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martes, 7 de marzo de 2023

Rosendo Salvado, un monje pianista que aprendió a tocar en Cangas de Narcea y acabó tocando en tierra de aborígenes

De Galicia hasta Australia en pleno siglo XIX, su historia es la de un religioso y un compositor, pero también la de un pionero en el reconocimiento de los derechos a la población nativa de las antípodas

(ABC Galicia/ José Luis Jiménez) González reconoce que aterrizó en Salvado por casualidad. Natural de Tui, como el fraile benedictino, acudió por curiosidad al archivo diocesano de la villa fronteriza y de la mano de su responsable, Avelino Bouzón, desempolvaron las partituras originales. Con su 'Fantasía, variaciones y final' se hizo la luz. «Tuve la sensación de encontrar un tesoro», confiesa la pianista, «cuando empiezas a interpretarla, ves su profundidad, su lirismo, la influencia de Rossini, de Bellini, con esos arreglos de virtuoso, propios de la época de los grandes románticos».

Salvado vino al mundo en Tui en 1814 «en una familia de la burguesía en la que se cultivaba la religión y también la música», explica Bouzón, «el padre era salmista y sochantre en la catedral». Dos de sus ocho hijos, Santos y Rosendo, toman el camino del hábito en el convento compostelano de San Martín Pinario. A este último le descubren «unas dotes musicales magníficas» y lo mandaron a la abadía asturiana de San Juan de Corias «para formarse con un padre benedictino muy famoso, que era un gran organista».

A su regreso a Santiago, lo designan organista oficial del convento, rivalizando con el de la catedral. Con la desamortización de 1835, Salvado acaba recalando -previo paso por Montserrat- en el monasterio napolitano de Cava dei Tirreni, «donde asombró por sus conocimientos musicales». Sus visitas a Roma y Nápoles van estrechando su relación con la música del momento, y se cree que es en esta época, entre 1838 y 1845 -fecha en la que parte para las misiones en Australia-, cuando compone el grueso de sus piezas para piano.

Además de la 'Fantasía', de la producción de Salvado se conservan en Tui un 'Pequeño entretenimiento con aire de marcha' y un 'Gran Waltz Fantástico', mandadas copiar por Santos Salvado a finales del siglo XIX, y descubiertas en el archivo en la década de los ochenta. La primera está dedicada «a la excelentísima Condesa Lebzeltern», dama desconocida y que probablemente hable de una vida social en su periplo italiano. En Cava, Andrea González localizó la partitura del 'Tantum Ergo', pieza que en el disco interpreta la soprano Leonor Bonilla. Desde la abadía de Nueva Nursia, fundada por Salvado en 1846 al norte de Perth, le hicieron llegar el 'Salve Regina', y el propio Rosendo publicó en sus memorias el 'Maquialó', una transcripción para piano de las danzas de los aborígenes. González tiene la íntima convicción de que puede haber más páginas escritas, probablemente encargos de otros monasterios a Salvado, conocida como era su maestría como compositor. «Es muy probable que existan más piezas de Salvado por ahí», apunta el archivero, «porque tenía una enorme facilidad para componer».

El monje pianista

A su llegada al oeste australiano, Salvado descubrió que la Iglesia carecía de recursos para construir una misión, como se le había prometido. Resolvió dar un concierto de piano para recaudar fondos. El 21 de mayo de 1846, en el Palacio de Justicia de Perth, protagonizó el primer recital solista de este instrumento de la historia de Australia Occidental. «Subió al escenario, con aspecto de mendigo más que de artista, y ello con el propósito primordial de suscitar la generosidad de los asistentes», recoge Eladio Ros en un estudio de la música en Nueva Nursia, «apareció en escena con su raído hábito negro, mostrando los numerosos parches de colores de sus pantalones negros, la cara ennegrecida y arrugada por el sol y la arena, su descuidada barba de tres meses, los dedos de los pies saliendo de sus botas». Salvado tocó y cantó durante más de tres horas, no solo sus propias composiciones sino también pasajes de la 'Norma' de Bellini, algunas improvisaciones e incluso «una canción nacional española», según las exultantes crónicas de la época recogidas por Ros. Con lo recaudado adquirió «provisiones, instrumentos agrícolas y un par de bueyes».

Los siguientes cincuenta años son los de Rosendo construyendo la misión de Nueva Nursia, abriendo colegios, enseñando a los aborígenes australianos no solo el Evangelio sino también a manejarse en actividades agrícolas, para lo que el fraile se convirtió en un avezado topógrafo, identificando las mejores tierras de labranza y los cultivos más propicios. Mientras la sociedad australiana -los colonizadores ingleses, en realidad- trataba a los nativos como una subespecie destinada a desaparecer, poco menos que como esclavos, en una aplicación drástica de las corrientes darwinistas, Salvado «demostró lo contrario, que aquellas personas tenían capacidad para ser como los mejores europeos».

Padre del eucalipto

De su conciencia social queda el testimonio de fotografías realizadas en la misión. El autor de las mismas es su hermano Santos, al que Rosendo le pidió que estudiara fotografía para documentar el trabajo que desarrollaban en Nueva Nursia. La asociación nacional de homeopatía de Australia también lo reconoce como el pionero en esta materia. Y por si fuera poco, está considerado como el introductor del eucalipto en Europa, a través de una caja con semillas que él mismo envió a Tui. El archivo diocesano custodia una carta de Salvado en la que se acreditaría este hecho.

Rosendo Salvado falleció en Roma en 1900, pero pidió expresamente ser enterrado en Nueva Nursia, donde se conserva su tumba. «Se te pone la piel de punta cuando la ves». Andrea González tuvo ocasión de visitarla en 2016, durante el rodaje del documental 'De Rosendo a Rosendo', que llevó a las Antípodas al rockero de Carabanchel, Rosendo Mercado. La pieza fue premiada en los Hollywood International Independent Documentary Awards. La pianista no cree que este sea un proyecto temporal. «Rosendo me va a acompañar siempre, esto no va de hacer un doctorado sobre su obra, sino de investigar desde el cariño y la pasión, porque es la única manera de comunicarlo de manera viva».

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