Oviedo, agosto de 2023
Queridos amigos y hermanos: paz y bien.
Cada año tenemos una cita al final de julio. En ese rincón del verano, San Melchor de Quirós nos ayuda a tomar conciencia de nuestra vocación misionera sea cual sea el lugar de nuestra vida cristiana y el camino al que hemos sido llamados por el Señor dentro de su Santa Iglesia. Todos hemos de ser misioneros, porque a ello nos invitó el Maestro en el trance de su despedida, cuando mirando a sus discípulos les quiso confiar su misma misión: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16, 15). Era el relevo en su propia tarea evangelizadora. Desde entonces, ¡a cuántas tierras llegaron los pies de los mensajeros! ¡en cuántas lenguas se contó la Buena Noticia! ¡cuántos escenarios políticos y culturales fueron el telón de fondo de la llegada de cristianos misioneros!
También nuestra Diócesis de Oviedo sabe mucho de eso a través de las páginas evangelizadoras que han escrito todos nuestros misioneros dentro y fuera de Asturias: sacerdotes, religiosas y laicos, han ido misioneramente allende el Musel y más allá del Pajares, para dejar en la tierrina verde del Principado su tierra, su lengua, sus lazos familiares y amistosos, y tantos usos y costumbres. Cumplían aquel mandato del Maestro, sintiéndose continuadores de la encomienda de Jesús hasta llegar a todos los “finisterres” trillados o por descubrir.
Así podemos dibujar los mapas en los que nuestros cristianos astures han pisado andanza misionera: África, América, Asia, y también Europa, nuestros misioneros han podido prestar los labios a Dios para que en ellos se escuchara la Palabra que no engaña y trae vida. También a través de sus manos el Señor ha podido repartir a raudales su gracia. Somos instrumentos de esa paz y ese bien que con nosotros Dios mismo quiere dar si nosotros nos dejamos enviar con esa dulce y liberadora embajada. Es la hazaña de comunicar el evangelio de la mejor buena noticia hasta los confines de la tierra.
Los paisajes misioneros que los pies de nuestros hermanos han ido surcando, han sido ciertamente bien distintos. Basta recordar los lugares de evangelización a los que acudieron para ver cómo han ido pasando los tiempos y los lugares delante de sus ojos, con tantas circunstancias de diversa índole que, sencillamente, los hacían diferentes. Pero el hecho de aceptar ser enviados a donde el Señor en su Iglesia los mandaba, hacía que pudieran abrazar tantas vidas con todas sus idiosincrasias: niños y jóvenes, adultos y ancianos, con todos los factores que se dan en las diferentes biografías y en la entraña de los pueblos que iban conociendo.
Hemos terminado una etapa en Benín, como otras veces la concluimos en Burundi, o en distintos lugares de la América hispana. Con agradecimiento ofrecemos todo lo que en estos más de treinta años hemos realizado en la diócesis de N’Dali. Allí quedan nuestra entrega, nuestras limosnas, nuestra fecunda evangelización eclesial. Gracias a los que en primera línea lo han hecho posible desde allí o desde la Diócesis de Oviedo. Ahora toca pedir luz y disponibilidad para reabrir cuanto antes una nueva misión, que deseo sea en lengua española de nuevo. Que el Señor, la Santina y San Melchor de Quirós nos ayuden en esta hermosa empresa misionera en la que testimoniamos nuestro compromiso cristiano y bautismal. Un abrazo y mi bendición.
✠ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
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