y el valor propio de su humanidad. ¡Qué valor debe tener el hombre a los ojos de Dios, el Creador, si le ha dado a su Hijo para que tenga vida, plena y eterna! ¡Qué grandeza la suya “si el Hijo ha descendido de aquella Altura a la que el hombre no alcanza, para que puedan llegar a Él los pequeños publicanos como Zaqueo! (S. Efrén). Dios lo ha apostado todo por el hombre; se lo ha jugado todo por él; se ha identifi cado enteramente con él: ha querido levantar y engrandecer al hombre; nuestra humanidad es la humanidad de Dios. A partir de ahí se recupera e ilumina por completo la verdad radical del hombre y del mundo, que evidentemente no tiene en sí misma su última consistencia.

La certeza de la fe, de modo escondido y misterioso, vivifica todo aspecto del humanismo auténtico, lo ensancha y le abre las sendas de un futuro cargado de esperanza y abierto a la paz. La Iglesia, los cristianos en ella y con ella, en la Navidad que celebramos mira al futuro, con la paz y el aliento que sólo Dios, Emmanuel, puede darnos y que auyenta todo temor y miedo. Desde la misma Encarnación tenemos, de parte de Dios, la gran palabra consoladora cargada de ánimo y alentadora de esperanza: «¡No temas, María!», le dice el Arcángel en la Anunciación. «¡No tengáis miedo!», escuchan los pastores pobres y marginados que velan su ganado en la noche fría. «¡No tengas miedo», le dice Jesús a Pedro caminando sobre las aguas procelosas del lago. «¡No temáis!», les dice Él mismo, resucitado, a sus discípulos. «¡No tengáis miedo! Abríos a la esperanza que nace e ilumina a todo hombre en la Navidad, misterio grande amor, de caridad infinita que reclama amor y caridad en este mundo nuestro necesitado de la Luz y del amor de la Navidad».

S.E.R. el Cardenal-Arzobispo de Valencia 

lunes, 15 de diciembre de 2014

«Los sacramentos son la manifestación de la ternura, la consolación y el amor de Dios a cada hombre»


Este domingo tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, por ello un poco más abarrotada de lo habitual los domingos, la bendición de las imágenes del Niño Jesús de los belenes que adornan el domicilio de los romanos o del resto de peregrinos que lo llevaran.

Un día alegre que aprovechó el Papa precisamente para explicar en qué consiste la alegría cristiana: "Cada familia, cada pueblo aspira a la felicidad", pero "cuando Jesús entra en la historia con su nacimiento, la humanidad recibió el germen del Reino de Dios. Ya no es necesario buscar otras cosas, porque Jesús ha venido a traer la alegría a todos y para siempre".

"No se trata de una alegría para el futuro", continuó Francisco, como si aquí en la tierra debiésemos estar tristes a la espera de la alegría del paraíso: "No, no es esto, es una alegría real ya, que se experimenta ahora, porque Jesús es nuestra alegría".

¿Quién no quiere llevarse a casa un Niño Jesús bendecido por el Papa?

E invitó a todos los presentes a repetir tres veces el lema de uno de los carteles de la jornada: "Con Jesús la alegría esta en casa. Todos, digamos juntos: con Jesús la alegría está en casa. Una vez más: con Jesús la alegría está en casa". Y continuó el diálogo: "¿Sin Jesús hay alegría? Nooo. ¡Bravo!".

Jesús: la Palabra y los sacramentos
"Jesús está vivo, ha resucitado y trabaja en nosotros y entre nosotrosespecialmente con la Palabra y los sacramentos", añadió: "Todos los bautizados estamos llamados a acoger la presencia de Dios para ayudar a los otros a descubrirlo o a redescubrirlo si se nos ha olvidado. Es una visión muy bella la de San Juan Bautista: orientar a los demás a Cristo".

Luego recordó las condiciones que plantea San Pablo en la Epístola del día para ser "misioneros de la alegría": "Rezar con perseverancia, dar siempre gracias a Dios, secundar su espíritu, buscar el bien y evitar el mal. Si éste es nuestro estilo de vida, la Buena Nueva entrará en muchas casas para volver a descubrir que en Jesús esta la salvación, y que en Él se encuentran la paz interior y la fuerza para afrontar las dificultades de la vida".

"¡Nunca se ha oído de un santo triste o de una santa con rostro fúnebre!", exhortó Francisco: "¡Nunca se ha oído, sería un contrasentido!".

"El cristiano tiene el corazón lleno de paz porque sabe poner su alegría en el Señor, afrontando los momentos difíciles de la vida sabiendo que no estamos solos. Ésta es la paz que Dios le da a sus hijos", dijo el Sumo Pontífice.

Y conclusyó recordando que "Jesús no es un personaje del pasado, es la Palabra de Dios que hoy continúa iluminando el camino del hombre, y sus gestos, sus sacramentos, son la manifestación de la ternura, la consolación y el amor del Padre hacia cada ser humano".

domingo, 14 de diciembre de 2014

Necrológica diocesana

Imagen de la Parroquia de San Cucufate 

Ha fallecido en el día de ayer el sacerdote Don Agustín Rodriguez Rancaño

Nacido en Cangas de Narcea el 29/06/1932

Fue ordenado sacerdote el 22/03/1958 por manos de Monseñor Lauzurica y Torralba

Desempeñó su ministerio sacerdotal en diferentes puntos de Asturias. Algunos fueron:

* Ecónomo de San Juan de Montovo y San Martin de Ondes (Belmonte)

*Encargado de San Vicente de Naviego y anejos

*Ecónomo de San Andrés de Carreña de Cabrales y su filial Asiego

*Encargado de Berodia y su filial Inguanzo

*Encargado de Puertas de Cabrales

*Párroco de San Martín de Cayés y San Cucufate de San Cucao (Llanera)

En 2008 su salud empezó a deteriorarse por lo que cesó como Párroco.

Desde entonces ha residido en la Casa sacerdotal así como pasaba temporadas en su Cangas natal.

El funeral por su eterno descanso fue celebrado hoy a las cuatro de la tarde en la Basílica de Santa   Magdalena de Cangas del Narcea. Después su cuerpo recibió cristiana sepultura en el panteón familiar del cementerio municipal cangués.

D.E.P.

Evangelio Dominical

7dic08[1]

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe.

No era él la luz, sino testigo de la luz. Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde  Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran:

– «¿Tú quién eres?» Él confesó sin reservas: – «Yo no soy el Mesías.» Le preguntaron: – «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?» El dijo: – «No lo soy.» – «¿Eres tú el Profeta?» Respondió: – «No.» Y le dijeron: – «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?» Él contestó: – «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías.» Entre  los enviados había fariseos y le preguntaron: – «Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» Juan les respondió: – «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.»

Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Palabra del Señor

Un libro más que intresante



¿Aún sirve la Iglesia? ¿Para qué?

Autor: Íñigo Ugalde

La Iglesia es un magnífico milagro de supervivencia que no tiene fácil explicación humana. Esta institución ha encontrado –y encuentra– todo tipo de trabas. Las encuentra fuera de ella: con persecuciones y contestaciones a su misión. Y las encuentra dentro, entre sus miembros: minando su credibilidad. Sin embargo, a pesar de todas ellas, no ha variado su credo un ápice. ¿Por qué?
Quizás dentro de todos los escándalos que hemos oído estos últimos años sobre la Iglesia Católica: Vatileaks, abusos a menores, luchas de poder en las altas esferas… el más grande para el hombre moderno es que se presente a sí misma como la única Iglesia verdadera, santa, católica y de descendencia apostólica. Si lo que quiere es escandalizar, con esta auto-presentación lo consigue de sobra.
La mayoría de la gente no cree, o desconoce su naturaleza. No falta quien no encuentra conexión entre ella y Cristo, como si fuesen dos realidades diferentes. Sin embargo, perseguirla es perseguir al mismo Jesús. Muchos otros han pervertido el mismo fin de la Iglesia, reduciéndola a una ONG, haciendo, por tanto, incomprensible su predicación.
¿Qué es, por tanto, la Iglesia? Y más importante ¿Sirve para algo al hombre de este siglo? Aquí encontrarás, querido lector, mi pequeña aportación a este gran asunto…

El Obispo de Santander ha sido nombrado Arzobispo de Zaragoza


El Papa Francisco aceptó la renuncia presentada por Mons. D. Manuel Ureña Pastor el pasado 12 de noviembre. Mons. Jiménez Zamora es Obispo de Santander desde 2007

La Nunciatura Apostólica en España comunica a la Conferencia Episcopal Española (CEE) que a las 12,00 horas de hoy, viernes 12 de diciembre, la Santa Sede ha hecho público que el Papa Francisco ha nombrado a Mons. D. Vicente Jiménez Zamora nuevo Arzobispo de Zaragoza.

Mons. Jiménez Zamora sustituye en la sede zaragozana a Mons. D. Manuel Ureña Pastor, Arzobispo emérito desde el 12 de noviembre, cuando el Papa Francisco le aceptó la renuncia al gobierno pastoral presentada en conformidad con el canon 401, § 2, del Código de Derecho Canónico. Un día después, el 13 de noviembre, el colegio de consultores elegía al sacerdote Manuel Almor Moliner, Vicario General desde 2011, Administrador Diocesano de la Archidiócesis de Zaragoza, sede de la que estará al frente hasta la toma de posesión del nuevo prelado.
Mons. D. Vicente Jiménez Zamora, Obispo de Santander desde 2007



Mons. D. Vicente Jiménez Zamora nació en Ágreda (Soria) el 28 de enero de 1944. Fue ordenado sacerdote diocesano de Osma-Soria el 29 de junio de 1968. Es licenciado en Filosofía por la Universidad de Santo Tomás de Roma; licenciado en Teología Dogmática por la Universidad Gregoriana de Roma, y especializado en Teología Moral por la Academia Alfonsiana de la Universidad Lateranense de Roma.

Su ministerio sacerdotal lo desarrolló en su diócesis natal, en la que durante años impartió clases de Religión en Institutos Públicos y en la Escuela Universitaria de Enfermería, además fue profesor de Filosofía y de Teología en el Seminario Diocesano. También desempeñó los cargos de delegado diocesano de Enseñanza (1978-1985) y del Clero (1982-1995); Vicario Episcopal de Pastoral (1988-1993); Vicario Episcopal para la aplicación del Sínodo (1998-2004) y Vicario General (2001-2004). Fue, desde 1990 hasta su nombramiento episcopal, abad-presidente del Cabildo de la Concatedral de Soria.

El 12 de diciembre de 2003 fue elegido por el colegio de consultores administrador diocesano de Osma-Soria, sede de la que fue nombrado obispo el 21 de mayo de 2004. Ese mismo año, el 17 de julio, recibió la ordenación episcopal. El 27 de julio de 2007 fue nombrado Obispo de Santander y tomó posesión el 9 de septiembre de 2007.

En la Conferencia Episcopal Española es desde 2011 Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada. Además ha sido miembro de las Comisiones Episcopales para la Doctrina de la Fe (2007-2008) y Pastoral Social (2008-2011).

El sábado 29 de marzo de 2014 la Santa Sede hizo público su nombramiento como miembro de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Carta semanal del Sr. Arzobispo


Conjugando el tiempo de la vida

Hemos llegado al ecuador del adviento. Estas cuatro semanas de preparación ya van mediando imparables nuestro camino. Es un tiempo que se me da para poner nombre a la espera, porque el hombre no sabe dejar de esperar. La vigi­lancia es vivir despiertos mientras esperamos. Vale la pena escuchar ese grito de nuestro corazón que continuamente nos reclama al milagro de una novedad que no caduque, de una verdad que no sea engañifa, mientras reconocemos que Alguien, que como ningún otro y para siempre jamás, tomó en serio ese grito, abrazó mi corazón humano, pudiendo desde entonces reestrenar esperanzas y brindar felicidades.

Por eso las palabras que envuelven la Palabra de Dios de este tiempo del adviento son la espera y la vigilancia. Una espera que nos asoma al acontecimiento que –lo sepamos o no– aguardamos que suceda, y una vigilancia que nos despierta para no estar dormidos cuando le veamos pasar. ¿Cómo estaba la gente que, por primera vez, se las tuvo que ver con eso que nosotros hoy llamamos adviento? ¿A quién y qué esperaban ellos? Había un gran grito que colgaba en sus gargantas: necesitaban algo nuevo, Alguien nuevo. Efectivamente, necesitaban abrazar una novedad que les arrebatase de sus zafiedades vulgares, de sus encerronas sin salida, de sus dramas insolubles, de sus trampas disfrazadas, de sus odios y tristezas, de sus errores y horrores... Alguien que de verdad fuese la respuesta adecuada a sus búsquedas y anhelos. Era el primer adviento, la sala de espera de Alguien que realmente mereciera la pena y les soltase la cautiva posibilidad de ser felices.

El adviento cristiano entronca con la paradoja de nuestra fe: hacer memoria de quien vino, desde la acogida de quien nunca se ha marchado, para prepararnos a recibir a quien volverá. Este es el tiempo que nos prepara a la celebración de la Navidad cristiana. Es posible una novedad que no dependa de unas fechas pactadas, sino de algo que ha sucedido, de alguien que está entre nosotros y que volverá. Esta es la enhorabuena que nos permite brindar sin engaño mientras el viento del Adviento nos llena de esperanza nuestro andar llenando el corazón y nuestra ciudad de alegría.

Y esto es lo que sucedió en los albores cristianos cuando, como también sucede hoy, la tristeza tiene nombre reconocible, tiene calle por la que transita y tiene calendario que la hace ingrata contemporánea de la edad de cada cual. Pero si la ciudad se llenó de alegría (Hch 8,8) es que algo sucedió en esas vidas, Alguien aconteció en medio de ellas. No se trata de una quimera, ni siquiera de un legítimo deseo, sino de algo que ha cambiado la vida de personas y ha transformado el claroscuro de una sociedad. Hay un cambio profundo que no es fruto del cálculo ni de una estrategia, sino de algo más grande y gratuito que proviene de la providente misericordia de Dios.
La historia de este tiempo litúrgico habla de los tres advientos: mirando al Señor que ya vino una vez (hace 2000 años), nos preparamos a re­cibirle en su última venida (al final de los tiempos), acogiendo al que in­cesantemente llega a nuestro corazón (en nuestro hoy de cada día). Ahí tenemos la conjugación de los verbos de la vida: el pasado, el presente y el futuro, que se concentran en el reconocimiento del que vino, del que volverá, del que siempre está a nuestro lado. El Señor que llega, el hombre que le espera con una actitud vigilante. Esto es el adviento cristiano, el que siempre se vuelve a empezar sin cansarnos nunca de hacerlo.

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo

miércoles, 10 de diciembre de 2014

AVISOS Y NOTICIAS


DATOS MES DE NOVIEMBRE:

Bautizos: (09/11): Carla Martín Moncayo; Martín García Carracedo; Nerea Álvarez Cedeira; Alejandro Leonardo Méndez Merino; Alba Díaz García; Vera Rodríguez Suárez; Rodrigo Uría Suárez.

Bodas: NO HUBO.

Defunciones: (08/11): Azucena Álvarez Barballo; (17/11): Ángeles Roza Prado; (24/11): Luis Bolaños Manchao; (27/11): Amado González Arias.

(Datos hasta el día 25 del mes -o aproximado- en que se envía “la hoja” a imprenta)



SANTORAL:

3 San Francisco Javier
 4 San Juan Damasceno
 6 San Nicolás
7 San Ambrosio
8 Inmaculada Concepción
11 San Dámaso 
13 Santa Lucía
14 San Juan de la Cruz
21 San Pedro Canisio
 23 San Juan de Keti
25 Natividad del Señor
 26 San Esteban protomártir
 27 San Juan Evangelista
 28 Santos Inocentes
 29 Santo Tomás Becket
31 San Silvestre.



OTROS:

*Abierta Convocatoria para el catecumenado de adultos (Bautismo y Confirmación)

* Domingo 7 a las 21:00 Vigilia de la Inmaculada

*Día 13, 11´00h, Belén de cumbres al Santuario de Cortes de Quirós

*Domingo 21, Colecta extraordinaria de Navidad (Cáritas Parroquial)

* Día 24 (Nochebuena): Misa de Gallo 24´00h

*Día 31, 00´00h, Uvas y Campanadas frente a la torre de la Iglesia

``Bar Antonio´´ Por Joaquin Manuel Serrano Vila


“BAR ANTONIO”

No soy muy amigo de la televisión en general y mucho menos de los inoportunos e interminables anuncios publicitarios entre programas, pero hay uno en “esta Navidad” que me parece un acierto pleno y que sintetiza todo lo que la Parroquia y yo queremos desearos a todos en estas fechas: es el anuncio de “la lotería”.

Este anuncio parece (y más en los hedonistas tiempos que corren) presentar algo absurdo; tan absurdo como que alguien por puro afecto y aprecio a otro, le guarde un décimo (sin saberlo) premiado luego con “El Gordo”, y se lo entregue tal cual tras el sorteo. Este anuncio expresa el verdadero espíritu de la Navidad que poco a poco y con resignada torpeza, considero que estamos dejando escapar.

Pienso que en muchas navidades de años pasados, la inmensa mayoría de españoles hubiese hecho, llegado el caso, lo mismo que hizo el dueño del “Bar Antonio”. Sospecho, con cierta tristeza, que hoy día sería algo utópico. Intuyo que a la fecha, algunos (aunque incluso lo hubiesen pensado inicialmente) se “arrepentirían” al conocer el premio y tampoco faltaría el “político” de turno o el “empresario” que compraría por un precio superior ese décimo premiado para su particular lavandería… Esta es, para mí, la diferencia entre celebrar unas navidades con Cristo renaciendo en nuestro corazón y celebrar El “Solsticio de Invierno”, de alguna aldeana y descerebrada propuesta; de desear con un cartel “Feliz Navidad” o con un simple y genérico-ramplón de “Felices Fiestas”.

No sabemos si el año que viene estaremos aquí (La Duquesa de Alba que así lo esperaba para este, ya no está -D.E.P.-); no sabemos si en el nuevo año tendremos que presentar el pasaporte a “los Mossos” para tomar el Sol en la Costa Brava o a la “Ertzaintza” para subir al Monte Igueldo de San Sebastián. No sabemos si El Pequeño Nicolás ingresará en prisión por peligrosos delirios de grandeza o será nombrado Director de C.N.I., pero sí sabemos que la Encarnación del hijo de Dios cerrará, un año más, la última hoja del calendario del 2014 y abrirá la primera de 2015. Que los Reyes Magos volverán a hacer la delicia (aunque sea a costa de créditos de tarjeta) de millones de niños, a pesar incluso de que el importado barbudo barrigudo de la americana Coca-Cola (aunque para muchos de los que gustan todo lo americano, aquellos sigan siendo “Yankiees”) pretenda suplir (a costa de la ignorancia) al Obispo San Nicolás del norte de Europa.

Con el espíritu navideño que acompaña el anuncio relatado, los que trabajamos en esta Familia Parroquial queremos desearos a todos que el mejor “Gordo” que os toque sea el del Niño de Belén pidiendo posada en vuestro acogedor corazón; que Él os traiga, antes y después del sorteo, los premios de la salud, las pedreas de la estabilidad familiar y los reintegros del trabajo y la esperanza. Yo guardaré algunas participaciones del número de la Parroquia (75.396) para algún amigo “despistado”, por si acaso… ¡FELIZ NAVIDAD!

Joaquín, Párroco

martes, 9 de diciembre de 2014

INTENCIONES PARA EL MES DE DICIEMBRE


Misas del Mes de Diciembre

Martes, 02:Por Rafael Laredo, Sacerdote


Miércoles, 03: Por Javier González Alonso (en el día de su Santo)
           
Jueves, 04: Por Pepe Barreiro
       
Viernes, 05: Libre
                    
Sábado, 06: Por José Manuel Fernández Fernández (Pipo) en 3er Aniversario
Por César y Guzmán Fernández Ablanedo y sus Padres
                     En El Carbayu: Libre

Domingo, 07, 11´00h.: Por Familiares Difuntos de Martínez Manso
                Por Difuntos de Rosa
                 12´30h.: SANTA BÁRBARA.
 Canta la Misa la Coral San Félix de Lugones
                 
Martes, 09: Por Madre María Paz, Religosa

Miércoles, 10: Por Valeriano, David y Aquilino, Sacerdotes
   
Jueves, 11: Por Pepe Barreiro
                    Por Santiago Pérez García, Sacerdote

Viernes, 12: Aniversario de Higinio Corros Ramos

Sábado, 13: Por Victor Manuel García y Josefa Cuervo
                     Por Familiares Difuntos de Monasterio-García
                     Por Familiares Difuntos de Uría-Méndez
                     En El Carbayu: Libre

Domingo, 14, 11´00h.: Por José Luis Huergo Menéndez
                        12´30h.: Por Chelín 
Tras la Misa, Festival de Villancicos de los niños “del Cate”



Martes, 16: Por Pepe Barreiro

Miércoles, 17: Por Moraima, Toña y Lola
    
 Jueves, 18: Por Pepe Barreiro
                  
Viernes, 19: Aniversario de Manuel Rodríguez González
                                         
Sábado, 20: Por Germán Ruiloba
                     En El Carbayu: Por Pepita Fernández
                               Por Familiares difuntos de Campa-García

Domingo, 21, 11´00h: Por Pepe Barreiro
                        12´30h: Por Cecilio, Pablo y Basilio, Sacerdotes

Martes, 23: Aniversario de Ricardo Posada Melendreras

Miércoles, 24, 19´30h.: Por Todos los difuntos de la Parroquia
                         24´00h.: MISA DE GALLO

Jueves, 25, NAVIDAD: 11´00h.: Por Hermógenes, Sacerdote
                  12´30h.: Por Mª de La Soledad Geijo Roldán
                                                        (en su 10º Aniversario)

Viernes, 26: Por Pepe Barreiro

Sábado, 27: Por Lucinda Mayo
                     En El Carbayu: Libre

Domingo, 28,11´00h.: Por todos los cristianos mártires de nuestro tiempo
      12´30h.: Por los niños abortados y los mártires de siria e Irak

Martes, 30: Por Pepe Barreiro


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Virtudes heroicas: la monja que salvó a los asesinos de su marido y una madre de familia asturiana

Virtudes heroicas: la monja que salvó a los asesinos de su marido y una madre de familia asturiana

(Religion en libertad)

El Papa Francisco aprobó este fin de semana las virtudes heroicas, paso previo a la beatificación, de cinco mujeres: tres religiosas y dos laicas.

Dos de ellas son españolas: la religiosa María Séiquer, de Murcia, y la laica asturiana Práxedes Fernandez García.

Las otras tres son la laica y madre de familia italianaElisabetta Tasca (1899-1978), la superiora de las Hermanas de la Misericordia de San Carlos Borromeo, la checa Adalberta Hasmandová(1914-1988) y la fundadora del Instituto de las Hermanas el Sagrado Corazón del Verbo Encarnado,Carmela de Jesús (1858-1948).

María Séiquer: salvó a los asesinos de su marido
La historia de la murciana María Séiquer es una historia de perdón y entrega. Nació en 1891 y se casó en 1914 con Ángel Romero, un médico otorrino conocido entre sus vecinos por su honradez y su actitud servicial. Cuando empezó la política anticatólica de la República en 1931 Ángel entró en política para defender sus valores cristianos. Al estallar la guerra, fue detenido y fusilado en 1936 por significarse como político católico.

María le había prometido a su esposo que “si no me matan a mí también, te prometo ingresar en el convento”. Así, tras huir de Murcia, junto a Amalia Martín de la Escalera fundaron, culminada la guerra, la primera casa de las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado. En un escrito aseguró que “perdono a todos mis enemigos, pido por ellos y avivo el deseo de perdonar a todos los que me hicieron mal".

María Séiquer llegó a atender de una de las mujeres que denunció a su esposo, cuidó a los hijos del miliciano que arrastró por las calles el cadáver de su esposo, y se presentaba con frecuencia ante el Juzgado para exigir que no se tramitasen los sumarios de los asesinos que habían sido capturados, hasta que logró salvarlos de ser ejecutados.

En sus escritos aseguró que “solo he hecho lo que me enseñó Cristo: Perdónalos, porque no saben lo que hacen".

[ReL recoge más detalles de la vida y el perdón extremo de esta Sierva de Dios aquí]

Práxedes Fernández: una mujer con dones especiales
Francisco también aprobó las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Práxedes Fernández García, laica y madre de familia, terciaria dominica, que nació en Puente de la Luisa en 1886 y murió en Oviedo el 6 de octubre de 1936.

La orden dominica, que promueve su proceso, explica que “no ha dejado más escritos que cuarenta y siete cartas a su hijo cuando se formaba para dominico. Pero en ellas brilla, junto a su elevado espíritu cristiano y su celo apostólico, la solicitud por su familia y su sensibilidad religiosa”.

En una de sus cartas, Práxedes expresaba a su hijo su “satisfacción porque los tres hijos vais por muy buen camino, pues ¿qué mayor felicidad y contento puede haber para los padres que ver a sus hijos con una carrera y bien educados? Esta es la misión que tenemos que cumplir en este mundo los padres”.

En el diario asturiano ElComercio.es recuerdan que tuvo 4 hijos aunque ningún nieto. «Práxedes fue hija, madre y esposa de mineros; modelo para una sociedad tan difícil como era la de la cuenca minera de los años 20 y 30. Fue esposa, hija y madre ejemplar y encajó los golpes que le dió la vida, que fueron muchos, con una paz tremenda», señala Gonzalo José Suárez Menéndez, arcipreste del Caudal, quien cuenta que aunque no la pudo conocer en persona, sí ha coincidido con personas que lo han hecho.

Su proceso canónico empezó en 1957 (el texto presentado inicialmente tuvo que repetirse por diversos defectos).

«Tenía fama de santidad evidente. Pero todo se inició gracias a su párroco, Moises Díaz Caneja, quien ofició una misa en su honor en 1951 porque tras su muerte en 1936, en plena guerra, no podían hacerse funerales. Él fue quien dijo al pueblo que harían mal si no la llevaban a los altares, y entonces se comenzó a movilizar la gente y los sacerdortes de Mieres lo pidieron oficialmente», explica Suárez.

Fue entonces cuando el pueblo juntó una veintena de cartas escritas por ella y unas sesenta personas tuvieron que servir de testigos de sus virtudes heroicas, valorando su prudencia y piedad.

A ella se le atribuyen muchas gracias extraordinarias, como oraciones, protección física y espiritual, conversiones y también muchas visiones.

«En un arrebato de amor, llegó a tatuarse con el gancho incandescente de la cocina, los nombres de Jesús y María», explica el arcipreste.

También se comenta su actitud ante la violencia desatada contra clérigos y católicos ya en 1934.

«Todos en el pueblo coinciden en que nunca se definió políticamente ni la escucharon hablar mal de nadie. Una vez, cuando los rojos quemaron la iglesia de Seana, su hijo Arturo, el menor, le preguntó si eran malos, y ella contestó que era gente como la demás, como sus vecinos, pero que no sabían bien lo que hacían», recuerda Suárez.

La vida de Práxedes se apagó en Oviedo, el 6 de octubre 1936. En su pueblo, cada seis de cada mes, se reúnen fieles en su casa natal, transformada en oratorio. Gonzalo Suárez afirma que no se le conoce ningún milagro pero que está investigándolo.

Cáritas. Mucho más que una ONG


En una ocasión, comentando con alguien el evangelio del domingo pasado, la parábola del juicio final de San Mateo ¿recuerdan? “Venid benditos de mi padre porque tuve hambre y me disteis de comer…” Me decía que si al final nos vamos a salvar o a condenar por eso, que qué sentido tenía entonces rezar, formarse, leer la escritura o celebrar los sacramentos. Que no dejaba entonces de ser una pérdida de tiempo. En el fondo subyacía algo clave: ¿nos diferencia, nos debería diferenciar algo de una ONG al uso? ¿Qué nos aporta la fe en esto?

Me permito escribir aquí alguna de las cosas que le dije y que por cierto me sirvieron para la homilía del pasado domingo, en la que, entre otras ideas, fui afirmando cosas como estas:

La fe, la oración, la vida sacramental, lo primero que nos enseñan es a conocer qué es el hombre. Para la inmensa mayoría de ONGs es alguien con necesidades materiales y como mucho de relación, afectos y formación. Para un cristiano el hombre es mucho más. Es alguien creado a imagen y semejanza de Dios hecho para vivir con dignidad material y moral en esta vida y después llegar a la vida eterna. Por eso para un cristiano hacer el bien es más que atender a unas necesidades básicas, es eso y es ofrecer desde el testimonio el camino de Cristo.

Un cristiano se siente tan urgido por la miseria moral de tantas personas que viven alejadas de Dios, que convierte su acción caritativa en signo de fe y anuncio del evangelio. Ante tantos alejados de Dios, incrédulos, Cáritas es signo del amor de Dios que se hace realidad en todos y de manera especial en el servicio a los más pobres. Cáritas es Cristo entregado, es la Iglesia ofrecida y que se regala a los más débiles.

Además de esto, la fe, Cristo, nos enseñan cómo ayudar al hermano. Un voluntario de Cáritas siempre se acerca al otro sabiendo que es Cristo, ojo lo que esto supone de amar y venerar al hermano, y le ayuda sin perder jamás de vista los mandamientos y las obras de misericordia tanto espirituales como corporales. Un voluntario de Cáritas sabe que amar de verdad al hermano es ayudarle a vivir según el evangelio en las cosas pequeñas y en las grandes, en cada circunstancia de la vida.

A la beata Teresa de Calcuta le reprochaban en una ocasión que colocara tantos rezos a sus hermanas cuando las necesidades de los pobres eran tantas. Le decían que teniendo tanto trabajo por qué no aligeraba los tiempos de oración. Su respuesta: ¿por qué rezan tanto las hermanas? Porque si no lo hicieran ni tendrían fuerzas ni aguantarían a los pobres.

El voluntario de Cáritas, el colaborador de Cáritas, sabe que su trabajo es activismo si no se basa en Cristo y se nutre del mismo Señor. La lectura pausada de la Escritura, la oración ante el Señor, la vida sacramental son gracia, fuerza y sentido a lo que hacemos. Sin todo eso no seríamos más que activistas filantrópicos, pero no hermanos en Cristo de los otros. Aparentemente es lo mismo, pero somos otra cosa.

Siempre he entendido Cáritas así. Es conocer las miserias materiales y espirituales de las personas, sabiendo que la primera pobreza es la no presencia de Dios en sus vidas. Es regalar al hermano el amor de Cristo que puede concretarse en una bolsa de comida, una ayuda material, buenos consejos y un estar con él desde mi ser creyente, cosa que conoce y se nota. Es ser testigos ante el mundo de cómo Cristo nos impulsa a la tarea. Es sabernos necesitados de su gracia para seguir adelante.

Por supuesto que en Cáritas necesitamos técnicos, programas, profesionales. Pero no nos basta. No somos una ONG más. Y si lo somos, y si caemos en la tentación de serlo, mejor cerramos el chiringuito y nos dedicamos a otra cosa
Jorge Glez. Guadalix