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domingo, 14 de enero de 2024

«¿Qué buscáis?». Por Joaquín Manuel Serrano Vila

Con la celebración del Bautismo del Señor el domingo pasado, que podríamos denominar como bisagra entre la última liturgia de Navidad y a la vez el primer domingo del Tiempo Ordinario, hoy nos encontramos ya en el domingo II de este Tiempo. En este día la Palabra de Dios nos pone delante la "vocación"; es decir, "la llamada". Y ante ésta, nuestra respuesta y seguimiento del Maestro que nos dice a cada uno de nosotros hoy y siempre: ''venid y veréis''. Las pasadas semanas hemos celebrado que Jesús nació y nace, y esto mismo deberíamos hacer también nuestro en este peregrinar del Tiempo Ordinario: que el Señor ciertamente pasó por estos caminos de nuestro mundo y sigue pasando y pasa tantas veces delante de nosotros y no somos capaces de verlo. 

Una actitud muy repetida en este fragmento del primer capítulo del evangelio de San Juan es precisamente lo relacionado con la vista: ''fijándose en Jesús que pasaba''; ''al ver que lo seguían''; "veréis''; ''Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él''; ''Jesús se le quedó mirando''... Pero no nos equivoquemos, ni siquiera en el texto se refiere únicamente a ver con los ojos, pues con ellos se ve a una persona de carne y hueso, mientras que Juan supo ver al mismísimo "Cordero de Dios"... Necesitamos ejercitar los ojos del alma para ver verdaderamente a Jesús. 

Juan señala a Cristo a sus discípulos; sí, el precursor muestra al Mesías, lo señala con el dedo desvelando a al que viene a bautizar "con Espíritu Santo y fuego". El Bautista no quiere méritos, ni tampoco quiere mantener discípulos, dado que es consciente de que ahora que el Redentor ha iniciado su vida pública deben dejar de seguirle a Él y deben comemenzar a seguir a Jesús. A veces podemos caer en este error; nos volvemos seguidores, "fans" y admiradores del que nos indica al Señor, en lugar de seguir al mismo Cristo, y nos pegamos la torta contra el cartel en lugar de ir en la dirección que éste nos indica. Pero si sabemos aprovechar adecuadamente a estos pregoneros de la verdad, tendremos la dicha de llegar a la meta que es el mismísimo Salvador... Benditos los mediadores que en nuestra vida de fe nos acercan al Señor como Elí acercó a Samuel, como cada uno de nosotros a lo largo de nuestro peregrinar terreno nos habremos encontrado y nos encontraremos con ayudas que nos dirán al igual que Juan a los suyos: «Éste es el Cordero de Dios.»

Por último, hay una pregunta clave que a lo largo de esta semana deberíamos hacer nuestra, aunque en verdad está presente siempre en la vida de toda persona, y es la que nos presenta el evangelio de este domingo cuando Jesús se gira y les pregunta: «¿Qué buscáis?»... ¿Qué podríamos responder respecto de lo que buscamos, queremos y esperamos en nuestra vida?. Si nos fijamos, esta pregunta aparece aquí al comienzo del evangelio, al inicio de la predicación de Jesucristo, y la encontraremos de nuevo al final cuando una vez resucitado el Señor ante el sepulcro vacío donde llora la Magdalena el Ángel le pregunta: ''¿A quién buscas?''. Esta es la clave; no buscamos algo abstracto, sino a alguien concreto, por eso el ''qué'' se convierte en ''quién''... En este día también la Iglesia celebra la "Infancia Misionera"; España siempre se ha destacado por ser uno de los países más generosos en esta Campaña, antaño llamada de "la Santa Infancia", pero lo más importante es que nuestros niños sepan que ellos también pueden y deben ser misioneros y tocar muchos corazones endurecidos de adultos, a los que pueden acercar al Señor a veces con más facilidad que nadie desde su inocencia y espontaneidad. Respondamos en nuestro corazón este interrogante: ¿A quién buscamos?... 

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