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jueves, 16 de febrero de 2023

Me estoy echando a perder. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) Y no saben mis amables lectores hasta qué punto. El problema es que según voy explicando y releyendo los documentos de la Iglesia que explico a mis seguidores cada jueves a las 20 h., me voy dando cuenta de que mis celebraciones litúrgicas necesitaban ser mucho más conciliares, que me estaba pasando un poco, y además necesitaban crecer en creatividad, variedad y capacidad de explorar todas sus posibilidades.

Les cuento cosas.

Quizá, la primera, que seguimos utilizando el latín en ocasiones, con gran respuesta de los fieles. Kyries, sanctus y agnus de la misa de angelis no tienen secretos para mis fieles. Tantum ergo y Salve Regina, ni les cuento.

Para que vean cómo me echo a perder, confieso que, además de la plegaria eucarística II, hay veces que proclamo otras, incluyendo el canon romano.

Imbuído no del espíritu, sino de la letra expresa del Vaticano II, ni se me ocurre, añadir, quitar o modificar nada en la liturgia, lo que hace que esté atento al misal y a las rúbricas cada vez con más detenimiento.

Convencido de la libertad de los hijos de Dios para comulgar como deseen, hasta voy teniendo algún reclinatorio para los que quieran comulgar de rodillas.

Para crecer en creatividad, además de que proclamo distintas plegarias eucarísticas y no solo la II, he descubierto que el misal tiene formularios para diversas ocasiones, prefacios diversos, oraciones, fórmulas que pueden variarse.

En aras de libertad y respeto, a veces celebro coram populo, otras coram Deo. Mis feligreses no se hacen problema. Entienden las dos posibilidades, y si no, ahí está uno para explicárselo.

Siguiendo el mandato del concilio, cuido la piedad popular, rezamos el rosario en cada parroquia, y fomento las grandes expresiones de fe, especialmente la adoración al Santísimo Sacramento.

Por supuesto que utilizo los ornamentos prescritos, a veces casulla romana, a veces gótica. Pura creatividad.

Les digo que echado a perder. Imaginen misa coram Deo, con casulla romana, misal de Pablo VI en lengua vernácula y Kyries, sanctus y agnus de la misa de angelis. ¿Echado a perder? Pues no. Plenamente conciliar, y si no, se relean los documentos.

¿Y la gente de mis pueblos? No se hace problema… En absoluto. Al revés, encantados. Son libres, creen en la libertad, y además plenamente conciliares del concilio fetén, no del espíritu ese.

La creatividad no está en inventarse una plegaria o consagrar con polvorones de Estepa. La fidelidad no es reducir la misa a la plegaria II. La piedad no se eleva quitando la casulla para lucir una estola de cualquier forma. La adoración no es un rescoldo de la antigüedad.

Servidor y sus fieles, echados a perder. Afortunadamente.

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