Nos congregamos como cada domingo en comunidad para celebrar la victoria del Señor sobre la muerte, y este día lo hacemos celebrando la Pascua del Espíritu Santo en el día de Pentecostés que, como su nombre indica, llegados a la cincuentena pascual concluimos este hermoso tiempo litúrgico para retomar ya mañana el Tiempo Ordinario. Es un día muy especial en que somos llamados a empezar de un modo nuevo, a salir de nosotros mismos y dejarnos impulsar por el espíritu divino. Nos arropamos como asamblea en torno al altar al igual que los discípulos, junto con María que nunca falla en este mes de "las flores", junto al Espíritu Santo que en cada eucaristía le pedimos que transforme dos realidades: el pan y el vino en su cuerpo y su sangre, y después que nos transforme a nosotros ''en ofrenda permanente'' con la ayuda de su gracia y nuestra libertad de hijos de Dios.
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domingo, 19 de mayo de 2024
''Envía tu Espíritu, Señor''. Por Joaquín Manuel Serrano Vila
Necesitamos pedir incesantemente al Señor que nos envíe su Espíritu, no sólo acordarnos de invocarlo hoy por ser su gran día, sino en todas las jornadas de nuestra vida, pidiendo que nos llene de sus dones, que cambie nuestros corazones y que repueble la faz de la tierra. Lo necesitamos en la vida de la Iglesia, para que abra nuevos caminos y actualice los de siempre: ¿cuántos hermosos carismas regala a lo largo de los siglos el Paráclito a nuestra familia de fe católica, apostólica y romana?... El Espíritu Santo no está de vacaciones: trabaja, sugiere y actúa en todo momento; estemos atentos a no dejar pasar su acción, sino que nos encuentre abiertos a él con el corazón preparado en gracia. Le necesitamos para todo: para el estudio, para el trabajo, para sobrellevar la enfermedad, para comprender lo que nos supera, para nuestra vida de oración (algo que la Iglesia nos pide interiorizar en este año santo de la oración). Como nos ha recordado San Pablo en la epístola de hoy ''Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo''. Que nadie espere que Pentecostés nos haga a todos iguales o idénticos; esto es lo hermoso y otro detalle a interiorizar hoy a propósito de la carta de San Pablo a la Comunidad de Corinto: ''Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo''. Valorar las valías y dones de los demás es también reconocer que el Señor no deja de cumplir su promesa de enviarnos y soplar sobre nosotros el Espíritu Santo, y esto lo podemos comprobar en la Parroquia, en casa, en el colegio... No todos sabemos hacer todo, pero si ponemos a cada cual al frente de lo que mejor se le da, lograremos una sinfonía hermosa. Estas eran palabras de Luis Ormieres (Fundador de la Congregación de Hermas del Santo Ángel de la Guarda): "hay que reconocer en cada persona su propio don".
En este día en que nos vemos un poco como en aquel primer Pentecostés, con miedos y dudas, con algo de cobardía e incertidumbre sobre el futuro, tal y como estaban los Apóstoles que se sentían perseguidos y señalados, amenazados y en minoría, pidamos en nuestro interior salir en este domingo del templo como salió aquella primera comunidad del cenáculo: con fuego interior y ardor apostólico que nos lleve a compartir con el mundo que nos rodea el aliento divino que el Señor exhala sobre nosotros: ¿Cómo hablar nosotros en este 2024 y que se nos entienda? Pues sencillamente con el lenguaje que no necesita traducción: el del amor, el de la caridad que se muestra en nuestras las palabras y las obras. Por este motivo se celebra también en este día la Jornada del Apostolado Seglar y de la Acción Católica, un ejemplo de cómo el Espíritu Santo empuja a los laicos en tantísimas realidades a ser misioneros en sus entornos. Y es que la tercera persona de la Santísima Trinidad no sólo inspira nuevas familias de religiosas, o es propiedad privada del clero y los obispos; es un regalo para cada bautizado con la única contraprestación que estemos abiertos a recibir y valorar este tesoro.
No quiero olvidar en este día a los sacerdotes y seminaristas. Pentecostés es desde hace décadas uno de los días grandes de nuestro presbiterio y nuestros seminarios, pues en este día son ordenados los nuevos ministros que necesita nuestra Diócesis. Por desgracia, aunque tenemos unos seminarios con un buen número de candidatos necesitaríamos muchos más, pues son siempre más los sacerdotes que fallecen o se jubilan que los que se ordenan. Hoy no se ordena ningún sacerdote; es la noticia triste, pero la alegre es que se ordenan cuatro diáconos qué, si Dios quiere, el domingo de Pentecostés del año próximo serán ordenados de presbíteros. Os ruego una oración por todos ellos, tres han estado con nosotros aquí en la Parroquia como son Joao, Jonathan y Juan, que ha permanecido este curso de nuevo aquí nuestra Parroquia; ellos tres se han formado en el Seminario Misionero Redemtoris Mater, y el cuarto es Dimas, que es paisano nuestro de Siero de la parroquia de San Félix de Valdesoto. Que el Espíritu Santo venga sobre ellos y les de un corazón y un espíritu nuevos para ser sus testigos hoy allá donde Él los envíe...
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