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jueves, 13 de julio de 2023

¿Queremos investigar los abusos sexuales a menores en España?. Por Javier García Herrería

El papel del diario «El País» en el asunto y sus propias contradicciones.

(Infocatolica) Hace unos meses publiqué un artículo comentando que, según la Fiscalía General del Estado español, actualmente el 0,45% de los abusos sexuales a menores de edad se dan en el ámbito de las confesiones religiosas, lo que incluye también a la iglesias evangélicas o los Testigos de Jehová. El dato del 0,45% fue publicado por la Fiscalía hace más de un año, pero apenas tuvo eco en la prensa. Mi texto generó cierto interés, sobre todo porque el imaginario colectivo suele creer que los números deberían ser muchísimo más altos.

Desde hace dos décadas todas las semanas tenemos noticia en la prensa muchos casos antiguos de abusos que salen a la luz, junto con algunos pocos actuales. Además, desde hace varios años, el diario El País publica puntualmente cada domingo alguna de esas historias.

Investigaciones en curso

Gracias a estas noticias, la opinión pública ha tomado conciencia del asunto, la Iglesia en España se ha visto obligada a investigar su pasado y -actualmente- hay tres investigaciones en curso sobre la pederastia clerical. La primera es la del propio periódico, la segunda la del despacho Cremades (encargada por la Conferencia Episcopal) y la tercera del Defensor del Pueblo (a petición del Parlamento). Este mes está previsto que termine la investigación de Cremades y la del Defensor del Pueblo, por lo que tendremos la mejor fotografía de lo ocurrido en España.

Además, si ocurre lo mismo que en EEUU, Francia y Alemania, algunas diócesis realizarán una investigación más detallada del asunto, escucharán testimonios de nuevas víctimas dispuestas a hablar y se ampliará todavía más el alcance de lo sucedido.

El papel de la prensa y de los políticos

Vaya por delante que si no llega a ser por El País seguramente los obispos no hubieran dado luz verde a las investigaciones en curso. De hecho se resistieron dos años, hasta que desde el diario entregaron una copia de sus investigaciones -en mano- al Papa. Unos días más tarde tuvo lugar la visita ad limina de los obispos españoles a Roma y poco después comenzaron las primeras investigaciones.

Cuestión distinta es saber cuál es la verdadera intención del diario del grupo Prisa al denunciar el encubrimiento de la Iglesia. ¿Le interesan de verdad las víctimas? ¿Desea colaborar en la erradicación de los abusos sexuales? En principio es lo que parece cuando se leen las noticias que publica, pero cuesta creerlo si uno ve el poco interés que muestra en dar a conocer los abusos a menores que tienen lugar en otros ámbitos.

Cuando el Congreso español se planteó realizar una investigación sobre los abusos en la Iglesia, un partido pidió que ese estudio se ampliara también a los abusos procedentes de cualquier ámbito. Finalmente, a los parlamentarios solo les preocuparon las víctimas de abuso sexual si tenían una procedencia eclesial y crearon una investigación restringida a ese ámbito.

Lo que resultó todavía más sorprendente es que El País, que llevaba años denunciando los abusos, apenas plantease reservas a una investigación tan selectiva. ¿Acaso a ellos también solo les importan las víctimas si proceden del ámbito de la Iglesia?

¿Nos interesa acabar con los abusos?

La Iglesia, como cualquier institución, siempre tendrá que esforzarse para luchar con eficacia contra los abusos y ser transparente a la hora de comunicar este tipo de procesos. El informe de la Conferencia Episcopal, Para dar luz, es un buen ejemplo en este sentido.

La actuación de la Iglesia es especialmente positiva si se compara con la mayoría de ámbitos donde tienen lugar los abusos. Y aquí es especialmente llamativa la falta de interés informativo y político para tener datos mínimamente fiables de lo que ocurre. Por ejemplo, es posible saber que en febrero de 2022 había en España 68 denuncias por abusos sexuales a menores pertenecientes al ámbito de la Iglesia (que incluyen las que tienen lugar en sus 2500 colegios).

Ahora bien, de las otras 15.000 denuncias que se estaban tramitando por ese mismo motivo no es posible saber a qué ámbito pertenecen. Ni los ministerios de Interior, Igualdad, Justicia, o cualquier otra institución judicial ofrecen un desglose de los datos que muestre dónde tienen lugar los abusos: familia, vecinos, amigos, cuáles pertenecen a instituciones deportivas o juveniles, etc. Ni siquiera es posible saber si hay más denuncias por abusos sexuales en colegios católicos o en otros.

Pareciera que hay poco interés por hacer un diagnóstico real del problema y, al final, la Iglesia es la institución que es desproporcionadamente señalada públicamente, a pesar de la gran confianza que genera, como puede verse por la alta demanda que generan sus colegios entre los padres.

El papel de El País

Es innegable la enconada insistencia por parte de algunos políticos y medios de comunicación, como El País, por construir un relato alarmista respecto a la pederastia clerical, mientras apenas inciden en los otros ámbitos donde se da el problema, que afectan al 99,55% de los casos de abusos sexuales a menores en España actualmente.

El País no es nada justo con los esfuerzos de la Iglesia por acabar con los abusos y reparar a las víctimas. Especialmente porque no pone en contexto los datos que da, ni reconoce los avances de la Iglesia en este campo. De este modo, el panorama que presenta es obsesivamente insistente con lo que falla y no pone en valor lo que funciona o mejora. Por ejemplo, la Iglesia en España ha puesto 200 oficinas de protección de menores. Además, la diócesis de Madrid ha creado un programa, Repara, ofrece ayuda gratuita a las víctimas de abusos, también las que no fueron abusadas en el ámbito de la Iglesia o en cualquier ciudad española. Además esta iniciativa se ha replicado en León y Teruel.

El Mundo o La Razón han publicado noticias celebrando el éxito de esta iniciativa, ahora bien, ¿qué ha dicho El País al respecto? Pues ha sacado una noticia señalando que Repara ha recibido denuncias contra 8 clérigos en el último año. La cuestión es señalar siempre por activa y por pasiva que en la Iglesia hay clérigos abusadores, eso sí, sin matizar que los casos se están reduciendo, se gestionan con mucha más transparencia, se llevan también a la justicia civil, constituyen menos del 0,45% de los abusos sexuales actualmente en España, se refieren a denuncias que no siempre son ciertas, también se dan entre sacerdotes casados de otras confesiones cristianas y, por supuesto, nunca dicen nada del altísimo número de abusos homosexuales. Lo que dicen puede ser cierto, pero todo lo que omiten desinforma muchísimo.

Cuestiones pendientes en El País

También es interesante preguntar por qué el diario de Prisa afirma que ha recogido 1014 casos de pederastia en la Iglesia cuando en realidad ellos mismos reconocen que solo han entregado 545 a la Conferencia Episcopal. ¿Por qué no entregan la mitad de los casos? ¿Acaso no tienen credibilidad? ¿Están pendientes de algún tipo de investigación mínima para valorarlos? No se sabe, pero estaría muy bien que el periódico se aplicara la misma transparencia en sus investigaciones que la que demanda a otras instituciones. O quizá pueda reconocer también que estudiar estas cosas lleva su tiempo y es muy fácil desde fuera sembrar la sospecha del encubrimiento.

El citado informe Para dar luz, de la Conferencia Episcopal Española,tiene unos epígrafes muy interesantes sobre los abusos en la sociedad civil, con datos del Ministerio del Interior, la Fundación ANAR y Save the Children. Muestran con claridad cómo los delitos de abuso sexual a menores se han multiplicado por 4,5 entre 2011 y 2021, en parte porque hay más sensibilidad para denunciar y en parte por la sexualización de la cultura. Y en medio de este contexto, menos del 0,45% de las denuncias pertenecen a la Iglesia católica. Teniendo este contexto en cuenta ¿Está haciendo justicia y buen periodismo el diario de Prisa? Es dudoso, sobre todo porque no ha tenido interés alguno en dar publicidad a estos datos que van en contra de su relato.

Como los números del relato de Prisa no cuadran con el relato alarmista que pretenden difundir, el pasado 26 de junio apuntaban desde su diario que, como los números de abusos del clero en España son entre 9 y 14 veces menos que los de EEUU, Alemania o Francia, debe suponerse que el número de abusos en España necesariamente es mucho mayor: «la cifra total del clero se desglosa en 110.000 curas y religiosos..., con lo que el millar de acusados sería el 0.9% del total si se considera solo el clero... Es un porcentaje aún muy lejano del que todos los estudios coinciden en estimar en el resto de países católicos: entre un 4% y un 7%, según el estudio coordinado por el catedrático de la Universitat Oberta de Catalunya Josep Maria Tamarit».

Es muy llamativa la postura de El País: como los datos no apoyan el relato que tratan de construir, debe suponerse que los datos están mal. Así de sencillo, fin de la historia.

Quizá no sea el modo más riguroso de valorar el alcance de los abusos del clero en España. Quizá pueda haber otras explicaciones. Quizá el contexto social y eclesial de la Iglesia en España hace 50 años era muy diferente al del resto de países occidentales. Quizá deba aplicarse la misma lógica que se aplica al resto de cuestiones sociales cuando se aborda la historia de España en la segunda mitad del siglo XX: ¿la sociedad y la Iglesia de los tiempos de Franco no influyó de ningún modo en todo este asunto?

Es raro que El País no se planteé ni siquiera la hipótesis, mientras que a la hora de analizar el pasado -y el presente- de la historia de España acude con frecuencia a la variable franquista. No tengo ni idea de en qué medida influyó o no el franquismo en todo esto, pero lo que es muy sorprendente es que ni siquiera se valore y se discuta el asunto. Eso no parece honrado ni tiene pinta de ser buen periodismo.

En conclusión

Necesitamos una conversación pública honrada y lo más objetiva posible sobre los abusos sexuales en España, sobre lo que pasa ahora y sobre lo que ha ocurrido en el pasado, pero para eso es necesario dejar los relatos de trinchera, reconocer los propios pecados y poner en contexto los de los demás.

En el próximo artículo veremos algunas ideas que dan contexto a la valoración pública y social de la pedofilia antes del año 2001, fecha en la que salieron a la luz las denuncias de abusos en EEUU y pusieron este tema en el tablero mediático.

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