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lunes, 6 de febrero de 2023

Asturias ignota. Por Jorge Juan Fernández Sangrador

El periódico británico “Daily Mail” ha dedicado algunas páginas a Asturias, en las que hace mención de Ponga, Somiedo, Las Ubiñas, Los Oscos, El Eo, Villaviciosa, Redes, Gijón, Avilés, la catedral de Oviedo, las casas de indianos, los quesos y los restaurantes más renombrados de la región. No es la primera vez que lo hace.

Estas referencias aparecen en el suplemento “Check-in” del popular diario, debido principalmente a la promoción que el Principado de Asturias hizo, en noviembre del año pasado, en la feria “World Travel Market”, en Londres, de los atractivos turísticos de nuestra tierra.

De igual modo, “The Sunday Times” ha publicado un reportaje sobre Somiedo y los avistamientos de osos y otros animales que gozan de libertad en aquellos hermosos parajes, y un centenar de taxis londinenses han lucido propaganda de Asturias en la capital del Reino Unido, en la que el restaurante “Hispania” funge en cierto modo de consulado representativo astur.

Falta hace que Asturias sea promocionada fuera del territorio nacional, porque apenas se la conoce. Uno se las ve y se las desea para explicar en qué parte de España nació y vive.

Yo suelo señalar, a quién me pregunta de dónde soy y en dónde está ese lugar, unas coordenadas geográficas no muy ceñidas a la inmediatez en el mapa, pero suficientemente próximas como para darse una idea: Asturias se halla entre Compostela y el País Vasco, puntos reconocibles por casi todo el mundo, aunque tampoco estoy muy seguro de que los interlocutores sepan ubicarlos sobre la piel de toro.

Por otra parte, los “Premios Princesa de Asturias” no le suenan a nadie fuera de España, y eso que son el mascarón de proa del conjunto de nuestras realidades culturales, a pesar de lo que diga el “Observatorio de la Cultura (La Fábrica)”, que, en el ranking de entidades culturales autóctonas del 2022, los coloca en el cuarto lugar, junto con la “Ópera de Oviedo”. En el nacional, en el septuagésimo quinto puesto, junto con el “Xacobeo”. No me parece que sea una clasificación aceptable. La Inteligencia Artificial la hará, en el futuro, con mayor objetividad y precisión, espero.

A propósito de todo este asunto de la propaganda turística, he descubierto últimamente la importancia promocional de los paneles que anuncian los horarios de las salidas y llegadas de los vuelos en los aeropuertos en los que operan las compañías de bajo coste.

Puesto que hay que ir al aeropuerto con tiempo, porque no existe certeza absoluta de que el avión vaya a salir o a hacerlo en la hora prevista, sino treinta minutos antes, una de las vías de aprovechamiento del tiempo es la de la lectura y ubicación en el mapa de los destinos, ignotos para el que aguarda el momento de embarcar en su avión, que van apareciendo en el tablero.

Y así, iphone en mano, se indaga en dónde se encuentran y qué hay que saber y ver de Rzeszow, Plovdiv, Bydgoszcz, Podgorica, Lamezia-Terze, Szczecin, Tallin, Chisinau o Essaouira, por ejemplo. Los pasajeros de estos lugares harán lo mismo que yo, imagino, respecto a Asturias, la cual, salvo que hayan hecho el “Camino primitivo de Santiago”, no les sonará de nada.

De ahí la importancia de que se establezcan conexiones desde nuestro aeropuerto con los de otras regiones de Europa y del mundo, pues sirven para que podamos conocernos mejor unos a otros, apreciar las infinitas bondades de tantos lugares maravillosos como existen en la amplitud del planeta, la genialidad de sus habitantes, la belleza de su cantos y composiciones musicales, la ancestral sabiduría de sus tradiciones; progresar en el manejo de idiomas diversos que nos permitan conversar con amistades nuevas y gozar de las increíbles riquezas literarias que florecen por doquier.

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