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viernes, 25 de agosto de 2023

Memorias de los últimos meses de un sacerdote asturiano en Filipinas

(lne) El Muséu del Pueblu d’Asturies ha añadido a su colección "Escritos de la vida cotidiana" un nuevo ejemplar. Se trata de un manuscrito de finales del siglo XIX que recoge el testimonio del sacerdote asturiano Bonifacio Fernández-Ahuja y aborda los últimos meses de la presencia española en las islas Filipinas.

Nació en 1870 en el seno de una familia de armadores de barcos de pesca de Cudillero, Fernández - Ahúja se embarcó hacia Filipinas en 1891 como secretario del Arzobispo de Manila, el naveto Bernardino Nozaleda, natural de Pruneda. Un año después de marcharse al archipiélago filipino el diario ''El Carbayón'' escribió en la crónica de ultramar, ''todos los asturianos estamos orgullosos del joven Fernández - Ahúja, a quien esperamos brillante porvenir''.

El ''Diario de Manila'', como se conoce ahora este libro, ha sido transcrito y editado por el geógrafo Eduardo Martínez de Pisón, catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid.

Tal como explica Martínez de Pisón en el prólogo que acompaña al documento original publicado por el Museu, este dietario posee un gran valor como fuente histórica. Además de ser un relato de la vida personal de Fernández Ahúja, ''de sus paseos, idas y venidas y oficios religiosos'', el diario ofrece una crónica del asedio de Manila por las tropas filipinas y norteamericanas desde el 1 de mayo de 1898 hasta el 27 de julio de aquel año. En las páginas del manuscrito de Fernández - Ahúja se detallan de forma escueta sucesos de la guerra como el arresto de los sacristanes la noche del 7 al 8 de junio, la amenaza de los bombardeos desde los barcos americanos, la falsa esperanza de rescate de la armada española y sobre todo, el polémico ''caso Nozaleda'', que se centró en la conducta del arzobispo en el bloqueo y la rendición de Filipinas en agosto de 1898.

Después de regresar a España desde Manila en 1901, Fernández - Ahúja se licenció y doctoró en la Universidad Pontificia de Toledo siete años después. Hasta su retiro en Cudillero, donde fallecería, en 1951, el sacerdote tuvo una vida errante, que le llevaría primero en 1910 a ser nombrado chantre de la Catedral de Las Palmas en Canarias, después Deán de la de Segorbe en Castellón y más tarde de la de Mondoñedo. 

Más allá de su vocación religiosa, Fernández - Ahúja era un hombre muy culto, que hablaba latín, inglés, alemán y francés y escribía poemas y villancicos en lengua pixueta. De su biblioteca privada, en la que se incluyen, además del ''Diario de Manila'', varias publicaciones del siglo XIX sobre poblaciones aborígenes y gramática hispano-tagala, Eduardo Martínez de Pisón también ha donado al Museu del Pueblo de Asturias algunos ejemplares recientemente. 

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