Páginas

martes, 7 de junio de 2022

Conclusiones sinodales. Entre el susto y la profunda satisfacción. Por Jorge González Guadalix

(De profesión cura) Las conclusiones sinodales son de esas cosas que uno se imaginaba de antemano. Pocos participantes, y los que se han ido anotando en el proceso han sido los más “francisquistas", porque Rafaela, Joaquina y gente de semejante vivir, han pasado ampliamente.

La gente más progre en nuestra santa madre Iglesia no tiene más que unos pocos argumentos tan manidos como viejos y repetidos. A saber: sacerdocio femenino, celibato opcional, abolición de la moral sexual y poquito más.

Hemos conocido las conclusiones de las asambleas sinodales, por ejemplo, en Valladolid y Barcelona. ¿Qué piden? Pues eso: sacerdocio femenino, celibato opcional y acogida a los gays cualquiera sea su situación personal, bien soltería, bien vida en pareja. ¿Acaso pensábamos otra cosa? Y si ha habido otras cosas, que las ha habido, basta con ignorarlas como poco significativas.

Digo susto. O quizá tampoco. Rafaela y los suyos ya contaban con cosas así. Pero bueno, visto lo que piden nuestros hermanos alemanes -aunque ya no acaba de comprender uno si somos hermanos, primos, cuñados o sobrinos por parte de madre- y visto lo que algunos plantean en las diócesis, la verdad es que la cosa es preocupante. Si a esto unimos lo que hoy mismo leemos en Infocatólica que ha dicho el P. Julio Martínez S.J., que Amoris laetitia permite desatar los nudos de Humanae Vitae y Veritatis Splendor, la cosa resulta muy preocupante para una buena parte de la Iglesia. Me uno a esa preocupación.

Lo que se está pidiendo no son más que cuestiones viejas, algunas sin recorrido, porque el tema del sacerdocio femenino lo dejó cerrado de forma definitiva Juan Pablo II, y otras sin futuro, ya que las comunidades protestantes que tienen admitido el sacerdocio femenino, el celibato opcional y la relativicación de la moral sexual, lejos de despegar, se hunden en el abismo, con lo cual uno no sabe si somos unos ilusos o vamos a o que vamos: hundir el chiringuito.

¿Y lo de la profunda satisfacción? Es opinión cada vez más extendida que el Sínodo no tiene otro objetivo que “legitimar” por vía de un torticero “sensus fidei” lo que ya se tiene decidido de antemano. No es fácil abolir el celibato, admitir mujeres a órdenes sagradas o cargarte la doctrina de la Iglesia sobre moral sexual, a no ser que sea el mismo Dios el que lo exija vía sensus fidei.

Profunda satisfacción.

- La gente está diciendo lo que queríamos que dijera. Alabado sea Dios.

- Oiga, que hay gente muy critica con este proceso sinodal y los hay que participan pidiendo claridad, liturgia según las rúbricas, fidelidad al magisterio y no acomodarnos al mundo.

- Bah. Cuatro carcas infocatólicos y similares. Ni caso. Habla el puebo de Dios. Si alguna duda nos quedaba, todo es ahora evidente.

1 comentario:

  1. Bueno... también conclusiones positivas nos deja el Sínodo... algunos hemos aprovechado para hacer autocrítica y analizar de qué forma podemos hacer más (sobre todo, mejor) por anunciar a Jesucristo y su Evangelio; otros, por mucho que nos pongamos, no escuchamos lo que tiene que decirnos el Espíritu... o más bien no oímos ni a lo lejos. Y en la mayoría de casos, si al menos sirve para que pensemos en Sínodo... igual se nos acaba pegando algo.

    ResponderEliminar