Llega el buen tiempo, y recuperando la normalidad que en los últimos años no tuvimos muchos se aventuran en este próximo estío a disfrutar unas merecidas vacaciones que sabremos combinar muy bien con la cultura y el arte, la naturaleza y la gastronomía, o las tradiciones de cada lugar. Los hay que irán al pueblo de sus raíces o a otro lugar del que ya se sienten unos vecinos más; los hay que se acercarán a alguno de los privilegiados climas de nuestro gran País, o se marcharán más allá de nuestra fronteras para conocer las maravillas más lejanas. El verano es un tiempo hermoso para el repaso de todo lo anterior, y tomar fuerzas de lo que habrá de venir...
El salmo 61 nos ofrece una enseñanza que no está limitada únicamente para la preparación del futuro, para el final de la existencia o meditar llegada la muerte. Nada de eso; este recordatorio que el salmista se recita a sí mismo -a su alma- es fundamentalmente para vivir en el presente. Nos hemos olvidado de descansar en Dios, y es una pena, siendo éste el mejor de los descansos. Todo el curso nos quejamos de no tener tiempo para nada, vivimos afanados en tantos ajetreos y quehaceres que nos pasa como a "Marta", que por tenerlo todo a punto deja desatendido al Señor. Ahora que llega el verano tenemos una nueva oportunidad de dejar atrás ese modelo y volver a empezar, de vivir como "María", dedicando un buen rato de los tantísimos que tendremos libres para estar pendientes de cómo nos mira y ama el Señor. Esto no es cualquier cosa, sino en palabras del propio Jesús: ''María ha elegido la mejor parte y ya nadie se la podrá quitar''. No dejemos que el maligno nos susurre otras opciones más apetecibles a nuestras debilidades, pero menos enriquecedoras; no dejemos este verano el Sagrario, la santa misa y la reconciliación, que tanto necesitamos.
Dios no puede quedar fuera de mi plan vacacional como si no tuviera sitio en la maleta. A veces con las vacaciones veraniegas hacemos tal ruptura de la rutina habitual, que hasta nuestra vida de fe parece destinada al trastero con las mochilas del cole hasta septiembre. Y es que en ser fiel no sólo unos meses, ni siquiera todo el año, sino en el serle fieles toda nuestra vida está la clave de nuestro anhelado y eterno futuro: ''el que está vivo y cree en mí, no morirá''.
Continúa respondiendo el salmista al por qué nuestra alma debe descansar sólo en Él, y nos enumera lo siguiente: '' porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré''. Con Él no tengo miedo al mañana desconocido pues vivo esperanzado, ni pierdo el equilibrio por los errores cometidos dado que con Él me siento abrazado a una roca segura que me salva de cualquier riada o tempestad. Con Él no vacilo, no estoy inestable e inseguro de un lado para otro como el que camina sobre un cable enjabonado, sino al contrario, sé que he encontrado mi alcázar, el lugar donde me siento a salvo de los enemigos, donde nada me puede pasar ni "nada me puede faltar".
Es llamativo que sabemos qué es lo que nos viene bien y qué lo que nos hace mal, y aún así preferimos muchas veces quedarnos con lo malo a menudo, antes de esperar a lo mejor. Esto lo vemos en la profecía de Jeremías cuando relata: Así dice el Señor: «Deteneos en los caminos y mirad; preguntad por los senderos antiguos. Preguntad por el buen camino, y no os apartéis de él. Así hallaréis el descanso anhelado. Pero ellos dijeron: “No lo seguiremos”» (Jer 6, 16).
En este verano tan especial que se nos presenta como oportunidad de tiempo alegre para recuperar tanto perdido y encerrado en casa, hospitales y geriátricos que han marcado y aún marcan nuestra pasada vida inmediata, os animo a saborear unas vacaciones vividas en clave de Dios, pues aunque el mundo nos quiera convencer de que la fe resta a nuestra vida, hemos de poner en valor todo que suma y nos ayuda a ser mejores, a darnos a Dios y a los hermanos, a los más próximos y alejados, pues un tiempo de gozo siempre es un gran momento para compartir y descubrir cómo realmente nuestra fe da sentido y respuesta a todo lo mejor que anhelamos, cómo ha construido cultura cruzando fronteras, y cómo ha ofrecido y ofrece a este mundo cansado y agobiado la oportunidad ''para encontrar su descanso''...
Feliz verano, amigos; felices vacaciones y ¡descansar en Dios!
Joaquín, párroco
No hay comentarios:
Publicar un comentario