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jueves, 15 de septiembre de 2022

Nuestra Señora de los Dolores

(COPE) En cualquier vivencia espiritual La Virgen está unido a su Hijo. Precisamente, si ayer vivíamos la Exaltación de la Santa Cruz, hoy la Liturgia, nos propone a Nuestra Señora La Virgen de los Dolores. El Apóstol San Juan en su Evangelio destaca la presencia de María junto a la Cruz de Cristo. Así, con su inmenso amor y dolor de Madre, se une al Hijo en sus sufrimientos y padecimientos en bien de la salvación de la humanidad.

Es por ello, por lo que recibe el título de Corredentora. La representación de la Virgen al pie de la Cruz, ha sido un aliciente para los creyentes, quienes, descubren el valor de la redención y la malicia del pecado. María, que nos muestra en su regazo al Niño Jesús, fruto bendito de su vientre, se nos presenta también como abogada, ante el Hijo, que no cesa de ofrecerse por nosotros y entra, de una vez para siempre, en el Tabernáculo del Padre.

A la que Simeón profetizó que una espada atravesaría su alma durante la Presentación del Señor en el Templo, hoy la vemos fiel al Plan de Salvación. Bajo tu protección nos acogemos Santa Madre de Dios. En la Edad Media se celebraban los Cinco gozos de la Virgen, a los que se añadió los Cinco Dolores camino del Calvario, difusión llevada a cabo por los frailes servitas cada tercer domingo de septiembre.

La celebración se originó en Colonia en el siglo XV y en 1727 se propagó por toda la Iglesia bajo el Nombre de los Siete Dolores, hasta llegar así a la Fiesta Mariana de nuestros días. La Virgen de los Dolores se apareció a Santa Brígida de Suecia, Patrona de Europa, prometiendo asistencia a los que recen siete avemaría por sus siete Dolores. También el Señor se apareció a Santa Isabel de Hungría asegurándole gracias a los que profundizasen en los Dolores de su Madre.

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