ESTAD ALEGRES EN EL SEÑOR
Un año más “nos llama” Santa Isabel. Como en la totalidad
de nuestra geografía astur y nacional, un hecho religioso nos convoca inicialmente
y nos invita a vivir una fiesta. Sería prácticamente imposible encontrar en
todo nuestro entorno un evento de este tipo que no haya surgido, crecido,
extendido y permanecido fuera del amparo y promoción de la Iglesia, aunque
algunos de ellos ya se hayan paganizado (que cantaría El Mägo de Oz) o diluido en el hedonismo rampante que la propia crisis
se está encargando de reducir a yunque y martillo.
La Iglesia, por tanto, siempre ha estado y ha querido
estar presente promoviendo y acompañando la felicidad y algarabía de los
acontecimientos históricos y festivos más importantes del pueblo fiel y que
tienen su origen en el modelo y ejemplo que a éste le han dado a lo largo de
los siglos sus personajes más ilustres, los santos, identificando en Lugones
una fiesta especialmente entrañable con el patrocinio y nombre de “Santa
Isabel.”
La Iglesia no
es pues, ni nunca ha pretendido serlo, una especie de señora cascarrabias y aguafiestas con la que algunos pretenden identificarla, sino
precisamente lo contrario y, además, el punto de partida de la expresión y
manifestación de esa vivencia compartida de la alegría que debe caracterizarnos
a los cristianos: “Estad alegres en el
Señor; os lo repito, estad alegres” (Flp. 4,4-5).
Otra cosa
podría ser el concepto de “fiesta” que algunos puedan tener y su devaluación
muchas veces hasta el ridículo, el esperpento o el mal ejemplo. Y, la Iglesia,
que ni es ciega, ni sorda ni, -auque algunos
lo pretendan- muda, tiene la obligación (también
sin moralinas anacrónicas) de reivindicar el verdadero encuentro festivo y
“sano” de una fiesta que emana de ella, de la que es promotora y protagonista y
que lleva por nombre el de una santa que vivió festivamente la alegría de su Buenaesperanza, lo que le hace ocupar un
puesto muy significativo en nuestra Parroquia.
Que al socaire de “Santa Isabel” hay algún
desmadre y alopeor algunos beben demasiado, evidentemente sí; pero también se
bebe y se desmadra en otras fiestas importantes y relevantes de nuestra
localidad y de otras. Tampoco debería esta fiesta de cargar con un “San Benito” sólo por eso. Y en Asturias
pedir a la gente que en una fiesta no se beba es como pedir que no llueva. Lo
que a mi juicio habría que intentar poco
a poco es no promocionar como “necesidad” la incultura del alcohol para
pasarlo bien, sobre todo los más jóvenes, y que, este año al menos, no beban proporcionalmente
a lo llovido, sinó…
Santa Isabel,
como hemos dicho, comienza en la Iglesia, y lo mismo que ella buscó el
encuentro con María y en éste saltó de alegría la criatura en su vientre, su
memoria debe ayudarnos a nosotros a buscar y encontrar lo que nos une en la
raíz de nuestro corazón y da alegría e identidad a nuestra común existencia en
Lugones, y, junto con la misa y la mesa, en un merecido “respirar” (que diría Medina Azahara o Melendi a su pez), cantar y bailar y vivir la fiesta en un fraternal
encuentro, estando alegres…en el Señor. Os lo repito.
Joaquín M. Serrano Vila,
Párroco
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