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jueves, 22 de agosto de 2024

Azul y blanco, el color de María e Isabel, emblema de Lugones. Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Quisiera comenzar este escrito agradeciendo a la Sociedad de Festejos de Santa Isabel, a la directiva saliente y a la nueva entrante, y a las diferentes directivas que durante tantos años han sacado adelante estas fiestas que tienen ya más de un siglo a sus espaldas. Aquellos que en el tiempo con ilusión y valentía han tomado el relevo para que Lugones se vista de fiesta una vez más en el tramo final del mes de agosto y que tanto agrada y motiva propios y foráneos. Gracias particularmente a Oscar García Rilo, saliente presidente de la Sociedad de Festejos qué, si no me equivoco, lo fue desde el 28 de julio de 2007 hasta el pasado 20 de mayo de 2024. Diecisiete años que se dicen pronto, y junto a él directivos, socios y colaboradores que han dedicado mucho tiempo y trabajo para el disfrute de todos los que viven o se acercan a nuestra Localidad en estos días tan señalados. Igualmente, agradecimiento y ánimo al grupo de valientes que ha dado un paso al frente tomando el relevo de la directiva saliente. Por tanto, felicidades a Candela García que asume la nueva presidencia, y a sus más estrechas colaboradoras Raquel, Yolanda y Elsa. Son muy jóvenes, y por ello llenas de fuerza e ilusión, por lo que a buen seguro se harán muy pronto con todos los entresijos y acciones de la nueva gestión que asumen. 

Que la nueva directiva sean todo mujeres viene muy acorde con lo que a los sacerdotes de Lugones nos ha tocado siempre hablar cada año en esta celebración tan querida, y es precisamente de esto: dos mujeres cuya historia no ha caído en el olvido, sino que 2024 años después se sigue recordando aquella Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel, cuyo saludo actualizamos cada último domingo de agosto cuando ambas imágenes en procesión se encuentran de forma simbólica en nuestras calles, justamente en la Avenida Antonio Machado, donde empieza la calle Santa Isabel. Las predicaciones que con más esmero he de preparar cada verano tienen como centro a la mujer: el Buen Suceso en el Carbayu, la Asunción en Viella; la Santina en ambas Parroquias. En Lugones este misterio tan nuestro ya, lo es con María y Santa Isabel. Y es que aquí somos tan grandes que en lugar de celebrar a una mujer singular celebramos a dos -¡para que luego nos llamen machistas!-... Y las festejamos de azul y blanco, que son sus colores; así las vemos vestidas en nuestras imágenes, y con este sentido pintamos recientemente el interior del templo, pues son igualmente los colores de Lugones, de su escudo y bandera. Y alguno añadió: ¡Y porque en Lugones somos más del Oviedo que del Sporting!... Tal vez nos lo recordó interesadamente algún pitufo gruñón...  

Pensando que escribir sobre la fiesta de este año voy a detenerme en tres detalles que he querido entresacar de la escena de la Visitación que vienen a ser no reflexiones mías, sino en verdad enseñanzas que las dos primas nos regalan: 

1º Huir de la crítica. Se ha escrito mucho sobre lo que motivó a María para hacer un viaje estando embarazada, y nada menos que para ponerse a ayudar en las faenas del hogar a otra embarazada ya entrada en años, como era su prima Isabel. No podemos negar que lo hace porque le mueve su interior, porque al saber el estado de Isabel estaba preocupada. Aunque esto teniendo su lado mundano, también puede tener su ángulo espiritual. Se me ocurre pensar que María también tendría miedo: Nazaret era una población menor, y si su barriga empezaba a crecer sin estar desposada. Posiblemente también empezarían los cotilleos, criticas y difamaciones. Ella experimentaría en sí eso que los españoles conocemos bien: ¡pueblo pequeño, infierno grande!... Estoy seguro que el motivo principal de aquella peregrinación de Nuestra Señora a Ai Karem no fue ésta, pero también pienso que respecto a este tema, a buen seguro secundario a su parecer, acudir a casa de su prima fue igualmente como ir en busca de paz y retiro para interiorizar y asumir el plan de Dios que la desbordaba, y que la hacía protagonista en primera persona. Si en mi función habitual me permite la nueva Sociedad de Festejos, la primera vacuna que os deberías poner es la de la inmunidad a las críticas, pues servir de forma altruista a los demás conlleva con frecuencia que lleguen más críticas y quejas que felicitaciones o agradecimientos. Que ello no os quite ni el sueño ni la paz. Una vez el dueño de un bar de la calle peatonal me dijo que un vecino -que no feligrés- no tenía otra obsesión que criticarme, y yo le dije que me parecía estupendo y, parafraseando a Kant comenté: ''con las piedras que con duro intento me lanzaba, viniendo de quien venían en realidad me estaba erigiendo un monumento''.

2º La grandeza de reconocerse pequeño. Santa Isabel no era una mujer cualquiera, era esposa nada menos que de un sacerdote de entonces descendiente de Aarón, mujer muy respetada por sus años y estatus. Y aun así, se siente indigna de recibir a su jovencísima prima -una adolescente- en su casa. Y ahí esas palabras que tanto me gustan y actualizamos en el evangelio de ese día: ''¿quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor?'' (Lc 1,43). Fue esta la frase que indiqué cuando se encargó la imagen de Santa Isabel a la que contribuyó la Sociedad: ese sentimiento era el que debía reflejar la efigie, con una mano en su vientre y la otra en acogida. Las palabras de Isabel se han convertido en oración no sólo en el "Ave María", sino que, por ejemplo, en cada eucaristía el sacerdote al mostrar el cuerpo de Cristo tras la fracción del pan dice unas palabras que pronunció San Juan Bautista señalando a Jesús: ''Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo'' (Jn 1,29). Aquella escena también fue entrañable: los dos primos se saludan, y si en su día fue Santa Isabel la que elogió a María, ahora es el hijo de una el que ensalza al hijo de la otra. Y respondemos igualmente con las palabras que utilizó aquel centurión romano que pidió a Jesús que curara a su criado: ''Señor no soy digno de que entres en mi casa'' (Mt 8,8). Esta afirmación nos recuerda también a Isabel, pues es el mismo sentimiento que ella tenía... Cómo cambiaría nuestra vida, si en lugar de creer que tenemos derecho a todo rebajásemos nuestros egos y agradeciésemos cada circunstancia buena del día, empezando por las personas que nos rodean y nos quieren como un regalo de Dios.

3º Amar y dejarse amar. María quiso tener una muestra de cariño yendo en ayuda de su prima, e Isabel la recibe emocionada y con ilusión esa muestra de caridad. De nada sirve dar ternura si quien debe recibirla se niega o no sabe aceptarla. Dios que es el amor con mayúsculas no nos da la espalda, sino que sale en nuestra búsqueda y llama a nuestra puerta cuando menos lo esperamos, al igual que Cristo viajando en el vientre de su madre hasta la casa de Isabel y de Zacarías. Benedicto XVI afirmo a este respecto que ''la caridad de María no se limita a la ayuda concreta, sino que alcanza su culmen dando a Jesús mismo, «haciendo que lo encuentren»''.  Si os habéis fijado en la primera escena de la alfombra floral del Corpus de Lugones de este año, se veía a la Virgen como embarazada y que emanaba de su interior una luz brillante como el Sol. Un precioso símbolo de que Ella fue la primera "custodia" portando al Señor y, como canta la liturgia de las horas: «Llevaba a Dios en su entraña, como una preeucaristía. ¡Ah, qué procesión del Corpus la que se inició aquel día»... Cómo cambiaría nuestra sociedad si nos dejásemos amar más y al tiempo que creciera nuestro amor por los otros, fueran de los míos o no, conocidos o desconocidos, con domicilio a un lado de las vías o del otro... Ojalá que estos días de fiesta sirvan para la alegría de todos fomentando la amistad, cuidando la vecindad y compartiendo con la familia. Con Santa María de la Visitación salimos en busca de Santa Isabel; historia de fe, encuentro y unión que se ha convertido en emblema de Lugones, constituyendo un hito inseparable dentro de los latidos de nuestro pueblo (como diría Copeen, al que también quiero recordar en esta fiesta) cuya alma está pintada de azul y blanco.

¡Felices Fiestas de la Visitación de María a Santa Isabel 2024!                                                       


Joaquín Manuel Serrano Vila
-Párroco-

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