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sábado, 22 de abril de 2023

Seis sencillos pasos para fomentar la devoción al Sagrado Corazón e «identificarnos con Él»

(Rel./ José María Carrera) El Sagrado Corazón de Jesús está de moda. Algo que no deja de sorprender si se tiene en cuenta que esta devoción comenzó en el siglo XVII, tras las apariciones a Santa Margarita María de Alacoque en Paray-Le-Monial (Francia) y su difusión en España por el beato Bernardo de Hoyos.

Pero realmente tiene algo que decir al mundo de hoy esta devoción que cuenta con más de 400 años de historia? Para el sacerdote Manuel Vargas, no podría estar más de actualidad. Una convicción que le ha llevado a escribir Al menos tú ámame de la mano de la editorial Nueva Eva, bajo el subtítulo Espiritualidad del Corazón de Jesús hoy y con prólogo del obispo Munilla. Su misión es clara, "mostrar la actualidad del Corazón de Cristo" en un único libro. Sacerdote de la diócesis de Getafe, Vargas Cano ha escrito la primera biografía sobre el padre Luis María Mendizábal, el gran apóstol del Corazón de Cristo. Actualmente es vicario episcopal para el Cerro de los Ángeles (Getafe, Madrid), momento propicio para sorprender con esta obra tras años de investigar y profundizar en esta devoción. Pero, ¿cuáles son las formas en que los fieles pueden aplicar a su día a día esta devoción? El sacerdote y autor de Espiritualidad del Corazón de Jesús hoy destaca estas seis sencillas maneras de hacerlo:

1º Confiar en Él

Para Vargas Cano, la devoción al Corazón de Jesús consiste en "vivir esperándolo todo de Jesucristo, de quien sabemos que nos ama con amor infinito". Observa que en la vida "tenemos incertidumbres y contratiempos" y que "hay personas que intentan comprar su tranquilidad" con dinero, formación, éxito o contactos para cuando vengan los problemas. "Pero al final, todos descubrimos que nada de este mundo puede garantizar plenamente la seguridad", explica. Por eso, invita a confiar en que solo Dios puede controlar los acontecimientos y proveernos en la necesidad. "Dios es el Amigo que nunca falla, no hay mayor seguridad que esa" y "Él, que lo puede todo, no va a permitir nada de lo que no pueda obtener un bien para mí, aunque a primera vista parezca un mal. No va a admitir nada que no esté previsto para mí desde toda la eternidad para que yo pueda ser feliz, ser santo y llegar al Cielo".

2º Consagrarnos a Él

El sacerdote resume el significado de la consagración al Sagrado Corazón como "entregarle todo y del todo. Nuestro pasado, aceptando nuestra historia, agradeciendo lo bueno y pidiendo perdón; también nuestro futuro, confiando que Él cuidará de nosotros y emplear nuestro presente en amarle y servirle, aceptando que Jesús pueda disponer de nosotros y de nuestra salud, de nuestras cualidades y de nuestros bienes… de todo lo nuestro".

Sin embargo, explica que no solo las personas pueden consagrarse al Sagrado Corazón. Es lo más habitual -que se realiza con lecturas, encuentros y formación y se formaliza en la solemnidad del Sagrado Corazón-, pero también pueden consagrarse las familias con una imagen en el centro del hogar o incluso las naciones, como sucedió con España en 1919.

3º Identificarnos con Él

Partiendo de la base de que Jesucristo es "el modelo perfecto", la amistad con Él "nos permite ir conociendo con mayor profundidad los rasgos de su personalidad, sus actitudes y sus comportamientos. Nos vamos aficionando y Él va obrando en nuestro interior un milagro, nuestra transformación interior a imagen de su corazón. Eso es identificarnos con Él".

En última instancia, explica, se trata de aspirar a lograr "un corazón nuevo" en el que esté inscrita la ley del Señor, los mandamientos. ¿Cómo lograrlo? "La tarea de nuestra santificación ya ha empezado con los sacramentos. Lo que nosotros podemos poner de nuestra parte es conocernos a nosotros mismos, conocer su Corazón y procurar hacer nuestros sus sentimientos. Es Jesús quien lo tiene que llevar a cabo, pero nosotros podemos aumentar nuestra unión con Él a través de una vida de oración y de frecuencia de sacramentos", agrega.

4º El ofrecimiento de obras

Se trata de uno de los consejos más prácticos y sencillos recopilados por el sacerdote a lo largo de este volumen de espiritualidad. Basta con "ofrecer cada día al Señor todo lo que hacemos: lo bueno y lo malo, las penas y las alegrías, nuestro trabajo y nuestro descanso…Cuando estamos en gracia de Dios estamos unidos a Jesucristo y todo lo que hacemos nos permite colaborar con Él en la salvación del mundo", explica.

Y es sencillo, especialmente porque no se trata de realizar "cosas extraordinarias", sino "lo que tenemos que hacer, ofreciéndoselo a Dios". Ofrece una fórmula establecida, que consiste en rezar el "Ven Espíritu Santo", seguido de una consagración al Sagrado Corazón -"Señor mío y Dios mío Jesucristo, me consagro a tu Corazón"- y al Inmaculado Corazón de María "en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros Tu reino".

"En este libro queremos asomarnos a lo más hermoso del cristianismo, al centro de nuestra fe, que es Jesucristo, y en concreto al Corazón de Jesús, un tesoro que pocos conocen y del que poca gente disfruta", explica el autor. Eso sí, sin pretender ser "un manual de Teología", sino un breve compendio que esté "al alcance de cualquier persona".

5º La reparación

Otra forma de cultivar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús consiste en la reparación: "Él Corazón de Jesús repara la relación del Padre con el hombre y con la creación, la herida causada por el pecado en el corazón del hombre".

Aunque subraya que la mejor forma de reparar el Corazón de Jesús "es vivir con intensidad el momento presente llenos de amor a Él y dejar que Él reine en nosotros", esto se puede materializar de forma más concreta en tres formas de reparación: la negativa (evitar lo que ofende a Dios), afectiva (tener detalles particulares de afecto con el Señor) y la aflictiva (aceptar contratiempos sin enfadarnos, tratar bien a los que no son amables con nosotros, no quejarnos o hacer sacrificios).

6º Reconocer el Reinado Social

Tras una detallada catequesis sobre los motivos por los que Cristo es Rey, Manuel Vargas detalla que una de las devociones más importantes al Sagrado Corazón es el reconocimiento de esta realeza de Cristo en todos los ámbitos, en el individual, el familiar y también el social y político.

En este sentido, el sacerdote admite el deseo extendido de que los encargados de gobernar y dictar las leyes no lo hagan buscando su propio interés, sino con justicia y buscando el bien común. La mejor garantía de que esto suceda, menciona, es "que en el ejercicio de su responsabilidad se dejasen orientar por el Corazón de Jesucristo. La mejor manera de que no se aprovechen de su autoridad para tiranizar a los subordinados es que tengan conciencia de que existe una autoridad superior a ellos, que es Padre de todos, y que un día les pedirá cuentas de su tarea".

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