Juan el Bautista, el profeta que anunció la venida del Mesías en la persona de Jesús, a quien más tarde bautizó
(COPE) Las celebraciones litúrgicas tiene tal grandeza y magnitud que dos fiestas importantes no pueden celebrarse en el mismo día. Hoy sería San José Cafasso pero, al coincidir mañana con la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, se traslada excepcionalmente al día 23 la Natividad de San Juan Bautista, Precursor del Señor. Después de la Virgen, es el único del que también se celebra su nacimiento.
Y es que, aunque fue concebido con pecado, al recibir la Visita de María, salta de gozo dentro de su madre, sintiendo la presencia de Cristo en el seno de María, quedando libre de la culpa de Adán. Por eso es concebido con pecado, pero nace sin él. Juan hijo de Zacarías e Isabel, nace en Aim Karim, pueblecito de la montaña de Judá. Sus padres eran de edad avanzada y no tenían hijos. Pero un día que Zacarías, que era sacerdote, hace la ofrenda en el Ara del Templo, el Ángel le anuncia que su mujer concebirá.
Él no da crédito y se produce una señal: “¡Soy Gabriel! Enviado por Dios a anunciarte esta Buena Noticia. Pero como no has dado crédito, quedarás mudo hasta que se cumpla lo que te he dicho. Cuando a Isabel se le cumplió el tiempo dio a luz un niño y a los ocho días, cuando tocaba circuncidarle según la Ley de Moisés, le iban a poner como a su padre, pero entonces interviene la madre: Se llamará Juan.
El padre lo asevera escribiendo en una tablilla el mismo nombre. Entonces se le soltó la lengua, recuperando el habla y bendiciendo al Omnipotente: Bendito sea el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo. El niño crecía y se robustecía, marchando al desierto hasta que se presentó al pueblo. Como dijo Juan de Cristo que tenía que crecer y él menguar, casualmente desde hoy bajan los días hasta Navidad en que volverán a subir, con el Nacimiento de Cristo.
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