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miércoles, 29 de octubre de 2025

De Cáritas cada vez escribo menos. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) Digamos que he tirado la toalla. A mi modo de ver, evidentemente el mío, Caritas tiene que avanzar en dos líneas:

PRIMERA. A ver cuándo vamos a comprender, hablo ahora de España, que la responsabilidad de la atención a los pobres recae en los poderes públicos, no en Cáritas.

Hace tiempo me dicen que ha llegado a Cáritas un vecino de uno de estos pueblos porque acaba de quedarse sin vivienda, es una persona muy vulnerable y no tiene medios. ¿Y ahora qué hacemos? Muy sencillo. ¿Dónde vivía? En tal pueblo. Pues entonces se va al ayuntamiento o se toca el timbre de la casa del alcalde y se les dice que ahí tienen a este señor y que ellos sabrán. Esto es lo que tiene que hacer Cáritas en primer lugar: sacar los colores a la administración y echarles en cara tanto presupuesto, tanto asesor, tanto gasto y luego no tener fondos para ayudar a una persona necesitada.

¿Y si no lo hacen? Pues no vamos a dejar a nadie en la calle, pero denunciandoi la inacción de todos los que tienen esa responsabilidad.

Yo creo que la tarea fundamental de Cáritas, insisto que en paises desarrollados, tiene que ir en varias direcciones:

Enseñar la doctrina social de la Iglesia a los fieles y ayudarnos desde la parroquia a vivir la comunión, la solidaridad y la caridad concreta entre nosotros.

Denunciar la situación actual y la falta de recursos de las administraciones públicas, sean municipales, autonómicas o nacionales.

Atención real a las situaciones de desamparo. Pero siempre acompañada de la denuncia.

Colaboración concreta con situaciones de pobreza en aquellos lugares donde no existen recursos. Seremos nosotros, la Iglesia, los que estemos ahí.

SEGUNDA. Cáritas tiene que recuperar claramente su explícita confesionalidad católica en proyectos, comunicados, campañas o jornadas. Ya está bien de una Cáritas vergonzante, sostenida por miles de voluntarios fieles catolicos, pero que oculta su identidad institucional.

Acaban de llegarme los materiales de la última campaña: “Campaña de personas sin hogar 2025″. Echen un vistazo al tríptico. Y ahora me cuentan qué hay en él que se pueda considerar específicamente católico, que deje claro que es la Iglesia la que está ahí. Nada. Busquen algunas palabras: Dios, Cristo, Iglesia. Cero. Busquen caridad o cristiano. Cero.

Busquen, eso sí, sueño o soñar. Ocho veces.

Lo único católico, pero muy disimulado, es una cita de Fratelli Tutti, pero sin decir que es una encíclica escrita por el papa Francisco. Cita, por cierto, con mucho sueño. Sigan.

Así no se puede.

Los católicos se desencantan y los no católicos tienen mil ONGs para colaborar.

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