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martes, 31 de enero de 2023

Ocho décadas dedicada a saciar la sed y el hambre de los más desfavorecidos


 Sor Aurora, a sus 101 años, es la hermana más longeva de las Siervas de Jesús de la calle Uría: «Entregué mi vida a Dios y a los demás»

(El Comercio/ C. del Nero) Tras las paredes de la congregación de las Siervas de Jesús, en la calle Uría, catorce religiosas dedican su vida a ayudar a los demás con la colaboración de un buen puñado de voluntarios. En la zona en la que entregan sus desayunos solidarios se encuentra el patio, una suerte de jardín interior como los que ya casi no existen en la céntrica calle. Allí, precisamente, es común ver pasear «y hacer ejercicio» a sor Aurora, una monja que tiene cautivadas a sus compañeras por su longevidad y entrega. A sus 101 años «está estupendamente de cabeza, corazón y cuerpo», resumen las hermanas.

Sor Aurora, que nació en 1921 en Lugo -de donde mantiene algo de acento-, recuerda que fue «a los veinte años» cuando se trasladó al noviciado de Madrid para comenzar a entregar su vida «a Dios y a los demás». Después se trasladó a Sevilla, otros diecinueve años, «y luego a Zaragoza, donde fui madre superiora». Hasta hace diez años, que llegó a Asturias. «Me dedicaba a asistencia al domicilio, durante la noche». Por la mañana, «volvíamos a la casa y dormíamos por la tarde», recuerda.

De esos años, todo lo que menciona le hace sonreír. «Ahora ayudo muy poco, me queda dedicar la oración a mis hermanas», aunque «apenas veo y escucho mal». Según la madre superiora María Teresa, «ayuda en todo lo que es posible». Y es que no ha hecho otra cosa en los últimos ochenta años de «servicio a los demás».

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