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lunes, 12 de diciembre de 2022

Belleza y afasia del catolicismo. Por Jorge Juan Fernández Sangrador

Joseph Weiler sostiene que la paz en nuestro continente fue posible, después de la Segunda Guerra Mundial, gracias a que, entre los padres de la actual Unión Europea, se hallaban católicos como Robert Schuman, Alcide de Gasperi, Jean Monnet o Konrad Adenauer.

¿Y cuáles fueron los principios que, fundados en el Evangelio y en la Doctrina Social de la Iglesia, los adalides de confesión católica instilaron en la construcción de la nueva Europa? Pues dos esencialmente cristianos: el perdón y la redención. Sobre estos dos pilares se levantó la Europa de postguerra.

Como se recordará, Joseph Weiler, constitucionalista y experto en derecho comunitario, es judío practicante y un decidido defensor del cristianismo y un valiente reivindicador de la importancia que éste ha tenido en la fragua de la democracia, en la creación del Estado de derecho y en el que los derechos humanos sean preservados y defendidos en toda sociedad que desee llevar el sello de moderna, justa y avanzada.

Otro judío, el literato Abraham Yehoshua (1936-2022), agnóstico, calificado como escritor de izquierdas y con varias obras traducidas al español, se preguntaba por qué los católicos se están haciendo oír tan poco en un mundo globalizado, en el que las religiones están creciendo exponencialmente, en contra de lo que nos quieren hacer creer los irreligiosos creadores de opinión que militan en ideologías contrarias a cualquier modalidad de fe en la existencia de Dios, creador, providente y salvador.

Este judío israelí escribió mucho sobre las relaciones entre judaísmo e islam, preocupado por la tensión que existe entre esas dos confesiones religiosas en Israel, que, según él, no dejan de crecer y de hacerse más fuertes. Mas no así el cristianismo, y, en particular, el catolicismo.

«Dudáis en poner al catolicismo, la belleza del catolicismo, los valores del catolicismo, o del cristianismo en general, sobre la mesa del Nuevo mundo, como partner de una confrontación con las otras religiones. Los cristianos son los más tímidos a la hora de levantar la voz en un mundo en el que las otras dos religiones monoteístas, judaísmo e islam, están siendo cada vez más fuertes», comentó Abraham Yehoshua en cierta ocasión ante el auditorio católico que acudió a una conferencia suya pronunciada en una iglesia de Italia.

¿Y todo esto por qué? «Veis a la Iglesia como un museo y no como un lugar desde el que podéis trasmitir energía e ideas. No soy católico ni cristiano, pero opino que la voz del cristianismo es muy débil», añadió. Y que esto lo diga un no católico da que pensar. Y no será porque los representantes de la Iglesia no dejen de hablar sin parar, pero se ve que sirve de poco, como ha puesto de manifiesto, en el caso de los sacerdotes católicos, el último Estudio sobre “Confianza en la Sociedad Española” de la Fundación BBVA. La confianza depositada tradicionalmente por la sociedad española en los curas ha decaído notable, significativa y preocupantemente.

A ver si va a ser porque no se muestran convincentemente compenetrados e identificados con «ese algo más» del que habla Joseph Weiler: «la santidad y la sacralidad», características denotativas de una religión acreditada ante el mundo como verdadera, libre, profética, servicial, seductora y constructiva. Es preciso decir, con todo, que todavía salen peor parados, en la encuesta realizada por la Fundación BBVA, los políticos y los youtubers, aunque lo de saber que se está solo un poquito por encima de estos dos grupos tampoco es que sirva de gran consuelo.

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