Páginas

jueves, 19 de septiembre de 2024

La Cruz en el Reino de Asturias, identidad y raíces de un pueblo. Por Carmen González Casal

Fue precisamente un 14 de septiembre del 791, hace ahora la friolera de 1233 años, cuando Alfonso II es ungido en Oviedo como rey. Habían pasado 163 años desde que el emperador romano de Oriente Heraclio recuperase la Cruz de Cristo de manos de los persas, fecha —la del 14 de septiembre— que desde entonces hasta hoy se celebra en el calendario litúrgico como la exaltación de la Vera Cruz.

Años antes, en el 599, el monarca visigodo Recaredo, poco después de convertirse del arrianismo al catolicismo y con él todo su reino, recibió como regalo del papa Gregorio una cruz con un fragmento del lignum crucis, desplegándose en los territorios hispánicos un culto a la cruz extraordinario, que se expresó en dedicación de iglesias bajo el título de la Santa Cruz, como símbolo de unión del reino y legitimación de sus monarcas.

El Reino de Asturias recibió esta tradición y Pelayo portaba el estandarte de la Cruz en la batalla de Covadonga. Unos años más tarde, en el 737, sobre un dolmen del año 3000 a. C., su hijo el rey Favila y su esposa, la reina Froiluba, ordenaron edificar la iglesia de la Santa Cruz, que, según reza la lápida fundacional, fue consagrada el 27 de octubre de ese mismo año. Se cree que fue el primer templo cristiano que se construyó en Asturias —y, por tanto, en España— después de la invasión de la península Ibérica por los musulmanes.

Siguiendo esta tradición hay estudios que identifican con el apelativo «cruz de Oviedo» a una cruz singular que, por aparecer inicialmente representada en la escultura y pintura decorativas de edificios del ámbito de la Monarquía asturiana, y después de ser plasmada en numerosos manuscritos altomedievales, se comenzó a denominar así.

En concreto, Alfonso II el Casto, traslada la capital del reino a Oviedo convirtiendo la ciudad en la nueva Toledo, y toma la cruz como emblema del nuevo poder, donando en el año 808 a la iglesia del Salvador y de los Doce Apóstoles —hoy Catedral de Oviedo— una cruz relicario gemada, la llamada Cruz de los Ángeles, con una frase en el reverso que reza en latín: “Con este signo el piadoso es protegido, con este signo el enemigo es vencido”.

Posteriormente, en el 908, la llamada Cruz de la Victoria fue donada por Alfonso III el Magno y su esposa Jimena a la misma basílica de San Salvador y los Doce Apóstoles. Sabemos que se confeccionó en el taller metalúrgico del castillo de Gauzón, que protegía el estuario de Avilés. La prueba del radiocarbono ha demostrado que su cuerpo de madera procede de un roble que vivió entre los años 850 y 950, es decir, coetáneo del momento en que se elabora la joya, descartándose que se trate de la enarbolada por Pelayo en Covadonga.

En el 874, Alfonso y Jimena donan la conocida como «Cruz de Santiago del rey Magno» a la entonces recién inaugurada primera gran basílica jacobea en Compostela. Con gran parecido a la Cruz de los Ángeles, esta joya del Reino de Asturias fue sustraída del tesoro catedralicio compostelano el 6 de mayo de 1906 y desde entonces nada se sabe de la misma.

Actualmente, en el Museo Arqueológico de Asturias se conserva una lápida en piedra arenisca provista de inscripción y una gran cruz con el alfa y omega colgantes de los brazos laterales. Se la denomina «Hortatio de Alfonso III», porque se supone de los tiempos de este rey, donde estuvo sobre el dintel de alguna puerta abierta en el muro de la hoy capital del Principado. En ella se puede leer en latín: “Con este signo se defiende al piadoso, con este signo se vence al enemigo. Pon, Señor, el signo de salvación en estas puertas, para que no permitas la entrada del ángel exterminador”.

Dado el valor que tenía la Cruz en el Reino Astur, con Alfonso II inicia su andadura el Jubileo de la Cruz, cuando —como antes comentaba— dona en el 808 a la Catedral la Cruz de los Ángeles. Cien años más tarde, en el 908, Alfonso III hace lo mismo con la Cruz de la Victoria. El jubileo giraba entonces alrededor de ambas cruces y no fue hasta 1075, durante el reinado de Alfonso VI, cuando se abre el Arca Santa y se conoce su contenido, convirtiéndose San Salvador de Oviedo en uno de los más importantes relicarios de la península Ibérica. Dicho Jubileo de la Santa Cruz o Perdonanza, bendecido posteriormente por distintos papas, pervive, año tras año, hasta nuestros días: comienza hoy, día 14, y dura hasta el 21 de este mes.

Termino con una anécdota curiosa: Ese día, la exaltación de la Santa Cruz, era fiesta local en el Oviedo de entonces, iniciándose el 14 de septiembre el mentado Jubileo de la Cruz o Perdonanza, jubileo que concluía el 21, San Mateo. Semana no solo de tradición religiosa sino festiva, donde corría la sidra y los saltimbanquis y trovadores llenaban las plazas, por lo que con los siglos la fiesta local terminó siento el 21, San Mateo, aunque el patrono de Oviedo sea el Salvador. Pero dejo esta tradición para otro momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario