«María se puso en camino» (Lc 1, 39) Nuestro cordial saludo a los conductores Queridos hermanos y amigos transportistas y conductores: «A vosotros, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo» (1 Cor 1, 3).
Un año más, y son ya cincuenta y cuatro, en el primer domingo de julio, este año el día 3, el Departamento de Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española, celebra la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico.
Lo hacemos en la proximidad de la fiesta de san Cristóbal, día 10, patrono de los conductores, coincidiendo con el inicio de los desplazamientos masivos por las vacaciones de verano.
Con este motivo, os hacemos llegar nuestro cordial saludo a todos los que estáis relacionados con la movilidad humana y la seguridad vial: DGT, guardia civil, policía de tráfico, camioneros, taxistas, repartidores, conductores de autocares, ambulancias, bomberos, cofradías de san Cristóbal, asociaciones de transportistas, de víctimas, automovilistas, motoristas, ciclistas… y usuarios de patinetes, que ya son una realidad creciente, no exenta de peligro, en nuestras ciudades.
María, modelo de servicio y de ayuda a los demás
«MARÍA SE PUSO EN CAMINO» es el lema de la 54.ª Jornada de Responsabilidad en el Tráfico del presente año 2022, tomado del evangelio de san Lucas 1, 39.
María, cuando sabe por el arcángel Gabriel que su prima santa Isabel está embarazada de seis meses y que puede necesitar de su ayuda, no lo duda dos veces e, inmediatamente, sin pérdida de tiempo, se pone en camino hacia Ain Karem, el pueblo de Zacarías e Isabel, los padres de san Juan el Bautista
Para María es más importante el bien que puede hacer a su pariente Isabel que los peligros e incomodidades que puede acarrearla el viaje de casi una semana de camino y en aquellas condiciones.
Según nos cuenta san Lucas, María se quedó allí con Isabel y Zacarías unos tres meses, hasta después del nacimiento de san Juan Bautista, lo que significa que no fue una simple visita de cortesía, sino un ponerse enteramente al servicio de los ancianos esposos y padres, según las necesidades, compartiendo, como dice el Concilio: «los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias» (cf. GS, n. 1) de esa familia.
«María se puso en camino» y , como ella, todos los días hay millones de conductores, hombres y mujeres, que cogen su vehículo o transporte público, y se ponen en camino para acudir al trabajo, hacer gestiones, visitar enfermos, familiares y amigos o, sencillamente, pasar con la familia unos días de descanso.
Hay mucha gente buena que, como María, se pone en camino para ayudar a los demás en sus casas u hospitales, aún a costa de grandes sacrificios. Hay, incluso, quienes se paran a socorrer a otros cuando en la carretera han sufrido un accidente de tráfico. «Me alegra saber –nos dice el papa Francisco- que desde el Departamento de Pastoral de la Carretera estén promoviendo un ejercicio ciudadano capaz de incentivar la cultura del cuidado» (carta del papa Francisco el 14 de octubre de 2021 al Departamento de Pastoral de la Carretera).
Los peligros de la movilidad
La movilidad siempre ha formado parte de la humanidad y aunque a lo largo de los siglos los medios hayan ido evolucionando, los peligros y los riesgos del viaje siempre han estado presentes. Ya san Pablo comentaba los muchos peligros de ponerse en viaje cuando escribe: «Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblados, peligros en el mar» (2 Cor 11, 26).
Desgraciadamente, en nuestro siglo xxi, con permiso de conducir por puntos y elevadas sanciones, con buenas carreteras y vehículos con tecnología de última generación, el riesgo cero, cada vez que nos subimos a un vehículo, no existe
Siendo conscientes como lo somos de que toda movilidad comporta unos posibles riesgos, hemos de respetar y cumplir fielmente las normas del código de circulación, que por cierto terminan de ser modificadas y aprobadas.
Jornada de responsabilidad en el tráfico
Con motivo del Día de la Responsabilidad en el Tráfico que cada año la Iglesia celebra el primer domingo de julio, queremos llamar la atención de los conductores para que entre todos hagamos realidad lo que aún hoy sigue pareciendo una utopía: cero accidentes mortales en nuestras calles y carreteras.
Ahí están como aviso las sanciones o retirada de puntos del permiso de conducir. A nosotros solamente nos corresponde apelar a la conciencia y a las enseñanzas evangélicas y de la Iglesia, que no se limitan a recordarnos el deber de no hacer mal a nadie, sino el de hacer el bien a todos, hasta el punto de amar al prójimo como a uno mismo. Así nos lo han trasmitido las últimas campañas de nuestra pastoral —«No hagas a nadie lo que tú aborreces» (Tob 4, 15) o el año pasado: «Cuida de él (Lc 10, 35), buenos samaritanos en el camino»—.Yes que la carretera no debe ser únicamente un lugar de ir y de venir, sino también un lugar de vivir la fe, de encuentro, de diálogo, de disfrute, de convivencia, de oración…
No olvidemos que el conductor, cada vez que se pone en camino, asume una serie de obligaciones y responsabilidades, de las cuales debe responder ante Dios y ante la sociedad.
En esta Jornada de Responsabilidad en el Tráfico queremos recordar el mandamiento nuevo del Señor: «Que os améis unos a otros, como yo os he amado» (Jn 13, 14) y pedir a la Virgen de la Prudencia que, «libres de todo peligro y accidente, alcancemos del Señor el gozo de llegar felices y agradecidos a nuestro destino. Amén» (oración a san Cristóbal, CEE 2021).
Creemos en el Dios de la vida
Nosotros creemos en el Dios, «amigo de la vida» (Sab 11, 26), que nos ama hasta el extremo (Jn 13, 1) y que por el mandamiento: «no matarás» (Dt 5, 17) nos pide cuentas de la sangre del hermano (cf. Gen 4, 11), ya que él ha venido para que nosotros tengamos «vida abundante» (Jn 10, 10) y su alegría en nosotros sea completa (cf. Jn 15, 11) que es todo lo contrario de lo que sucede en nuestras calles y carreteras cuando hacemos caso omiso de las normas y olvidamos la responsabilidad al volante.
San Cristóbal nos une en el dolor y en la esperanza
Estamos a las puertas de la fiesta de san Cristóbal, patrono de los conductores.
Los conductores, pero muy especialmente los transportistas profesionales, están viendo cómo se encarecen los precios de los combustibles y el mantenimiento de sus vehículos, que disminuye su poder adquisitivo tan necesario para mantener su empresa y sacar adelante a la familia.
La huelga que muchos de los transportistas hicieron el pasado mes de marzo sirvió para que la sociedad tomara conciencia de este grave problema, pero, desgraciadamente, no se le dio una adecuada solución. Ignorar el problema no significa, en absoluto, que no exista.
Después de estos últimos años, en los que la pandemia ha suspendido o deslucido la fiesta en honor de nuestro patrono san Cristóbal, nos gustaría ver cómo se renuevan entre los conductores y transportistas las ganas de estar juntos y pasar página de los tristes acontecimientos.
Os animamos a que este año hagáis un esfuerzo por recuperar las tradiciones locales en honor de san Cristóbal y volver a lo esencial: procesión festiva por el casco urbano con el santo montado en un vehículo, participación en la santa misa y en la bendición de los vehículos. Animamos, según las circunstancias lo permitan, a compartir juntos un aperitivo o almuerzo con la familia y los amigos en fraterna y gozosa armonía.
María sigue en camino
El año 2018, con motivo de los cincuenta años de la Pastoral de la Carretera, la Virgen de la Prudencia se puso en camino y poco a poco ha llegado a todas las provincias españolas en la cabina de los camiones o en los coches. También ha cruzado fronteras europeas, e incluso continentes en avión
No lo dudemos. En el camino nos podemos encontrar con María que sale a nuestro encuentro y si, como santa Isabel, la recibimos en nuestro corazón, casa o vehículo, podemos unirnos a su cántico de alabanza a Dios por las maravillas que ha hecho en ella y en nosotros.
El vehículo como lugar de oración
El vehículo no es una capilla, pero sí podemos rezar y llevar visiblemente la imagen de Jesús, de la Virgen de la Prudencia u otra advocación, y la de san Cristóbal, nuestro patrono, para que le pidamos, como dice la oración a la Virgen: «ayúdame a conducir con responsabilidad y en las debidas condiciones, no por temor a la multa, sino por amor a Dios y respeto a mi prójimo» (oración a la Virgen de la Prudencia, CEE 2021).
Con mucha frecuencia vemos que del espejo retrovisor interior del vehículo cuelga un santo rosario, cuya sola presencia nos invita a la oración.
Radio María, cuya emisora se sintoniza con gran facilidad, es un buen instrumento de formación religiosa y de oración mientras conducimos.
El Señor va a nuestro lado
En el episodio de Emaús (Lc 24, 13-35) dice san Lucas que dos discípulos de camino hacia Emaús «mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos» (Lc 24, 15). Desde entonces, el Señor no ha cesado de seguir caminando junto a nosotros, lo cual nos llena de alegría, pues sabemos que él está con nosotros todos los días hasta el fin de los tiempos (cf. Mt 28, 21) y que acepta nuestra humilde hospitalidad y mesa (cf. Lc 24, 29-30).
A la Virgen Santísima de la Prudencia y a san Cristóbal, elevamos nuestras súplicas y oraciones, para que os acompañen y guíen a todos los transportistas y conductores y cada día lleguéis felizmente a vuestro destino.
Madrid, 3 de julio de 2022
Obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y
Movilidad Humana Departamento de Pastoral de la Carretera de la CEE
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